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Islandia: hielo y fuego, una isla de contrastes

       
         Iceland. La tierra de hielo. El nombre no le hace justicia a la isla, ya que no refleja, ni tan siquiera insinúa, los innumerables contrastes que ofrece esta isla situada a medio camino entre Europa y América en el Atlántico Norte. Islandia es también la isla del fuego. Y del viento. Y del agua. Un territorio de enormes contrastes entre el centro y sur de la isla, ocupado por enormes masas de hielo glaciar (cuyas dimensiones disminuyen de forma alarmante año tras año), y el norte volcánico, donde la actividad geotérmica se muestra con toda su belleza y fuerza; el contraste entre los verdes paisajes bañados por preciosos saltos de agua y las llanuras "lunares" que inundan los paisajes norteños. 

Catarata de Gullfoss, en el círculo dorado, al oeste de la isla
       Islandia figuraba en mi lista de "viajes por hacer" desde hace tiempo, pero por unas razones u otras mi encuentro con la isla no se llegaba a materializar. Finalmente éste año se dieron las condiciones para poder visitarla y además en buena compañía, lo que supuso un doble motivo de alegría, contando con mi hermana y su pareja como compañeros de viaje. Como suele suceder en todo viaje, los preparativos comenzaron con los billetes de avión en la mano. Hoy en día hay centenares (millares tal vez) de webs de viajes y blogs que pueden ayudar al viajero a preparar la aventura, y esa información resultó muy valiosa para preparar el itinerario y reservar los hoteles (lo que como de costumbre restringe mucho los movimientos, pero personalmente me da seguridad al saber dónde pasaré la noche...¡y a qué precio! Algo que en Islandia es fundamental....) En esta ocasión conté también con los valiosos consejos y detallada información recopilada por dos amigos, Mayte y Salva, durante su reciente viaje a la isla (¡gracias pareja!) Con todo, decidí darle mi "toque personal" al viaje, para recorrer la isla en sentido horario (todos los viajes y tours organizados lo hacen en sentido anti horario...cuestión de gustos, supongo, pero para mi lo más atractivo se encontraba, a priori, en el sur de la isla, así que preferí dejarlo - con el beneplácito de mis compañeros de viaje - para el final del recorrido) Como de costumbre, no pretendo descubrir nada nuevo sobre Islandia, por el motivo señalado anteriormente. Mi objetivo es el de narrar en ésta entrada la que ha sido mi experiencia personal en este viaje, con la esperanza de poder transmitir con información y un detallado recorrido en imágenes lo que Islandia ofrece...¡que no es poco!


Al borde de la catarata de Dettifoss, la más potente de Europa
         La ruta que seguimos fue la siguiente: 
  1. Reykjavik
  2. Suroesteblue lagoon, Krysuvik
  3. Circulo dorado y alrededores: parque Nacional de Pingvellir, Kerid, Skálholt, Geysir, Gullfoss, Barnafoss, Deildartunguhver
  4. Norte: península de Vatnsnes, Godafoss, Husavik, Myvatn, Detifoss, Selfoss
  5. Sur: Höfn, Vik, Dorhaley, Svartifoss, Skaftafell

Fumarolas de Námaskard, al norte del lago Myvatn.
         Entre los objetivos del viaje (aparte de pasarlo bien, disfrutar de la experiencia y conocer un país nuevo - aunque sea sólo por encima), nos propusimos lo siguiente: 
  • Lanzarnos a la búsqueda de ballenas en el norte de la isla.
  • Buscar frailecillos, el ave más representativo de la isla, cuyo periodo de migración comienza a principios de agosto, lo que dificultaba la búsqueda
  • Caminar sobre un glaciar (antes de que dejen de existir...)
  • Experimentar la fuerza y magia de los géiseres de cerca
  • Enamorarnos de nuevo con las luces del norte, las auroras boreales.
Un plan ambicioso...¡veremos hasta dónde llegamos!

            La llegada


       Islandia, al igual que Noruega, Suiza y Liechtenstein, no es un estado miembro de la Unión Europea, aunque muchos de los acuerdos que en ella se negocia le son de aplicación, como por ejemplo el Acuerdo de Schengen y, por lo tanto, no hay ningún requisito especial para acceder al país, al cual se puede entrar con el DNI. A la isla se puede llegar en ferry desde Reino Unido, con llegada al puerto de Seydisfjördur en la costa este del país, o en avión, el medio más habitual. Reykjavik tiene dos aeropuertos: el pequeño aeropuerto de vuelos domésticos que se encuentra prácticamente en el centro de la capital, y el aeropuerto internacional de Keflavik, situado a unos 50Km al oeste. A pesar de tener otras opciones de vuelo más "cómodas", decidí hacer el viaje con mis compañeros de viaje vía Barcelona, con la compañía Vueling (y de paso poder ahorrar algunos euros al comprar los billetes con los avios - millas - del programa de viajeros frecuentes de Iberia) La experiencia de vuelo con Vueling (era la primera vez que volaba con ellos) en el trayecto Barcelona - Reykjavik fue nefasta: al injustificado (y sospechoso) retraso en el vuelo de ida (supuestamente por el cambio de una rueda...algo que parece ser sucede más frecuentemente de lo que en principio cabría esperar...), se unió un servicio a bordo pésimo, con una tripulación que claramente no estaba tan bien formada como debería (si hubiera tenido puesta mi "gorra" de inspector de aeronavegabilidad en el vuelo de ida...) y un espacio entre asientos claramente inferior al que ofrecen la mayor parte de las compañías aéreas, lo que hace que volar no sea tan placentero como debería (un trayecto de apenas 4 horas de duración que se hizo interminable por momentos...) En definitiva, puedo afirmar que esta ha sido mi primera y ultima experiencia con Vueling

Laguna de icebergs de Jokulsárlon, en el sur de la isla, ¡una preciosidad!

           El aeropuerto de Keflavik es muy pequeño, data del año 1943 y eso se nota en el estado de las instalaciones y servicios que ofrece, ya que el aeropuerto no se encuentra precisamente a la vanguardia de los aeropuertos europeos; en la actualidad se están acometiendo profundas reformas en sus instalaciones...(¡cuidado con los bloques de hormigón que se "ocultan" a la vista de los espejos retrovisores!) tal vez en unos años mi opinión sobre éste aeropuerto cambie. Desde allí parten autobuses al centro de Reykjavik o, como opción más práctica (y cara) se puede alquilar un coche para salir de allí y continuar recorriendo la isla, que es la opción que elegimos nosotros. Sin duda es la opción más cara (unos 700€ nos costó alquilar el coche, un 4x4, durante nuestra estancia, con seguro a todo riesgo, en Budget) pero también la mas recomendable para conocer la isla a tu aire y gozar de esa autonomía e independencia que puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de un viaje (al final ves lo que quieres y durante el tiempo que quieres sin estar sujeto a los horarios de los viajes organizados) 


Una de las pocas señales que nos encontramos en Islandia...
¡y la ponen en mitad de un camino de grava!
          Desplazarse por la isla en coche es sencillo; no hay mucho tráfico y los desvíos están bien señalizados. La variedad de carreteras (en cuanto a lo que a su estado se refiere) es asombrosa: las carreteras generales suelen estar bien asfaltadas, aunque te puedes encontrar con algún tramo de camino no asfaltado o incluso pistas de grava para acceder a algunos de los sitios más visitados de la isla, lo que si bien no hace imprescindible viajar en 4x4, sí lo hacen altamente recomendable. Mención aparte merecen las carreteras denominadas "F", cuyo acceso está limitado a vehículos con tracción total y donde no se recomienda aventurarse...visto el estado de algunas de las vías principales, ¡no quiero imaginarme cómo tiene que ser conducir por una de esas "F's"!

Circulando por una de las carreteras principales de Islandia, casi siempre
acompañado por unas vistas estupendas

Pista de tierra que atraviesa un paisaje desértico
Otra de esas carreteras "principales", de los mejores caminos de
grava por los que circulamos. ¡Algunas pistas eran propias de "rallie"!





















             Moneda

          La moneda oficial de Islandia es la corona islandesa (ISK) Tradicionalmente el cambio rondaba las 150 ISK por euro, pero con la reciente devaluación de la moneda comunitaria el cambio en el momento del viaje rondaba las 142 ISK por euro. Si a ello se le añade el de por sí elevado precio de todo en Islandia, viajar a este destino requiere de un considerable esfuerzo económico. Por regla general todo es aproximadamente el doble de caro (como mínimo) de lo que acostumbramos a pagar en España. Los hoteles merecen mención aparte, como veremos a continuación, porque aquí los precios se disparan de una forma exagerada.

             No se necesita cambiar moneda para nada, ya que todo se puede pagar con tarjeta de crédito. Una ventaja y un peligro...¡si no controlas los gastos te puedes encontrar pronto sin saldo en tu línea de crédito!



           La mayor parte de las estaciones de servicio de combustible (si viajas en coche privado) funcionan únicamente con un sistema basado en tarjeta de crédito (en algunas, y en función de la hora del día, puedes preguntar en la tienda que inevitablemente se sitúa al lado de toda gasolinera) Todas ofrecen instrucciones de funcionamiento en inglés, pero solo algunas de ellas lo hacen en español. Como referencia, el litro de gasolina 95 estaba en el entorno de las 202-205 ISK..¡buena parte del presupuesto del viaje se lo ha comido el Gran Vitara!

            Hoteles

       La oferta hotelera de Islandia deja mucho que desear; si a la escasez de plazas hoteleras se le añade el auge turístico que ha sufrido el destino en los últimos años, el resultado es previsible: precios desorbitados a cambio de unos servicios mediocres. Si además decides alojarte en los núcleos mas turísticos, el efecto en el presupuesto del viaje es inmediato. 

        Durante la ruta nos alojamos en los siguientes establecimientos:

  • Reykjavik, OK hotel (120€/noche), un apartamento para tres con una pequeña cocina, muy cuidado y perfectamente situado en el número 74 de la calle Laugarvegur, la mas céntrica de Reykjavik, a escasa distancia a pie de los principales puntos de interés de la capital islandesa. Durante nuestra estancia no vimos a nadie en recepción: para hacer el check-in hubo que llamar a un teléfono donde una señorita me dio la clave de una caja fuerte anexa donde se encontraban varios sobres con las llaves de acceso a los apartamentos, entre ellos el nuestro. Un sistema impensable en otros países europeos...un alojamiento de calidad, con una buena conexión a internet y a un precio razonable.

  • Borgarnes, hotel Borgarnes (80€/noche la habitación doble, 40€ la individual), un guesthouse situado en esta pequeña localidad al norte de Reykjavik que usamos como plataforma para comenzar nuestra ruta hacia el norte. Habitaciones correctas, ofrecen una conexión a internet muy pobre y un aseo que clama por una renovación completa. El trato de los recepcionistas fue malo (sin tapujos); el alojamiento ofrecía desayuno que luego no existió al parecer porque desde el 1 de septiembre no los ofrecen...pero los cobran y no dan ninguna explicación ni compensación a cambio. Se negaron incluso a darme hojas de reclamaciones...una desagradable experiencia que nadie desea vivir estando de vacaciones, pero que a veces no se puede evitar. Como suele pasar, lo barato sale caro...

  • Lago Myvatn, Sel hotel Myvatn (162€/noche en habitación triple), convenientemente situado al sur del lago, frente a los pseudocráteres de Skútustadir, ofrece unas habitaciones cómodas, espaciosas y nuevas, con un aseo muy amplio. Buena conexión a internet, un desayuno correcto (sin excesos, pero muy completo) y un buen restaurante completan las instalaciones del establecimiento, que además ofrece un servicio de aviso en caso de que haya auroras boreales por la noche...por desgracia pese a apuntarnos todos los días que nos alojamos allí nunca recibimos una llamada en mitad de la noche. Lo usamos como plataforma para visitar el lago, Husavik y algunos saltos de agua de la zona y resultó muy conveniente. 


  • Höfn, guesthouse apoteke (145€/noche la habitación doble, 80€ la individual), situado en la localidad de Höfn, al sur de Islandia, renombrado puerto pesquero donde la cigala es la reina de los menús de los restaurantes de la zona. Habitaciones amplias y nuevas, con un espacioso y moderno baño y una buena conexión a internet. De nuevo no vimos a nadie de recepción durante nuestra estancia: al llegar llamamos a un teléfono y poco mas o menos era "sírvase usted mismo". Nos dijeron que cogiéramos las llaves del mostrador de recepción y eso hicimos, escogiendo las habitaciones que mas nos gustaron (¡que para eso llegamos pronto al hotel por un día!) el desayuno, incluido en el precio de la habitación, no pudimos disfrutarlo porque tuvimos que salir pronto en busca de nuestra aventura por el glaciar y no había nadie preparándolo, pese a haber avisado el día anterior...extraña forma de gestionar un negocio...


  • Geirland, Geirland Hotel (165€/noche por cabaña), alojamiento a modo de cabaña pareada situada en Geirland, a medio camino entre Skaftafell y Vik. Ofrece estancias de un tamaño escaso (tanto dormitorio como baño) para tres personas adultas. Las cabañas incluyen una pequeña cocina. La conexión wifi solo es accesible desde el edificio principal donde se encuentra la recepción y el restaurante. Ofrece un buen desayuno con variedad de productos y un restaurante que sin llegar al nivel del del hotel Sel en Myvatn ofrecía buena calidad a precios razonables (pero islandeses)


1. Reykjavik 

         La capital situada mas al norte del mundo es una ciudad coqueta de cerca de 200000 habitantes (incluyendo el área metropolitana, agrupando de ésta forma a más de la mitad de la población islandesa), y que ofrece un puñado de puntos de interés que merece la pena visitar.




      Probablemente la imagen más retratada de la capital islandesa es la de su iglesia, Hallgrímskirkja, cuya torre destaca sobre el resto de los edificios de la ciudad y desde cuya parte más elevada se tienen unas vistas estupendas de Reykjavik. Para subir a la torre se emplea un ascensor y hay dos precios: gratis o pagando 800 ISK. Y lo digo porque lo único que te obliga a pagar es un cartel en el acceso al ascensor que indica que las entradas de acceso a la torre se compran en la tienda de la iglesia. Con mi cada vez más acentuada mentalidad alemana, no dudé en dirigirme a la tienda para comprar la entrada con la idea (ingenua) de que alguien controlaría el acceso, bien en el ascensor o bien en la parte superior de la torre. Nadie. Tuve que aguantar las burlas y reproches de mis dos compañeros de viaje (mucho mas españolizados que yo)...así que cada uno elige el precio por subir a disfrutar de estas vistas:


Interior y exterior de la iglesia luterana de Hallgrísmskirkja

Algunas de las vistas de las que se puede disfrutar desde la torre...merece la pena sin duda
     A escasa distancia de la iglesia en dirección sur (aunque hablar de distancias en Reykjavik es un poco ridículo, ¡porque no las hay!) se encuentra la escultura del Viajero del Sol, que simboliza un barco vikingo, en clara referencia al pasado vikingo de Islandia. Por su orientación diría que el momento óptimo para visitar esta curiosa y original escultura es al atardecer...pero como no pudimos disfrutar de ningún atardecer durante nuestra estancia (por las nubes que de forma casi perenne permanecieron en el cielo) tampoco lo puedo confirmar con imágenes...¡queda pendiente!




       Si se continúa bordeando el mar desde la escultura anterior en dirección oeste se llega al Harpa, el edificio que alberga la mayor sala de conciertos de Islandia, donde se desarrollan infinidad de actividades culturales. Un edificio que sin duda merece la pena ser visitado por dentro...y por fuera. Por no hablar de las vistas que desde él se tienen del puerto viejo de Reykjavik


Interior y exterior del Harpa. La imagen superior derecha corresponde al techo del edificio...¡curioso y original!
           
             Dirigimos nuestros pasos hacia el sur, en busca del final de la calle Laugavegur; a los pocos minutos nos topamos con el edificio de gobierno, de aspecto austero y donde solo la presencia de algunos coches de escolta denotaba la importancia de quien se encontraba adentro. 




       A partir de aquí lo recomendable es perderse por la vacías calles de la capital para descubrir sus encantos, una ciudad con personalidad propia y definida que mantiene todas sus señas de identidad sin renunciar a los nuevos tiempos. De entre los distintos lugares recomendaría:

  • El edificio del Parlamento, construido en piedra volcánica, sede del Parlamento islandés desde el año 1885, cuando fue trasladado desde Thingvellir (en el Círculo Dorado) Se encuentra en la plaza Austurvöllur, auténtico epicentro de la actividad social y cultural de la capital, presidida por el estatua del padre de la independencia islandesa. Completa la estampa la iglesia luterana de Domkirkja.


Edificio del Parlamento islandés en primer plano, con la iglesia Domkirkja al fondo
  • El lago Tjörnin, al borde del edificio del ayuntamiento de Reykjavik, una de las zonas más hermosas (y caras) de la capital. Aquí se nos ocurrió comprar un pan en un local porque a alguien le pareció que tenía buena pinta...y el pan nos costó el equivalente a 12€...Al margen de eso, el lugar es de una belleza impresionante, lugar de encuentro de la sociedad capitalina. 



  • El puerto antiguo, un pequeño puerto que agrupa empresas turísticas de todo tipo (principalmente para el avistamiento de ballenas, pero también de alquiler de bicicletas, visitas guiadas de la ciudad, etc) y ofrece unas bonitas vistas de la capital. En la zona también hay un buen puñado de restaurantes y el famoso puesto de perritos cuya visita es casi un ritual en la ciudad: el perrito en sí es más bien normalito (tirando a cutre...), pero se publicita como el mejor perrito del mundo porque no son pocas las personalidades que se han acercado a este pequeño puesto a degustar esta especialidad islandesa (400 ISK el perrito y 200 ISK la bebida...para comer al menos se necesitan media docena de ellos); si lo probó Obama...¡nosotros no podíamos ser menos!


Vista general de Reykjavik desde el puerto antiguo, dominada por el Harpa y la Hallgrímskikja
Arriba izquierda, tres Trolls (perdón...¡dos!) de Islandia...
Arriba derecha, degustando el conocido como mejor perrito del mundo...tengo mis dudas, me gustó mas el otro mejor
perrito del mundo de Los Angeles
Abajo izquierda, uno de los edificios más antiguos de la ciudad
Abajo derecha, la prisión de la ciudad, en pleno acceso a Hallgrímskikja

        Una primera aproximación a la capital islandesa, que ofrece más de lo que a priori esperaba y cuya visita no defraudó en absoluto.

                                2. Suroeste


           Lago Azul


         Situada en un campo de lava, en la península de Reykjanes, a unos 40Km al suroeste de Reykjavik, se sitúa este spa geotermal, uno de los principales reclamos turísticos de Islandia (www.bluelagoon.com) Las azules y cálidas aguas que dan nombre al lago (aguas cuya temperatura ronda los 40 grados centígrados) son ricas en minerales y se renuevan periódicamente gracias a la planta de energía geotérmica cercana que se divisa desde la carretera que da acceso al lago. A pesar de que las aguas están recomendadas para uso terapéutico, la mayoría de la gente que acude aquí lo hace por motivos de recreo (¡doy buena fe de ello!)  


La seguridad es lo primero...¡así que los manguitos son imprescindibles! Hacer el ridículo con una mascarilla en la cara, también.

Una copita de Champagne (o algo parecido)...¡pura vida!
       En función del paquete contratado se tienen más o menos servicios. Nosotros contratamos el paquete Comfort (50€ en temporada baja) que da derecho al uso de las instalaciones, taquilla, toalla, bebida y obsequio de muestras de cremas. Un precio excesivo para lo que el recinto ofrece, que es más bien poco (solo lo que se ve en las imágenes) El recinto ofrece una zona donde te puedes aplicar tu propia mascarilla (muy divertido…mi primera mascarilla) y áreas de acceso limitado para quienes desean recibir un masaje o un tratamiento personalizado. Como suelo decir en estos casos, la típica turistada de la que no puedes escapar si quieres que tu visita a Islandia sea completa. 

Exterior de la laguna azul




             Krýsuvík

       En la misma zona y a escasa distancia del Lago Azul se encuentra la zona geotérmica de Krýsuvík, con sus pozos de barro hirviendo, sulfataras y columnas de vapor. Los vapores y sulfataras han creado un paisaje muy peculiar, con infinidad de tonalidades cromáticas, donde es fácil observar el cambio en la actividad geotérmica entre unas zonas y otras. Lo peor de la visita, el profundo olor a azufre (algo que también se experimenta inevitablemente en todos los hoteles de la zona, incluido Reykjavik, algo a lo que uno tarda en acostumbrarse (si es que se puede llegar a acostumbrar a ese hedor))




                3. Círculo Dorado y alrededores

       Parque Nacional Thingvellir

       La primera de nuestras visitas en el circuito conocido como Círculo Dorado nos llevó hasta el lugar donde se encuentra la falla que marca la fractura entre las placas tectónicas euroasiática y americana (después de analizar un mapa reparamos en que la placa americana es la que sobresale…¡una curiosidad que me surgió allí!), lugar donde se estableció el primer parlamento islandés (y del mundo) en el año 930 (y donde permaneció hasta 1798) y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2004. El lugar, además de tener un marcado interés político, histórico y geográfico, ofrece unas vistas excepcionales de la región. 





      

         El recinto, de acceso gratuito como la mayoría de los que visitamos en Islandia, se puede recorrer fácilmente andando siguiendo la senda marcada (unos dos kilómetros de extremo a extremo) Numerosas fallas y grietas adornan el paisaje, una zona de gran actividad sísmica (aunque no durante nuestra visita) Algunas de las grietas están inundadas; las cristalinas aguas dejan ver el fondo de los cañones y la infinidad de monedas que allí se amontonan (a pesar de los claros carteles que prohíben arrojarlas); al parecer el origen de esta tradición de arrojar monedas se remonta a principios del S XX cuando el rey de la época visito el puente construido sobre una de las fisuras y la gente animada por antiguas leyendas que auguraban un provechoso porvenir a quien arrojara una moneda sobre una falla, comenzó a arrojar monedas. El resultado es bien visible hoy en día; como rezaba un cartel que leí durante el viaje: solo hace falta una huella para que miles la sigan




        En la zona se puede visitar (a unos dos kilómetros y medio del centro de visitantes) la catarata de Öxararfoss, creada por el rio Öxara a su paso por el Parque Nacional




         Volcán Kerid


       De camino hacia nuestro siguiente destino en el Círculo Dorado hicimos una breve parada en este volcán de perfecta geometría, cuyo cráter baña un lago de color verdoso. El cráter se puede recorrer fácilmente por su cresta superior y se puede descender hasta el borde bañado por las verdosas aguas. Para nuestra sorpresa el acceso era de pago (2€ / 3$ / 400 ISK), el único sitio en todo el viaje en el que hemos tenido que pagar por visitar un espacio natural; esperemos que esta tendencia de cobrar (aunque sean cantidades simbólicas) por entrar a espacios naturales no se extienda por Islandia


            Skálholt

         La pequeña aldea de Skálholt entró en el plan de viaje porque vi alguna foto de las casas tradicionales  islandesas con tejado de turba. Una vez allí reparamos en que, pese a no ser un destino “turístico” de primer orden en Islandia, la aldea tiene una gran importancia dentro de la historia islandesa ya que fue centro político y religioso durante ocho siglos nada menos. La iglesia es una de las más grandes de cuantas hemos visto durante el viaje (unos 30m de longitud), cuenta con una entrada subterránea (que en la actualidad alberga un museo) y con unas vistas privilegiadas. Pese a todo, lo que más llamó mi atención fue la casa tradicional con tejado de turba, una típica construcción islandesa que se está intentando recuperar como se puede ver en las excavaciones que se llevan a cabo en los alrededores de la iglesia. Por desgracia no pudimos visitarla por dentro al encontrarse cerrada (ignoro si está abierta al público…) 



               Haukadalur

         Uno de los principales reclamos de Islandia. El nombre del valle al que da nombre probablemente no resulte familiar para muchos (tampoco lo era para mi), pero es un lugar de visita obligada en Islandia porque allí se encuentran los Geysers, erupciones intermitentes y violentas de agua que vienen acompañadas de vapor. Todos los geysers del mundo deben su nombre a Geysir, el nombre que recibe el más grande de cuantos se pueden encontrar en el mundo (puede arrojar agua hirviendo hasta los 70m de altura!) y cuya erupción resulta bastante improbable hoy en día.

Geyser Konungshver, inactivo en la actualidad
Geysir, el original. Pese a su aspecto humeante, en la actualidad es muy improbable ver una erupción
      




          Por fortuna en la zona se encuentra Strokkur, un geyser muy activo con erupciones cada 5-10 minutos y cuya columna de agua alcanza fácilmente los 15-20m de altura, pudiendo llegar hasta los 40 en algunas ocasiones (también en otras ocasiones la altura se queda en 3-5m…de estas pequeñas pillamos bastantes, normalmente cuando estaba yo preparado para que me hicieran la foto…curioso)


























       El proceso de formación y erupción resulta de lo más curioso y entretenido de observar: entre los vapores que rodean la laguna se puede ver el movimiento del agua en el conducto del geyser, oscilando continuamente arriba y abajo hasta que de pronto se forma una burbuja de agua de un precioso y profundo color azul y el agua sale expulsado violentamente hacia arriba en un perfecto ejemplo de lo que la naturaleza es capaz, una pequeña muestra de lo que nos depararía el viaje en cuanto a maravillas de la naturaleza. ¡Uno de los objetivos del viaje cumplido!






          Gullfoss


      A unos diez kilómetros de Haukadalur se haya la visita que cerraría nuestro recorrido por el Círculo Dorado aquel día, la catarata de Gullfoss, una de las más hermosas de Islandia, compuesta por dos saltos consecutivos (de unos 10 y 20m) que conducen el agua al fondo de una garganta de 32m de profundidad, agua que continua su recorrido por un hermoso desfiladero de un par de kilómetros de longitud con paredes de más de 20m de altura. 




       
         El flujo de agua varia significativamente entre verano e invierno, oscilando entre los 80-140 metros cúbicos por segundo, aunque se han llegado a registrar picos de flujo de hasta ¡2000 metros cúbicos por segundo!  El entorno es simplemente espectacular, uno de esos lugares de los que no tienes prisa por moverte, un buen lugar para poner el punto y seguido a un día recorriendo el Círculo Dorado antes de emprender ruta hacia el norte de la isla, en busca de nuevas imágenes que guardar en la retina. 



            Hraunfossar y Barnafossar

      Abandonando el circuito del Círculo Dorado, hacia el norte y una vez pasado Borgarnes, abandonamos la carretera N1 para dirigirnos a nuestros próximos destinos en esta zona; la primera parada son las cataratas de Hraunfossar y los rápidos adyacentes de Barnafossar. La meteorología no nos dio tregua durante nuestra visita a este bello y curioso paraje: Hraunfossar (que significa cascadas de lava), unas espectaculares cascadas que se producen al filtrarse el agua del río subterráneo de origen glaciar por las grietas de la roca, espectáculo natural que se prolonga por cerca de 1Km. La razón del claro color de éste agua se debe a su origen glaciar. 

Vista panorámica de las cascadas de Hraunfossar
Como se puede apreciar destaca el color blanco del agua y que ésta se filtre por las rocas..¡espectacular!


       






         Justo al lado de Hraunfossar se encuentra Barnafossar (las cascadas de los niños, accesibles mediante un cortísimo paseo desde Hraunfossar) Al parecer deben su nombre a dos hermanos que se ahogaron en sus aguas tras caer al río. Unos rápidos espectaculares que nos hicieron pensar cómo sería bajarlos en rafting... 








 Deildartunguhver

       Siguiendo hacia el este llegamos a los manantiales de agua caliente más relevantes de Europa, agua que sale a cerca de 100 grados centrígados y que se canaliza hasta diferentes poblaciones cercanas. El lugar alberga además un centro de investigación de nuevas algas y unas instalaciones de cultivo experimentales usando el agua del manantial. A la entrada se sitúa un pequeño puesto donde el visitante se puede hacer con una bolsa de tomates cultivados con la ayuda de estas aguas; un buzón al lado se encarga de recolectar las 200 ISK que cuesta cada bolsa...otro de esos negocios que no funcionarían en cualquier otro lugar del mundo. El tiempo siguió revuelto...a la espera de cielos más claros hacia el norte...



             Surtshellir

       Un pequeño desvío y tomamos uno de los peores caminos por los que hemos conducido para, unos 20Km después, llegar a Surtshellir, una esplanada volcánica caracterizada por las grutas volcánicas que se hayan bajo la superficie. El fuerte viento, acompañado de una especie de nevisca, hizo que no dedicáramos mucho tiempo a explorar la zona. Hay unas 6-8 grutas, a las que se puede acceder por medio de un camino en la superficie. Nosotros sólo accedimos a la primera, muy próxima a la zona de aparcamiento, que ofrecía un acceso muy dificultoso. En teoría las cuevas están comunicadas y se puede ir de una a otra recorriéndolas (equipados con el equipo correspondiente, ¡una linterna resulta imprescindible!)


                                  4. Norte

       Península Vatnsnes

       El recorrido por la península de Vatnsnes entró en el plan de viaje sobre la marcha. No teníamos pensado recorrer esta pequeña península situada al norte de Islandia, pero tras preguntar en el centro de interpretación y ante la posibilidad de ver focas en el recorrido nos lanzamos a la aventura, en parte también condicionados por la gente que nos había dicho que el recorrido ofrecía unas vistas espectaculares. Para ser sincero, el recorrido por esta península me sobró. Los paisajes me parecieron más bien normalitos (bonitos, pero nada de espectacular, y eso que aún no había quedado fascinado por los paisajes que ofrece la isla en el sur) Un fuerte viento nos acompañó durante el recorrido, por un camino de grava bien compactada. 



       En media hora nos encontramos en las primeras zonas marcadas como colonias de focas (Illugastadir)...y ni rastro de ellas. Continuamos recorrido hasta llegar a Hvítserkur, donde se haya la conocida como roca blanca (que de blanca tiene poco...) y donde se encuentra otra colonia de focas...de nuevo ni rastro de ellas. 




        
        Continuamos ruta y llegamos hasta la fortaleza natural de Bogarvirki, una fortaleza de columnas basálticas que los antiguos vikingos usaban para protegerse. El lugar ofrece buenas vistas del valle que se encuentra a sus pies. 



       Abandonamos la península habiendo visto únicamente caballos y ovejas (que se ven por todas partes en Islandia), y un tanto decepcionados tanto por los paisajes como por la ausencia de focas...¡tendremos que buscarlas en otra zona!




          Glaumbaer

         Continuando ruta hacia el este, nos desviamos un poco de la ruta original con destino Godafoss y llegamos a Glaumbaer, una granja-museo donde se puede ver cómo se vivía en las tradicionales casas de turba. Una visita curiosa...aunque me pareció un poco artificial (me pareció más auténtica la casa de Skalholt)




                   Godafoss

           La Cascada de los Dioses. Esta preciosa catarata se sitúa en la zona norte de la isla, a medio camino entre el lago Myvatn y Husavik. Un salto de 12m de altura y cuyo tramo principal se extiende por 30m. Recibe su nombre porque al parecer en torno al año 1000, cuando los islandeses se convirtieron al cristianismo, arrojaron a ésta catarata todos los símbolos de los dioses vikingos. Lo que más llamó mi atención fue el olor del agua, azulado, que se podía apreciar desde el mirador, y eso que las condiciones no eran ni de lejos las mejores (cielo nublado y al atardecer) 




        El salto se puede apreciar desde ambos lados del río: a mí personalmente me gusto más la vista desde la orilla izquierda, la más próxima al salto, pero como siempre para gustos…que cada cual opine a la vista de las imágenes. El acceso por el lado izquierdo resulta muy fácil, mientras que por el derecho aquellos que quieran bajar al lecho del río (el mirador se sitúa en la parte superior) tendrán que aventurarte por un caminillo que en condiciones de lluvia puede resultar un poco traicionero.




                 Husavik 

           Husavik, posiblemente la localidad más hermosa de cuantas visitamos en Islandia, es también el punto de salida de las numerosas actividades que se llevan a cabo para el avistamiento de ballenas.
La pequeña localidad ofrece unas vistas espectaculares de la costa islandesa y tiene un encanto especial, algo que no se puede describir pero que se percibe al pasear por sus coquetas calles (¡aunque no puedes pasear mucho porque entonces te sales del pueblo!) La localidad tiene al turismo como su principal motor y eso se nota, no sólo en la cantidad de hoteles y restaurantes que pueblan el lugar, si no también en la cuidada arquitectura de sus edificios. 



          Al margen de la belleza del lugar, el gran reclamo de Husavik son las ballenas que moran en sus aguas, uno de los objetivos de nuestro viaje. Decidimos hacer la excursión en zodiac para buscar a estos grandes mamíferos por aquello de cubrir más espacio y tener más posibilidades de verlas. La diferencia de precio era importante, pero al final la verdad es que fue un acierto. El viaje es super entretenido, prácticamente volando por encima de las olas, en lanchas adaptadas para la actividad (todos los asientos con "ventana" como digo yo) La barca se mueve mucho menos que los tradicionales barcos de madera, otro punto a considerar para aquellos que somos propensos al mareo. Hicimos la excursión con Gentle Giants (www.gentlegiants.is), principalmente porque eran quienes nos ofrecían el viaje en el horario que queríamos, y la verdad es que quedamos muy contentos.




         Equipados con los trajes (de alguna talla más grande que la necesaria) y chalecos, emprendimos rumbo mar abierto cual capitán Ahab a la busca de las ballenas a bordo de las comodísimas barcas, meciéndonos al son de las olas. El sol se insinuaba entre las nubes...todo listo para que la experiencia fuera completa y perfecta, pero aún faltaban las protagonistas. Sabedoras de su papel en la función, las ballenas no tardaron en aparecer. Fue la primera vez que pude ver a uno de estos gigantes del mar tan de cerca, y la experiencia no defraudó. Estos animales, que rara vez permanecen en grupo (solo se juntan para las migraciones), permanecen todo el verano en las frías y ricas aguas del norte de islandia donde se dedican únicamente a comer, llegando a ingerir una tonelada de comida diaria por ejemplar. Cuando agotan una zona de bancos de peces, se desplazan hasta encontrar otra. Durante esos meses engordan y aumentan la capa de grasa que rodea su cuerpo, porque cuando migran hacia aguas más cálidas del caribe en invierno no ingieren apenas alimentos y utilizan la grasa acumulada como reserva energética. Curioso e inteligente comportamiento. 

Un grupo de dos ballenas surcando las aguas 



       La zodiac se desplazaba de forma rápida en cuanto alguien divisaba el chorro de agua procedente de la respiración de la ballena y señalaba hacia el lugar, al cual llegábamos en pocos segundos, lo que nos permitió ver muchos ejemplares, y en algunos casos muy de cerca (se les podía escuchar incluso el sonido de la respiración, cuando expulsaban el aire) Una experiencia inolvidable. Divisamos ejemplares que viajaban de forma individual, grupos de dos y hasta de tres ejemplares, que en perfecta sinfonía ascendían y descendían prácticamente al unísono. Entre respiración y respiración estos ejemplares permanecen ente 10-15min en el fondo alimentándose. Cuando han respirado, inician el descenso dejando una de las imágenes mas espectaculares, la de sus colas asomando sobre la superficie del mar. No pudimos ver ningún ejemplar saltando (¡lo que ya hubiera sido indescriptible!), pero quedamos muy satisfechos y contentos con la excursión, dando por bueno el dinero pagado...¡otro de los objetivos del viaje cumplidos!









De regreso a Husavik nos cruzamos con un grupo de delfines que lo pasaron en grande cruzando de un lado a otro
de la barca para delicia de los que allí estábamos

                    Ásbyrgi

        Satisfechos con la experiencia vivida en el mar, emprendimos regreso hacia Myvatn por la N1 hacia el norte, para hacer alguna visita en el camino de regreso. La primera de ellas fue Ásbyrgi, la fortaleza de los dioses, un espectacular circo natural con paredes de más de 100m de altura al que se accede después de un corto paseo desde el aparcamiento. Recibe este nombre porque según la mitología nórdica este fue el lugar donde el caballo de Odin, padre de todos los dioses de la mitología nórdica, posó una de sus patas en la tierra. El caballo en cuestión tenía 8 patas, así que la pregunta es obvia: ¿dónde están las huellas de las siete patas restantes? Las paredes rocosas albergan numerosas especies de aves (para los que entiendan...)




            Dettifoss y Selfoss


Nada hace presagiar que éste árido paisaje da lugar al mayor salto de
agua de cuantos existen en Europa
           Continuando por la carretera hacia el sur (por un camino en muy mal estado, donde es más que recomendable un 4x4), se accede a la catarata más potente de Europa, Dettifoss, un colosal salto de agua de más de 40m de altura y 100 de anchura. Ante tal vista, poco se puede añadir. Una espectacular demostración de fuerza de la naturaleza que sorprende porque nada hace presagiar que en el entorno rocoso, volcánico y árido que antecede a la catarata en el camino desde el aparcamiento se pueda encontrar un salto de agua de tales características. Simplemente impresionante...otro de esos lugares de los que es difícil moverse (pero es que hay tantos de estos en Islandia...)





Para darse cuenta de la magnitud del salto, nada mejor que poner una persona de referencia


       A algo más de un kilómetro desde Dettifoss se encuentra Selfoss, otro precioso salto de agua, menos espectacular que su vecino pero no por ello menos hermoso. A pesar de los esfuerzos por llegar al borde del salto (en forma de herradura) no pudimos conseguirlo, ya que el agua nos cortó cada intento que hicimos, y ¡tampoco era plan de jugársela!


                  Lago Mývatn

        El lago Mývatn (o lago de los mosquitos) fue nuestra siguiente parada. Pude comprobar el por qué del nombre del lago cuando paramos a repostar en el surtidor que había en frente del hotel...mosquitos a millares, que si bien no pican, son muy incómodos y molestos, al mezclarse con el pelo, meterse por los oídos...por fortuna sólo hicieron acto de presencia un día, porque el resto de los días el viento se ocupó de mantenerlos alejados. Éste es el cuarto lago mas grande de Islandia y con una profundidad máxima de 5m es un importante ecosistema que alberga la mayor variedad de patos del mundo; como no habíamos viajado hasta Islandia para ver patos, la verdad es que no les prestamos ninguna atención, pobres...

           En el lago (o en sus alrededores) hay numerosas visitas interesantes, entre ellas:
  • Las fumarolas de Námarfjall, ubicadas al este de Reykjahlid, la principal ciudad del lago, situadas en una de las zonas con la temperatura más elevada de Islandia, donde se pueden apreciar fuentes de barro burbujeante y las numerosas fumarolas que adornan este paisaje único, con tonalidades rojizas, amarillas y anaranjadas.




  • El cráter Viti (que significa infierno), situado al norte del lago y fácilmente accesible desde las fumarolas de Námarfjall, el cráter se formó en 1724 y se puede recorrer la parte superior, de forma similar a como hicimos en el volcan Kerid (pero ésta vez gratis...) A mí me gustó mas el Kerid...

  • Los pseudocráteres de Skútustadir, situados en la zona sur del lago, frente al hotel en el que nos alojamos, un recorrido sin dificultad que permite observar estas curiosas formaciones y unas de las mejores vistas del lago. El día ventoso dificultó la marcha, pero nos aseguró la ausencia de los incómodos mosquitos, ¡no se puede tener todo!



  • Kálfaströnd y Höfdi, una ruta muy accesible que permite apreciar las curiosas formaciones de roca volcánica que emergen del lago como queriendo escapar de él. La zona tiene también una elevada importancia por la cantidad de aves que se pueden divisar desde los miradores situados en la ruta: tal vez fue por el viento o porque los pájaros (con excepción de los frailecillos, ¡claro!), como los patos, no entraban en nuestro plan de viaje, pero lo cierto es que no vimos nada excepcional en éste sentido. Bonitas vistas, ¡eso sí!






  • Grjótagjá (o Grijota, como lo llamábamos nosotros, en referencia a la localidad Palentina en la que mi madre posee una casita), una cueva diminuta con un lago en su interior. El acceso se realiza por unas diminutas entradas en el terreno, coronado por las fisuras provocadas por los movimientos sísmicos. La cueva es de propiedad privada (y se puede visitar gratis...definitivamente Islandia es un mundo diferente) y entró en todas las guías de viajes y rutas por haber sido el escenario de uno de los episodios de Juego de Tronos, concretamente el quinto de la tercera temporada; la magia de la televisión hizo que apareciera una cascada donde no la hay, entre otros muchos efectos...ciertamente resulta difícil identificar similitudes. John Nieve se bañó en las aguas del lago...¡pero para los demás no está permitido!


Entrada a la gruta de Grjótagjá
Fisura sobre la gruta de Grjótagjá

























La cueva en Juego de Tronos...difícil de reconocer
          Mödrudalur y Hengifoss

         Terminada nuestra estancia en los alrededores del lago Mývatn, emprendimos ruta hacia el sur. Nuestro siguiente destino era Höfn, pero antes de llegar teníamos previstas algunas paradas. El paisaje en ésta zona de la isla comienza a cambiar. Es una zona montañosa y los saltos de agua se observan a cada paso, el lugar perfecto para realizar paradas improvisadas y deleitarnos con tan estupendas vistas. 






        La primera parada prevista se encontraba en la aldea de Mödrudalur, una pequeña población a la que se accede por un camino no asfaltado pero en muy buen estado (de hecho luego decidimos seguir por la misma carretera en nuestro camino al sur en lugar de retroceder de nuevo a la N1 porque el camino estaba muy bien y se ahorraban kilómetros...y ¡con lo que tragaba el Gran Vitara era una opción a considerar!) La aldea es la aldea habitada situada a mayor altitud de toda la isla. De nuevo pudimos ver las tradicionales casas de turba, antes de que el viento nos invitara de nuevo a proseguir nuestro camino. En la aldea hay una cafetería y un lugar en el que se pueden alquilar helicópteros para vuelos privados (unos 1000€ por persona el vuelo de 45 minutos....)



¡A punto de despegar...!
        Una vez en Egilsstadir nos desviamos un poco hacia el oeste, hacia el interior de la isla, para acceder a la cascada de Hengifoss, un salto de agua cuyo mayor atractivo reside en la claridad con la que se pueden apreciar las diferentes erupciones volcánicas, creando capas de distintas tonalidades. Para llegar a la cascada hay que caminar cerca de 45 minutos (son 2,5Km, pero cuesta arriba) desde la zona de aparcamientos. Durante el ascenso se pueden ver otros saltos de agua y las características columnas de basalto: cuando la lava se solidifica, la roca continua enfriándose por un largo periodo de tiempo formando columnas que generalmente son hexagonales y crecen de forma perpendicular al río de lava...¡curiosas formaciones de roca naturales!


Las columnas basálticas en una catarata de
camino a Hengifoss
Tenía sed...¡qué se le va a hacer!

El cañón horadado por el río y Hengifoss al fondo

                              5. Sur
       Höfn

            Continuando ruta cruzamos la frontera imaginaria que divide norte y sur y después de atravesar algunos de los paisajes más espectaculares que el viaje nos deparó, llegamos a Höfn, la conocida como capital del este. Este pequeño pueblo pesquero, especializado en la pesca de lo que ellos llaman langostino, pero que en realidad es cigala, defraudó un poco mis expectativas en cuanto a lo que el pueblo en sí ofrece. Es una localidad pequeña pero no ofrece ningún atractivo como localidad. 

             Una muestra de los espectaculares paisajes que nos deparó nuestro viaje hacia Höfn:







            Totalmente diferente es mi opinión respecto a las vistas que se observan desde la costa de Höfn, orientada hacia el glaciar Vatnajökull, el mayor de Islandia; y es que las vistas son simplemente de esas que quitan la respiración, llegándose a divisar hasta cinco lenguas del glaciar. Una localidad que, aunque sólo sea por estas vistas, merece la pena ser visitada. 






En esta imagen se divisan tres lenguas del glaciar Vatnajökull




       




      Pero es que además de las vistas Höfn ofrece un par de restaurantes donde poder degustar las famosas cigalas de la zona. Mis compañeros de viaje son bastante "marisqueros", así que la cena en el restaurante Humarhöfnin (www.humarhofnin.is) no podía faltar en el plan de viaje. Ataviados con nuestros correspondientes baberos (con la imagen de un cangrejo de río en ellos...) nos dimos un auténtico homenaje con el plato mixto, compuesto por cigalas enteras y colas de cigalas, perfectamente preparadas y que resultaron ser un bocado exquisito. La cena corrió a cargo de Luis Miguel, así que sólo puedo decir ¡Gracias! una vez mas. ¡Un placer viajar con gente así!

 




          Jökulsárlón y Fjasarlon

        Jökulsárlón y Fjasarlon son dos lagunas de reciente creación que se han formado por el retroceso sufrido por el glaciar Vatnajökull en los últimos 50 años. En las lagunas se pueden apreciar los témpanos de hielo que se van desprendiendo de las lenguas del glaciar como consecuencia del calentamiento. Es un espectáculo único, aunque triste si se piensa en la causa de su origen. Fjasarlon es mucho más pequeña y menos conocida, pero ofrece unas vistas espectaculares de la lengua del glaciar de la que se desprenden los témpanos que flotan sobre el agua, moviéndose al son de las corrientes y de formas y colores cautivadores. Se pueden hacer excursiones en zodiac, que pasan (por lo que pudimos ver) bastante lejos de los bloques y tampoco se aproximan demasiado a la pared del glaciar. 






         Jökulsárlón goza de mayor fama que su vecina del oeste. Es mucho más grande en tamaño y ofrece más servicios para el visitante, como una cafetería o un centro de interpretación. Contratamos una excursión en zodiac para recorrer la laguna, pero para nuestra sorpresa (y desolación) el día de nuestra visita todos los viajes fueron cancelados debido a que por las altas temperaturas, los bloques de hielo se habían acumulado en la desembocadura al mar e impedían por tanto la navegación. La empresa nos devolvió el dinero (un par de días más tarde, por transferencia bancaria), pero nos quedamos sin experimentar la sensación de pasear entre estos colosos de formas caprichosas y colores absolutamente hipnóticos. 


Bloques flotando camino del mar


Asombrosa la variedad de texturas de hielo que se pueden apreciar, todas con el mismo origen pero con su propia vida


Como se puede observar, los bloques agolpados no permitían navegar entre ellos...sus secretos quedaron a salvo aquel día


        Pero Jökulsárlón nos debía una (por la cancelación del viaje en zodiac), y nos recompensó por ello. La recompensa vino en forma de simpáticas focas, nadando por las aguas de la desembocadura y comiendo, una escena muy simpática que quedó grabada en mi retina. Parece una tontería, pero no es lo mismo haber visto a estos animales en un zoo o acuario, realizando los trucos que sus entrenadores les han enseñado, que verlos en su estado natural y observar su comportamiento al margen de entrenadores y público. Una auténtica delicia. 



       Y aún había más. Los bloques de hielo que a lo largo del día habían salido hacia el mar habían quedado varados (algunos de ellos) en la orilla por la bajada de la marea. Una ocasión excepcional para acercarse a ver y tocar estos trozos de agua pura solidificada; una vez mas quedé impresionado por la variedad de texturas que ofrecían: hielo vítreo, granulado, compacto...todos con un mismo origen, en la cercana lengua del glaciar, pero con su propia historia. Pasamos un buen rato jugando con el hielo como niños y disfrutando de las estupendas vistas del lugar. Pese a no haber podido realizar la excursión en zodiac por las aguas del lago, la visita a Jökulsárlón no defraudó en absoluto. 







          Glaciar Vatnajökull

       Con unas dimensiones de 150Km de este a oeste y 100Km de norte a sur, este enorme glaciar ocupa cerca del 10% de la superficie de Islandia y es el mayor de Europa. Promedia un espesor de hielo de 400m, llegando hasta los ¡1000m en su punto máximo! El glaciar está en continuo retroceso y si nadie lo evita es probable que en un par de generaciones lo único que quede de él sean las imágenes de lo que fue algún día. En este entorno de hielo se desarrolló nuestra actividad de caminar sobre un glaciar, uno de los objetivos del viaje. Yo ya lo había hecho en mi visita a Mont Blanc y Chamonix (Mont Blanc, el techo de Europa) pero sin crampones y en un glaciar que poco tiene que ver con éste. 

La morrera del glaciar...bajo las piedras se encuentra
el hielo
Desde lo alto del glaciar, una vista sobre la lengua y el valle que un día ocupó

Falljökull, la lengua por la que accedimos


        La actividad la contratamos con Glacier Guides (13490 ISK por persona, www.glacierguides.is) una compañía asociada a Artic Adventures que es quien gestiona la actividad en el parque de Skaftafell. La actividad se desarrolla en la lengua de Falljökull, a la que se accede desde el aparcamiento después de un paseo de unos 45 minutos (a paso lento...muy lento) La organización de la actividad fue mala, sin paliativos, y el guía que nos tocó, Nick, de los peores que me he encontrado en mi vida...más dedicado a hablar sobre sí mismo y sus gestas en Nueva Zelanda, no respondió ni cumplió el itinerario que nos describió al comienzo de la actividad. La mala coordinación con el resto de grupos hizo que parte del tiempo que deberíamos haber pasado caminando y explorando el glaciar lo pasáramos en el comienzo de la lengua esperando a que el resto de los grupos llegaran. El único punto negativo a una actividad que me encantó, en un día excepcional de sol y buenas temperaturas y en un entorno idílico. Recomiendo la actividad al 100%, pero tal vez haberlo hecho por libre hubiera sido lo más aconsejable.


















           
             Skaftafell

            El Parque Nacional de Skaftafell se sitúa entre dos lenguas del glaciar Vatnajökull, y además de ser el punto de partida de nuestra excursión al glaciar, también ofrece un par de visitas interesantes. El centro de información situado en el área del aparcamiento ofrece detallada información sobre las actividades que se pueden realizar en la zona. Nosotros nos dirigimos a la cascada de Svartifoss, situada a unos dos kilómetros de la entrada (de nuevo cuesta arriba), también conocida como cascada negra, donde se pueden apreciar de nuevo las columnas de basalto de forma hexágonal. 

Hundafoss, otro salto de agua que se puede ver de
camino a la cascada negra
Svartifoss o cascada negra
             
          Vík í Mýrdal 




      Íbamos llegando a la parte final del viaje, y aún teníamos dos objetivos por cumplir: ver frailecillos y disfrutar del regalo único de la naturaleza que son las auroras boreales. Difícil, pero la esperanza no se perdía (a pesar de la lluvia que de forma intermitente caía sobre nosotros) Los kilómetros se iban acumulando y el Gran Vitara no dejaba de consumir combustible y de ensuciarse...hasta dos veces lo lavó Luis Miguel, pero las carreteras de Islandia no están hechas para mantener el coche limpio. 


      Vík es una pequeña población de unos 300 habitantes situada al sur de Islandia y que ofrece varios atractivos. Uno de los más visibles es su iglesia, situada en lo más alto de la localidad y que ofrece por lo tanto unas vistas espectaculares de la población y de la línea de costa, sólo ensombrecida por la niebla y las nubes bajas que quisieron acompañarnos durante ésta parte de nuestra visita. 



        Otro de los atractivos que ofrece Vík es su playa, de fina arena negra y donde sobresalen las imponentes rocas de Reynisdrangar, que según cuenta la leyenda representan a dos troles que se adentraron en el mar para remolcar un barco hasta la costa, pero se despistaron, la salida del sol les sorprendió y quedaron convertidos en piedra. En la playa de Vík, Luis Miguel, muy aficionado a los documentales, observó que por la forma de volar había dos tipos de aves: unas eran claramente gaviotas...pero, ¿qué eran las otras? Después de divisar una colonia donde se posaban en el acantilado que se alzaba sobre nosotros reparamos que no eran otra cosa que ¡frailecillos! La época de la migración ya tocaba a su fin, pero aún había una numerosísima colonia de ellos sobrevolando nuestras cabezas, ¡otro de los objetivos del viaje cumplido! 

En la playa de Vík, con los troles al fondo vigilantes
La colonia de frailecillos que divisamos en la playa de Vík
        Bordeando el risco sobre el que se encontraban los frailecillos se accede a uno de esos rincones únicos, Reynisfjara, una playa de piedras negras que se caracteriza por las grutas que hay en la playa y por la violencia con la que las olas rompen en ésta preciosa playa. El sonido de las olas rompiendo, el olor a mar, las pisadas sobre las piedras de la playa, los troles vigilantes al fondo...un entorno único y excepcional, mágico. 







         En esta playa pudimos observar otra colonia de frailecillos, menos numerosa pero mucho más cercana, lo que nos permitió observar estas graciosas aves de cerca...otra visita que resultó un éxito y que me encantó...





                Dyrhólaey

         Continuando camino hacia Reykjavik, a los pocos minutos encontramos el desvío a Dyrhólaey, un promontorio basáltico que tiempo atrás fue una isla pero que hoy se ha convertido en una península. El lugar es conocido por ser el hogar de una numerosa colonia de frailecillos, pero durante nuestra visita no les prestamos mucha atención ya que el paisaje y la violencia con que el mar chocaba contra las rocas la acaparó por completo. Un mar embravecido es siempre algo digno de observar; si a ello se le une un paisaje de formaciones rocosas, el espectáculo del romper de las olas contra las rocas es simplemente indescriptible. Podría haber pasado horas allí, simplemente contemplando el mar y el caprichoso ir y venir de las olas, en su particular batalla contra las rocas, a las que parece querer desplazar para recuperar el sitio que un día fue suyo, al son del sonido de las olas al romper, pura poesía.





            Skógafoss

        Regresamos a la N1 para dirigirnos a nuestro próximo destino, la catarata de Skógafoss, una de las más visitadas del país; con sus casi 70m de altura el agua forma una tupida cortina en su caída, otro de esos saltos de agua que parece surgir de la nada y que también parece desvanecerse al llegar al suelo, ya que el escaso caudal del riachuelo que nace fruto del salto no refleja la magnitud, violencia y caudal de agua que esta catarata arroja de forma ininterrumpida. La lluvia nos respetó, mas o menos, durante la visita, aunque con el agua en suspensión que se crea como consecuencia del salto se tiene la sensación que está lloviendo permanentemente. El lugar, fácilmente accesible desde el aparcamiento, ofrece también servicio de restauración, aunque nosotros preferimos organizar un pic-nic estupendo en una de las mesas que había con unas vistas inmejorables de Skógafoss





            Seljalandsfoss

        El recorrido iba llegando a su fin...tan sólo un punto más marcado en el itinerario quedaba por visitar, la original catarata de Seljalandsfoss. Pero antes de llegar, Islandia aún nos deparó alguna sorpresa, sorpresa en forma de cataratas ascendentes...sí, tal cual: en algunas cascadas la fuerza del viento hacía que el agua ascendiera en lugar de descender. Una pena que en las fotos no se aprecie este curioso fenómeno, porque ¡en vivo resultó ser de lo más llamativo! 


       Finalmente llegamos a Seljalandsfoss, un espectacular salto de agua de 60m de altura que tiene la particularidad de poder ser visto tanto desde fuera como desde dentro, para apreciar de una forma única (y recomendable) la fuerza del agua. Una original forma de poner, casi, el punto final a éste viaje por Islandia. En el recorrido por el interior de la catarata apenas te mojas...a no ser que decidas bajar al pie del salto...¡o que el aire cambie de dirección! así que mejor entrar preparado para lo que pueda suceder.




Los dos que se ven con poncho al borde del salto en la parte derecha de la imagen son Luis Miguel y Sandra..
¡todo por una foto!
La catarata desde el interior, con el camino que la bordea





       A un par de kilómetros de Seljalandsfoss se encuentra la catarata de Gljúfrabúi, un caprichoso salto de agua oculto entre las rocas y que ofrece un acceso más que complicado (más si el camino está embarrado...), ya que se accede por un sinuoso y empinado sendero que bordea la montaña (y donde a menudo la única forma de seguir es agarrándose a la cadena que se ha emplazado como guía y ayuda) Al final de la pequeña ascensión la catarata sólo muestra su verdadera magnitud si te aventuras a subir a una precaria escalera de madera...como es de suponer, el destino no es muy frecuentado por turistas...y de ahí que me aventurara para mostraros lo que se puede ver.

























          Una última noche en Reykjavik con la lluvia como compañera, lo que supuso la confirmación de que, al menos esta vez, no íbamos a poder disfrutar de las auroras boreales. El tiempo no nos dio tregua durante las noches, y a pesar de que en general fue benévolo durante el día (con un par de excepciones), las estrellas no se dejaron ver ni una sola noche sobre el cielo de Islandia, haciendo estéril todo intento por disfrutar del mayor regalo de la naturaleza que se pueda imaginar. Al final 4 de 5 objetivos cumplidos; en torno a 2300Km recorridos; decenas de experiencias, cientos de recuerdos, miles de imágenes y un solo anhelo: poder volver para disfrutar y descubrir las maravillas que ofrece la tierra de hielo, con la esperanza de que esa visita no se demore en el tiempo y, por qué no, tal vez poder disfrutar de las estrellas y las luces del norte en un entorno único.

      Y de la capital situada más al norte del planeta, a una de las más cálidas y húmedas: Jakarta. Sin tiempo casi para preparar las maletas, emprendo viaje a Indonesia para visitar en esta ocasión las islas del este, viaje del que daré, como de costumbre, buena cuenta a través de éste canal. ¡Hasta pronto!


2 comentarios:

  1. Jooo pero que bonito y que recuerdos, paisajes entremezclados, miles de cascadas, atardeceres de fuego....!! Enhorabuena por la fotos, en mi opinión has conseguido la esencia de lo que es Islandia, naturaleza viva.
    Me alegro mucho de que el viaje te haya gustado y no te haya decepcionado.
    Un besote amigo!!! - Mayte LL.P.

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    1. Gracias Mayte, me alegra que te haya gustado y te haya hecho recordar! :-)
      Ya compartiremos experiencias en Colonia al calor de un buen Gluhwine!
      besete!

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