Mandalay
A las 07:30am, puntual como acordamos, el coche privado local me esperaba en el hotel para llevarme al aeropuerto de Heho (15000 MMK), donde un vuelo de la compañía Air KBZ me llevaría a bordo de un ATR 72 a Mandalay en un vuelo de apenas media hora y que discurrió sin incidentes. Recogida de equipaje y en taxi (en este caso con tarifa fija, 12000 MMK en coche privado o 4000 MMK en coche compartido) hacia el hotel en Mandalay, un trayecto de cerca de una hora para recorrer los 45 Km de distancia entre el aeropuerto y el centro de la ciudad.
Mandalay es una ciudad de algo más de un millón de habitantes, y aunque los principales puntos de interés turístico se encuentran mas o menos agrupados, las distancias resultan enormes. El propio recinto de acceso al Palacio real de Mandalay, rodeado por un lago artificial, es un perfecto cuadrado cuyos lados miden nada menos que 2Km. Enormes avenidas, diseñadas en forma de cuadrículas y numeradas a la "manera" americana (con números) recorren la ciudad de norte a sur y de este a oeste. Orientarse es bastante fácil en este lugar, tomando siempre como referencia el río situado al oeste de la ciudad (en el sentido creciente de las avenidas), y con la inestimable ayuda de la precisa numeración de las calles que se localiza casi en cada intersección.
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La colina de Mandalay, vista desde uno de los extremos del enorme canal artificial (de 64m de anchura) que rodea el recinto del Palacio de Mandalay, que en la imagen se localizaría a la izquierda |
En
Mandalay pasé cuatro noches; la ciudad fue la gran decepción del viaje: no respondió en absoluto a mis expectativas. Por fortuna, en los alrededores de la ciudad hay varios sitios de mucho más interés, como las antiguas capitales de
Mingun,
Inwa y
Sagaing, los puentes sobre el río
Ayeyarwady y
Amarapura, visitas que animaron mi estancia en la ciudad, junto con la colorida y refrescante fiesta del agua, celebrada con motivo del año nuevo birmano y que paraliza el país por completo como ya comenté en la
Parte 1 de la crónica. El acceso a todas las atracciones turísticas de
Mandalay,
Amarapura e
Inwa está cubierto por un ticket combinado con una validez de una semana (10000 MMK)
Palacio de Mandalay
El
Palacio de Mandalay es sin duda uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad, y para mí fue la mayor decepción del viaje. Tal y como ya sucedió durante la visita al
Palacio real de Bago (
Parte 2), el complejo que se visita es una reconstrucción que data de 1990 y que no guarda ningún parecido con los edificios originales (por suerte se conserva uno de esos pabellones en un lugar cercano al Palacio, así que hacer la comparación resulta sencillo, con un demoledor resultado para el
Palacio real) El complejo, usado por los británicos durante la ocupación a modo de barracones, resultó totalmente destruido merced a los bombardeos realizados por el bando aliado durante la II Guerra Mundial, cuando las instalaciones fueron ocupadas por los japoneses.
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Vista general del Palacio real, desde la torre de vigilancia Nan Myin |
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Acceso al recinto del Palacio real de Mandalay |
El Palacio se sitúa en una zona militar, así que el acceso está muy vigilado. Desde la puerta de acceso (al Este del recinto), hay que caminar unos 15min hasta llegar a la entrada del Palacio, flanqueada por un par de cañones británicos y con la imponente figura del Edificio de Audiencias destacando sobre todos los demás.
El Edificio de Audiencias es el más llamativo del complejo, merced a su tejado escalonado dorado; los siete escalones del tejado relevan la importancia que los burmeses otorgaban al edificio como centro de poder cósmico y real. La reproducción de lejos puede dar el pego, pero al acercarse el nivel de detalle de los relieves y la construcción del edificio decepcionan; da la impresión de haberse construido con prisa, sin cuidado y únicamente por intereses económicos (turísticos) El resto de los edificios del complejo siguen el mismo patrón (con una construcción más descuidada y menos detallista aún si cabe)
La torre de vigilancia Nan Myin es uno de los pocos edificios del fuerte original que sobrevivieron a los bombardeos aliados. 121 escalones conducen a su parte superior, desde donde se obtienen las mejores vistas del recinto.
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Puesta de sol sobre el canal que rodea el recinto del Palacio real |
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La torre Nan Myin |
Monasterio Shwenandaw
Como ya he comentado, en las cercanías del Palacio (cerca de la esquina noreste del recinto) se encuentra el Monasterio Shwenandaw, el único pabellón del Palacio real que sobrevivió a los bombardeos aliados gracias a que en 1880 el hijo del rey Mindon decidió desmontarlo de su ubicación en el Palacio real (después de que su padre muriera en el edificio) y construirlo en una zona cercana pero fuera del recinto del Palacio. El detalle de los grabados en teca pueden dar una imagen de cómo debió de lucir el Palacio real en sus orígenes. Los comparaciones son siempre odiosas, pero en éste caso necesarias...y es que a la vista del original, la reconstrucción actual del Palacio real no puede calificarse con otro adjetivo que no sea chapuza. Otra maravilla que desapareció merced a la sinrazón de la guerra.
Monasterio Atumashi
Adyacente al Monasterio Shwenandaw se encuentra el Monasterio Atumashi, una copia del construido por el rey Mindon en 1857 ya que el original desapareció pasto de las llamas en un incendio en 1890, haciendo desaparecer también el inmenso Buda lacado de su interior. Cinco años antes, durante la invasión británica, el enorme diamante que albergaba el Buda lacado también desapareció. En la actualidad el recinto es un espacio vacío ocupado por una solitaria representación de Buda en su altar al fondo del pabellón.
Pagoda Kuthodaw
Construida en 1857 por el rey Mindon (que ya resulta familiar a estas alturas del viaje), esta pagoda se localiza a los pies de la colina de Mandalay, apenas a 300m al norte del Monasterio Atumashi. La estupa dorada, de 30m de altura, es la pieza central de un complejo compuesto por más de 700 pequeñas y resplandecientes pagodas blancas, cada una de las cuales contiene una piedra grabada con textos sagrados, grabaciones que se realizaron con motivo del sínodo Budista de 1881. Se dice que cuando se hubo completado la tarea de escritura de las piedras, 2400 monjes estuvieron leyendo el texto durante 6 meses hasta que consiguieron completar la lectura; por eso a los locales les gusta referirse a él como "el libro más largo del mundo". Las tablas actuales parecen ser reconstrucciones, ya que muchas de las originales se perdieron durante la invasión británica, ya que a los vecinos europeos no se les ocurrió otra cosa que usar las planchas originales en la construcción de carreteras...sin comentarios.
Pagoda Sandamuni
A escasos 200m al este de la Pagoda Kuthodaw se encuentra la Pagoda Sandamuni, muy similar a la anterior, con la que comparte la estructura (una estupa dorada central rodeada de cientos de estupas menores de un blanco resplandeciente) y el contenido, ya que alberga cerca de 2000 paneles de mármol con inscripciones de comentarios sobre el libro sagrado budista. A menudo los locales se refieren a estas tablillas como el "volumen II del libro más largo del mundo".
Templo Kyauktawgyi
A los pies de la
colina de Mandalay se localiza este templo, con numerosos pabellones rodeando el edificio central que lamentablemente se encontraba cerrado a los visitantes durante mi visita. En teoría el templo alberga un enorme buda de mármol, construido de un sólo bloque. Tal vez en otra ocasión lo pueda ver...de momento los edificios mostraban un aspecto "peculiar" con la iluminación navideña de las fechas.
Colina de Mandalay
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Buda Shweyattaw |
A la colina de Mandalay se puede acceder a través de cuatro largas escaleras cubiertas, en un recorrido que lleva en torno a 45 minutos (que hay que hacer descalzo...) hasta poder alcanzar la cima (también se puede subir en moto, ¡pero no tiene tanto encanto!) Durante la ascensión se pasa por diversos templos y lugares de interés, como el Buda Shweyattaw, situado más o menos a la mitad del recorrido y que tiene la peculiaridad de ser la única representación de Buda señalando que hay en Mandalay; la leyenda dice que el Buda pronosticó que una gran ciudad se alzaría a los pies de la colina 2400 años después de su muerte, y su dedo señala el lugar en el que en 1857 el rey Mindon construyó el Palacio real, dando así validez a la predicción del Buda.
En lo alto de la colina se ubica el templo Sataungpyei, que se alza sobre la ciudad de Mandalay. En su interior merece la pena visitar las dos grandes serpientes (Mwegyi Hnakaung) que representan a aquellas que visitaron a Buda para tentarlo. Los fieles depositan dinero sobre ellas y en sus fauces...¿será para que les tienten o para evitar las tentaciones?
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El templo Sataungpyei sobre la colina de Mandalay, con la ciudad a sus pies |
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Las conocidas dos grandes serpientes |
Como es de suponer, el templo de la cima es un lugar estupendo para ver la puesta de sol de un nuevo día, con sus característicos tonos rojizos, siempre un espectáculo impresionante pero que en Myanmar cobraba mayor significado día tras día.
Mercado Zegyo, Pagoda Eindawya y estación de ferrocarril
En la zona Oeste de la ciudad se localizan otros puntos de interés de la antigua capital del reino, a una distancia accesible a pie desde el hotel, a medio camino entre el río y el Palacio real. El mercado Zegyo es el mayor centro de comercio de Mandalay; desgraciadamente, durante mi visita y con motivo de la fiesta del año nuevo birmano, el mercado estuvo cerrado durante toda mi estancia en la ciudad...así que me tuve que conformar con ver su característico reloj en el centro de la plaza.
A unos 400m al oeste del mercado Zegyo se ubica la pagoda Eindawya, con su estupa dorada que data del año 1811. Los "jardines" que rodean la pagoda albergan uno de los árboles de la vida más grandes de cuantos he podido ver durante mi viaje.
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Pagoda Eindawya |
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El árbol de la vida dentro del recinto de la Pagoda Eindawya |
En la calle 78 se encuentra la estación de trenes de Mandalay; las vías parten la ciudad en dos y supone realmente una barrera física para la ciudad...si no se cruzan las vías por los lugares "indicados" ¡puede ser un problema salir del laberinto de calles!
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Puesto de comida en los accesos a la estación |
Templo Mahamuni
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Confundido... |
El
Templo Mahamuni, localizado al sur de la ciudad, es el segundo templo más venerado de
Myanmar, sólo por detrás del de la
Pagoda Shwedagon en Yangon (
Parte 1) Se dice que la representación de
Buda que alberga es una de las cinco imágenes que se fundieron en los tiempos de
Buda, aunque es poco probable y los últimos estudios señalan el origen de la imagen 500 años después. Solamente los varones pueden acceder al templo en el que se ubica la venerada imagen dorada (la vestimenta ha de ser adecuada...yo tuve mis mas y mis menos con el guardia de la entrada por unos pantalones largos no lo suficientemente largos...), donde los fieles se afanan en colocar láminas de oro, pero en esta ocasión la cara de la imagen se salva, ya que está prohibido depositar láminas de oro en ella (por contra, el resto de la escultura ofrece un aspecto rechoncho y deformado a causa de las miles de láminas doradas aplicadas a lo largo de los años) Me llamó la atención, aparte del hecho de que las mujeres sólo puedan contemplar la imagen de Buda en la lejanía o a través de una pantalla situada para la ocasión), la conexión WiFi anunciada a bombo y platillo en el templo...definitivamente, como ya he comentado en mi reflexión inicial sobre el budismo, cuanto más viajo y más descubro, menos conozco al respecto.
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La imagen de bronce de Buda del Templo Mahamuni |
Pagoda Shwe Zigon
Para finalizar el recorrido por los lugares de interés de Mandalay, caminando por las calles de Mandalay encontré por casualidad la
Pagoda Shwe Zigon, una de las más llamativas visualmente de la ciudad, pero que no goza del favor de los fieles, y es que a juzgar por la afluencia de fieles, parece que no alberga ninguna reliquia en su interior. A mis ojos, una de las pagodas más hermosas que visité en
Myanmar, ironías de los viajes....
Celebraciones del año nuevo - Thingan
Las fechas de mi visita a Mandalay coincidieron con la celebración del año nuevo birmano (que se celebra entre el 13 y 16 de Abril) A pesar de mis esfuerzos por saber cuál era la fecha del año nuevo (el momento en el que se pasa del año X al año X+1), no fui capaz de descubrirlo (¡y no será porque no lo intenté! pero el idioma es una barrera infranqueable en Myanmar) Me había propuesto celebrar la fecha del cambio de año a la española, con mis uvas y todo...al final parece ser que no hay una fecha concreta, si no que se celebra a lo largo de los 4 días señalados (y me parecieron muchas uvas...) El fin de año también se conoce como la fiesta del agua, y marca el final de la temporada seca y pretende dar la bienvenida a la temporada de lluvia, que suele comenzar el mayo con la llegada de los monzones, lluvias que cambian la fisonomía del paisaje de una forma que no puedo siquiera imaginar: el mismo puente de 6m de altura que sólo salva un prado durante mi visita, cobrará una importancia vital unos meses más tarde para poder salvar el agua que aflora entre sus rendijas. En los días previos a la celebración oficial se repiten actos festivos, donde las jóvenes visten vestidos tradicionales al tiempo que bailan al son de canciones tradicionales, ¡todo un espectáculo de coordinación y color!
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Las cestas de navidad también son una tradición en Myanmar, ¡curioso! |
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Bailes tradicionales burmeses, antes de la fiesta del año nuevo |
Lo que en un principio se presentaba como una buena noticia (¡una celebración de año nuevo!), al final resultó no serlo tanto. El país se paraliza durante estas fechas, con los inconvenientes que ellos supone para el viajero: sin trenes, ni autobuses y con servicios aéreos reducidos, cualquiera se puede imaginar que moverse en Myanmar en tales condiciones es de todo menos una buena noticia... A ello hay que añadir que las celebraciones de la famosa fiesta del agua dejan un poco que desear: básicamente se trata de lanzar agua (o de recibirla en mi caso) durante los cuatro días, sin interrupción, desde que sale el sol hasta que se pone. Al principio la fiesta tiene su gracia, sobre todo cuando son niños los que te tiran pequeños cubos de agua, entre risas y avergonzados por tu aspecto occidental. Pero cuando los más creciditos (la fiesta no entiende de edades) te empapan manguera en mano (algunas de ellas al más puro estilo de una manguera de bombero), o no dejas de recibir cubos de agua (¡¡cuidado que cabe agua en un cubo!! nunca hubiera imaginado que uno sólo podía empaparme por completo) a cada paso y durante cuatro días, la fiesta acaba cansando un poco. Yo al final decidí esquivarlos con la bici, y sólo me movía por calles en las que veía que la situación estaba tranquila (las menos...) El esfuerzo es totalmente inútil, porque al final acabé empapado, así que al segundo día ya decidí salir con bañador y chanclas directamente, ¿para qué perder el tiempo?
Lo peor sin duda para la cámara de fotos y el teléfono móvil, porque no se cortaban en absoluto en tirarte un cubo de agua aunque vieran que estabas con el móvil o la cámara, algo que me enfadó en más de una ocasión, ya que si bien yo respeto su tradición y "permito" que me mojen, también me gustaría que en alguna ocasión hubieran respetado mi deseo de no volver a pasar por la ducha... El punto álgido de las celebraciones en Mandalay se producía en las casetas instaladas a lo largo del recinto que rodea el Palacio Real, donde algunos pocos mojaban a todos los demás, en una fiesta continua de música y alcohol. El acceso a las casetas o tribunas costaba unos 30€/día al cambio, algo que me pareció una barbaridad, si bien es cierto que no faltaba gente. Me sorprendió la libertad y algarabía con la que se manifestaban los locales (pensé que con el régimen militar la gente se comportaría de una forma más, digamos, tranquila) Grabé unos cuantos videos mientras soportaba estoicamente la lluvia de agua sobre mí (igual que sobre toda la gente, claro), y la verdad es que los comportamientos no tienen desperdicio...¡una lección aprendida más!
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Al final de la fiesta las calles quedaban inundadas de agua...
A la mañana siguiente estaban secas, listas para recibir de nuevo el agua |
Inwa
Como Mandalay no respondió a mis expectativas (que igual eran demasiado altas a priori), y buscando también huir de la fiesta del agua, hice unas cuantas excursiones por los alrededores para descubrir las antiguas capitales. Ninguna ciudad fue capital de Birmania por más tiempo que Inwa, pequeña localidad situada al sur de Mandalay (a unos 20Km) y que alberga numerosas muestras que dan idea de la grandeza de ésta ciudad en el pasado. Un enorme terremoto en 1839 destruyó la mayor parte de vestigios de la ciudad, dejando tras de sí una sucesión de ruinas que no obstante conservan un encanto especial (al menos para el que suscribe) Inwa es en la actualidad una ciudad polvorienta, sin carreteras, y a la que sólo se puede acceder por barca desde el embarcadero situado justo enfrente (1000 MMK) La visita se puede realizar en medio día (salida de Mandalay, visita a Inwa y regreso a Mandalay, 8000 MMK en moto, aunque también se puede llegar en bici fácilmente porque el terreno es llano y discurre paralelo a la orilla del río, un bonito paseo que repetí en bici los días siguientes)
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Los carros, la manera más usual de moverte por Inwa |
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Barca por la que se accede a Inwa |
Al llegar a Inwa, numerosos carros de caballos esperan la llegada de los turistas. El precio para recorrer los principales atractivos de la ciudad (en torno a una hora y media) es de 8000 MMK; menos romántico (pero viajando sólo ésto no importa), más practico y económico resulta hacer el recorrido en moto (3000 MMK) Inwa ofrece los siguientes puntos de interés:
- Pagoda Yedanasini, el templo más evocador de cuantos visité en Inwa. Los restos del templo se abren paso entre la maleza de la selva. La mezcla de ruinas y vegetación dotan a éste espacio de un ambiente especial. Aquí un espabilado niño (de unos 7 años) me explicó todo el templo, las ruinas, los símbolos...sin duda la persona birmana que mejor inglés hablaba de todos con cuantos me crucé en el viaje. Además de espabilado era gracioso (vendía postales y me dijo hasta de cuánto era su comisión por vender el paquete de postales), así que se llevó una buena propina. Al olor del dinero no tardaron en salir sus hermanos pequeños, pero no tenían tanta gracia, así que no tuvieron tanta suerte...
- Pagoda Daw Gyan, un complejo de pagodas que no ofrecen mucho que ver...
- Monasterio Bagaya, uno de los pocos ejemplos que quedan de la característica arquitectura en teca de Myanmar, con cuidados grabados en madera. En el monasterio viven numerosos monjes y novicios que acuden a clase cada mañana en éste entorno espectacular.
- Torre Nan Myin, la única torre de vigilancia con la que cuenta Inwa y que resultó seriamente dañada durante el terremoto de 1839; en su origen era parte del recinto del palacio presidencial. Hoy se alza en mitad de la nada...
- El Monasterio Maha Aungmye Bonzan, diseñado a imagen de los monasterios tradicionales de teca pero construido con el ladrillo como material base, es uno de los pocos edificios que perduran de la época dorada de Inwa. Data de comienzos del S. XIX, cuando la capital se trasladó desde Inwa hacia Amarapura. El interior, de tierra y piedras, también se debe recorrer descalzo...esta parte de la visita la obvié, por motivos evidentes...
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Estado actual del interior del monasterio... |
- Pagoda Shwedigon, la mayor estupa de Inwa y poco mas...con todas las pagodas vistas hasta la fecha en el viaje, esta no ofreció ningún otro interés particular.
De regreso hacia Mandalay se puede contemplar la magnífica estampa que ofrece Sagaing, con sus numerosas cúpulas doradas sobre la colina (otra de las ciudades reales que no pude visitar por falta de tiempo), y los famosos puentes sobre el río Ayeyarwady, que conectan Amarapura y Sagaing. El más conocido, de 16 vanos y dos cubiertas, ha sido la única vía de comunicación entre ambas orillas desde su construcción por los británicos en 1934 y hasta 2008, cuando un nuevo puente se abrió al tráfico. En medio de este periodo, el puente sufrió los rigores de la guerra en 1942 cuando parte de su estructura fue destruida para impedir el avance de las tropas japonesas. El puente recuerda (muy de lejos) al famoso puente de Colonia que resultó totalmente destruido durante la II GM.
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El antiguo puente sobre el río Ayeyarwady |
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La colina de Sagaing |
Amarapura
Situada a 12Km al sur de Mandalay (fácilmente accesible por medio de bicicleta) se encuentra Amarapura (que significa "ciudad de la inmortalidad"), ciudad que sucedió a Inwa como capital del reino en 1783. La historia birmana muestra que sus gobernantes siempre han sido muy supersticiosos y no han dudado en cambiar la capital del reino de una ciudad a otra o de incluso cambiar la moneda (en cuanto a sistema, apariencia y valor nominal) si así lo recomendaban los gurús que se encargaban de interpretar los designios del cielo. Amarapura se benefició de uno de esos cambios. Es un lugar mucho más rural que su vecina del norte, y más auténtica, me atrevería a decir. De entre los atractivos que ofrece esta ciudad, como las anteriores, venida a menos, destaca sin duda el puente U-Bein, el más largo del mundo construido en teca (con una longitud de 1,1Km) y cuyo recorrido resulta un auténtico placer. Los pilares de madera sostienen la pasarela a unos 6 m de altura. Durante mi visita, muchas de las zonas situadas bajo los tablones de la pasarela solamente albergaban campos y verdes prados; con la llegada de los monzones, la zona se inunda y el agua se sitúa a escasa distancia por debajo de la pasarela: resulta difícil creer que las lluvias puedan originar tales cambios en tan breve espacio de tiempo y de forma recurrente, año tras año; maravillas naturales de nuestro mundo.
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Las curiosísimas terrazas sumergidas en Amarapura |
El ya atractivo paseo sobre el puente se ve acrecentado si se realiza al atardecer (el mejor periodo del día, ya que el ambiente también "refresca" un poco) Las terrazas al borde del lago se llenan de gente, el sol comienza su particular ritual del ocaso, que no por repetirse cada día deja de maravillar (sobre todo en entornos como éste), los mercados empiezan a aflorar a ambos extremos del puente y los locales se lanzan al lago, palo en mano, en busca de la pesca del día. Ciertamente el lugar ofrece mucha posibilidades fotográficas y es un buen sitio para tomar el pulso a la sociedad burmesa. Un sitio muy interesante y que recomiendo visitar.
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Puesta de sol sobre el puente U-Bein, en Amarapura |
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Las refrescantes terrazas |
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Los pilares del puente U-Bein; seguramente
a estas alturas ocultos por el agua |
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Al atardecer los barqueros hacen su agosto;
por 5000MMKs se puede dar un paseo |
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Agricultura tradicional; tanto trabajo y todo quedará anegado por el agua
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La curiosa forma de pescar a palos, el único pescado que se pueden permitir muchos en Myanmar |
Mingun
La última de las visitas que realicé en Mandalay me llevó a Mingun, una antigua ciudad real a la que sólo se puede llegar en barco, en un relajante paseo por el río de en torno a una hora de duración (salida a las 09:00 y regreso a las 13:30, 3000 MMK) Los barcos se cogen en el embarcadero situado al final de la calle 26.
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Los bancos de arena dan idea de lo bajo que estaba el nivel del río, al final de la temporada seca |
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El barco que realiza la travesía Mandalay - Mingun |
Mingun tiene pocos atractivos (todos cubiertos por una entrada general de 3000 MMKs, pero nadie me la pidió, así que no la compré), pero la sola idea de una pagoda gigante e inacabada fue suficiente para que no dudara en visitar esta ciudad en una excursión de medio día; y es que siento una atracción inexplicable por este tipo de construcciones, con toda la historia que llevan detrás (algunos pensarán que sólo son unas piedras semi-derruidas, pero yo me imagino la construcción y lo que podría haber llegado a ser y se me ponen los pelos de punta)
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La soberbia imagen de la pagoda alzándose sobre el terreno |
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Mingun, una zona muy tradicional |
El acceso a la gran pagoda de Mingun está custodiado por dos esculturas gigantes (o lo que queda de ellas), a semejanza de las grandes efigies de Egipto. Junto a ellas se alza la Pagoda Settawya, construida en 1811 para custodiar una huella de Buda.
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Pagoda Settawya |
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Vista posterior de la Pagoda Settawya |
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Lo que queda de las enormes esculturas llamadas a proteger el
acceso a la Pagoda de Mingun |
La construcción de la Pagoda de Mingun (Pahtodawgyi) se ordenó en 1790 para albergar una reliquia, un diente de Buda. La construcción se realizó con mano de obra esclava. La crisis sufrida por el reino a comienzos del S. XIX causó una escasez de fondos que dieron al traste con la faraónica labor de construcción de esta fabulosa pagoda, que de haberse completado, con sus 150m de altura hubiera sido más alta que la gran pirámide de Giza en Egipto...casi nada, ¿es o no para emocionarse? El gran terremoto de 1839 hizo el resto, destruyendo la parte superior de la construcción, a los guardianes y causando las grietas que hoy luce la construcción en todas sus fachadas.
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La fachada oeste, la más alejada del acceso principal que se sitúa al este |
El acceso a la parte superior había estado prohibido desde que en el año 2012 otro terremoto causara más daños a la ya deteriorada estructura. Por fortuna, el acceso se ha reabierto recientemente y tuve la oportunidad de subir a la parte superior, no sin dificultades, ya que el acceso está en muy mal estado, con cascotes de ladrillo y piedras por doquier, y al tener que ascender descalzo (sí, aquí también hay que subir descalzo...¡y el suelo quema! que decía yo que qué le importará a Buda que se acceda a la parte superior de la Pagoda calzado, que lo importante está en el interior...) la subida y sobre todo el acceso al mirador este, se complica (no todos los que subían lograban acceder al mirado)
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¿alguien dudaba que habiendo un sitio al que subir no lo iba a abordar, con éxito? |
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La parte "fácil" del acceso. Al mirador de la parte superior no se
accedía tan fácilmente... |
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Acceso a la parte superior de la pagoda; descalzo es un reto... |
El interior de la pagoda alberga varias representaciones de Buda, pero el austero y reducido tamaño del templo interior contrasta con la majestuosidad exterior pretendida para el mismo.
En Mingun se pueden visitar otros lugares de interés, todos ellos a corta distancia desde la pagoda y accesibles a pie, además de poder saborear el calor y el color de las calles:
- La Pagoda Hsinbyume, cuya construcción data de 1816 y que representa el monte Meru, con sus siete terrazas por debajo de la estupa, que representa el pico sagrado.
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La Pagoda Hsinbyume desde lo alto de la Pagoda Mingun |
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La Pagoda Mingun, desde lo alto de la Pagoda Hsinbyume |
- La gran campana de Mingun, de casi 91000Kg de peso. Mirando los anclajes, da la sensación de que van a ceder en cualquier momento atrapándote dentro de la misma...pero los locales se metían dentro, y como allá donde fueres haz lo que vieres pues...
- El centro de la ciudad ofrece algunos lugares peculiares, además de imágenes sobre el día a día de los habitantes de la zona. Siempre interesante descubrir algo nuevo.
Bagan
Con media hora de adelanto sobre el horario previsto, el vuelo que salió de
Mandalay a las 08:15 y que realizó una breve escala en
Heho para el desembarque y embarque de pasajeros (algo muy habitual en
Myanmar; durante el tiempo de escala permaneces en el avión, así que hacen escalas de 15-20 minutos) aterriza en el diminuto aeropuerto de
Nyang U, localidad de acceso a
Bagan. Al llegar, sin posibilidad de escape posible, hay que abonar la tasa de ¡¡20$!! para acceder al área arqueológica de
Bagan (según he leído en algunos blogs, hace sólo dos años la tasa era de 10$...que cada uno saque sus propias conclusiones de hacía donde camina este país...) Tras un breve paseo en taxi (esta vez sin sobresaltos, para variar), llegada al hotel y en marcha para conocer los templos. Por delante 4 días para descubrir
Bagan y sus alrededores desde todos los puntos de vista posible.
La zona arqueológica de
Bagan cubre unos 50km cuadrados, incluyendo las poblaciones de
Nyang U,
Nuevo Bagan,
Antiguo Bagan y otras menores. En esta zona se concentran en torno a 2400 templos budistas, de todos los tamaños, formas y colores posibles. La controversia esta servida, ya que la mayor parte de los mismos no son originales, sino reconstrucciones realizadas por el gobierno Birmano con mayor o menor rigor histórico, motivo por el cual la UNESCO denegó otorgar la denominación de
Patrimonio De la Humanidad a esta zona. Al margen de esta polémica, la belleza de la zona es incuestionable, y la sola contemplación de las pagodas (algunas milenarias, otras no tanto) emergiendo de entre la vegetación justifican por sí misma la visita a esta zona; además, el significado religioso de esta zona está fuera de toda discusión, y durante mi estancia comprobé el fervor que mueve a los birmanos a recorrer, a modo de tour organizados, diferentes pagodas, donde sólo se detenían por unos minutos para rezar antes de poner rumbo a otra nueva pagoda, donde el mismo ritual se repetiría.
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El embarcadero de Old Bagan |
En mi opinión, la mejor forma de conocer Bagan es en bicicleta: te permite moverte por donde quieras (incluso fuera de los 'caminos' marcados, dándote la posibilidad de encontrar templos remotos y prácticamente perdidos, una experiencia que sin duda hay que valorar - al menos yo lo hice) El terreno es prácticamente llano, pero es muy arenoso, por lo que en ocasiones compensa echar pie a tierra y continuar andando. Otro problema pueden ser los pinchazos; los dos primeros días alquilé una bici normal (1500 MMK todo el día) y no tuve ningún problema (¡y mira que me metí por sitios complicados!), aunque en ocasiones por las elevadas temperaturas se hacía un poco duro, pero siempre había un lugar donde avituallarse de agua y comida. El tercer día la idea era la misma, pero al poco de salir del hotel la rueda trasera pinchó (¡y eso que no me había metido aún por ningún camino!) Todas las bicis van equipadas con una tarjeta y un número de teléfono al que debes llamar si tienes algún problema. Un amable grupo de birmanos me sacó del apuro llamando al teléfono en cuestión (mi teléfono no funcionó durante toda mi estancia en Myanmar) y media hora después llegó una camioneta con otra bici de reemplazo...sólo que esta vez era una bici eléctrica (curiosa táctica...con la excusa de que no tienen más bicis de las normales disponibles, te colocan una e-Bike por 5000 MMK a mayores) La verdad es que después de haberla probado, han sido los mejores 4€ invertidos de mi vida, ya que fue súper cómoda (aunque también se quedaba atascada en la arena y no permitía acceder a muchos de los caminos a los que sí podías acceder con una bici normal), tiene bastante autonomía (yo estuve con ella todo el día sin parar y al devolverla por la noche aún marcaba 30% en la batería restante) y descansas mucho más, algo que con las elevadísimas temperaturas se agradece enormemente...vamos, que encantado con la experiencia ¡hasta el punto de estar mirando una para comprar en Colonia! De haber sabido de sus existencia, no hubiera pedaleado los dos primeros días...
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¡Orgulloso de mi e-bike! |
De las cientos de pagodas que pueblan la zona hay algunas que son visita obligada, bien por su estado de conservación o por el significado religioso de las mismas. Entre estas se pueden visitar las siguientes:
- U-pali-thein, un pequeño grupo de templos que datan del S. XIII y donde destaca la representación de Buda con dos cabezas, la única de éste tipo en Bagan. Otro de los atractivos del templo y que muy poca gente conoce, es que se puede subir a la terraza superior...sólo tienes que buscar la diminuta puerta de acceso a la escalera y aventurarte. Las vistas desde lo alto no defraudan en ninguno de los casos.
- Gubyaunknge y Gubyaukgyi se encuentran entre los templos más antiguos de Bagan (datan del S. XI) y aún conservan algunos elementos originales, como la cúpula en forma de mazorca y los frescos de su interior.
- Htilomino, uno de los más grandiosos templos construidos en Bagan, un templo solitario (normalmente los templos se encuentran agrupados) donde destaca su estupa de 46m de altura. El interior alberga cuatro imágenes de Buda doradas y numerosas representaciones pictóricas.
- El templo Dhammayangyi, el más grande y mejor conservado de todos los templos de la planicie. Data del año 1160 y fue construido por un rey muy particular: asesinó a su padre, y envenenó a su hermano el día de su coronación. Se ve que el hombre se dio cuenta de lo que había hecho y trató de redimirse construyendo esta maravilla. La perfección de la construcción es palpable: se comenta que el rey supervisó las obras personalmente y ejecutaba a los maestros de obras si en el espacio dejado entre dos bloques se podía introducir un alfiler...lo dicho, una joya de persona.
- El Templo Ananda, uno de los más, si no el más, llamativos templos de Bagan. La torre central, en forma de mazorca, de 52m de altura, sobresale en el horizonte. En el interior cuatro representaciones de Buda guardan las cuatro entradas, según los cuatro puntos cardinales. El complejo cuenta con más de 1000 esculturas en piedra, cuidados relieves en piedra y elementos suficientes como para pasar un largo rato visitando el lugar.
- Pagoda Shwezigon, situada a las afueras de Nyaung-U, se cree que alberga en su interior reliquias del Buda Gautama (un diente y un hueso) La altura de la estupa central es de 49m y contiene representaciones de Buda del S. XII.
- Pagoda Shwesandaw, uno de los puntos más visitados al atardecer (pero no el mejor), ya que se permite el acceso a su parte superior. Construida en 1057, se cree que alberga otro de los pelos de Buda que rondan por el mundo. Al atardecer la terraza superior se llena de visitantes, lo que rompe un poco la magia del momento (tanta algarabía...)
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Una de las escaleras de acceso a la terraza |
Lo mejor sin duda, es perderse por los caminos y descubrir la zona por uno mismo, algo que me transportó imaginariamente a una época de conquistas y descubrimientos. Los planos ayudan, pero no tienen toda la información. La mayor parte de las pagodas no permiten acceder a los pisos superiores (sobre todo en las más visitadas y las más grandes); pero las de tamaño medio o menos visitadas a menudo tienen una pequeña puerta ovalada en uno de los laterales, oculta en la penumbra, que permite subir a los pisos superiores a través de una angosta escalera de techo bajo (algunas no aptas para claustrofóbicos, me temo) que conducen hasta la azotea con la recompensa de unas fabulosas vistas (en la mayor parte de las ocasiones) y alejado del bullicio de las grandes pagodas visitadas en masa tanto por fieles como por turistas. Sin duda una experiencia que recomiendo, aunque algunas tengan sorpresa: a menudo los techos de las menos visitadas albergan extensas comunidades de murciélagos, que no dudarán en salir en estampida en cuanto noten tu presencia. En otros casos los bajísimos techos de las escaleras (por donde hay que subir casi en cuclillas) esconden colmenas de avispas....Myanmar ha sido un 'buen' lugar para comprobar que no soy alérgico a estos insectos... Lo mejor es adentrarse en estos templos con una buena linterna para ver al menos donde se pisa (para los olvidadizos, los templos se visitan descalzo...) y si merece la pena correr el 'riesgo' de subir (linterna que no llevé el primer día de visita, pero que se convirtió en una inseparable compañera de viaje el resto de los días de mi estancia en Bagan)
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los mercados en algunos templos son una constante |
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Pagoda Myet Taw Pyay |
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Complejo Gaw Daw Palin, del S.XIII |
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Pagoda Buphaya |
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¿¿¿Einnnn??? |
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Sapada Pagoda, en Nyaung-U |
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El lujoso hotel ubicado en la zona arqueológica
con su horrible y altísima torre |
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Templo Tayoke Pyay |
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Interior del templo Payoke Tyay |
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Interior del complejo Lay Myet Hnar, un hogar para mucha gente |
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Complejo Lay Myet Hnar |
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Complejo monástico Hsin Phyushin |
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Pagoda Damma Yazika |
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Complejo Shwe-Leik Too |
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Templo Khay Min Gha |
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Templo Khay Min Gha |
Las vistas que se obtienen desde lo alto de algunos de los templos a los que se puede ascender constituyen uno de los mayores atractivos de la zona, la recompensa al esfuerzo del descubrimiento. Como ya he comentado, muchos templos menores y poco frecuentados ofrecen la posibilidad de subir a la terraza superior; incluso desde ellos las vistas son siempre soberbias. Los templos más famosos a los que se permite subir son los del
Shwe-Leik-too y la
Pagoda Shwesandaw, pero suelen estar repletos de gente y esa multitud rompe el hechizo de la visita parcialmente. Yo di por casualidad con un templo (que sinceramente no sé como se llama), situado a medio camino entre Nyaung-U y Old Bagan, a la izquierda de la carretera (a la altura del complejo Alo-pyi) que no estaba muy frecuentado y que ofrecía unas vistas estupendas:
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El templo en cuestión, fácilmente reconocible por la protección metálica de su cúpula |
Pero las vistas desde cualquier lugar elevado resultan preciosas...¡difícil marcharse de un lugar así!
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Cualquier lugar puede ser un buen punto de observación...¡o de descanso! |
Monte Popa
El último día de mi estancia en
Bagan decidí visitar el
Monte Popa (en taxi compartido, 10000 MMK por persona), una famosa visita de medio día desde
Bagan, ya que los templos ya los tenía muy visitados y el cansancio fue haciendo mella en mi después de tantos días de ruta con elevadas temperaturas y humedad, así que decidí hacer algo más tranquilo y descansado para mi último día en
Bagan. El trayecto al
monte Popa dura en torno a hora y media. Por el camino paramos a visitar un chiringuito donde se extraía aceite de cacahuete y se elaboraban dulces y licores con el extracto de la hoja de palma...ciertamente muy curioso. Los dulces eran demasiado dulces para mi gusto, y el licor, si bien era de fuerte graduación, resultaba suave al paladar, pero tampoco me convenció así que por una vez mi cartera no se movió de donde estaba.
Continuando ruta hacia el
Monte Popa llegamos al último tramo, una de las carreteras más duras que he conocido, no sólo por la dificultad del trazado y el asfalto, que también, sino por la dureza humana y emocional que se esconde tras cada una de las personas (hombres y mujeres, niños y ancianos) que se apostan en las cunetas suplicando a los coches y camiones que pasan un puñado de
kyats. A la ya de por sí dura experiencia, se suma la falta total de escrúpulos y sensibilidad de un puñado de paletos a los que les hace gracia tirar billetes de 50 MMK para ver como la gente corre tras el polvoriento billete mientras ellos se regocijan en su propia vanidad. Lamentable. Quisiera ver a esas mismas personas en la situación de aquellos que pueblan las cunetas, a ver si viéndose correr tras el equivalente a 5 céntimos de euro les hace la misma gracia.
Finalmente llegamos al acceso al mirador del monte, donde debido al tremendo atasco formado por la cantidad de vehículos que se agolpaban en tan reducido espacio (algo que me recordó el acceso al mirador del
Monte Bromo en
Indonesia para ver amanecer), nos vimos obligados a abandonar el coche y continuar a pie por unos 15 minutos. El templo se alza orgulloso en la cima de una curiosa formación rocosa que surge de la nada. Lo más llamativo sin duda es la vista de tal formación coronada por las doradas pagodas desde la base del monte.
La ascensión discurre por una interminable escalera cubierta, donde los macacos se apostan en busca de algo que llevarse a la boca, pero se mostraron bastante reacios a acercarse a la gente. El templo de la cima fue una pequeña decepción, ya que carece de atractivo alguno (desde el punto de vista del viajero, ya que para los budistas tiene un profundo significado religioso); está compuesto de varios pequeños templos y lo más llamativo sin duda son las espectaculares vistas que se tienen del valle desde la altura, aunque la humedad existente y las nubes mermaron esta visión (al menos a los ojos de la cámara de fotos)
Concluida la visita, un almuerzo rápido en la base del monte y regreso a
Bagan, a tiempo para coger el vuelo de
Air KBZ que me llevaría puntual, una vez más, a
Yangon para pasar mi última noche en
Myanmar (tuve que adelantar el regreso un día ya que con motivo del final de las celebraciones del año nuevo no había vuelos disponibles al día siguiente) Una cena en la terraza de uno de los restaurantes locales, bañado en sudor por las altísimas temperaturas incluso durante la noche, y un paseo por la zona de la
pagoda Sule para gastar los últimos kyats fue todo lo que dio de si aquella noche tras un día ajetreado.
A la mañana siguiente el calor y la humedad persistían. De nuevo en taxi al aeropuerto (esta vez sin contratiempos e incluso sin negociar el precio, 8000 MMK, ya que era el precio 'oficial') para tomar de nuevo un vuelo de
Malaysian Airlines rumbo a
KL, destino intermedio de mi ruta por motivos laborales y punto final de mi viaje a
Myanmar.
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