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Alemania - Berlín, la capital histórica.

         Después de casi 5 años viviendo en Alemania, hasta ahora no había tenido oportunidad de viajar a la capital, así que decidí pasar mis vacaciones de semana santa en Berlín. Como de costumbre, la red ofrece múltiples referencias sobre tan turístico destino, y como de costumbre me voy a limitar a relatar mi experiencia de viaje y a compartir esos pequeños secretos que las guías de viajes no cuentan y sólo descubres cuando te encuentras en el lugar.

         La llegada

       Si bien no conocía Berlín, sí había tenido oportunidad de conocer el aeropuerto de Tegel, al haber hecho varias escalas de vuelo allí, así que el aeropuerto no fue una gran sorpresa, pero recuerdo que sí lo fue la primera vez que lo visité. Normalmente te imaginas que el aeropuerto de la capital de la locomotora alemana tiene que ser una joya arquitectónica, ofreciendo todas las comodidades de los grandes aeropuertos actuales, así que la decepción cuando llegas allí es indescriptible, al comprobar no sólo las dimensiones del aeropuerto si no la calidad y variedad de servicios ofrecidos, prácticamente nula. Es cierto que Berlín lleva esperando la apertura de su nuevo y flamante aeropuerto desde hace varios años, y esa inauguración se demora una y otra vez (si eso pasara en España… ¡un mito alemán que se desmorona!), así que de momento Tegel sigue siendo el punto de llegada para muchos viajeros (aunque Berlín tiene otro aeropuerto en el sur). Desde el aeropuerto tendrás que tomar un taxi para acercarte al centro o uno de los autobuses que enlazan el aeropuerto con las líneas de trenes de cercanías (S-Bahn), que resulta mucho más cómodo (evitas los terribles atascos de la capital), económico y probablemente rápido. Berlín ofrece un paquete de viaje combinado con descuentos en más de 200 atracciones turísticas, la “Berlín Welcome Card”, que solamente porque incluye el transporte por las zonas AB (donde se encuentran la mayor parte de los sitios de interés turístico) resulta rentable. Los precios oscilan entre los 18,5€ para el pase de 48 horas hasta los 32,50€ para cinco días (teniendo en cuenta que el bono de transporte diario cuesta cerca de 7€, en función de los días que te quedes te merecerá la pena o no). Para familias ofrece otra opción incluyendo en el billete tres niños por apenas un par de euros más. Los descuentos que ofrece incluyen restaurantes, paseos en barco, alquiler de bicicletas, subida a miradores, museos, teatros, visitas guiadas, etc., con descuentos que en ningún caso bajan del 25%, así que resulta realmente conveniente hacerte con el pase en el aeropuerto. Si utilizas la opción del autobús y tren, en apenas 30-40 minutos estarás en Alexanderplatz. Como es mi primera visita a la ciudad, enfoco el viaje como una toma de contacto (la ciudad ofrece muchas posibilidades, imposibles de descubrir en cinco días), así que me limito a visitar los lugares más representativos… ¡ya habrá tiempo en el futuro para repetir la visita y profundizar un poco más!

          Alexanderplatz

          Lo bueno que tiene Berlín es que la mayor parte de los sitios que debes visitar en tu primera visita a la ciudad están en un eje Este-Oeste, recorrido por la famosa avenida Unter den Linden, así que siguiendo la ruta te harás una idea de lo que ofrece la ciudad. ¡Que no te engañen las distancias! Todo está muy lejos y vas a andar de lo lindo porque es una ciudad muy grande.

         Una vez en Alexanderplatz, la estructura que domina la plaza en la torre de la televisión, de 365 metros de altura (14€ la entrada, 10.5€ con la BWC). Popularmente se la conoce como “la venganza del papa” ya que su sombra al atardecer causa un reflejo en forma de cruz (solo lo comprobarás si estas en el mirador al atardecer y el día es soleado). La torre ofrece un restaurante giratorio a 207m de altura y un mirador (fijo) justo por debajo, a 203m de altura. Al estar tan alto las vistas no son muy buenas, pero es una visita casi obligada.
Reloj Universal en Alexanderplatz
Marien Kirche y torre de
la TV en Alexanderplatz
          Otra de las visitas obligadas en la zona es el reloj universal, punto de encuentro de los berlineses y turistas. Caminando hacia el norte llegarás a la casa del profesor (Haus des Lehrers), que da entrada a la bulliciosa Karl-Marx-Allee, donde podrás ver las fachadas neoclásicas estalinistas que la caracterizan.

         Muy cerca de la Alexanderplatz, hacia el sur, puedes visitar la Marien Kirche, del S. XIV, y el ayuntamiento de Berlín, conocido como el “Ayuntamiento rojo” por razones obvias, justo en frente. Entre ambos edificios, la fuente de Neptuno (no, la de los atléticos no…).
Rotes Stadthaus, el
Ayuntamiento Rojo
Nikolai Kirche
        Siguiendo hacia el sureste, en busca del río Spree que baña Berlín, verás la antigua casa de la ciudad, iglesias destruidas durante la 2ª Guerra Mundial y que permanecen sin restaurar, testigos silenciosos de una renovación que hoy, casi 70 años después, no ha llegado a todos los rincones de la ciudad. Algunos barrios aún esperan su turno para exhibir sus encantos a los turistas. No es el caso del barrio Nikolai, donde se encuentra la iglesia de Nikolai, que ha sido completamente restaurado, siguiendo los planos de los edificios originales. Es un barrio pequeño que sin duda merece una visita, aunque a mí personalmente me pareció un poco artificial y demasiado orientado al turismo (dudo que originalmente el barrio fuera así…)


        Catedral de Berlín

La Catedral de Berlín
      Volviendo sobre nuestros pasos por la ribera del río Spree, llegaremos a la catedral de Berlín. Personalmente es una de las visitas que más me gusto de mi viaje, aunque haya que pagar para visitarla (7€ entrada normal, 4€ con la BWC).

         No soy partidario de pagar por visitar una iglesia, pero ¡aquí no te queda más remedio si quieres verla! A cambio, podrás subir a la cúpula y recorrerla completamente por el exterior, desde donde las vistas son espectaculares y únicamente por eso merece la pena pagar la entrada. Esta catedral evangélica es más alta que la de St. Paul de Londres y su interior es muy llamativo (si bien el edificio es relativamente nuevo). La cripta guarda con celo los sepulcros de casi un centenar de miembros de la familia Hohenzollern.

Interior de la Catedral de Berlín
Vistas desde la cúpula
de la Catedral de Berlín
Cúpula de la Catedral
de Berlín
        Isla de los Museos

La isla de los museos
        A partir de aquí comienza la zona de obras, que se extiende por la isla de los museos, afectando a toda la avenida Unter den Linden y las zonas aledañas de la ópera y la catedral ortodoxa, ya que se está creando una línea de metro que unirá la puerta de Brandenburgo con Alexanderplatz. Una pena, porque muchos lugares no se pueden visitar, entre ellos los puentes que dan acceso al norte de la Catedral a uno de los grandes atractivos de Berlín para los amantes de los museos: la isla de los museos, declarada Patrimonio de la Humanidad, que agrupa varios museos (el Altes Museum, el Neues Museum, la Nationalgalerie, el Bode Museum, el Pergamon Museum), y que ofrecen la posibilidad de contemplar joyas como el busto de Nefertiti, el Altar de Pérgamo y la puerta del mercado, por nombrar solo los más relevantes. Una visita completa a esta isla y sus museos llevaría por sí sola varios días, así que os podéis imaginar que será uno de los objetivos de mi próximo viaje, ya que en éste no pude visitarlos todos.
Nueva Sinagoga



         Al norte de la isla de los museos se encuentra la nueva sinagoga, con su característica cúpula dorada, situada en la Oranienburger Str. donde encontrarás una gran variedad de cafés, restaurantes y bares. La zona ofrece una gran “animación” durante la noche (es una zona de prostitución), lo que contrasta con la tranquilidad y el aspecto pausado que ofrece durante el día.




       Bebelplatz

      Esta zona es una de las más afectadas por las obras del metro (no la plaza en sí, pero sí las zonas aledañas), y es una pena porque a orillas de la plaza se encuentra la catedral de St. Hedwig, inspirada en el panteón de Roma, la antigua biblioteca (Alte Bibliothek) y la ópera (Staatsoper) que no llegué a ver por los andamios que la cubrían. El nombre de la plaza probablemente te suene familiar, y es que aquí comenzó la quema de libros del Tercer Reich nazi, comenzando con las obras de Marx y continuando con las de otros escritores y filósofos. En la plaza tan solo un par de placas en el suelo recuerdan este triste evento.
Bebelplatz

Placa conmemorativa en Bebelplatz
   
Catedral Ortodoxa de St. Hedwig
 



     





        Hacia el sur de Bebelplatz, atravesando la Französische Str., nos encontramos con la Gendarmenmarkt, una de las plazas más hermosas de Berlín. En esta plaza podrás contemplar dos edificios gemelos: la catedral alemana – que hoy alberga un edificio presidencial estilo museo, de entrada gratuita, con una réplica del Bundestag Alemán –, y la Catedral francesa al norte de la plaza, ambas construidas a finales del S.XVIII. En el centro se encuentra el monumento a Schiller y el edificio del teatro (Schauspielhaus). Las terrazas bordean la plaza, así que es un sitio ideal para hacer un descanso y tomarse una Berliner Pilsen.
Gendarmenmarkt, con la Catedral
francesa en primer plano

Gendarmenmarkt, con el edificio del
teatro y la Catedral alemana al fondo
      Si eres un fanático de las compras, al oeste de la Gendarmenmarkt, a apenas 50 metros se encuentran las galerías Lafayette (las famosas galerías francesas) y la tienda de Ritter Sport (en Französische Str.), todo un mundo para los amantes del chocolate, donde puedes crear tus propias mezclas para hacer chocolate a tu gusto; como no soy muy chocolatero, me conformé con comprar unas tabletas de chocolate de entre las docenas de variedades que tenían. He de reconocer que para no ser belga, ¡el chocolate no estaba malo!

       Continuando por Friedrichstr., la calle en la que se encuentran las galerías La Fayette, si  caminas por un kilómetro aproximadamente, hallarás el famoso Check Point Charlie. Sobre este punto ´turístico´ hablare más adelante, cuando relate todo lo relacionado con el muro de Berlín.

        Puerta de Brandenburgo

La Puerta de Brandenburgo
      Volviendo sobre nuestros pasos, desandamos lo andado hasta llegar de nuevo a Unter den Linden, otrora exclusiva y prestigiosa calle Berlinesa, no es hoy más que un amasijo de grúas, polvo y escombros. Una pena y una excusa para volver a Berlín en el futuro. Un poco más allá del Museo de Madame Tussaud de Berlín (21€ entrada individual, 25% de dto. con la BWC), la calle Unter den Linden desemboca en una gran plaza, donde se halla el nuevo hotel Adlon – construido sobre el mismo solar que ocupaba el prestigioso hotel Adlon original, que resultó completamente destruido en la guerra –, la embajada americana y la famosa puerta de Brandenburgo, orientada hacia el oeste (interesante referencia para los amantes de la fotografía, ya que si vas por la tarde tendrás el sol de cara y es, cuanto menos, difícil sacar una buena foto).

       Más allá del monumento en sí, compuesto por una Victoria a modo de cuádriga que corona la puerta (y que ha sufrido varios “incidentes”, ya que fue tomada por Napoleón que se la llevó a Paris como botín de arte y posteriormente fue recuperada por las tropas prusianas que la devolvieron a su lugar de origen, donde resultó totalmente destruida durante la guerra – por fortuna había un molde y la que hoy se exhibe en una reproducción de la original) y un paso inferior con cinco vanos, la puerta de Brandenburgo es un símbolo. La puerta marcaba la línea divisoria entre este y oeste durante la guerra fría y se convirtió en el símbolo de la división de las dos Alemanias. Ironías del destino, cuando el muro cayó se convirtió en el símbolo de la unificación alemana. Hoy el monumento es visita obligada en todo viaje a Berlín y es un continuo ir y venir de gente, comerciantes y lugar de paso de las principales manifestaciones, en parte animadas éstas últimas por la presencia dela Embajada de EEUU en el edificio aledaño a la puerta. Aquí eché de menos una zona verde o con terrazas para sentarte a tomar algo y contemplar el ir y venir incesante de gente, ¿una idea de negocio para el futuro?
Monumento a los Judíos asesinados
en Europa
        A pocos metros al sur de la puerta de Brandenburgo se encuentra el Monumento a los Judíos asesinados en Europa, una inmensa plaza compuesta por más de 2700 estelas de granito, de formas onduladas y distintas alturas, que generan un laberinto rectangular donde la gente juega a esconderse y ´perderse´, sin ser conscientes de que éste es un lugar conmemorativo y de recuerdo de las 6 millones de víctimas del holocausto. Sobrecogedor dato.

     En este punto, hay tres opciones: siguiendo hacia el norte, el Reichstag y la zona de edificios presidenciales alemanes. Al sur, la Postdamer Platz, y al oeste la Calle del 17 de Junio con la columna de la victoria al fondo (¡que no te engañe la vista! Desde la puerta de Brandenburgo hay 2 Km hasta la columna de la Victoria)

        Postdamer Platz

        Esta plaza, que en los años 20 llegó a ser el sitio con mayor tráfico del continente Europeo y de la que sólo queda un semáforo conmemorativo en el centro (el primero instalado, allá por 1925), quedó completamente destruida durante la guerra. Fueron necesarios más de diez años después de la caída del muro para que la plaza recobrara el protagonismo que tuvo tiempo atrás.
Semáforo en
Postdamer Platz y edificio
del Panorama Punkt (derecha)

Postdamer Platz
   
      Hoy es escenario de nuevos y modernos edificios de cristal y del novedoso centro comercial Sony (donde se encuentra el Legoland discovery centre Berlín – 16€ entrada, 11.2€ con la BWC), y es un lugar para vivir y divertirse, con numerosos cines, teatros, restaurantes y tiendas. La Postdamer Str. tiene su propio paseo de la fama, emulando al archiconocido de Hollywood, rindiendo tributo a las estrellas del celuloide Alemanas. En ésta plaza se encuentra también el Panorama Punkt (el edificio central de color rojo), a cuyo mirador se puede subir (6,5€ la entrada simple; 7€ con la BWC, incluyendo un plano de 360º de las vistas desde la azotea), empleando para ello apenas 20s en subir a más de cien metros de altura (el ascensor más rápido de Europa). La azotea está dividida en dos niveles: en el inferior hay una cafetería orientada al oeste (con vistas al Tiergarten y al nuevo complejo de edificios culturales) y un museo al aire libre, explicando la historia y evolución de la Postdamer Platz. El nivel superior ofrece en teoría una visión de 360º, aunque esto no es cierto del todo. Lo primero que hice en cuanto subí fue ascender a dicho nivel superior (cuanto más alto, mejores vistas, ¿no?) y mi sorpresa fue mayúscula al comprobar que el edificio termina en una afilada esquina, y esa esquina, ¡qué curioso!, está alineada con la torre de la televisión del Alexander Platz, así que no podrás verla desde aquí. ¡Qué decepción! No obstante, sacando la mano con la cámara por los barrotes conseguí hacer alguna buena foto.
Vistas desde el Panorama Punkt, en Postdamer Platz
    Con el mosqueo aún rondando la cabeza, decidí bajar al nivel inferior a contemplar la exposición y tomar algo en la cafetería para hacer tiempo hasta el atardecer y ver Berlín al anochecer. Aquí comprobé dos cosas: la estricta mentalidad alemana y que hay que investigar más antes de tomar decisiones. Desde esta planta sí se tiene una vista completa de la torre de la televisión (¡y yo perdiendo el tiempo haciendo fotos imposibles en la planta superior!). Por desgracia, el edificio cierra a las 20:00, así que aunque intentes hacerte el remolón para prolongar más la hora de cierre y ver atardecer, el amable vigilante de la torre te invitará a tomar el ascensor de bajada antes de que puedas completar tu misión al atardecer…una pena que no prolonguen algo más el horario de cierre.
Iglesia Matthäi al fondo

       La Postdamer Str. te conduce al foro de la cultura, donde se encuentran los edificios de la filarmónica, el instituto nacional de musicología, el museo de instrumentos de música, la sala de música de cámara, una pinacoteca, la nueva galería nacional…un sinfín de museos y recintos culturales. Yo tan sólo di un paseo por la zona para buscar la iglesia Matthäi, antigua iglesia de madera que pone un punto de contraste entre tanto edificio moderno.  

          El Reichstag

Interior de la cúpula del Reichstag
          Sede del Bundestag (cámara baja del Parlamento Alemán, desde donde se dirige Europa), el edificio destaca por su cúpula de cristal, proyectada por Norman Foster, y a la que se puede acceder de forma gratuita si estás dispuesto a esperar un par de horas en una cola corta pero que no avanza. Si decides visitar el edificio  tendrás que solicitar una cita previa con antelación (en torno a las 6 semanas mínimo) para visitar la cámara baja. Si ya es tarde para esto, como fue mi caso, siempre puedes subir a la cúpula. Hay una pequeña caseta al otro lado de la carretera donde te tienes que registrar y te dan cita para acudir un día y hora señalada para subir a la cúpula.
         Si acudes temprano probablemente obtengas cita para el mismo día. Si no, siempre puedes elegir el día y hora que más te convenga para visitar el lugar. La visita es interesante por la cúpula en sí y su estructura interior, pero no esperes unas vistas espectaculares desde ella ni contemplar la cámara del Bundestag por el agujero interior.

El Reichstag

       En frente del Reichstag se encuentra la imponente Cancillería Federal, la embajada Suiza y numerosos edificios oficiales, en una zona de jardines que merece la pena visitar en un día soleado. 
Estación central de trenes

          Caminando hacia el oeste hay distintos edificios interesantes, como la Casa de las Culturas del Mundo, el castillo Bellevue (que no es un castillo, sino un palacio situado al norte del zoo, actualmente la residencia oficial del presidente de la República) y la nueva estación de trenes, inaugurada en 2006 y que constituye una auténtica maravilla arquitectónica, construida en forma de suave curva y cubierta por más de 9000 paneles de cristal que tuvieron que ser cortados individualmente por dicha curvatura. Si has llegado hasta el castillo Bellevue, debería poder divisar la columna de la victoria a tu izquierda.

Casa de las Culturas del Mundo
Castillo Bellevue


         Columna de la Victoria

         Con sus 70 metros de altura, es una de las estampas más conocidas y fotografiadas de Berlín. Se puede acceder a ella desde la puerta de Brandenburgo, un bonito paseo de unos 2Km de longitud atravesando el corazón del Tiergarten, o bien desde el castillo Bellevue y la estación central de trenes.
Columna de la Victoria
         Si tomas el camino desde la puerta de Brandenburgo, de camino encontrarás el monumento conmemorativo soviético, erigido con los materiales aprovechados de lo que fue la sede de la cancillería de Hitler.
Monumento Conmemorativo
Soviético
Tiergarten desde la Columna de la
Victoria
         Flanquean el monumento un par de tanques (supuestamente son los primeros que entraron en la ciudad en 1945) y cuya figura central es un soldado del ejército rojo. El monumento estuvo vigilado por soldados del ejército rojo hasta la caída del muro en 1989.

         Una vez en la columna de la victoria, si estás dispuesto a subir cerca de 300 escalones por una estrecha escalera de caracol (3€ de entrada), llegarás al mirador situado a más de 50m de altura, que ofrece unas bellas vistas hacia el Tiergarten y la puerta de Brandenburgo.

         El muro

       Poco se puede escribir que no se haya escrito ya sobre el muro y su historia, testigo vigilante de la separación de un pueblo durante 28 años y cuya caída en 1989 supuso un cambio en el rumbo de la historia. Originalmente tenía 166Km de longitud, hoy apenas se conservan unas centenas de metros en varias secciones separadas. El muro (o lo que queda de él) constituye hoy uno de los principales reclamos turísticos de Berlín por su historia, su pasado y su presente, ya que sigue siendo un motor económico para la ciudad.
El Muro, Berliner Mauer
         Para hacerse una idea de lo que fue el muro y lo que significó, sin duda recomiendo visitar el centro de documentación de Berliner Mauer (U Bahn Bernauer Str.), básicamente porque me pareció el lugar más serio e interesante para documentarse sobre el muro, su construcción, los cambios que originó en la ciudad y sus habitantes y posiblemente es el sitio menos turístico de todos. Se conserva una sección de unos cien metros del muro original, con su alambrada, torre de vigilancia, farolas y generadores originales.

Sección del muro en
Niederkirchenerstr.

        Otro punto interesante se encuentra cerca del Check Point Charlie, en Niederkirchenerstr., donde se conserva un tramo más largo de muro y también hay un museo al aire libre interesante de visitar. Muy cerca, hacia Postdamer Platz, hay otra torre de vigilancia, a la que podrás subir si tienes interés en saber qué había dentro.
East Side Gallery
         Por supuesto la East Side Gallery (S+U Warschauer Str. o S Bahn Ostbahnhof), el tramo más largo de muro que se conserva, con cerca de 1300m, supuso un importante punto de creación artística en el período que siguió a la caída del muro, donde renombrados grafiteros y artistas urbanos plasmaron su visión de la vida a ambos lados del muro. Hoy día algunos de aquellos grafitis originales aún sobreviven, aunque deteriorados y dañados por las rúbricas y textos escritos sobre ellos por los turistas que por un momento se convierten en “artistas” accidentales y que no se resisten a dejar su huella en este símbolo de la historia reciente de Europa. Interesante paseo, pero poco queda de auténtico en ésta zona.

Puesto de control en
Check Point Charlie
          Para finalizar, el famoso Check Point Charlie en Friedrichstr. Sin lugar a dudas el sitio más turístico creado en torno al negocio dejado por el muro. El museo es interesante de ver (9,5€ con la BWC), pero los aledaños del museo, donde también se puede contemplar una exposición al aire libre, se han convertido en un lugar de reclamo donde se frivoliza sobre este asunto y donde si quieres, incluso puedes sellar tu pasaporte con el sello de la época (no tengo muy claro que dirán los agentes de aduanas sobre esto…). Éste era el punto de paso controlado por los americanos; una caseta de control y el famoso cartel de separación entre zonas son sus principales reclamos.

         Breitscheidplatz

          Cerca del parque zoológico (S+U Zoologischer Garten) se encuentra esta bulliciosa plaza, cuyo principal reclamo es la Wilhem-Gedächtniskirche, construida en 1895 y seriamente afectada por los bombardeos en 1943, se convirtió desde entonces en un símbolo y permanece sin restaurar.
Wilhem-Gedächtniskirche
Al lado han construido una iglesia de planta octogonal que desde mi modesta opinión ensombrece un poco el simbolismo de la iglesia original. Durante mi visita la iglesia estaba sufriendo trabajos de mantenimiento (los trabajos deberían haber terminado en el verano de 2013…pero ¡Alemania no es lo que era en cuanto a eficiencia!) así que estaba completamente oculta tras unas lonas, dejando tan sólo al descubierto su cúpula medio derruida.
Entrada a los Jardines del Mundo
        La fuente en el centro de la plaza Breitscheid es un punto de encuentro para los berlineses y artistas callejeros, vigilados por hordas de skaters y otras tribus urbanas que ven amenazado su dominio sobre estos terrenos. En los alrededores de la plaza se encuentran las galerías KaDeWe (Kaufhaus des Westens), que abrieron sus puertas en 1906, el Europa Center, el zoo, los jardines del mundo (una colección de jardines exóticos de Asia, Europa y el lejano Este – 4€ la entrada, con un descuento del 33€ con la BWC) y multitud de tiendas y restaurantes que animan la visita del viajero, que puede elegir entre relajarse en el cercano Tiergarten o pasar a la acción en la calle Ku´damm, repleta de comercios exclusivos.

       Estadio Olímpico

       En 1936 se celebraron los Juegos Olímpicos de Berlín, que sirvieron para mostrar al mundo el poder del Tercer Reich. Más allá del resultado deportivo de tal evento (donde Alemania se alzó con la mayor parte de las medallas) y las anécdotas relacionadas (la negativa de Hitler a saludar a Jesse Owens al imponerse en las pruebas de velocidad ganando 4 medallas de oro), los Juegos nos dejaron este soberbio estadio (U+S Bahn Olympiastadion), de dimensiones colosales, y que hoy sirve de sede al equipo de fútbol de Berlín.
Estadio Olímpico de Berlín
Campana de la torre del
estadio olímpico
       La estructura original del estadio se ha mantenido; la entrada de acceso (7€ la entrada individual, 5€ con la BWC) permite visitar las instalaciones del recinto y las instalaciones aledañas, como aquellas en las que se realizaron las pruebas de natación (en desuso en la actualidad). Lamentablemente durante mi visita la torre del estadio estaba cerrada y no se podía visitar, aunque la campana original de dicha torre se expone en un flanco del estadio, convenientemente “retocada” para evitar algunos símbolos de la época. Una visita interesante que no te llevará mucho tiempo.


       Charlottenburg

      El palacio de Charlottenburg, con su bonita torre y sus jardines, es el punto de referencia de un grupo de museos que pueblan la zona. Durante mi viaje únicamente visité el exterior del palacio y los jardines (habiendo estado en La Granja y en Versalles, este palacio tiene poco que ofrecer por lo visto y leído en las guías de viajes). Si tienes tiempo está bien visitarlo, pero si te vas de Berlín sin haberlo visto tampoco te podrán decir que te has perdido una de las atracciones más interesantes de la ciudad.









        Un paseo por el Spree

Friedrichstr. banhof
       Para finalizar, una de las actividades que recomiendo es hacer una visita a la ciudad siguiendo el curso del río. Si no tienes tiempo, puedes optar por uno de los muchos viajes en barco que ofrecen distintos itinerarios por el rio Spree (entre 1-3h, desde los 11€ hasta los 22€); o si tienes tiempo y no te importa caminar, puedes hacerlo a pie, como hice yo, lo cual es indudablemente más cansado pero también te da la oportunidad de parar donde quieras para comer algo, descansar, tomar una foto o simplemente relajarte. El recorrido a pie, si lo haces sin paradas, te puede llevar unas 3 horas. Con un día de sol y paradas, como en mi caso, casi el doble. Yo comencé el recorrido en la estación central de tren, tomando la orilla derecha del río, hacia el este, hasta un poco antes del Reichstag. Ahí cambié a la orilla izquierda, para tener una mejor perspectiva de la ciudad. El recorrido te llevará por la Friedrichstr. Bahnhof, el palacio del almirante, la isla de los museos, la catedral de Berlín, el barrio de Nikolai hasta el Jannowitzbrücke, donde podrás ver el sistema de presas y compuertas que mantiene el nivel del rio Spree a su paso por Berlín. Desde allí puedes optar por continuar hasta la East Side Gallery (una media hora más) o regresar a Alexanderplatz (unos quince minutos) para poner rumbo a otro lugar.
La Catedral desde el río Spree
Sistema de compuertas
Ruinas de la iglesia Franciscana
U bahn Klosterstr.
       En cuanto a la oferta hotelera y de restauración poco que comentar. Como toda gran ciudad, Berlín ofrece multitud de ofertas, para todos los gustos y bolsillos. Para ser sincero, no encontré ningún restaurante que me llamara la atención especialmente por algo; así que no puedo hacer ninguna recomendación o valoración de los mismos. Por supuesto Berlín ofrece mucho más (Potsdam y los palacios reales, el museo de la tecnología, las catacumbas…), pero los recursos (tiempo y dinero) son limitados, y como siempre digo, siempre hay que dejar algo para futuros viajes. No hay mejor final que una imagen de Berlin a 1000m de altura.

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