Para aquellos que como yo fueron a la EGB, al hablar de
Zagreb seguramente os venga a la cabeza su equipo de baloncesto, la Cibona de
Zagreb, que a finales de los 80 marcó el ritmo al que se jugaba al baloncesto
en el viejo continente, liderado por un fenomenal Drazen Petrovic, y sus épicos
duelos con el Real Madrid. Más allá de esto, para la mayoría de la gente Zagreb
no es más que la capital de Croacia y un lugar de paso – a veces obligado – en
su viaje hacia las cristalinas aguas de las playas bañadas por el adriático en
la costa oeste del país, destino turístico por excelencia del país, con
Dubrovnic, Split y Zadar a la cabeza. Yo era de los primeros, y una vez más, el
viajar me ha permitido conocer la otra cara, la menos conocida y la más amable
de un pueblo, el croata, y una ciudad, Zagreb, que aúna tradición, modernidad,
cultura y ocio como pocas en Europa. Conocida como la “pequeña Viena”, con
quien siempre ha mantenido vínculos muy estrechos, y partiendo de la base de
que todas las comparaciones son odiosas (al menos para el que escribe), he de
decir que Zagreb sí guarda cierta similitud con la capital austriaca, desde la
modestia y guardando las distancias. Planteé mi viaje como un viaje de relax,
para dejarme perder por sus calles y descubrir la ciudad, o lo que más pudiera
de ella, durante los cinco días de mi escapada.
La llegada
El aeropuerto internacional de Zagreb se sitúa a unos 15Km
al este de la capital. Se puede acceder al centro mediante taxi o en autobús,
que sale cada media hora del aeropuerto en dirección a la estación central de
autobuses de Zagreb. El trayecto (30Kn) dura algo menos de media hora. El
aeropuerto no está a la altura de la ciudad a la que representa. En mi opinión en
uno de los peores aeropuertos europeos en los que he estado, al mismo nivel que
aeropuertos africanos como el de Dakar, con un solo nivel tanto para salidas
como para llegadas y con la gente apelotonada a la espera de que una jardinera
(los autobuses que trasladan a los pasajeros) los traslade al avión ya que no
hay accesos mediante fingers o pasarelas. Me pareció un caos, que por fortuna
creo que están en vías de solucionar ya que al despegar de regreso a Colonia vi
unas obras en el recinto aeroportuario que bien podrían ser para la nueva
terminal de pasajeros…¡eso espero por el bien de Croacia!
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El aeropuerto de Zagreb, con mucho por mejorar |
La estación de autobuses está a unos dos kilómetros de la estación
de ferrocarril y del centro histórico y cultural de Zagreb, cuyo epicentro lo constituye la
plaza de ban Josip Jelacic. Es
un edificio horrible y mal conservado (en realidad toda la zona que rodea dicha
estación ofrece un aspecto poco atractivo), pero alberga una oficina de turismo
y mi consejo es que la visites (ésta u otra de las varias que hay en Zagreb), ya que puedes conseguir un buen mapa de la
ciudad y una guía, llamada “paso a paso”, que identifica los diferentes
atractivos arquitectónicos y culturales de la ciudad a modo de ruta. La guía es
gratuita, está disponible en Español y al margen de algunos errores de edición (algunas
páginas están sólo en francés) es una de las mejores guías turísticas que he
encontrado de Zagreb, a pesar de no cubrir aspectos tan importantes como la restauración o el alojamiento, pero aún así es ¡altamente recomendable hacerse con ella! Varias líneas de
tranvía pasan por allí, pero para llegar al centro hay que coger la línea 6. El
trayecto (10Kn, puedes comprar el billete al conductor directamente) te llevara
unos diez – quince minutos al centro. Los tranvías están en muy buen estado (son
nuevos), aunque la regularidad del servicio no está asegurada…de todas formas,
Zagreb es una ciudad muy manejable para recorrerla andando (todas las zonas de
interés se centran en un espacio de unos 2x2Km2) pero el consorcio
de transportes ofrece bonos de 24, 48 o 72h con acceso ilimitado al transporte
(que es de lo más caro de la ciudad sin lugar a dudas) y algunos descuentos en
museos. Yo sólo usé el tranvía el día de llegada y el de partida para ir a la estación
de autobuses.
La ciudad
Para el habitante de Zagreb, la ciudad está dividida en dos
por el río Sava, con la ciudad nueva al sur y la antigua al norte. La ciudad
nueva no ofrece ningún atractivo para el viajero; yo me perdí por allí una
mañana y no hay nada reseñable: avenidas anchas, torres de edificios, centros
comerciales…lo que ofrece toda ciudad.
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Panorámica del rio Sava |
La zona del río me llamó la atención
porque no suele ser normal que una ciudad crezca de espaldas a un gran río,
pero en Zagreb es así. Los núcleos urbanos se sitúan a 1-2Km del cauce del río,
y las riberas no se han acondicionado para usos deportivos o recreativos (a excepción
de la zona de Jarún, al suroeste de la ciudad, que ofrece una serie de islas
entre lagos y canales para uso y disfrute de los habitantes de Zagreb). La explicación
parece estar en las continuas inundaciones que sufría la ciudad por las
crecidas del río, ya que la zona es muy plana; por ello se decidió dar más
espacio al río.
Para el viajero, todos los puntos de interés se centran por
tanto al norte del río, en la zona antigua, que se divide a su vez en la ciudad
alta y la ciudad baja. El contraste entre ambas “ciudades” es patente; a mí me
gustó mucho más la ciudad alta, con calles estrechas, adoquinadas y empinadas,
llenas de gente, de mercados y de lugares interesantes por descubrir. La ciudad
baja también ofrece atractivos, pero fuera de los puntos identificados como “turísticos”,
el estado de conservación de los edificios y calles es bastante deficiente, por
lo que perderse por esta zona resulta menos atractivo para el viajero. Pese a
todo, he de decir que en general Zagreb me ha parecido una ciudad muy limpia
(en cuanto a basura tirada por las calles – papeles, botellas, colillas…), ¡algo
de agradecer!
La ciudad alta
Utilizando la guía sólo como información de referencia,
inicio mi recorrido en la ya mencionada plaza de ban Josip Jelacic, la plaza
del caballo, un hervidero de gente que va y viene en todas direcciones; merece
la pena pararse un rato a contemplar la vida de la plaza.
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Vista general de la plaza de ban Josip Jelacic |
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La fuente de Mandusevac |
La fuente de
Mandusevac, cuyas aguas brotaban de un manantial que suministró agua a Zagreb
hasta finales del SXIX, en el extremo este de la plaza, sirve para dar acceso a
la catedral de Zagreb, auténtica joya de la ciudad.
Las dos torres, de 105m de
altura, constituyen el edificio de mayor altura de la ciudad y son visibles
desde prácticamente cualquier sitio de la ciudad. Una de las curiosidades es
que la reconstrucción de la catedral en estilo neogótico fue realizada por
Herman Bollé, un arquitecto y urbanista nacido en Colonia; al parecer se
inspiró en la catedral de Colonia para realizar la reconstrucción de la de
Zagreb…que cada uno juzgue a la vista de las imágenes.
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La Catedral de Zagreb |
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La Catedral de Colonia |
Otra de las peculiaridades de la catedral es que está
rodeada de murallas renacentistas, que originalmente contaban con seis torres y
se construyeron para proteger a la población durante la invasión turca. La
torre central, situada en el frontal de la catedral, se derribó durante la reconstrucción
de finales del SXIX y se sustituyó por una fuente para dar mayor visibilidad al
conjunto. Otro buen punto para observar el ir y venir de viajeros que se
confunden con las numerosas monjas que frecuentan el lugar.
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Interior de la catedral de Zagreb |
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La Catedral de Zagreb vista desde las murallas |
De la catedral parten:
La calle Kaptol, hacia el norte, donde el
viajero se encontrará con la iglesia de S. Francisco a unos pocos metros, donde
según la leyenda, vivió S. Francisco de Asís.
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Calle Kaptol, con la torre de la Iglesia de S. Francisco al fondo |
Un par de kilómetros más al norte
se encuentra el cementerio de la ciudad, Mirogoj, al pie de la montaña
Medvednica (para los que no quieran pasear, hay un par de líneas de autobuses
que te llevan allí directamente). En el cementerio se entierran los difuntos de
las tres grandes religiones: católicos, judíos y musulmanes. Todo un ejemplo de
convivencia. Herman Bollé es el responsable de los muros neorrenacentistas del
Mirogoj, haciendo de este uno de los cementerios más hermosos de Europa (aunque
para mí el de Montmatre en Paris sigue siendo el más espectacular). Para los
que estén interesados, aquí se encuentra la tumba del gran Drazen Petrovic.
Tratad de buscarla (una pista…parcela 127)
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Entrada principal al cementerio de Mirogoj |
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Tumba del genial Drazen Petrovic |
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Pabellones laterales en Mirogoj |
- Hacia el este se accede a la calle Vlaska,
que mantiene sus casas de una planta tradicionales. Un paseo por esta pequeña calle
es un placer para los sentidos, ¡un lugar para relajarse!
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Vista general de la calle Vlaska |
Hacia el oeste, una pequeña calle da
acceso al mercado de Dolac, donde se venden productos frescos a diario, gobernado
por la iglesia de Sta. María. La actividad durante la mañana contrasta con la
tranquilidad que reina en la plaza por las tardes.
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El mercado de Dolac, con la torre de la iglesia de Sta. Maria al fondo |
Al norte de la plaza de Dolac se encuentra la calle
Opatovina, llena de tiendas (¡sólo por la mañana!), que desemboca en la iglesia
de S. Francisco y en un pequeño parque; al este de Dolac está la calle
Tkalciceva, una visita obligada en Zagreb. La historia de esta calle es
ciertamente curiosa, ya que anteriormente fue un arroyo que dividía las
poblaciones de Kaptol y Gradec. Debido a la contaminación originada por las
numerosas manufacturas establecidas en la zona, el arroyo se cubrió a finales
del S XIX, siendo desde entonces una calle repleta de tiendas, restaurantes y
cafés. La actividad es incesante al caer la tarde, cuando la calle se convierte
en el lugar para ver (si te sientas a tomar una cerveza local o a cenar algo) y
para ser visto (si simplemente decides pasear por la calle, te sentirás
observado por los ocupantes de las terrazas).
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Calle Tkalciceva, a mediodía. Por la noche ofrece otro aspecto! |
La calle Radiceva, que corre paralela a Tkalciceva, es otra
de esas calles empinadas, empedradas y con encanto de la ciudad alta, que
merece la pena ser visitada sin prisa. Varios pasos conectan ambas calles, el más
interesante de los cuales lo constituye la pequeña calle Krvavimost (el puente
sangriento), y es que cuando la calle Tkalciceva era un arroyo, esta calle
estaba ocupada por un puente que fue testigo de numerosas disputas entre las
poblaciones vecinas de Kaptol y Gradec por motivos económicos.
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Calle Radiceva |
En la calle Radiceva el viajero puede
encontrar restaurantes, tiendas de corbatas y el acceso hacia la puerta de
piedra (a la altura de la escultura de San Jorge en el momento que ya ha matado
al dragón). La puerta de piedra es un estrecho pasadizo en el cual hay un
santuario a la Madre de Dios, lugar de peregrinaje donde la Madre de Dios
recibe los agradecimientos de los fieles; al parecer, esta imagen fue la única que
sobrevivió, de forma milagrosa según cuentan, a un incendio ocurrido en el
SXVIII.
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Estatua de S. Jorge, con la puerta de piedra
al fondo a la izquierda |
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La puerta de piedra a su salida por la calle Kamenita |
Atravesando la puerta de piedra llegaremos a la calle Kamenita, donde
se encuentra la farmacia más antigua de Zagreb, operada ininterrumpidamente
desde que fuera abierta en 1355, ¡toda una curiosidad! Merece la pena caminar
por el entramado de calles de esta zona, ya que cada una ofrece una visión distinta
al pasajero. Otra curiosidad: en la zona alta, parte del alumbrado público aún
es de gas, y dos operarios se encargan de encender cada uno de los 200 faroles
al atardecer, ¡fascinante!
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Farola de gas en la ciudad alta, junto a un letrero
identificativo de la calle original |
Caminando por la zona al final acabarás llegando a la plaza
de San Marcos, una de las más bellas de Zagreb, donde se encuentra la iglesia
del mismo nombre, con su colorido tejado, flanqueado por el edificio del
Parlamento y la sede del gobierno croata
(Banski dvori), donde vivió y murió el famoso ban Josip Jelacic.
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La Iglesia de S. Marcos |
La calle
situada al frente de la iglesia de San Marcos alberga el edificio del antiguo
ayuntamiento y desemboca en la plaza de Catarina, donde hay varias visitas de interés:
por un lado, la iglesia de Sta. Catarina, jesuita del S XVII. En la parte de
atrás de la iglesia hay un mirador que ofrece unas vistas espectaculares de los
tejados de Kaptol, la catedral y la Iglesia de Sta. María, en el mercado Dolac.
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Vista de Zagreb desde la plaza trasera de la iglesia de Sta. Catarina,
con la catedral, la iglesia de S. Francisco y la torre de Sta. Maria en Dolac |
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Detalle de la plaza de Sta. Catarina |
Justo al lado de la plaza de Catarina se encuentra el paseo de J.J.
Strossmayer, un relajante paseo de castaños que ofrece unas magníficas vistas
de la ciudad, y que permite acceder a varios sitios de interés:
Por un lado, el funicular, el más corto del
mundo con sólo 66m, que une la ciudad alta y la baja (4Kn), inaugurado en 1890
y que constituye el más antiguo medio de transporte de Zagreb.
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El funicular, con la torre Lotrscak vigilante |
La torre Lotrscak, la única conservada de la
fortaleza del SXIII. Se puede acceder al mirador de la parte superior (20Kn) que
ofrece unas bonitas vistas de la ciudad alta. En la subida al mirador, el
viajero observará un cañón que sobresale de uno de los ventanales. Este cañón
se dispara todos los días a medio día, así que no te asustes si escuchas un
estruendo paseando por la zona a esa hora.
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La torre Lotrscak desde el paseo de Strossmayer |
El museo de las relaciones rotas, de moda y un
gran éxito en Zagreb, lleno de cartas prometiendo amor eterno que terminaron en papel
mojado (de esto podría escribir y escribir y escribir…) y todo tipo de
curiosidades al respecto. Llamó mi atención porque nunca vi un museo parecido
en ninguno de los sitios que he visitado, a pesar de que la idea me parece un
tanto frívola, al menos tal y como se trata en dicho museo.
Bajando (bien por el funicular o bien por las escaleras que
discurren paralelas al mismo) llegaremos a la calle Ilica, la calle comercial más
conocida de Zagreb y que con sus 6Km fue durante mucho tiempo la más larga de
la ciudad. Merece la pena disfrutar del ambiente y del trasiego de gente y tranvías,
descubriendo las numerosas galerías que se esconden tras la simple apariencia
de una entrada a un portal (a modo de ejemplo, recomiendo visitar la galería Oktogon
– acceso por Ilica 3 – y una pequeña e interesante galería que da acceso a la
torre Lotrscak a la altura e Ilica 14).
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Calle Ilica, la mas concurrida de Zagreb |
La calle Ilica, como si de un bucle se
tratara, nos lleva de vuelta a la plaza de ban Josip Jelacic, desde donde
podemos empezar el recorrido por la ciudad baja.
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De regreso a la plaza de ban Josip Jelacic |
Antes de comenzar dicho
recorrido, merece la pena ir un poco más hacia el este por la calle Ilica (que
pasa a denominarse calle Jurisiceva), para observar el edificio de la bolsa
(actualmente el banco nacional de Croacia) y el edificio de la HDLU, la asociación
Croata de Pintores, con su característica planta circular.
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Edificio del Banco Nacional de Croacia |
La ciudad baja
La ciudad baja es la que mayor similitud guarda con Viena:
sus cuadricula de calles, repletas de parques y edificios neoclásicos (algunos
en mejor estado de conservación que otros), suponen un agradable paseo para el
visitante, más alejado del movimiento y la actividad característica de la
ciudad alta, la ciudad baja supone un soplo de aire puro, un lugar en el que
descansar bajo la sombra de los árboles de uno de los 8 parques que componen la
llamada Herradura de Lenuci, a imagen del Ring de Viena.
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Una calle de la ciudad baja, en la Herradura de Lenuci |
El primero de los parques es la Plaza de Nikola Subic
Zrinski, que contiene varias peculiaridades:
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El pilar meteorológico |
La primera fuente de Zagreb, conocida
popularmente como la seta, colocada en 1878 después de la inauguración de las
tuberías de la ciudad, obra de…Herman Bollé (¡qué sorpresa!)
La siguiente plaza es la plaza del Rey Tomislav, presidida
por una enorme estatua de dicho Rey, el primero croata, y que sirve de acceso a
la estación de trenes. Los viajeros que accedan a Zagreb por medio del tren
tendrán, nada más llegar, una de las vistas más impresionantes de la ciudad al
salir de la estación, con la plaza del rey Tomislav, el pabellón de arte, las
torres de la catedral y la imponente montaña Medvednica que protege la ciudad
al norte (siempre que el tiempo lo permita y no esté oculta por las nubes)
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El pabellón de arte |
Siguiendo hacia el oeste, el hotel Esplanade sirvió de
alojamiento a los adinerados viajeros del famoso Orient Express, que paraba en
Zagreb en su trayecto de Estambul a Paris. A continuación el jardín botánico,
en la calle Mihanoviceva, otro remanso de paz y tranquilidad en que perderse
por unos minutos (u horas). Al final del jardín botánico, la herradura verde
gira al norte en la plaza de Marulic, gobernada por el edificio del Archivo
Estatal Croata.
Continuando hacia el norte, la última de las plazas de la
herradura verde, la Plaza del Mariscal Tito, donde se encuentra el Teatro
Nacional de Croacia, la fuente de la vida, el edificio de la Universidad de
Zagreb, el Museo de Arte y Artesanía y la estatua de San Jorge. Sin duda, una
de las plazas más bellas de Zagreb flanqueada por edificios cuya belleza y
presencia en sí mismos bastarían para justificar una visita a ésta zona.
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Estatua de S. Jorge |
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El Museo de Arte y Artesania, actualmente cerrado |
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El Teatro Nacional de Croacia |
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Otra vista del Teatro Nacional de Croacia, con el Museo de Arte y Artesania al fondo |
No muy
lejos de aquí, después de atravesar el museo Mimara en la plaza de Roosevelt, se
encuentra el Museo Drazen Petrovic, junto al estadio de la Cibona de Zagreb, equipo
venido a menos en las última décadas, y es que pese a lo que pueda parecer, el
baloncesto no es el deporte rey en Croacia; tampoco lo es el fútbol…el hockey
hielo se lleva todo el tiempo del espacio de deportes de los noticiarios
locales, ya que es el deporte rey nacional.
De regreso hacia nuestro punto de partida, merece la pena
hacerlo por la calle Masarykova, donde se encuentran distintos edificios
interesantes de visitar o de observar, y de entre ellos destaca el primer
rascacielos de Zagreb, un edificio de cemento sin ningún atractivo, de 35m de
altura y 9 plantas, construido en 1933 en un tiempo record. El apelativo de “rascacielos”
fue otorgado popularmente, ya que el arquitecto responsable del proyecto
consideraba que el edificio no tenía la altura suficiente como para ser
considerado un rascacielos; no le faltaba razón al hombre… ¡pero el pueblo es
sabio y decide!
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Casa Kallina, en la calle Masarykova |
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Vista de la calle Masarykova, con el primer
rascacielos de Zagreb al fondo |
Finalmente, al sur de la plaza de ban Josip Jelacic se
encuentra la plaza de Petar Preradovic, una vistosa plaza con animadas terrazas
que rodean a la iglesia ortodoxa de la Santa Conversión. Muy cerca se encuentra
el pasaje de Miskec, que en mi opinión en simplemente encantador.
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Pasaje de Miskec |
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Plaza de Petar Preradovic |
Otro
rascacielos, en este caso el de Napredak, que data de 1936 y tiene 7 plantas, y
la escultura de una esfera dorada que representa al sol, completan las zonas
aledañas a la plaza de Petar Preradovic. Ésta escultura inició la creación de
un sistema solar en Zagreb, ya que en teoría hay otras esferas que representan
a los planetas del sistema solar distribuidos por la ciudad, guardando las
mismas proporciones astronómicas. Para ser sincero, he andado mucho por
Zagreb en estos cinco días, y no he dado con ninguna otra esfera similar…
Otras curiosidades:
- El tranvía de Zagreb es uno de los símbolos de
la ciudad. Desde 1920 los tranvías han sido siempre azules, color oficial de
Zagreb.
Croacia es el país de las corbatas; durante la
guerra de los 30 años en el SXVII, los soldados croatas al servicio del rey de
Francia portaban pañuelos al cuello, detalle de moda que llamó la atención de
los franceses que hicieron este complemento suyo, impulsado principalmente por
el rey Sol, Luis XIV.
El bolígrafo fue inventado en Zagreb,
sustituyendo la pluma y el tinte a principios del SXX, por el inventor
Slavoljub Penkala, quien construyó también el primer avión croata que hizo su
primer vuelo en 1910.
Nicola Tesla, gracias al cual hoy podemos usar internet, la radio y los mandos a distancia, era Croata. En la confluencia de las calles Masarykova y Teslina hay una estatua en memoria de este genial científico, muchos de cuyos secretos no se han descubierto aún.
Zagreb tiene, emulando a Berlín, su particular East
Side Gallery (en éste caso yo la llamaría Sud Side Gallery), en un pequeño
tramo de la calle Branimira, entre las estaciones de autobús y de tren.
Después de haber leído todo lo anterior… ¿de verdad sigues
pensando que Zagreb es sólo un lugar de paso?
Lo que más me ha gustado:
Descubrir la calle Ilica y su incesante
actividad.
La calle Tkalciceva, una visita obligada en la
ciudad, no te cansarás de recorrerla.
La catedral ycon su innovador concepto de murallas protectoras y las zonas adyacentes: Vlaska,
Dolac, Kaptol…
Perderse por las calles estrechas y empedradas
de la ciudad alta.
La guía de turismo editada por la oficina de
turismo de Zagreb.
Los precios de restauración, que son muy económicos.
Puedes comer y cenar (bebida incluida) por menos de 10€ en la mayoría de los
sitios; en los lugares más exclusivos, no te costará más de 20€.
Lo que menos me ha gustado:
El aeropuerto: Zagreb no se merece un aeropuerto
de tan poca calidad.
La ciudad nueva, que no tiene ningún tipo de
interés para el viajero. Las vías del tren marcan una verdadera frontera; al sur de éstas , poco que visitar.
En la ciudad baja, el estado de muchos de los
edificios deja mucho que desear, por lo que si te alejas del recorrido marcado
por la herradura de Lenuci, te llevarás pocas sorpresas agradables.
El museo de las relaciones rotas.
La zona entre la estación de autobuses y la de
ferrocarril.
La caprichosa meteorología durante mi visita,
con fuertes chaparrones… ¡pero contra ésto poco se puede hacer!
Al final, regreso a Colonia, a la espera del próximo viaje de vacaciones, en Septiembre.