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domingo, 31 de agosto de 2014

1ª Cata de cervezas Ciudad de Colonia

    Corría el mes de abril, cuando a una entrada en éste blog sobre las colecciones y la cerveza mi buen amigo Javi me lanzó el reto de organizar una cata de cervezas. El reto fue aceptado inmediatamente, si bien por distintos motivos el evento no ha podido ser organizado hasta ahora. Las elegidas para la ocasión fueron las siguientes variedades de éste dorado y espumoso brebaje:
 
 
       La velada comenzó no obstante con la cata de un vino de la tierra, un Dornfelder. A continuación la Tripel Karmeliet entró en escena, teniendo el honor de abrir esta primera edición de catas de cerveza: se trata de una cerveza belga rubia, robusta y de sabor afrutado, que emplea tres tipos de granos (trigo, avena y cebada) y que se elabora según la tradición Carmelita, dando lugar a una cerveza con un contenido en alcohol de 8,4% VOL, cuya fermentación se produce en la botella y que fue muy bien aceptada por los comensales. La segunda variedad, una de mis favoritas, le fruit défendu, una cerveza belga con un ligero tono rojizo (sin llegar a ser tostada), aromática, dulce y robusta, con un sabor equilibrado y un contenido en alcohol del 8.5% VOL. La encargada de cerrar la velada fue la Waterloo Double 8, una cerveza de doble fermentación y de oscuro color tostado, producida en una de las abadías mas antiguas de Bélgica, la Brasserie du Marché, en Waterloo, región a la que debe su nombre. Siguiendo la tradición iniciada en el SXVI, la Waterloo se elabora a base de malta de cebada. El resultado es una cerveza enérgica, de sabor fuerte y profundo, el perfecto punto final a la sesión de cata.
      Como acompañamiento culinario, nada mejor que algo de embutido (mitad español - mitad alemán...¡no todo podía ser perfecto!) y una exquisita tortilla de patata elaborada por Javi, reconocido chef en la materia. Una buena compañía y una mejor conversación hicieron el resto.

Un capricho con historia (y III)


       Tras el obligado descanso vacacional (que no veraniego, a juzgar por el clima del mes de agosto por estas latitudes...), finalmente puedo dar por terminado el trabajo de acondicionamiento del trolley-bar. Exteriormente no hay muchos cambios con respecto a las últimas imágenes colgadas hace un par de meses, tan sólo he colocado unas imágenes que recrean unos sellos de pasaporte, por aquello de darle un toque personal a éste viajero incansable, que a buen seguro ha surcado los cielos de medio mundo y que ahora se encuentra reposando en el comedor de mi casa, seguramente añorando aquellos tiempos pasados. Las mayores novedades vienen del interior, donde las baldas de cristal y las rejillas porta-botellas permiten dar definitivamente una nueva vida a éste trolley, para que pueda cumplir así su nuevo cometido para el cual fue adquirido. La "inauguración oficial" y la presentación oficial se produjo anoche, con motivo de la primera edición de la cata de cervezas Ciudad de Colonia. ¡Salud para todos!

 


viernes, 22 de agosto de 2014

Carrera de las empresas 2014 en Colonia - Business Run

      Una vez al año se organiza en Colonia un evento, la business run, que empezó siendo una carrera lúdica, organizada con el objetivo de reunir a empleados y corredores de las distintas empresas o compañías establecidas en Colonia y alrededores, para correr juntos y disfrutar de un actividad después del trabajo al aire libre. Las reglas, como  las de toda carrera, son simples: equipos de tres personas (del mismo sexo o mixtos), compiten por ser los más rápidos en la línea de meta. La distancia suele oscilar entre los 5,2Km y los 5,6Km (y digo que oscila porque cada año la salida o la meta de la carrera se ven afectada unos centenares de metros), si bien la mayor parte del recorrido siempre discurre por un parque situado en los alrededores del estadio de fútbol del 1.FC Koln (de nuevo compitiendo con los mejores en la bundesliga, después de un paso por el equivalente a la segunda división alemana). 

Llegada al estadio, ¡objetivo cumplido entre la multitud!
Salida multitudinaria de la carrera este año...¡difícil correr así!
      Más allá del tema deportivo, en el cual cada individuo se prepara (o no) como quiere o puede (teniendo también en cuenta que la cantidad de gente que compite y la estrechez del camino que discurre por el bosque hace en muchas ocasiones imposible adelantar a los corredores – o “andadores” – más lentos, así que si no consigues colarte en una buena posición en el slot de salida…mejor dedicarse a pasarlo bien, porque no vas a poder marcar un buen tiempo), lo que más me ha llamado la atención en la reciente edición es que, después de haber participado en cuatro ediciones, realmente he comprendido el significado de la prueba: business run. No es realmente una carrera de empresas; es una carrera, organizada para empresas, en la que sólo una de ellas, la que lo organiza, hace realmente “business”.

        Y es que el grado de organización de éste año no deja lugar a otra interpretación: una inscripción excesivamente costosa para el tipo de carrera de que se trata (28€ por persona) y por la que no recibes nada, salvo un dorsal, un chip para controlar tu tiempo y una entrada al “after run” party (lo más destacado de ésta edición, no precisamente por la fiesta organizada, ¡sino por la compañía con la que la viví y disfruté!). 

¡Llegada, también multitudinaria, a meta!
      Éste año más de 17000 corredores nos dimos cita en un otoñal día en pleno mes de agosto, en el que las bajas temperaturas y la lluvia no faltaron a la fiesta. Por fortuna, el buen humor, el buen ambiente y el compañerismo no faltaron a la cita, y nada, ni tan siquiera la mediocre organización del evento (con paupérrimas instalaciones y una organización sólo digna de alguien que organiza un evento de éstas características por primera vez), pudo evitar que la mayoría de los participantes pasásemos un buen rato en compañía en compañeros y amigos.

     Para los curiosos, este año el recorrido era de 5.6Km, el tiempo del equipo ganador ha sido de unos 53 minutos (el tiempo de mi equipo aún no lo sé...otra muestra más de la mala organización de éste año, ya que los datos se solían hacer públicos a las pocas horas de la carrera, ¡menos éste año!), pero mi tiempo fue de 23:50 (en conjunto, en el equipo rondaremos los 85-90 minutos); para nada fue un buen crono (mi objetivo personal rondaba los 20 minutos), pero teniendo en cuenta que salimos en el bloque 4 y que en los 3 últimos kilómetros del recorrido la carrera parecía más una de obstáculos que de medio fondo, ¡me doy por satisfecho!

     Uno de los equipos de mis compañeros consiguieron subir al podium en categoría mixta...¡enhorabuena para todos ellos! ¿volveremos el año que viene?...¡ya veremos!
Con el trofeo ganado por mis compañeros en
categoría mixta

Escapadas desde Colonia: el Rhin central hasta Koblenz

       Para muchos visitantes, un viaje a Colonia, al suroeste de Alemania, se reduce a una visita fugaz de un par de días (como mucho), lo suficiente para visitar la magnífica catedral, la ciudad antigua y relajarse paseando por la ribera el Rhin, al borde de la ciudad antigua, para degustar un sabroso codillo en una de las innumerables terrazas de la zona. Sin entrar en detalle en los otros muchos atractivos que ofrece la ciudad para los visitantes con algo más de tiempo y curiosidad, en esta ocasión me voy a centrar en la visita que me llevó el pasado fin de semana a visitar un tramo del Rhin central, concretamente el que va desde Colonia a Koblenz, unos 80Km al sur. Bien es cierto que Colonia se encuentra un poco “aislada” de los destinos turísticos por excelencia del Norte y Este del país (Berlín, Múnich, la selva negra o incluso Hamburgo están a varias horas en coche), pero no es menos cierto que la situación de Colonia, prácticamente al borde de la frontera Holandesa y Belga (de la que la separan apenas 80Km),  los innumerables parques naturales que hay en la región de Renania del Norte (entre los que destaca el de Eiffel), los pueblos pintorescos (con Monschau posiblemenete a la cabeza por su belleza y el entorno en el que se encuentra) y los numerosos balnearios que han crecido alimentados por las aguas de los ríos Ahr y Mosel, en los valles que llevan sus nombres, hacen que el viajero pueda conocer ésta región Alemana al margen del bullicio y algarabía propia de Colonia, ofreciendo una visión más completa de lo que este Lander representa.
Panorámica del valle del Rhin
       El tramo del Rhin central abarca desde Colonia hasta Mainz, a unos 160Km al sur. El trayecto más atractivo es sin duda la segunda mitad del mismo, el comprendido entre Koblenz y Mainz, y es que la carretera al borde del Rhin se encuentra sembrada de numerosas fortalezas, castillos y tranquilos pueblos donde parece que el tiempo se haya detenido muchos siglos atrás. El viaje se puede hacer fácilmente en un fin de semana largo, ya que hay muchos lugares que visitar, como Bacharach, St Goar, Boppard, Loreley, Bingen y la misma Mainz entre otros muchos. En ésta ocasión sin embargo me voy a centrar en el primer tramo del recorrido por el Rhin central, el que lleva hasta Koblenz, lugar de confluencia de los ríos Mosel y Rhin.
Deutsches Eck, en Koblenz
      El recorrido, tanto el parcial como el completo, se puede hacer empleando varios medios de transporte. Hay cruceros que hacen el recorrido completo, partiendo desde Basel en Suiza; una opción romántica, pero extremadamente cara. Serpenteantes carreteras discurren paralelas al curso del agua, por lo que un recorrido en coche o moto (o mejor aún en bicicleta), te permitirá parar en todos aquellos lugares que llamen tu atención, que sin duda serán muchos. Yo he realizado esta excursión en varias ocasiones y cada vez voy parando en sitios distintos, y siempre, al menos hasta la fecha, he descubierto algo nuevo e interesante. Te invito pues a que descubras ésta bonita región por ti mismo, al margen de guías, simplemente dejándote llevar por el curso del río y la brisa que lo acompaña, no te arrepentirás.

      Sin pararnos mucho en Bonn (visita más que recomendada si viajas a Colonia, ya que se encuentra a sólo media hora en tren y ofrece muchos lugares interesantes para visitar, más aún para los amantes de la música y del gran Maestro Beethoven), nuestra excursión nos lleva por la orilla derecha del rio (en dirección contraria a la desembocadura de las aguas), visitando lugares tan interesantes como:

Bonn, plaza central del Ayuntamiento
  •  Königswinter: pequeña población bañada por el Rhin, a unos 40Km al sur de Colonia, situada al pie de la cadena de las siete montañas y donde destacan su antigua fortaleza de Drachenfleds, que ofrece una vistas espectaculares del valle del Rhin y a la que se puede acceder mediante un tren de cremallera o andando, para los más “aventureros”. La calle central ofrece una animada vida por la tarde, así como el paseo ribereño, sembrado de terrazas donde tomarse un respiro y ver la vida pasar, como agua que se lleva el rio.

Fortaleza de Drachenfelds
  • Linz, pintoresco pueblo situado a 55Km al sur de Colonia, característica ciudad del vino, con hermosas casas de paredes entramadas y vestigios de los antiguos muros que protegían la ciudad. En los alrededores, los castillos de Ochenfels y Dattenberg vigilan, impasibles, el cambio de ésta ciudad del SXXI, anclada en el SXVII.













 
  • Bendorf, con su castillo de los Principes de Sayn-Wittgenstein vigilante desde lo alto de la montaña.
  • Ehrenbreiststein, suburbio de Koblenz en el margen derecho del rio, vigilando la desembocadura del rio Mosela en el Rhin, y donde destaca la fortaleza Feste Ehrenbreitstein, a la que se puede acceder en teleférico desde Koblenz o en coche, si aún no se ha pasado al otro lado del Rhin.
  • Ya en la orilla izquierda, Koblenz marca la parada más larga del recorrido, un buen lugar para pasear y tomar un buen almuerzo alemán. Lo más impactante de la ciudad es el monumento Deutsches Eck, situado en el lugar de confluencia de los ríos Mosel y Rhin, y donde destaca la estatua ecuestre del emperador Guillermo I. La ciudad antigua guarda vestigios de su pasado medieval, con un buen número de iglesias góticas en muy buen estado de conservación, que bien merecen una visita. Lo mejor: dejarse perder por el entramado de las calles de la ciudad antigua y descubrir todos los rincones que la ciudad ofrece. En el muelle del Rhin se pueden tomar cruceros que por unos 8€ te llevarán por el Rhin y el Mosel, ofreciendo una perspectiva distinta del valle y de la ciudad en un viaje de una hora y media de duración y que recomiendo hacer, ¡si tienes tiempo para ello!

Vista de Koblenz desde el puente del río Mosela
Deutscher Eck, desde un barco en el Mosela

Koblenz, casco histórico 

Koblenz
 
      Emprendiendo el regreso hacia Colonia, llamará la atención del viajero la ausencia casi total de puentes comunicando ambas riberas de este coloso fluvial; el paso se realiza a través de barcazas que cruzan continuamente, en los pasos señalados al efecto, de un lado al otro del río, trayecto que se puede hacer embarcando el coche o la moto, o simplemente con la bicicleta.

     Ya en la orilla izquierda, especial mención merecen:
  • Sinzig, con una importante iglesia románica y su conocido castillo de Sinzig; y
  • Remagen, puerta de entrada al valle del Ahr, donde destacan las viejas torres del puente, con mucha historia detrás (algunos recordareis la película el Puente de Remagen) y un museo explicando la historia y destrucción del puente de ésta localidad, creado para la guerra y cuyo fin fue causado por la misma. Antes de abandonar el centro, un paseo por la ribera del Rhin, bañada de terrazas y restaurantes, puede ser una buena opción, después de visitar el puente de Remagen. A las afueras, la Apollinaris Kirche, preciosa iglesia franciscana en lo alto del páramo, que ofrece unas vistas impresionantes del valle y la ciudad de Remagen, por no hablar de la indiscutible belleza de la iglesia, tanto exterior como interiormente. ¡Atento a los horarios de apertura! Si eres afortunado, incluso podrás visitar su cripta.
Remagen, vista desde la Apollinaris Kirche
Apollinaris Kirche, en Remagen

       Ni que decir tiene que el recorrido ofrece muchos más sitios, panorámicas, castillos (o lo que queda de ellos) y experiencias por descubrir y vivir, pero espero que al menos ésta pequeña reseña sirva para que ésta zona se conozca un poco más y a alguno le pique el gusanillo para alargar un poco la visita a Colonia. ¡Hasta la próxima!

domingo, 3 de agosto de 2014

Zagreb, el secreto mejor guardado de Croacia

       Para aquellos que como yo fueron a la EGB, al hablar de Zagreb seguramente os venga a la cabeza su equipo de baloncesto, la Cibona de Zagreb, que a finales de los 80 marcó el ritmo al que se jugaba al baloncesto en el viejo continente, liderado por un fenomenal Drazen Petrovic, y sus épicos duelos con el Real Madrid. Más allá de esto, para la mayoría de la gente Zagreb no es más que la capital de Croacia y un lugar de paso – a veces obligado – en su viaje hacia las cristalinas aguas de las playas bañadas por el adriático en la costa oeste del país, destino turístico por excelencia del país, con Dubrovnic, Split y Zadar a la cabeza. Yo era de los primeros, y una vez más, el viajar me ha permitido conocer la otra cara, la menos conocida y la más amable de un pueblo, el croata, y una ciudad, Zagreb, que aúna tradición, modernidad, cultura y ocio como pocas en Europa. Conocida como la “pequeña Viena”, con quien siempre ha mantenido vínculos muy estrechos, y partiendo de la base de que todas las comparaciones son odiosas (al menos para el que escribe), he de decir que Zagreb sí guarda cierta similitud con la capital austriaca, desde la modestia y guardando las distancias. Planteé mi viaje como un viaje de relax, para dejarme perder por sus calles y descubrir la ciudad, o lo que más pudiera de ella, durante los cinco días de mi escapada.

La llegada
       El aeropuerto internacional de Zagreb se sitúa a unos 15Km al este de la capital. Se puede acceder al centro mediante taxi o en autobús, que sale cada media hora del aeropuerto en dirección a la estación central de autobuses de Zagreb. El trayecto (30Kn) dura algo menos de media hora. El aeropuerto no está a la altura de la ciudad a la que representa. En mi opinión en uno de los peores aeropuertos europeos en los que he estado, al mismo nivel que aeropuertos africanos como el de Dakar, con un solo nivel tanto para salidas como para llegadas y con la gente apelotonada a la espera de que una jardinera (los autobuses que trasladan a los pasajeros) los traslade al avión ya que no hay accesos mediante fingers o pasarelas. Me pareció un caos, que por fortuna creo que están en vías de solucionar ya que al despegar de regreso a Colonia vi unas obras en el recinto aeroportuario que bien podrían ser para la nueva terminal de pasajeros…¡eso espero por el bien de Croacia!
El aeropuerto de Zagreb, con mucho por mejorar
       La estación de autobuses está a unos dos kilómetros de la estación de ferrocarril y del centro histórico y cultural de Zagreb, cuyo epicentro lo constituye la plaza de ban Josip Jelacic. Es un edificio horrible y mal conservado (en realidad toda la zona que rodea dicha estación ofrece un aspecto poco atractivo), pero alberga una oficina de turismo y mi consejo es que la visites (ésta u otra de las varias que hay en Zagreb), ya que puedes conseguir un buen mapa de la ciudad y una guía, llamada “paso a paso”, que identifica los diferentes atractivos arquitectónicos y culturales de la ciudad a modo de ruta. La guía es gratuita, está disponible en Español y al margen de algunos errores de edición (algunas páginas están sólo en francés) es una de las mejores guías turísticas que he encontrado de Zagreb, a pesar de no cubrir aspectos tan importantes como la restauración o el alojamiento, pero aún así es ¡altamente recomendable hacerse con ella! Varias líneas de tranvía pasan por allí, pero para llegar al centro hay que coger la línea 6. El trayecto (10Kn, puedes comprar el billete al conductor directamente) te llevara unos diez – quince minutos al centro. Los tranvías están en muy buen estado (son nuevos), aunque la regularidad del servicio no está asegurada…de todas formas, Zagreb es una ciudad muy manejable para recorrerla andando (todas las zonas de interés se centran en un espacio de unos 2x2Km2) pero el consorcio de transportes ofrece bonos de 24, 48 o 72h con acceso ilimitado al transporte (que es de lo más caro de la ciudad sin lugar a dudas) y algunos descuentos en museos. Yo sólo usé el tranvía el día de llegada y el de partida para ir a la estación de autobuses.
La ciudad
       Para el habitante de Zagreb, la ciudad está dividida en dos por el río Sava, con la ciudad nueva al sur y la antigua al norte. La ciudad nueva no ofrece ningún atractivo para el viajero; yo me perdí por allí una mañana y no hay nada reseñable: avenidas anchas, torres de edificios, centros comerciales…lo que ofrece toda ciudad. 

Panorámica del rio Sava
      La zona del río me llamó la atención porque no suele ser normal que una ciudad crezca de espaldas a un gran río, pero en Zagreb es así. Los núcleos urbanos se sitúan a 1-2Km del cauce del río, y las riberas no se han acondicionado para usos deportivos o recreativos (a excepción de la zona de Jarún, al suroeste de la ciudad, que ofrece una serie de islas entre lagos y canales para uso y disfrute de los habitantes de Zagreb). La explicación parece estar en las continuas inundaciones que sufría la ciudad por las crecidas del río, ya que la zona es muy plana; por ello se decidió dar más espacio al río.
      Para el viajero, todos los puntos de interés se centran por tanto al norte del río, en la zona antigua, que se divide a su vez en la ciudad alta y la ciudad baja. El contraste entre ambas “ciudades” es patente; a mí me gustó mucho más la ciudad alta, con calles estrechas, adoquinadas y empinadas, llenas de gente, de mercados y de lugares interesantes por descubrir. La ciudad baja también ofrece atractivos, pero fuera de los puntos identificados como “turísticos”, el estado de conservación de los edificios y calles es bastante deficiente, por lo que perderse por esta zona resulta menos atractivo para el viajero. Pese a todo, he de decir que en general Zagreb me ha parecido una ciudad muy limpia (en cuanto a basura tirada por las calles – papeles, botellas, colillas…), ¡algo de agradecer!
La ciudad alta
       Utilizando la guía sólo como información de referencia, inicio mi recorrido en la ya mencionada plaza de ban Josip Jelacic, la plaza del caballo, un hervidero de gente que va y viene en todas direcciones; merece la pena pararse un rato a contemplar la vida de la plaza. 
Vista general de la plaza de ban Josip Jelacic

La fuente de Mandusevac
       La fuente de Mandusevac, cuyas aguas brotaban de un manantial que suministró agua a Zagreb hasta finales del SXIX, en el extremo este de la plaza, sirve para dar acceso a la catedral de Zagreb, auténtica joya de la ciudad.
      
 
       Las dos torres, de 105m de altura, constituyen el edificio de mayor altura de la ciudad y son visibles desde prácticamente cualquier sitio de la ciudad. Una de las curiosidades es que la reconstrucción de la catedral en estilo neogótico fue realizada por Herman Bollé, un arquitecto y urbanista nacido en Colonia; al parecer se inspiró en la catedral de Colonia para realizar la reconstrucción de la de Zagreb…que cada uno juzgue a la vista de las imágenes.

La Catedral de Zagreb
La Catedral de Colonia
 
 
 
 
 









 
      

      Otra de las peculiaridades de la catedral es que está rodeada de murallas renacentistas, que originalmente contaban con seis torres y se construyeron para proteger a la población durante la invasión turca. La torre central, situada en el frontal de la catedral, se derribó durante la reconstrucción de finales del SXIX y se sustituyó por una fuente para dar mayor visibilidad al conjunto. Otro buen punto para observar el ir y venir de viajeros que se confunden con las numerosas monjas que frecuentan el lugar.
Interior de la catedral de Zagreb
La Catedral de Zagreb vista desde las murallas

















       
  

   De la catedral parten:
  • La calle Kaptol, hacia el norte, donde el viajero se encontrará con la iglesia de S. Francisco a unos pocos metros, donde según la leyenda, vivió S. Francisco de Asís.

Calle Kaptol, con la torre de la Iglesia de S. Francisco al fondo


       Un par de kilómetros más al norte se encuentra el cementerio de la ciudad, Mirogoj, al pie de la montaña Medvednica (para los que no quieran pasear, hay un par de líneas de autobuses que te llevan allí directamente). En el cementerio se entierran los difuntos de las tres grandes religiones: católicos, judíos y musulmanes. Todo un ejemplo de convivencia. Herman Bollé es el responsable de los muros neorrenacentistas del Mirogoj, haciendo de este uno de los cementerios más hermosos de Europa (aunque para mí el de Montmatre en Paris sigue siendo el más espectacular). Para los que estén interesados, aquí se encuentra la tumba del gran Drazen Petrovic. Tratad de buscarla (una pista…parcela 127)
Entrada principal al cementerio de Mirogoj
Tumba del genial Drazen Petrovic
Pabellones laterales en Mirogoj
  • Hacia el este se accede a la calle Vlaska, que mantiene sus casas de una planta tradicionales. Un paseo por esta pequeña calle es un placer para los sentidos, ¡un lugar para relajarse!
Vista general de la calle Vlaska
  • Hacia el oeste, una pequeña calle da acceso al mercado de Dolac, donde se venden productos frescos a diario, gobernado por la iglesia de Sta. María. La actividad durante la mañana contrasta con la tranquilidad que reina en la plaza por las tardes.
El mercado de Dolac, con la torre de la iglesia de Sta. Maria al fondo
       Al norte de la plaza de Dolac se encuentra la calle Opatovina, llena de tiendas (¡sólo por la mañana!), que desemboca en la iglesia de S. Francisco y en un pequeño parque; al este de Dolac está la calle Tkalciceva, una visita obligada en Zagreb. La historia de esta calle es ciertamente curiosa, ya que anteriormente fue un arroyo que dividía las poblaciones de Kaptol y Gradec. Debido a la contaminación originada por las numerosas manufacturas establecidas en la zona, el arroyo se cubrió a finales del S XIX, siendo desde entonces una calle repleta de tiendas, restaurantes y cafés. La actividad es incesante al caer la tarde, cuando la calle se convierte en el lugar para ver (si te sientas a tomar una cerveza local o a cenar algo) y para ser visto (si simplemente decides pasear por la calle, te sentirás observado por los ocupantes de las terrazas).


Calle Tkalciceva, a mediodía. Por la noche ofrece otro aspecto!
       La calle Radiceva, que corre paralela a Tkalciceva, es otra de esas calles empinadas, empedradas y con encanto de la ciudad alta, que merece la pena ser visitada sin prisa. Varios pasos conectan ambas calles, el más interesante de los cuales lo constituye la pequeña calle Krvavimost (el puente sangriento), y es que cuando la calle Tkalciceva era un arroyo, esta calle estaba ocupada por un puente que fue testigo de numerosas disputas entre las poblaciones vecinas de Kaptol y Gradec por motivos económicos.  

Calle Radiceva
        En la calle Radiceva el viajero puede encontrar restaurantes, tiendas de corbatas y el acceso hacia la puerta de piedra (a la altura de la escultura de San Jorge en el momento que ya ha matado al dragón). La puerta de piedra es un estrecho pasadizo en el cual hay un santuario a la Madre de Dios, lugar de peregrinaje donde la Madre de Dios recibe los agradecimientos de los fieles; al parecer, esta imagen fue la única que sobrevivió, de forma milagrosa según cuentan, a un incendio ocurrido en el SXVIII.
Estatua de S. Jorge, con la puerta de piedra
al fondo a la izquierda
La puerta de piedra a su salida por la calle Kamenita
 
                  






          Atravesando la puerta de piedra llegaremos a la calle Kamenita, donde se encuentra la farmacia más antigua de Zagreb, operada ininterrumpidamente desde que fuera abierta en 1355, ¡toda una curiosidad! Merece la pena caminar por el entramado de calles de esta zona, ya que cada una ofrece una visión distinta al pasajero. Otra curiosidad: en la zona alta, parte del alumbrado público aún es de gas, y dos operarios se encargan de encender cada uno de los 200 faroles al atardecer, ¡fascinante!
Farola de gas en la ciudad alta, junto a un letrero
identificativo de la calle original
        Caminando por la zona al final acabarás llegando a la plaza de San Marcos, una de las más bellas de Zagreb, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre, con su colorido tejado, flanqueado por el edificio del Parlamento  y la sede del gobierno croata (Banski dvori), donde vivió y murió el famoso ban Josip Jelacic.
 
La Iglesia de S. Marcos
         La calle situada al frente de la iglesia de San Marcos alberga el edificio del antiguo ayuntamiento y desemboca en la plaza de Catarina, donde hay varias visitas de interés: por un lado, la iglesia de Sta. Catarina, jesuita del S XVII. En la parte de atrás de la iglesia hay un mirador que ofrece unas vistas espectaculares de los tejados de Kaptol, la catedral y la Iglesia de Sta. María, en el mercado Dolac.
Vista de Zagreb desde la plaza trasera de la iglesia de Sta. Catarina,
con la catedral, la iglesia de S. Francisco y la torre de Sta. Maria en Dolac

Detalle de la plaza de Sta. Catarina
        Justo al lado de la plaza de Catarina se encuentra el paseo de J.J. Strossmayer, un relajante paseo de castaños que ofrece unas magníficas vistas de la ciudad, y que permite acceder a varios sitios de interés:
  • Por un lado, el funicular, el más corto del mundo con sólo 66m, que une la ciudad alta y la baja (4Kn), inaugurado en 1890 y que constituye el más antiguo medio de transporte de Zagreb.
El funicular, con la torre Lotrscak vigilante
  • La torre Lotrscak, la única conservada de la fortaleza del SXIII. Se puede acceder al mirador de la parte superior (20Kn) que ofrece unas bonitas vistas de la ciudad alta. En la subida al mirador, el viajero observará un cañón que sobresale de uno de los ventanales. Este cañón se dispara todos los días a medio día, así que no te asustes si escuchas un estruendo paseando por la zona a esa hora.
La torre Lotrscak desde el paseo de Strossmayer
  • El museo de las relaciones rotas, de moda y un gran éxito en Zagreb, lleno de cartas prometiendo amor eterno que terminaron en papel mojado (de esto podría escribir y escribir y escribir…) y todo tipo de curiosidades al respecto. Llamó mi atención porque nunca vi un museo parecido en ninguno de los sitios que he visitado, a pesar de que la idea me parece un tanto frívola, al menos tal y como se trata en dicho museo.

       Bajando (bien por el funicular o bien por las escaleras que discurren paralelas al mismo) llegaremos a la calle Ilica, la calle comercial más conocida de Zagreb y que con sus 6Km fue durante mucho tiempo la más larga de la ciudad. Merece la pena disfrutar del ambiente y del trasiego de gente y tranvías, descubriendo las numerosas galerías que se esconden tras la simple apariencia de una entrada a un portal (a modo de ejemplo, recomiendo visitar la galería Oktogon – acceso por Ilica 3 – y una pequeña e interesante galería que da acceso a la torre Lotrscak a la altura e Ilica 14).

Calle Ilica, la mas concurrida de Zagreb
        La calle Ilica, como si de un bucle se tratara, nos lleva de vuelta a la plaza de ban Josip Jelacic, desde donde podemos empezar el recorrido por la ciudad baja.


De regreso a la plaza de ban Josip Jelacic
       Antes de comenzar dicho recorrido, merece la pena ir un poco más hacia el este por la calle Ilica (que pasa a denominarse calle Jurisiceva), para observar el edificio de la bolsa (actualmente el banco nacional de Croacia) y el edificio de la HDLU, la asociación Croata de Pintores, con su característica planta circular.
Edificio del Banco Nacional de Croacia
La ciudad baja
     
       La ciudad baja es la que mayor similitud guarda con Viena: sus cuadricula de calles, repletas de parques y edificios neoclásicos (algunos en mejor estado de conservación que otros), suponen un agradable paseo para el visitante, más alejado del movimiento y la actividad característica de la ciudad alta, la ciudad baja supone un soplo de aire puro, un lugar en el que descansar bajo la sombra de los árboles de uno de los 8 parques que componen la llamada Herradura de Lenuci, a imagen del Ring de Viena.
Una calle de la ciudad baja, en la Herradura de Lenuci
       El primero de los parques es la Plaza de Nikola Subic Zrinski, que contiene varias peculiaridades:
  • El pilar meteorológico situado al norte del parque, que registra desde 1884 las condiciones meteorológicas de la ciudad. Durante mi visita los valores de presión y humedad ambiente pronosticaban lluvias… ¡la predicción se cumplió a la perfección!
El pilar meteorológico
  • La primera fuente de Zagreb, conocida popularmente como la seta, colocada en 1878 después de la inauguración de las tuberías de la ciudad, obra de…Herman Bollé (¡qué sorpresa!)
  • Al sur de la plaza se encuentra el edificio de la Academia Croata de Ciencias y Artes (HAZU)
  • Flanqueando la plaza (o el parque) se encuentran numerosos edificios neoclásicos e historicistas de una belleza inigualable, destacando el Museo Arqueológico  y la Galería Moderna.
       La siguiente plaza es la plaza del Rey Tomislav, presidida por una enorme estatua de dicho Rey, el primero croata, y que sirve de acceso a la estación de trenes. Los viajeros que accedan a Zagreb por medio del tren tendrán, nada más llegar, una de las vistas más impresionantes de la ciudad al salir de la estación, con la plaza del rey Tomislav, el pabellón de arte, las torres de la catedral y la imponente montaña Medvednica que protege la ciudad al norte (siempre que el tiempo lo permita y no esté oculta por las nubes)

El pabellón de arte
 
       Siguiendo hacia el oeste, el hotel Esplanade sirvió de alojamiento a los adinerados viajeros del famoso Orient Express, que paraba en Zagreb en su trayecto de Estambul a Paris. A continuación el jardín botánico, en la calle Mihanoviceva, otro remanso de paz y tranquilidad en que perderse por unos minutos (u horas). Al final del jardín botánico, la herradura verde gira al norte en la plaza de Marulic, gobernada por el edificio del Archivo Estatal Croata.
     Continuando hacia el norte, la última de las plazas de la herradura verde, la Plaza del Mariscal Tito, donde se encuentra el Teatro Nacional de Croacia, la fuente de la vida, el edificio de la Universidad de Zagreb, el Museo de Arte y Artesanía y la estatua de San Jorge. Sin duda, una de las plazas más bellas de Zagreb flanqueada por edificios cuya belleza y presencia en sí mismos bastarían para justificar una visita a ésta zona. 
Estatua de S. Jorge

El Museo de Arte y Artesania, actualmente cerrado

El Teatro Nacional de Croacia


Otra vista del Teatro Nacional de Croacia, con el Museo de Arte y Artesania al fondo
       No muy lejos de aquí, después de atravesar el museo Mimara en la plaza de Roosevelt, se encuentra el Museo Drazen Petrovic, junto al estadio de la Cibona de Zagreb, equipo venido a menos en las última décadas, y es que pese a lo que pueda parecer, el baloncesto no es el deporte rey en Croacia; tampoco lo es el fútbol…el hockey hielo se lleva todo el tiempo del espacio de deportes de los noticiarios locales, ya que es el deporte rey nacional.
 
       De regreso hacia nuestro punto de partida, merece la pena hacerlo por la calle Masarykova, donde se encuentran distintos edificios interesantes de visitar o de observar, y de entre ellos destaca el primer rascacielos de Zagreb, un edificio de cemento sin ningún atractivo, de 35m de altura y 9 plantas, construido en 1933 en un tiempo record. El apelativo de “rascacielos” fue otorgado popularmente, ya que el arquitecto responsable del proyecto consideraba que el edificio no tenía la altura suficiente como para ser considerado un rascacielos; no le faltaba razón al hombre… ¡pero el pueblo es sabio y decide!
Casa Kallina, en la calle Masarykova
Vista de la calle Masarykova, con el primer
rascacielos de Zagreb al fondo

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
       
     






         Finalmente, al sur de la plaza de ban Josip Jelacic se encuentra la plaza de Petar Preradovic, una vistosa plaza con animadas terrazas que rodean a la iglesia ortodoxa de la Santa Conversión. Muy cerca se encuentra el pasaje de Miskec, que en mi opinión en simplemente encantador.
Pasaje de Miskec
Plaza de Petar Preradovic
 
 
 
 
 
 
 
 
 
       




          Otro rascacielos, en este caso el de Napredak, que data de 1936 y tiene 7 plantas, y la escultura de una esfera dorada que representa al sol, completan las zonas aledañas a la plaza de Petar Preradovic. Ésta escultura inició la creación de un sistema solar en Zagreb, ya que en teoría hay otras esferas que representan a los planetas del sistema solar distribuidos por la ciudad, guardando las mismas proporciones astronómicas. Para ser sincero, he andado mucho por Zagreb en estos cinco días, y no he dado con ninguna otra esfera similar…
Otras curiosidades:
  • El tranvía de Zagreb es uno de los símbolos de la ciudad. Desde 1920 los tranvías han sido siempre azules, color oficial de Zagreb.
  • Croacia es el país de las corbatas; durante la guerra de los 30 años en el SXVII, los soldados croatas al servicio del rey de Francia portaban pañuelos al cuello, detalle de moda que llamó la atención de los franceses que hicieron este complemento suyo, impulsado principalmente por el rey Sol, Luis XIV.
  • El bolígrafo fue inventado en Zagreb, sustituyendo la pluma y el tinte a principios del SXX, por el inventor Slavoljub Penkala, quien construyó también el primer avión croata que hizo su primer vuelo en 1910.
  • La ciudad alta mantiene la luz pública de principios del SXIX a gas. Cada día al atardecer los encendedores dan mecha  a las farolas a gas.
  • La famosa plaza de ban Josip Jelacic lleva el nombre del general croata que abolió el sistema feudal, liberó a los campesinos del vasallaje y convocó las primeras elecciones al parlamento croata. El billete de 20 kunas lleva su imagen.
  • Nicola Tesla, gracias al cual hoy podemos usar internet, la radio y los mandos a distancia, era Croata. En la confluencia de las calles Masarykova y Teslina hay una estatua en memoria de este genial científico, muchos de cuyos secretos no se han descubierto aún.
  • Zagreb tiene, emulando a Berlín, su particular East Side Gallery (en éste caso yo la llamaría Sud Side Gallery), en un pequeño tramo de la calle Branimira, entre las estaciones de autobús y de tren.

      Después de haber leído todo lo anterior… ¿de verdad sigues pensando que Zagreb es sólo un lugar de paso?
Lo que más me ha gustado:
  • Descubrir la calle Ilica y su incesante actividad.
  • La calle Tkalciceva, una visita obligada en la ciudad, no te cansarás de recorrerla.
  • La catedral ycon su innovador concepto de murallas protectoras y las zonas adyacentes: Vlaska, Dolac, Kaptol…
  • Perderse por las calles estrechas y empedradas de la ciudad alta.
  • La guía de turismo editada por la oficina de turismo de Zagreb.
  • Los precios de restauración, que son muy económicos. Puedes comer y cenar (bebida incluida) por menos de 10€ en la mayoría de los sitios; en los lugares más exclusivos, no te costará más de 20€.
Lo que menos me ha gustado:
  • El aeropuerto: Zagreb no se merece un aeropuerto de tan poca calidad.
  • La ciudad nueva, que no tiene ningún tipo de interés para el viajero. Las vías del tren marcan una verdadera frontera; al sur de éstas , poco que visitar.
  • En la ciudad baja, el estado de muchos de los edificios deja mucho que desear, por lo que si te alejas del recorrido marcado por la herradura de Lenuci, te llevarás pocas sorpresas agradables.
  • El museo de las relaciones rotas.
  • La zona entre la estación de autobuses y la de ferrocarril.
  • La caprichosa meteorología durante mi visita, con fuertes chaparrones… ¡pero contra ésto poco se puede hacer!
       Al final, regreso a Colonia, a la espera del próximo viaje de vacaciones, en Septiembre.