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Egipto, tierra de misterios y faraones




    
       Egipto, un país con un pasado tan estudiado como desconocido, y que pese a los numerosos saqueos sufridos a lo largo de la historia, sigue guardando celosamente los secretos de una civilización cuyo patrimonio ha llegado hasta nuestros días (incluso recientemente - mediados de Mayo de 2017 - he sabido del descubrimiento de nuevas tumbas intactas de antiguos faraones en el valle del Nilo) Egipto ha sido durante muchos años un destino de turismo de masas, pero la complicada situación política del país y el terrorismo internacional terminaron por estrangular la principal fuente de riqueza del país, al menos de momento, porque el turismo se está recuperando y todo parece indicar que en unos años volverá a ser lo que era (al menos eso es lo que hemos podido adivinar durante nuestra estancia) Pese a todo, Egipto es un país difícil para viajar por libre: la policía controla celosamente la actividad turística y los traslados por carretera, el personal militar (con armas pesadas) vigila los accesos a infraestructuras, lugares de interés o simplemente patrullan por las calles, tratando de dar una falsa sensación de  tranquilidad a los pocos viajeros que nos aventuramos a descubrir el país sin estar sujetos a horarios ni planes de viaje en grupo; una tarea harto compleja, más si se tiene en cuenta que durante nuestro viaje el país se encontraba en estado de emergencia.

      
  Para nuestro viaje vacacional a Egipto decidimos repetir la fórmula que tan buen resultado nos dio en Cuba, donde combinamos turismo de ciudad, hicimos un pequeño recorrido por el país y terminamos con unas jornadas de descanso en la playa, y con las fechas de llegada y salida de Egipto y los billetes de avión en mano, nos lanzamos a completar la agenda y actividades de los días intermedios. La idea inicial era, en contra de nuestras preferencias de viaje, dejarnos llevar y contratar un viaje organizado privado para evitar emplear mucho tiempo, que no teníamos, en la preparación del mismo. Pero pronto tuvimos que cambiar de idea; a pesar de empezar a preparar el viaje con tres meses de antelación (tal vez no suficientes), el hecho de viajar en Semana Santa supuso un inconveniente importante en la preparación del mismo, por no hablar del precio, mucho más elevado del que teníamos en mente (al menos yo)... ¡es lo que tiene viajar en fechas tan señaladas! Envié no menos de 8 solicitudes de presupuestos a distintas agencias de viaje online, y sorprendentemente solo recibí contestación de una de ellas (www.venyviaja.com), con la que al final no decidimos continuar principalmente por la demora con la que contestaban a nuestros correos y la total ausencia de flexibilidad para, por ejemplo, decidir los hoteles en los que queríamos alojarnos (los operadores trabajan con paquetes vacacionales cerrados) Así que hubo que reducir las horas de sueño en busca de tiempo y me lancé a organizar, contrarreloj, un viaje por libre de 15 días a un destino muy turístico, pero también muy complejo. 


        Teníamos claro que queríamos hacer el tradicional crucero por el Nilo desde Luxor a Aswan, y que terminaríamos las vacaciones a la sombra de una sombrilla a la orilla del mar Rojo, las dos únicas condiciones del viaje (la visita a las pirámides podía adaptarse al principio o en mitad de las vacaciones), pero la combinación de estos dos elementos, sencilla a priori, resultó tremendamente difícil de encajar. Para el crucero por el Nilo, la opción preferida era hacer el recorrido de Luxor a Aswan (5 días/4 noches), pero la mayoría de los cruceros salen los lunes, lo cual llegando a El Cairo un domingo no se presentaba como la mejor opción de viaje. Después de mucho mirar y preguntar, conseguimos localizar una motonave con salida desde Luxor el jueves, que era la fecha ideal (así podíamos pasar los días iniciales visitando El Cairo y Giza), pero no pudimos formalizar el pago a la empresa organizadora (ibisegypttours) ya que los datos bancarios que nos proporcionaron no eran claros, e incluso en el banco nos dijeron que no sabían a qué número de cuenta hacer la transferencia...así que, ante la duda, tuvimos que cambiar nuevamente el plan y hacer el recorrido inverso (de Aswan a Luxor, 4 días/3 noches), contratando el crucero con viator, la agencia de viajes online de tripadvisor. Así las cosas, después de cambiar completamente el plan de viaje un par de veces, éste quedó finalmente configurado como detallo a continuación:


 El Cairo - Abu Simbel - Aswan - Kom Ombo - Edfu - Esna - Luxor - Hurghada.





El viaje


        A pesar del problemático final de año vivido por la compañía de bandera germana, con numerosas huelgas y vuelos cancelados por todo el mundo, cuando nos decidimos a comprar los vuelos a Egipto elegimos Lufthansa por un solo motivo: vuelos directos a un precio razonable. Una vez más llegamos tarde a la compra de los vuelos para Semana Santa y esos deslices se pagan en forma de billetes más caros (360€/persona), y la compañía alemana era la opción más económica de entre las que ofrecían vuelos directos y en buenos horarios (había opciones más económicas, con Turkish Airlines por ejemplo, pero había que estar dispuesto a hacer interminables escalas que a la postre duplicaban o incluso triplicaban la duración normal del trayecto....para gustos, pero nosotros preferíamos acortar la duración del viaje tanto como fuera posible, aunque fuera a costa de pagar algo más)


        Nuestro primer "vuelo" fue en realidad un recorrido en tren, de una hora de duración entre Colonia y Frankfurt, desde donde tomamos el vuelo LH 582 hacia el aeropuerto internacional de El Cairo, donde aterrizamos algo menos de cuatro horas después de nuestra salida; un vuelo cómodo, con un pobre servicio a bordo (estuvimos con las bandejas de las comidas sobre las mesitas en torno a hora y media...se ve que la tripulación tenia cosas más importantes que hacer que trabajar en aquel vuelo), y en el que pudimos disfrutar del servicio de entretenimiento a bordo ofrecido por Lufthansa en sus vuelos de medio recorrido y que ya descubrí a mediados del año pasado en un viaje profesional a Tel Aviv. La oferta ha mejorado considerablemente desde entonces y el sistema Lufthansa Entertainment ofrece ahora mayor variedad de contenidos (aún escasos, pero con grandes posibilidades)








       
        A nuestra llegada, maleta en mano y una vez completados los necesarios trámites de aduanas (visa on-arrival, 25$/persona), nos dirigimos a la salida, donde nos estaban esperando para llevarnos a nuestro primer destino en Egipto, Giza. Para los traslados internos por carretera decidimos confiar en Waleed (waleed@aswan-individual.com), una empresa local de Aswan de la que supe a través de un blog de viajes y que tenía buenas opiniones de los usuarios, que realiza excursiones a Abu Simbel desde Aswan; en principio sólo pensamos contratar con ellos la excursión a Abu Simbel, pero al final decidimos contratar también el transfer al hotel a nuestra llegada (24$, principalmente para evitar los problemas que se suelen originar con los taxis cuando llegas a un país por primera vez y no se tiene una referencia clara de los precios) y el trayecto de Luxor a Hurghada, una de las rutas por carretera más peligrosas del mundo...Al abandonar Cairo cuatro días después teníamos claro que el precio que pagamos por el transporte a nuestra llegada fue muy elevado (en un taxi normal el precio rondaba los 16-18€ al cambio), pero lo que gastamos de más en dinero lo ahorramos en tranquilidad, ya que el vehículo en el que hicimos el trayecto era muy amplio y el conductor nos llevó sin contratiempos a nuestro hotel en Giza, y eso con el tráfico de El Cairo ¡es mucho decir!



Moneda

        La moneda de Egipto es la libra egipcia (EGP) Durante nuestro viaje (Abril 2017) el cambio se situaba en torno a 1€ = 19 EGP, aunque la mayoría de las personas que se dedican al turismo (que en El Cairo parece que son todas) aceptan gustosos euros y dólares (los precios normalmente se dan en dólares) Como de costumbre en este tipo de países, los precios para los turistas son distintos de aquellos que aplican para la gente local. Hay billetes de 1, 5, 10, 20, 50, 100 y 200 EGP. En cuanto a las monedas, una libra se divide en 100 piastras (nuestros céntimos de toda la vida), y en teoría hay monedas de 1 EGP, 5, 10, 20, 25 y 50 piastras, aunque nosotros nunca tuvimos ocasión de tocar ni ver las piastras (los precios se redondean al alza y la unidad menor que se maneja para el turismo es la libra egipcia) Muchos precios sin embargo sí se indican en piastras en lugar de EGP (el precio del trayecto de metro figura como 200 pt)



Transporte


       Siguiendo todas las recomendaciones, optamos por no alquilar un coche para nuestros desplazamientos por Egipto. Sabia decisión. El tráfico en El Cairo es caótico y peligroso; ausencia de semáforos para regular el tráfico de los automóviles de sus 30 millones de habitantes, y por lo tanto de pasos de peatones, lo que significa que es tan peligroso ir en coche como andando. En coche, te puedes encontrar con vehículos que circulan en dirección contraria, carretas tiradas por caballos en plena autopista, coches que se incorporan sin mirar desde el otro lado de la carretera....como nos dijo un conductor de allí, hay que ir con 6 ojos...para cruzar la calle como peatón es mejor prescindir de tantos ojos y "hacerse el ciego"; cruzar las calles en El Cairo es un acto de fe...simplemente hay que ponerse a andar, mantener una velocidad constante y confiar en que los coches te esquivarán a su paso. Funciona. Aquí seguimos después de cruzar unas cuantas calles. Para los desplazamientos por El Cairo utilizamos principalmente taxis o chóferes de los hoteles. Moverse en taxi es muy barato en El Cairo, y como la ciudad no ofrece mucho (más bien nada) al peatón, los utilizamos con mucha frecuencia (pese a mi particular aversión hacia este gremio...) Un trayecto de las pirámides al barrio copto sale por unos 100-120 EGP (40-50 minutos), y desde el centro a las pirámides por 120-140 EGP.



     
       Pero también utilizamos el metro para movernos por El Cairo. La red de metro es muy escasa, más si se tiene en cuenta que debe abastecer a una población de 30 millones de personas (las que habitan en El Cairo y Giza) Pocas estaciones y unas instalaciones incapaces de absorber la cantidad de gente que usa esta red a diario (por nuestra experiencia, tuvimos que hacer cola simplemente para salir del metro en estaciones principales, por la afluencia de gente) El precio del billete sencillo es de 2 EGP, y el servicio es rápido, por lo que suele resultar mucho más cómodo y rápido que moverse en coche

       Para los desplazamientos internos por Egipto, además del barco para recorrer el Nilo entre Aswan y Luxor, utilizamos el avión y el coche (cuando las distancias lo permitieron):

  • El Cairo - Aswan: vuelo con Egyptair (105€) Primer vuelo con la compañía de bandera egipcia, con un resultado poco positivo. A pesar de estar anunciado en hora (los paneles incluso indicaban el inicio del embarque a la hora prevista), el vuelo salió con una hora de retraso de El Cairo. El avión, un Embraer 170 que no había pasado por un "túnel de lavado" desde que salió de la factoría de Sao Paulo (a juzgar por el estado de las ventanillas y lo poco que podía verse a través de ellas), resultó bastante cómodo, principalmente por la brevedad del viaje (en torno a hora y cuarto) y el amplio espacio disponible entre asientos. Ofrecen un refresco para amenizar el corto viaje
  • Aswan - Abu Simbel: en coche privado con conductor (980 EGP), organizado por Waleed. Un viaje de unas tres horas de duración en cada sentido en un coche impecable y con un conductor muy profesional. El conductor se limitó a conducir pero no trató de saber todo sobre nuestra vida ni de sacar algún dinero extra ofreciendo sus servicios de traslado privados durante nuestra estancia, una actitud que después de las malas experiencias en El Cairo agradecimos. Una experiencia muy positiva.

  • Aswan - Luxor: crucero por el Nilo a bordo del Alejandro el Grande. Después de mucho mirar y de tratar de cuadrar fechas y destinos, contratamos el crucero con Viator (323€/persona, en régimen de pensión completa, con todas las entradas a los sitios visitados y con guía privado para nosotros dos durante todo el crucero), en un barco de categoría 5 estrellas o superior. Solamente supimos el nombre del barco un par de semanas antes de partir. Nos asignaron el Alejandro el Grande, un barco de categoría 5 estrellas lujo que me encantó: es uno de los barcos más pequeños de cuantos navegan por el Nilo (no en cuanto a tamaño, pero sí en cuanto a número de camarotes se refiere, ya que únicamente cuenta con algo más de una treintena - de los cuales aproximadamente la mitad estaban vacíos durante nuestro viaje, lo que añadió un plus de comodidad al recorrido ante la ausencia de grupos de gente numerosos), los camarotes son muy espaciosos (aproximadamente el doble de tamaño que los de cualquier otro barco por lo que pudimos ver), incluyendo sofá, baño con bañera, mesa de trabajo, caja de seguridad...el barco cuenta con algo parecido a una piscina, solárium, bar, restaurante, gimnasio, spa...todo concentrado y de tamaño reducido pero disponible. La comida (en calidad y cantidad) fue una agradable sorpresa y comimos muy bien, personal atento y casi todo funcionando a la perfección... ¡la experiencia fue todo un lujo! ¡Yo al menos quedé encantado! Echamos de menos un diario de abordo en el que se informara al pasaje de las horas previstas de llegada a los puntos de interés, horarios de comidas y otras actividades, ausencia que se entiende si te tiene en cuenta que la persona que gestionaba la recepción del barco fue la única nota negativa del trayecto, merced a su incompetencia y actitud. 



  • Luxor - Hurghada: en coche privado con conductor (80 $), contratado con Waleed. El viaje fue una pesadilla; el conductor era pésimo y se comportó como si estuviera solo en el coche, comiendo durante todo el viaje, poniendo música a su gusto, parando cuando le venía bien para hacer sus negocietes, hablando por el teléfono...en definitiva una mala experiencia que nos pilló de sorpresa después de lo contentos que quedamos con el viaje a Abu Simbel organizado también por Waleed. Por no hablar de lo exagerado del precio: el hotel en Luxor publicitaba el mismo traslado por 500EGP...pensamos que iríamos mejor en un transfer privado seguro que con los erráticos conductores de taxi egipcios, pero nos equivocamos. Punto negativo para Waleed en esta ocasión, aunque también he de decir que en cuanto le reporté el problema hizo todo lo posible para arreglar la situación; espero que en el futuro vigile mejor los conductores que la empresa a la que subcontrata los viajes en Luxor elige.
  • Hurghada - El Cairo: vuelo con Egyptair (90€) Realizo más de 30 viajes al año y hasta la fecha, este trayecto ha sido el peor de mi vida. Pese a estar anunciado en hora y completar el check-in sin problemas, el vuelo se retrasó ¡10 horas! La excusa oficiosa era que el aeropuerto estaba cerrado por la baja visibilidad (por debajo de 600m), pero no era cierto ya que otras compañías operaron en aquellas horas de supuesto cierre aeroportuario. Ausencia total de información (ni un solo comunicado por megafonía), nefasta atención al viajero (inexistente) y falta de soluciones para gestionar un problema que no debía haber sido tal para el trayecto del que hablamos, fácilmente abordable en autobús por carretera. Finalmente, M y yo perdimos nuestro vuelo de conexión a Frankfurt, tuvimos que pasar y pagar una noche adicional en El Cairo, y comprar un nuevo billete de avión para regresar a Alemania, esta vez con Austrian Airlines vía Viena sin mayores problemas. Tened por seguro que no volveré a usar Egyptair para ningún viaje en el futuro; los precios eran los más caros y pensé que simplemente reaccionarían ante cualquier contingencia. Desgraciadamente no fue así y regresamos con un sabor agrio de nuestras vacaciones por su nefasta (inexistente) gestión. Hasta la fecha, aún no han respondido a mi reclamación. 
Los hoteles


        En Egipto, como en cualquier lugar, la oferta hotelera es numerosa y variada. Cada uno puede ajustar su elección en base a preferencias y presupuestos. Para el nivel de precios del país (donde se puede comer por unos 25-40 EGP y el litro de combustible cuesta 3,5 EGP... ¡sí, unos 0,20€/litro!), los hoteles son excesivamente caros, en todas las categorías. Si buscas algo "especial", los precios son puramente europeos, aunque la categoría y servicios ofrecidos por los hoteles no siempre se correspondan con lo que esperas de un hotel de similar categoría en Europa.  Nosotros elegimos siempre hoteles de 4/5 estrellas, y aunque por lo general quedamos muy satisfechos con la elección, en algunos casos el precio no se correspondía ni con la categoría ni con el estado del establecimiento o el servicio recibido. Durante nuestra visita a Egipto nos alojamos en los siguientes hoteles:

Cairo


  • Le Meridien Pyramids Hotel & Spa (125$/noche), un hotel de cinco estrellas equivalente a uno de tres Europeo, bastante caro para tratarse de Egipto, y cuyo principal atractivo (y único motivo de nuestra elección...bueno, mi capricho en ésta ocasión :-)) es su privilegiada situación frente a las pirámides - aunque también hay que decir que al margen de las pirámides, en los alrededores del hotel no hay absolutamente nada que visitar. Se puede acceder al recinto de las pirámides andando desde el hotel (unos 20min.) Al hacer el registro en el hotel trataron de alojarnos en una habitación con vistas al jardín; por fortuna llevábamos toda la documentación y exigimos que nos dieran la habitación por la que estábamos pagando, con vistas a las pirámides (naturalmente, más cara) Al final, y como queriéndonos hacer un favor, nos dieron la habitación con vistas reservada. El edificio es antiguo y el hotel pide a gritos una renovación completa (el agua del lavabo salía a trompicones, el cierre de la puerta de la terraza no funcionaba); al margen de eso, la habitación es amplia y cómoda, ofrece conexión WiFi gratuita en el vestíbulo (en las habitaciones es de pago) y dos magníficas piscinas (ambas exteriores, una de agua caliente...¡una autentica gozada porque durante nuestra estancia no hizo mucho calor!) en las que poder relajarse disfrutando de las maravillosas vistas. El desayuno ofrece mucha variedad pero poquísima calidad. Personal poco atento y muy ineficaz (el check-out se demoró por cerca de 20 minutos), no nos hicieron la habitación durante nuestra estancia...en definitiva, no lo recomiendo en absoluto, sobre todo por la nefasta gestión del establecimiento y la poca profesionalidad del personal (mi capricho de tener una habitación con vistas a las pirámides no salió todo lo bien que hubiera deseado) 


Asistimos a una boda, con su tradicional baile

  • Hotel Novotel Cairo El Borg (126$/noche), situado en una isla justo al lado de la Torre del Cairo y el edifico de la ópera, con vistas al Nilo, la plaza Tahrir y el Museo Egipcio, el hotel se encuentra en una posición privilegiada para lanzarse a descubrir el centro de El Cairo. Las habitaciones siguen los estándares de los hoteles Novotel (sin personalidad alguna...puedes estar en El Cairo, en Madrid o en Hamburgo y las habitaciones son exactamente iguales), ofreciendo un alojamiento funcional y cómodo. Conexion WiFi gratuita en las habitaciones, piscina exterior, gimnasio y bar-restaurante en la azotea con unas estupendas vistas del Nilo (de las que también disfrutamos desde la habitación) completan la oferta del alojamiento. El personal muy amable (dentro de que son egipcios, claro), con un trato correcto. El desayuno aceptable en cuanto a calidad y variedad; lo peor es el área en el que se sirve, demasiado pequeño y con todos los productos amontonados. 

Aswan


  • Hotel Pyramisa Isis Corniche Resort (65$/noche), un hotel de 4 estrellas que ofrece alojamiento en forma de bungalows en el que disfrutamos de unas envidiables vistas al Nilo, cuya orilla se encontraba a tan solo unos 5-7m de nuestra habitación. La ubicación del hotel es muy buena, al lado de numerosos centros comerciales y del zoco de Aswan - la calle comercial central. El personal fue muy amable y profesional en todo momento, tratando de resolver los problemas que encontramos en la primera habitación que nos dieron con los cierres de la ventana, y es que el hotel está en un estado de conservación muy malo. La habitación resultó algo pequeña y con una iluminación muy escasa, pero al menos el aire acondicionado funcionó a la perfección, imprescindible para soportar los 33 grados que había a las 23:00h el día de nuestra llegada. El establecimiento ofrece conexión WiFi gratuita en las zonas comunes, aunque la calidad de la señal no es muy buena. La oferta se completa con una piscina de la que no pudimos disfrutar y de un desayuno escaso y sin calidad, aunque el hecho de poder "disfrutarlo" en la terraza sobre el Nilo compensó en parte la escasa calidad de la oferta gastronómica. 


Luxor

  • Hotel Achti Resort (63 $/noche), un alojamiento de cinco estrellas situado al borde del Nilo, con unas vistas soberbias, pero un poco alejado del centro (a unos 2Km del Templo de Luxor) Habíamos reservado un bungalow en la zona de la piscina, pero como era el lunes de Pascua y era festivo en Luxor, nos ofrecieron alojarnos en el edificio principal en una habitación con vistas al Nilo, ya que en la zona de la piscina había mucha gente local y nos dijeron que no sería muy tranquila. Aceptamos gustosos el cambio y disfrutamos de una de las mejores vistas que pueda ofrecer Luxor sobre el Nilo, puesta de sol incluida. Personal correcto, habitación limpia, amplia, con conexión WiFi gratuita en todo el establecimiento...todo lo necesario para tener una estancia de lo más agradable. El desayuno en la línea de lo ofrecido por el resto de los hoteles en Egipto, correcto y poco más. 

Hurghada


  • Hotel Jazz Makadina (94$/noche en régimen de todo incluido), un resort vacacional situado en bahía Makadi, al sur de Hurghada, con todo lo que se puede esperar de este tipo de establecimientos: habitación muy amplia, luminosa y cómoda, con aire acondicionado y terraza. El recinto alberga dos piscinas comunicadas (una de ellas con agua relativamente caliente) y acceso privado a la playa, varios restaurantes y bares, así como instalaciones de ocio. El servicio de restauración me sorprendió favorablemente (variedad, buena presentación y calidad de la oferta) Personal amable (sobre todo los camareros y la persona que nos preparaba la habitación a diario), siempre dispuestos a recibir una propina...Del personal de recepción quedamos muy contentos con Mohamed, que fue el único que hablaba buen inglés y que se mostró competente. Es un hotel destinado fundamentalmente al turismo ruso (incluyendo checos, ucranianos, etc.) y en menor medida alemán, con lo que ello conlleva (los rusos beben mucho...,y no siempre se saben controlar...) Del equipo de animación, sin comentarios (como decía la canción, "si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo vayas a decir"); con excepción (relativa) de un par de espectáculos externos, sentimos "vergüenza ajena" por los espectáculos de animación nocturna. Conexión WiFi gratis en todo el establecimiento (aunque de muy baja calidad - para una conexión mejor había planes de pagos en función de la duración de la estancia) Yo quedé muy satisfecho con la experiencia. 




pEl Cairo y Giza




       
       Nuestra primera parada en El Cairo fueron las pirámides de Giza. El plato fuerte del viaje llegó nada más empezar...no es lo ideal, pero así es como lo habíamos organizado. La entrada a las pirámides cuesta 80 EGP, a lo que hay que sumar la entrada al interior de una de ellas, en el caso de que se quiera tener la experiencia (200 EGP para la Gran pirámide, y 40 EGP para el resto) Pese a estar advertidos de todo tipo de tretas y engaños para embaucar a los turistas, al final no tienes escapatoria, y caímos (de forma temporal) Al entrar nos abordó un supuesto trabajador del recinto (debidamente identificado...), nos pidió las entradas y las retuvo mientras nos explicaba cómo funcionaba aquello, a donde teníamos que ir, por dónde....me veía compartiendo mi tan ansiada visita a Giza con aquel personaje...sin darnos cuenta nos vimos frente a dos caballos en los que supuestamente deberíamos subir para ir la esfinge y luego al mirador al otro lado del recinto (recorridos que pensábamos hacer andando) De pronto sugerí que era alérgico a los caballos y que no podía montar ni estar cerca de ellos...bendita ocurrencia, porque nos libramos a la vez del guía y del de los caballos. A partir de ahí nos movimos libremente por donde quisimos, ignorando a los muchos que se nos acercaban ofreciendo caballos o camellos para hacer tan arduo camino a pie, alegando que las distancias eran de 15Km...ni mucho menos. El recinto es compacto y puede ser recorrido a pie sin problemas (la esfinge apenas dista 2Km del punto de observacion, siendo estos los puntos más alejados del recinto) No es una cuestión económica (los paseos en caballo/camello son ridículamente baratos debido a la ausencia de turismo), más bien de principios, y disfrutamos del recinto, el desierto y el embrujo de este lugar como queríamos: a nuestro aire. 



      
      Qué decir de las pirámides de Giza. La única de las siete maravillas del mundo antiguo que ha llegado a nuestros días. Un recinto concebido hace 5000 años, destinado a ser la última morada de los reyes del antiguo Egipto, y cuyas pirámides, pese a los saqueos recibidos por nacionales y extranjeros a lo largo de su historia, siguen guardando celosamente muchos de los secretos de aquella fascinante sociedad del mundo antiguo. A los pies de aquellos templos uno no puede más que tratar de imaginar cómo se las ingeniaron en aquella época para construir semejantes fortalezas (con bloques de piedras traídos de Aswan cuyo peso promedio ronda las 2,5 toneladas), con una altura que ronda los 150m y con una precisión difícil de comprender incluso hoy en día: a modo de ejemplo, la diferencia en longitud entre los cuatro lados de 230m de la gran pirámide es de ¡sólo 4cm! Pese a lo mucho que se ha escrito sobre ellas, lo cierto es que a mi modo de ver aún hay mucho más por descubrir sobre estas construcciones, y que solo conocemos (o creemos conocer) una pequeña parte de lo que verdaderamente significan. Un lugar único, especial, irrepetible...y después de tantos años soñando con ese momento finalmente ahí estaba yo, al pie de tan fascinantes y enigmáticas construcciones.





      
       El recinto, al que se puede entrar por dos accesos (el Norte, frente a la gran pirámide, y el Este junto a la esfinge), acoge nueve pirámides (los números se corresponde con los de la imagen anterior):

  1. La pirámide de Keops o gran pirámide, la mayor de todas, con 147m de altura, y la más antigua, ya que fue construida en torno al año 2500 A.C. Es la que se encuentra en peor estado de conservación de las tres grandes.

  2. La pirámide de Kefren, 15m más baja que su vecina y cuyos lados miden solo 3m menos que la de Keops. Es la única que conserva en la cúspide el recubrimiento original, y al estar situada sobre un terreno más elevado da la sensación de ser la más alta.



  3. La pirámide de Micerinos, la última pirámide construida en la zona, cuya área es cuatro veces menos que la ocupada por las otras dos grandes pirámides. Es la que presenta mejor aspecto, y cuyo interior visité (pese a que pedí la entrada para visitar la de Kefren, que es mi favorita...)



  4. Las seis pirámides de las reinas, construidas junto a las de Keops y Micerinos (3 y 3), de dimensiones mucho menores y donde se enterraban a las esposas y los familiares cercanos de los reyes
  5. Las nueve pirámides son visibles desde el lado Este del recinto, al que se puede llegar fácilmente desde el punto de observación (desde el que no se observa nada especial - visita totalmente prescindible) caminando por el desierto... ¡toda una experiencia descubrir este entorno desértico en soledad, sólo M y yo! (Nr. 6)





      
         Al margen de las pirámides, protagonistas del recinto, y de las construcciones menores que las rodean y han llegado a nuestros días (tumbas en un estado de conservación no tan afortunado), la otra gran protagonista del recinto es la esfinge (Nr. 7), situada en el acceso Este, criatura mítica que guarda celosamente el acceso al recinto y que se cree fue la primera construcción monumental escultórica del antiguo Egipto, cuya altura llega hasta los 22m. Se cree que la nariz se desprendió de la figura en torno al S.XV (no...no fue Obelix), así como la barba que completaba la representación, que también se desprendió de la escultura original. Una escultura cuyas dimensiones rivalizan con el misticismo y el magnetismo que irradia. Sin duda, uno de los mejores lugares para disfrutar de las fascinantes vistas que ofrece Giza. Como no podía ser de otra forma, las pirámides me encantaron. Hubiera preferido haber podido disfrutarlas más tranquilamente, sin tener que estar continuamente zafándome de los vendedores, charlatanes, comerciantes, supuestos trabajadores del recinto, pastores de camellos y toda la larga lista se personajes que tratan de arrancarte un puñado de libras a tu paso por el recinto, pero supongo que eso es imposible, y visitar un lugar como las pirámides en Egipto conlleva esos inconvenientes. Pese a todo, conseguí disfrutar de la experiencia como un lugar tan único y especial merece. 







     
      El centro de El Cairo


       Dejando aparte las pirámides (y un par de barrios - el barrio copto y el musulmán), el centro de El Cairo tiene muy poco que ofrecer. La ciudad es simplemente horrible para el viajero (desde mi punto de vista) Al caos perenne de tráfico, que dificulta enormemente cualquier visita, se une una arquitectura para nada atractiva, una ciudad sucia, complicada, mal cuidada...puede parecer una visión muy negativa, pero trato de ser, como de costumbre, objetivo. Edificios en estado de semi ruina (pero habitados) pueblan el centro de la ciudad. En ocasiones la vista es similar a aquella que se tiene por las noticias en televisión de zonas devastadas por los bombardeos de la guerra: edificios derrumbados, bloques de viviendas sin cristales...lo más parecido a una ciudad en guerra sin estar en ella. Pasear por la ciudad es de todo menos agradable: el ruido del tráfico y el incansable sonido de las bocinas inundan la ciudad, contaminación que se puede sentir en la garganta por la irritación que produce, hordas de gentes tratando de sacar unas libras a costa del turista y que no te dejan dar diez pasos sin molestarte, la aventura de cruzar una simple calle...y todo rodeado de altos edificios negruzcos, sin ningún atractivo visual que justifique el paseo...La versión más agradable de la cuidad la ofrece la orilla del Nilo, con amplias zonas verdes, una zona a menudo ocupada por lujosos hoteles de las mejores cadenas hoteleras a nivel mundial y restaurantes turísticos. 




     
       De entre los lugares que visitamos en esta zona y que merecen una atención especial están los siguientes:

  • La plaza Tahrir, epicentro del Cairo central, la plaza se hizo "famosa" por ser el lugar de las multitudinarias protestas contra el gobierno que se sucedieron en el año 2011. Aparte de eso, Tahrir es una gigantesca plaza...y poco más.

  • El edificio de la ópera, un regalo de Japón a Egipto, inaugurada en 1988 para cubrir el espacio dejado por la anterior ópera que fue consumida por las llamas en 1971

  • La torre Cairo, una torre de 185m de altura que data de los años 50 del pasado siglo. En teoría ofrece buenas vistas de El Cairo, pero como ya disfrutamos de ellas desde la habitación del hotel Novotel no hicimos ni la intención de acercarnos a la torre

  • El museo Egipcio (entrada 75 EGP, permiso para hacer fotos 50 EGP, entrada al recinto de las momias 100 EGP), una visita obligada para quienes visitan El Cairo. El museo es pequeño (tan solo dos plantas), estando la mayor parte de los objetos que habitualmente captan la atención del visitante en la planta baja (sarcófagos, estatuas, frontales de templos) La planta superior se reserva para los objetos menores (jarrones, adornos, joyas, vasijas...), pero también para la interesante y muy valiosa muestra de momias humanas (un total de 22, de distintas épocas) y la exposición que muestra la máscara funeraria y los sarcófagos de Tutankhamun, muy interesante (curiosamente en ambas exposiciones - momias y Tutankhamun - se prohíbe el uso de cámaras fotográficas...pese a haber tenido que pagar un suplemento especial para poder sacar fotos...) El museo en sí es un perfecto ejemplo de lo que NO debe ser un museo: los artículos se amontonan sin ningún orden poblando vetustas vitrinas que parecen estar ahí simplemente para evitar que los objetos se cubran de polvo, sin iluminación, con cristales rotos o sucios...en definitiva, la enésima decepción que nos dejó la visita a El Cairo. Con excepción de la numerosa y valiosísima muestra de momias humanas y la exposición sobre Tutankhamun, quienes hayan visitado el Louvre o el museo Británico quedarán decepcionados con la raquítica muestra de objetos del Egipto de los faraones que ofrece el que debería ser, en teoría, el mejor museo Egipcio del mundo.




     
      El Cairo antiguo

       El día de nuestra llegada a El Cairo, el estado islámico había asesinado a 44 personas en dos ataques a sendas iglesias coptas del norte del país. Al día siguiente, bajo el estado de emergencia declarado por el presidente del país Egipcio, visitamos en barrio Copto de El Cairo - sin especiales medidas de seguridad, al menos a simple vista. Antes de la llegada del islam, y después de la caída de las religiones faraónicas, Egipto fue un país cristiano, y los orígenes de ese cristianismo se encuentran en esta zona de la ciudad, conocida como El Cairo antiguo. El recinto (cuyo acceso está controlado por puestos de policía dotados de detectores de metales), delimitado por las murallas romanas del S.III que protegieron la fortaleza de Babilonia, es muy reducido, apenas una calle de unos 500m de largo donde se aglutinan numerosos edificios históricos y simbólicos de la religión cristiana. El horario de cierre (a las 1600h) limitó mucho el número de aquellos que nos dio tiempo a visitar, entre ellos:




  • La sinagoga de Ben Ezra, la más antigua de las sinagogas de Egipto y que sirve para dar testimonio de la numerosa comunidad Judía que habitó en estas tierras tiempo atrás, y de los vínculos con los orígenes del judaísmo, que se remontan a la época del Antiguo Testamento, con Moisés liderando la huida del pueblo judío de la persecución de los faraones

  • La iglesia de S. Sergio y S. Baco, el edificio más antiguo del recinto, ya que se construyó en el S. V. Sin embargo el motivo de su fama es la creencia de que Jesús, Maria y José se alojaron en la cripta que se encuentra bajo la iglesia cuando huyeron a Egipto, escapando de la matanza de Herodes. En la cripta se pueden ver los lugares en los que se cree que durmió Jesús y hasta el pozo del que bebieron agua. 


  • Al-Muallaca (la iglesia suspendida), construida sobre un depósito de agua de la época romana, está dedicada a la Virgen Maria. La constricción original databa del S. IV, pero fue destruida y reconstruida de nuevo en el S.XI.


  • La iglesia de S. Jorge, complejo reconstruido a principios del S. XX sobre las ruinas que dejó el incendio de la estructura original del S. VII

     
       Una zona de El Cairo muy interesante de visitar y de la que no pudimos extraer todo el "jugo" por falta de tiempo, ausencia motivada por el estricto y temprano horario de cierre que tienen muchos de los edificios del recinto. 





       El Cairo islámico


       Desde que los musulmanes conquistaron Egipto en el S.VII, esta zona, situada al Sur del Cairo antiguo, se pobló de mezquitas y edificios de servicios. La actividad se articula en torno a la avenida Sharia Al-Muizz Li- Din Allah y su prolongación Bein Al- Qasreen, poblada de mezquitas y edificios con una marcada personalidad islámica. La actividad es vibrante, y la ausencia de tráfico en la zona le da un carácter especial. En el edifico que alberga la Madrasa (escuela) y el mausoleo del sultán Qalawun se puede comprar una entrada que permite acceder a siete recintos de la zona (100 EGP), de entre los que visitamos:

























  • Lamadrasa y el mausoleo del sultán Qalawun, construido por unos 300 prisioneros de las cruzadas en torno al S. XIII en tan solo 13 meses, con elementos tradicionales de la arquitectura cristiana. El edifico principal tiene planta octogonal y presenta una rica decoración tanto en las paredes como en el techo, con la tumba del sultán en el centro


  • La madrasa y el mausoleo del sultán Al-Nasir Muhammad, construcción de finales del S.XIII, construido en ladrillo y con estucos cuidadosamente decorados tanto en el interior como en el exterior.



  • La madrasa y el mausoleo del sultán Barquq, edificio que data del S.XIV y donde destaca el patio y la ornamentación de los techos de las salas contiguas. 

  • Qasr Beshtak, palacio del S.XIV cuya entrada se encuentra en un callejón por el que normalmente ningún turista se adentraría ya que carece de incentivo visual alguno. Aparte de su vestíbulo central, merece la pena subir hasta la segunda planta para observar la zona desde la altura: una sucesión de edificios en semi ruinas donde las antenas parabólicas destacan en el mar de tejados. Una imagen como poco curiosa.



  • Los baños, una curiosa visita en la que se pueden contemplar las ruinas de lo que debieron ser los baños públicos más importantes de la ciudad. Sí se conserva la estructura de los baños utilizados más recientemente (aunque ya en desuso), con sauna, sala de relajación, vestuarios...una visita curiosa por los túneles del recinto


      El principal reclamo turístico de la zona es el mercado de Khan al-Khalili, que data del año 1382. Una sucesión de callejuelas donde las pequeñas tiendas se suceden sin descanso y donde se pueden comprar todo tipo de objetos religiosos, ornamentales, textiles y recuerdos del viaje a Egipto. El regateo es la práctica habitual en todos los comercios; a mí me resulta particularmente cansado el "discutir" el precio de cada artículo por el que pudiera estar interesado, una práctica de la que trato de huir desde hace bastante tiempo, así que nos dirigimos a la famosa tienda de Jordi, una tienducha escondida en medio del bazar cuya fama se basa en que ofrece precios fijos y puedes realizar tus compras tranquilamente sin que nadie te esté agobiando con el precio (el precio de todos los artículos está marcado) Dar con la tienda no fue fácil (para facilitarte las cosas, las coordenadas son 30º 2' 51" N, 31º 15' 42" E), y una vez allí la decepción fue mayúscula: la tienda ofrece muy pocos artículos, a precios muy asequibles eso sí, pero es que la calidad es paupérrima. Todo está desordenado (mejor ni hablar de la tienda de textiles de Jordi que está al lado...), y para nuestra sorpresa los precios de la tienda de al lado, también de precio fijo, son mucho mejores que en la tienda de Jordi. Otro mito desenmascarado, un negocio que seguramente vivió tiempos mejores pero que por lo visto no se ha sabido mantener a la altura. Si buscas comprar recuerdos baratos para tus conocidos sin importarte la calidad y no tienes mucho tiempo para jugar a regatear, este es tu sitio; si buscas algo más especial, mejor que busques en otro lugar.







     
      El tercer lugar de referencia en la zona es la Citadel, fundada en 1176 y que fue la residencia de los gobernantes egipcios durante 700 años...pero la visita quedó aplazada para un futuro viaje a El Cairo.

Abu Simbel


      La localidad de Aswan se convirtió en el lugar de salida de nuestro crucero por el Nilo, pero decidimos adelantar nuestra llegada a la localidad en la que se ubica la presa que regula el caudal del Nilo un día para hacer una excursión a Abu Simbel.


       Las actividades turísticas están muy "controladas" en Egipto; si viajas con un grupo (motonave, mayorista o similar), tienes que hacer, obligatoriamente, todas las excursiones con ellos, y al precio que fijen. Una autentica mafia. Al viajar por libre, gozas de más libertad y puedes decidir en cierta manera qué hacer, por cuánto tiempo, horas de salida...al contratar la excursión a Abu Simbel, lo primero que recibí fue un interminable correo de Waleed, explicándome más o menos lo anterior. Una vez aclaras que llegas a Aswan por tu cuenta y que los servicios del crucero no han comenzado (o han terminado) en la fecha en la que quieres hacer la excursión, entonces ya recibes toda la información sobre precio, horarios, etc. En nuestro caso, de la horquilla de horas de salida ofrecida (entre las 04:00 y las 11:00am), decidimos salir en torno a las nueve...para ir bien descansados (¿qué necesidad hay de salir a las 04:00am?) El recorrido desde Aswan a Abu Simbel se demora por tres horas, y luego puedes estar allí otras tres horas; saliendo tan tarde nos asegurábamos un calor sofocante en nuestro destino, pero posiblemente menos gente, y como el calor no es problema para nosotros....



      
      Waleed nos estaba esperando puntual a la hora acordada en la recepción del hotel. Ultimamos los detalles de nuestro traslado a Hurghada al finalizar el crucero en Luxor y nos presentó al conductor que nos llevaría a Abu Simbel, un trayecto por una carretera que atraviesa el desierto y que presenta escasa circulación. Hace unos años, las excursiones a Abu Simbel se realizaban en grupo: convoyes de vehículos turísticos que circulaban en hilera escoltados por vehículos de policía o militares, con horarios fijos de salida y regreso. Actualmente, debido al bajón turístico de la zona (algo que se nota en el número de turistas, pero sorprendentemente no en los precios), el trayecto se realiza de forma individual, con mayor flexibilidad en cuanto a horarios. Un paisaje monótono pero cautivador al mismo tiempo, una extensión desértica que abarca hasta donde llega la vista. 



      
       Al llegar a Abu Simbel pudimos comprobar de forma inequívoca las consecuencias de la primavera árabe: tan solo un par de autobuses y otros tantos coches aparcados en el enorme aparcamiento del recinto - bien es cierto que llegamos en torno al medio día y al parecer la gente prefiere madrugar durante las vacaciones...para mi madrugar y vacaciones son dos términos que juntos no congenian muy bien. Una vez pagada la entrada (115 EGP, de los cuales 100 EGP son de la entrada, 13 EGP son para el sindicato de guías - que no vimos - y 2 EGP son de tasas locales) nos dirigimos a descubrir el templo. Antes de entrar visitamos el centro de interpretación donde descubrimos, para nuestra sorpresa, que los dos templos del recinto no se encuentran en su ubicación original, ya que en los años 60 fueron desmontados y movidos para evitar que acabaran cubiertos por el agua del lago Nasser a una ubicación cercana en una colina artificial creada a tal efecto. He de admitir que la noticia fue una especie de decepción, ya que se puede pensar que lo que se visita es una reconstrucción, ya que el templo original nunca estuvo en la ubicación actual.  Asimilada la noticia, nos dirigimos hacia el templo. Consejo: si visitáis Abu Simbel, al entrar es mejor no hacer caso de la flecha que señala la entrada al templo hacia la derecha, y tomar el camino de la izquierda. Ambos conducen al mismo sitio, pero el impacto visual entrando por la izquierda es mayor. Nosotros, como no lo sabíamos y somos muy obedientes, tomamos el camino de la derecha...


Las aguas del lago Nasser que obligaron a mover el templo
      De pronto nos encontramos frente a la fachada del Gran Templo, construido en honor a Ramsés II, de 33m de altura y presidida por cuatro estatuas colosales que representan a Ramsés II (una de ellas muy dañada por un terremoto sucedido en el año 27 AC), un frontal excavado de forma magistral en la roca hace unos 3400 años. Casi nada. La visión es impactante, resulta difícil moverse del lugar, más si se tiene en cuenta que la visita fue prácticamente una visita privada porque nos encontramos casi solos en el recinto (no contamos más de 8-10 personas durante toda nuestra visita) M consigue arrancarme del exterior y decidimos descubrir el interior, ricamente decorado con imágenes de los dioses, rituales y jeroglíficos, con magníficas representaciones de Ramsés II como Osiris, unas estatuas de 10m de altura que custodian el acceso al interior del templo. Al fondo se encuentra el santuario, donde se encuentran cuatro representaciones de Ramsés II acompañado de distintos dioses, originalmente cubiertos de oro, y que reciben el baño de los rayos del sol tan solo dos días al año (al menos así era en su ubicación original...en la nueva ¿quién sabe?) Concluida la visita al interior del templo, aún nos quedamos un rato más sentados frente al exterior disfrutando del soberbio espectáculo antes de visitar el segundo de los templos, ¡qué maravilla!









      
      A escasa distancia se encuentra el segundo de los templos del recinto, el Templo de Hathor, construido por Ramsés II para honrar a su mujer Nefertiti; el exterior muestra representaciones de Nefertiti alternadas con otras de Ramsés II. El exterior no resulta tan impactante como el del Gran Templo, pero también es fascinante. El interior presenta una decoración más sencilla, con estatuas de Hathor y representaciones de Ramsés II asesinando a los enemigos de Egipto bajo la atenta mirada de Nefertiti grabadas en las paredes del recinto. El santuario interior está vacío, pero en su día debió de albergar una estatua de Hathor con forma de vaca. Desde el exterior del Templo de la Reina Nefertiti también se ve el frontal del Gran Templo, y ésta es la imagen que hubiéramos tenido si hubiésemos decidido tomar el camino de la izquierda en la entrada...







           
        Una visita más que recomendable y que respondió a las expectativas creadas
Aswan


       La localidad de Aswan cuenta con más de 800.000 habitantes, muchos más de los que imaginábamos. Pese a eso, presenta pocos atractivos para el viajero. La localidad debe su fama principalmente a la presa que regula el caudal del Nilo, y su población creció de forma exponencial cuando se iniciaron los trabajos de la presa alta. La presa inicial data de 1902, que pese a las sucesivas ampliaciones en su altura, se veía desbordada con frecuencia ante las crecidas del Nilo, mostrándose incapaz de hacer frente a la fuerza de la naturaleza. Para evitar esos problemas, se decidió construir una nueva presa aguas arriba, y crear el lago Nasser, el segundo mayor lago artificial del mundo. Merced a un acuerdo comercial entre Egipto y Rusia (con la producción egipcia de algodón como moneda de cambio), los rusos ayudaron a Egipto (con medios económicos - 25% del coste total financiado en unas condiciones muy ventajosas - y humanos) en la construcción de la que en aquella época se convertiría en la presa más grande del mundo, cuyos números son impresionantes: 40 m de ancho en la parte más alta, casi un kilómetro de ancho en la parte más baja, una altura de 111m y una longitud de casi 4Km. Los accesos a ambas presas están fuertemente controlados por el ejército, ya que son instalaciones estratégicas para el país: nuestro guía Abdul nos contó que si la presa de Aswan reventara, el agua del lago Nasser se desplazaría por Egipto como un tsunami, arrasando todo lo que se encontrara a su paso hasta desembocar en el mar. Así pues, estando en Aswan, la presa es visita obligada (20 EGP)




      
      Aswan fue el punto de partida de nuestro crucero por el Nilo de cuatro días de duración. El plan de viaje fue como narro a continuación (Aswan, Kom Ombo, Edfu, Esna, Luxor, Thebas):



  
 Crucero por el Nilo, Alejandro el Grande - día 1


     A las 0900h nuestro guía Abdul y el chofer Karim nos recogieron en nuestro hotel de Aswan. Nos dirigimos hacia la presa alta, donde visitamos el punto de observación situado en mitad de la presa y nos contaron los entresijos de la construcción y todos los datos que pueden sacarse de la Wikipedia en cuanto a fechas, dimensiones, trabajadores, presupuestos, etc

       Finalizada la visita a la presa nos dirigimos hacia el Templo de Philae, situado en una isla cercana y accesible únicamente en barca (la entrada cuesta 60 EGP, pero no incluye la barca...) Cuando se construyó la presa antigua de Aswan a principios del S.XX, el templo quedó parcialmente sumergido bajo las aguas. Al igual que sucediera con Abu Simbel, la construcción de la nueva presa y la formación del lago Nasser en los años 60 hicieron que la UNESCO tomara la iniciativa para preservar el templo y decidieron moverlo desde su ubicación original hasta la actual en una isla cercana. El templo estuvo cerca de 60 años oculto por las aguas del Nilo, por lo que resulta ciertamente fascinante el estado de conservación que presenta hoy en día. Una vez en la isla, un paseo columnado conduce al templo de Isis, que data de la época romana. Los romanos copiaron la arquitectura y símbolos egipcios cuando conquistaron estas tierras buscando ser aceptados por el pueblo. Las inscripciones muestran imágenes de emperadores romanos, que sustituyen a los reyes y faraones egipcios, ofreciendo presentes a los dioses egipcios. Al Oeste se alza la puerta de Hadrian, donde se pueden ver los últimos jeroglíficos de Egipto que datan del año 394 de nuestra era, y en el lado Este se ubica el Templo de Hathor, dedicado a la música. Finalmente, se puede visitar el Templo de Trajano, inacabado: las columnas y paredes no están decoradas y carece de techo. Trajano no vivió lo suficiente para ver finalizado su encargo, y a su muerte las obras de abandonaron para llevar a cabo del planes del nuevo emperador.













      
      Antes de regresar al barco para hacer el registro de entrada, Abdul nos llevó a una casa de venta de esencias (turistada con la que no contábamos...pero ¡al menos evitamos la visita a un centro de venta de papiros que tenía preparada a continuación!), una visita breve, ya que no nos interesaba en absoluto, y de camino al barco para almorzar, con la tarde libre para disfrutar de las instalaciones y visitar la catedral copta por nuestra cuenta, entre grandes medidas de seguridad para acceder al interior, donde los fieles preparaban las celebraciones de la noche del viernes santo. Una estupenda cena de ¡cinco! platos puso fin a nuestro primer día a bordo, aún en Aswan, donde pasamos la noche cómodamente atracados. 






Crucero por el Nilo, Alejandro el Grande - día 2


     Como ya habíamos hecho los deberes visitando Abu Simbel un par de días antes, evitamos el tremendo madrugón que algunos tuvieron que darse para visitar el templo, saliendo a las ¡0400am de Aswan! Para nosotros fue una mañana de tranquilidad, disfrutando del sol en la cubierta del barco y dándonos un respiro después de unos días muy activos. En torno a las 1300h, coincidiendo con la hora de la comida, el Alejandro El Grande se puso finalmente en movimiento, sin hacer ruido y sin apenas vibraciones a bordo; un suave discurrir dejándonos llevar por la corriente del Nilo rumbo a nuestro siguiente destino, el Templo de Kom Ombo. El paisaje es espectacular: la franja verde de vegetación regada por las aguas del Nilo contrasta con el desierto que se adivina por detrás de ella, allí donde ya no llegan las fértiles tierras alimentadas por el Nilo.







     Tras tres horas de navegación llegamos a Kom Ombo, donde una veintena de motonaves se amontonaban en el pequeño embarcadero del templo. Las motonaves van "aparcando" una al lado de la otra, de forma que para llegar al muelle has de atravesar los vestíbulos de algunas de ellas. Nosotros atracamos directamente en el muelle, así que no pudimos fisgar el interior de ningún otro barco, aunque sí certificamos que los camarotes del Alejandro el Grande eran mucho más grandes que los del resto de los barcos que vimos.




      El templo de Kom Ombo (60 EGP) se construyó a lo largo de 400 años (empezando en el S. I AC), por lo que es un templo eminentemente romano. La particularidad del templo es que son dos templos en uno, ya que presenta una construcción simétrica (o lo que queda de la construcción original), con la parte izquierda dedicada a Horus y la derecha a Sobek, el dios cocodrilo. Las ruinas destacan por los bajo relieves y alto relieves que adornan sus paredes y columnas. Algunas secciones de estos relieves presentan el color con el que fueron concebidas en origen, aunque la mayor parte de estos colores se han perdido. Al fondo del templo hay 7 salas, dedicadas a distintas especialidades médicas (el templo se usaba como hospital), llamando especial atención los relieves en los que aparecen muchos instrumentos médicos que se usan hoy en día, ya existentes en aquella época (bisturí, fonendos...) En el patio del templo se puede ver el Nilómetro, una especie de pozo que se usaba para controlar el nivel del Nilo y de esta forma poder predecir la calidad (y cantidad) de las cosechas.








       Para finalizar nuestra breve visita a Kom Ombo (donde solo permanecimos 1,5h, ya que llegamos un poco tarde), visitamos el cercano museo donde se muestran 40 momias de cocodrilos, y asistimos al sublime espectáculo de un atardecer sobre el Nilo; después de casi una semana de viaje por Egipto finalmente pudimos ver atardecer (el resto de los días el sol estuvo oculto por las nubes), así que disfrutamos de cada minuto de aquella perfecta sinfonía mostrando el movimiento del sol hacia su ocaso.




      De regreso al barco, pusimos rumbo a Edfu, donde atracaríamos para pasar la noche cinco horas después de salir de Kom Ombo, para poder visitar el templo temprano la mañana siguiente (que manía con madrugar...) Durante el camino disfrutamos de una estupenda cena en la cubierta exterior del barco a base de especialidades egipcias y carnes a la plancha, y asistimos (de forma simbólica) a la fiesta tradicional egipcia organizada para aquella noche...estas fiestas suelen dar poco de sí (sobre todo cuando en el barco nadie se toma el mínimo esfuerzo en organizar nada), en un barco con algo más de 20 pasajeros era de esperar cual sería el resultado...después de cargar con la chilaba por medio mundo, en la "fiesta" solo había dos personas disfrazadas, y la suma de la edad de ambas no superaba por mucho los 10 años...así que la chilaba volvió a la maleta




Crucero por el Nilo, Alejandro el Grande - día 3



      Tuvimos que levantarnos pronto aquel día para iniciar la visita al Templo de Horus, en Edfu (a las 0700...), localidad que se encuentra a medio camino entre Aswan y Luxor. El Templo de Horus (60 EGP), al que se accede en coche de caballos o tuk-tuk (para gustos), estuvo cubierto por la arena durante cerca de 2000 años, y por ello es el templo mejor conservado de todos cuantos se pueden visitar en Egipto. Es un templo relativamente reciente en cuanto a su construcción (237 A.C), a imagen de los templos faraónicos de los que copia muchos elementos. La puerta de entrada se alza a 36m de altura, custodiada por dos representaciones de Horus que vigilan el acceso al templo porticado interior, el lugar destinado a la oración de las clases más bajas de la sociedad. Un segundo pórtico conduce a una sala techada y de menor tamaño, reservada a las clases medias; la sala contigua estaba reservada a las clases altas y al altar solamente podía acceder el rey, el sumo sacerdote y otros tres sacerdotes (veterinarios) que aseguraban que los animales que se presentaban como ofrendas a los dioses estaban en buen estado. Todas las paredes presentan ricos relieves y están profusamente decoradas. La forma del Templo es piramidal: el suelo va subiendo y el techo bajando conforme se avanza hacia el fondo del Templo, al igual que las paredes, que se van estrechando a medida que nos acercamos al santuario. Una visita de un par de horas de duración, más que suficientes para disfrutar del lugar, y continuamos rumbo hacia Luxor, la última parada de nuestro recorrido por el Nilo.











      Por delante un día de navegación, disfrutando de las instalaciones del barco, el paisaje y el buen tiempo en buena compañía. Después del almuerzo servido en la cubierta del barco, llegamos a la esclusa de Esna. Un mecanismo de compuertas móviles se encarga de regular el flujo de agua para salvar los 7m de desnivel a ambos lados de la esclusa. Tardamos dos horas en cruzar la esclusa (el paso en sí no lleva más de 15-20 minutos, pero tuvimos que esperar porque había 5 barcos delante de nosotros...y eso que la esclusa permite pasar 4 barcos al tiempo...) Sea como fuere, ese paso alteró nuestros planes de viaje y en lugar de llegar a Luxor al atardecer como estaba previsto, llegamos bien entrada la noche, en torno a las 19:15h. 


















       
       La agenda para el último día en Luxor ya estaba bastante cargada de visitas, así que, aun siendo de noche, decidimos acercarnos al cercano Templo de Luxor (60 EGP), construido bajo el reinado de Ramsés II. Como tantos otros, el templo cayó en el olvido y fue sepultado por la arena del desierto, hasta el punto que se estableció un poblado sobre él, utilizando las murallas del recinto como protección. A finales del S. XIX, el templo fue redescubierto y se destruyó el poblado que había crecido sobre él, con excepción de una mezquita con mil años de antigüedad que se conservó y aún permanece en su sitio, apoyada sobre un muro creado a tal efecto. La avenida de las esfinges (que una vez conectó los templos de Luxor y Karnak) marca el comienzo de la visita al Templo de Luxor, cuya entrada está gobernada por dos imponentes figuras de Ramsés II y un no menos llamativo obelisco de 25m de altura; originalmente había dos obeliscos, pero el segundo se alza en la actualidad en la Plaza de la Concordia de Paris, regalo del pueblo egipcio a Francia en el S. XIX (aunque hay cierta discordia sobre si fue un regalo o los franceses lo tomaron "prestado"...) Cruzada la puerta del Templo, nos encontramos en el patio con numerosas representaciones de Ramsés II y el paseo formado por 14 descomunales columnas; el acceso al paseo está presidido por dos colosales estatuas de...¡Ramsés II! Numerosos reyes y gobernadores dejaron su impronta en el templo, incluyendo Alejandro el Grande. El Templo de Luxor me encantó: quizás fue por el hecho de haberlo visto de noche, o por las descomunales dimensiones de las estatuas y columnas que lo componen, o por la historia del obelisco huérfano, lejos de su hermano 'parisino', o por los miles de años de historia que lo rodean, o por una mezcla de todos. Sea como fuere, es cierto que después de haber visitado los templos de Edfu y Kom Ombo los días anteriores, el Templo de Luxor suponía un salto cualitativo con respecto a aquellos, el regreso al tiempo de los faraones y las construcciones imposibles que nos habían traído a Egipto.













      
       Finalizada la brevísima visita al templo, regresamos al barco para disfrutar de nuestra última noche a bordo y hacer los preparativos para abandonar el crucero y al Nilo temprano la mañana siguiente; Luxor y Thebas nos esperaban, y ¡no había tiempo que perder!


Crucero por el Nilo, Alejandro el Grande - día 4

     A las 06:30 sonó el teléfono del camarote para despertarnos, de nuevo un madrugón en toda regla estando de vacaciones, pero es que había mucho por visitar. Después de desayunar y de despedirnos del Alejandro El Grande, nos dirigimos al Templo de Karnak (Templo de Amon Ra, el rey de los dioses, 80 EGP) Es el Templo más grande de cuantos pueden visitarse en Egipto, ya que faraón tras faraón, todos añadieron algún elemento al Templo. La entrada al Templo está custodiada por una hilera de esfinges. Poco queda del templo original, que resultó severamente dañado en el ya mencionado terremoto del año 27 AC, pero los trabajos de restauración permiten que nos hagamos una idea de la grandiosidad de esta construcción y de las cuidadas soluciones arquitectónicas empleadas por los egipcios miles de años atrás. Un recinto con unas dimensiones grandiosas, con paredes y columnas decoradas con detallados y coloridos relieves, colores de los que apenas quedan vestigios hoy en día, salvo en muy determinadas zonas de los tramos de techos que conservan su posición original.
























      
      A continuación nos dirigimos a la orilla oeste del Nilo, para visitar el Valle de los Reyes (100 EGP), necrópolis de los faraones del antiguo Egipto. El primero en ser enterrado en este valle fue Tuthmosis I (1492 AC) Los faraones sabían que los tesoros con los que eran enterrados eran robados por los ladrones sistemáticamente, ya que las pirámides en las que eran enterrados eran fácilmente reconocibles para los delincuentes. Tratando de evitar los saqueos, Tuthmosis decidió construir su tumba excavada en la roca en este valle, coronado por una forma piramidal natural, y a Tuthmosis I lo siguieron otros 62 faraones. En total se han encontrado 63 tumbas en este valle. Pese a los esfuerzos por ocultar los accesos, las tumbas fueron saqueadas en tiempos antiguos y los ladrones se llevaron todos los objetos de valor. Más recientemente (S XIX), las tumbas descubiertas fueron desvalijadas por los nuevos exploradores que se llevaron todo cuanto habían dejado los ladrones del antiguo Egipto (objetos funerarios, sarcófagos) Tan solo se han encontrado dos intactas, una de ellas la de Tutankhamun en 1922, cuyos tesoros se encuentran expuestos en el museo egipcio de El Cairo. Se cree que aún hay más tumbas por descubrir, y las expediciones continúan trabajando en la zona tratando de dar con la entrada secreta de las tumbas ocultas (como ya he comentado, a mediados de Mayo se ha hecho público el descubrimiento de nuevas tumbas, intactas, en el valle del Nilo) La entrada al recinto permite visitar 3 tumbas (que van cambiando, para evitar el deterioro originado por el turismo de masas) Por una cantidad adicional se puede acceder a alguna otra tumba (por ejemplo a la Tutankhamun por 100 EGP) La mayoría están sin embargo vacías por los saqueos comentados. No se permite utilizar cámaras en el recinto (no permiten acceder al recinto con ellas...aunque si se puede acceder con teléfonos móviles, pero su uso, si te pillan, está muy penalizado; Abdul se encargó de recordarnos repetidamente que por favor no tomáramos fotos en el interior...y somos muy obedientes y así lo hicimos) En el vestíbulo de la entrada se puede ver una representación tridimensional del valle, la localización de las tumbas y la longitud de los pasadizos interiores, que dependía de la longevidad del faraón - a mayor duración del reinado, más tiempo tenían los arquitectos para construir su tumba y por lo tanto más largo era el corredor que conducía a la cámara funeraria (así, la tumba de Tutankhamun en la más pequeña, ya que su reinado fue el más corto) Pese a la ausencia de objetos, los pasillos se muestran cuidadosamente decorados con detallados relieves vivamente coloreados, colores que han llegado hasta nuestros días en un buen estado de conservación. A la muerte del faraón, y mientras duraba el proceso de momificación (70 días), los arquitectos se afanaban en terminar la tumba; es por eso que los santuarios situados al final del túnel, el lugar destinado a acoger el sarcófago y el resto de los objetos funerarios, presentan una decoración menos cuidada y a menudo no presentan grabados, sino simples pinturas sobre los muros del recinto. Nosotros pudimos visitar las tumbas de Ramsés IV (tumba 2), Ramsés IX (tumba 6) y Merneptah (tumba 8), la más larga de las tres visitadas, con unos 163m de corredor y varias cámaras funerarias - creadas con el objeto de engañar a los ladrones. 





     
       Finalizada la visita al Valle de los Reyes, y tras un fugaz paso por un centro de artesanía en piedra (turistada que nos intentó colocar de nuevo nuestro guía Abdul, con la falsa promesa de que los precios estaban fijados y marcados en los artículos esculpidos en genuina piedra), nos dirigimos al Templo de Hatsheput (50 EGP), un templo ubicado en un enclave que llama tanto o más la atención que el propio templo en sí, reconstrucción del original a cargo de un equipo de arqueólogos polaco que trabaja en el lugar desde hace más de un siglo (no el mismo equipo, claro) El Templo simboliza la utilización de un nuevo concepto de edificio funerario, con varias terrazas escalonadas. El templo fue dañado casi irreparablemente por Ramsés II (hijo de Hatsheput) y otros faraones posteriores. Pese a que los trabajos de restauración son notables, el recinto rezuma un aroma un tanto artificial, carente del encanto de otras construcciones de la época, aunque el sublime escenario natural en el que se enclava compensa con creces la relativa falta de autenticidad del recinto.







      De camino a nuestra última visita en Thebas, pudimos observar las tumbas de los nobles, las ruinas del Ramesseum y lo que queda del templo de Merneptah justo antes de llegar a los Colosos de Memnon, dos figuras de 18m de altura de Amenhotep III. Durante el imperio romano, la estatua situada más al Norte se convirtió en una atracción turística muy importante, ya que se decía que "cantaba" al amanecer. La estatua fue reparada en el año 199 de nuestra era y los cantos cesaron...




     
      Nuestra visita a Thebas concluyó mucho antes de lo esperado (¿y para eso tanto madrugar?) Abdul nos llevó a nuestro hotel en Luxor y dimos por finalizado el crucero...una experiencia muy positiva, con algunos puntos de mejora en cuanto a la organización del viaje y los horarios, pero de la que disfruté muchísimo durante los cuatro días de duración. Por delante toda una tarde para disfrutar del hotel y sobre todo de las vistas que ofrecía sobre el Nilo, y de una nueva espectacular puesta de sol.






Hurghada - mar Rojo


     Nuestro viaje al que pensábamos seria nuestro último destino en Egipto (el viaje de regreso a casa se complicó y tuvimos que alargar una noche  nuestra estancia en Cairo) no fue muy cómodo: el conductor que nos llevó desde Luxor a nuestro hotel en bahía Makadi no cumplió las expectativas y quedamos muy descontentos (más aun considerando el precio pagado) La carretera, una de las más peligrosas del mundo, según varias páginas webs (http://www.gonzotrucker.com/worlds-most-dangerous-roads-luxor-al-hurghada-road-egypt/, http://www.dangerousroads.org/africa/egypt/120-luxor-al-hurghada-road-egypt.html), no da la impresión de ser tal: está bien asfaltada y tiene numerosos puntos de control policial. Los primeros 70-80Km discurren por un franja paralela al Nilo, atravesando numerosas poblaciones, lo que hace que el trayecto se demore por una hora. Luego se viaja por autopista hasta el mar Rojo, una autopista que discurre por un paisaje montañoso desértico, muy bello, aunque  la incomodidad del viaje no nos permitió disfrutar del mismo. Después de unas cuatro horas de conducción errática, finalmente llegamos a nuestro destino en Makadi, donde el plan para los próximos 5 días estaba claro: descansar, disfrutar del buen tiempo y de la playa, y tal vez hacer alguna actividad por la zona. Las temperaturas eran agradables, para nada calurosas, y dedicamos la primera tarde a descubrir las instalaciones del hotel, pasear por la playa y descubrir las posibilidades que ofrecía el lugar.


      
      Uno de los principales inconvenientes que hemos encontrado durante el viaje hace referencia a las horas de sol: resulta extraño que la hora en Egipto sea la misma que en Europa central, mientras que otros países de la zona tienen al menos una hora de diferencia positiva; como consecuencia, amanece muy pronto (en torno a las 0500) y anochece también excesivamente pronto (en torno a las 1800), con lo que los días pasan muy rápido (sobre todo para aquellos que vamos de vacaciones y madrugar no entra en nuestros planes) Así las cosas, entre actividad y actividad, los días pasaron volando. La playa a la que se accede desde el hotel ofrece un puñado de sitios en los que hacer snorkel; los corales están muy cerca de la playa y el acceso al mar apenas presenta desnivel así que es un buen lugar para tomar contacto con el mar Rojo. El agua es muy clara (aunque no tanto como pensaba...), y el único inconveniente era la presencia masiva de medusas, que si bien inofensivas, hacían que el baño no fuera todo lo agradable que debiera. 










       La playa está frecuentada por todo tipo de personas que ni tan siquiera en un lugar tan alejado de la realidad que vive el país,  un lugar tan artificial y creado para el ocio y el descanso, te dejan descansar a gusto; continuamente te abordan para ofrecer viajes en barco, cursos de buceo, paseos a caballo, paseos en camello, snorkel, masajes, etc. Todo lo que se pueda imaginar. Al final, y como suele suceder, realizamos un par de actividades que no habíamos planificado, y desistí de realizar aquella que llevaba en mente. Dimos una vuelta en parasailing por la bahía de Makadi, disfrutando de unas vistas espectaculares y de la inigualable sensación de flotar en el aire. Visitamos el parque acuático Hurghada Water World, al que se accede en shuttle desde los hoteles de playa (el parque se encuentra al lado del hotel jaz aquadina, a unos 4-5Km de la playa hacia el interior), un parque muy básico y más enfocado a los niños que a los adultos (para los que únicamente hay en torno a una docena de toboganes más o menos sencillos), y un tanto caro (17,5€), bien es cierto que la entrada incluye comidas (una selección de snacks como hamburguesas, perritos y cosas del estilo) y bebidas (refrescos y agua) El parque abre en horario de 10:00 a 17:00, y cierra entre las 12:30-13:30. La ausencia de información sobre el parque es casi total, y la falta de control también; la inmensa mayoría de las personas que visitan la zona en viajes organizados tienen un día de acceso al parque incluido en la estancia del hotel en el que se alojen, pero como nosotros viajamos por libre tuvimos que comprar la entrada en una caseta en la que no aceptan pagos con tarjeta y en la que no disponen de cambio (falta de organización a la que ya estábamos acostumbrados a estas alturas de viaje por tierras Egipcias)

Dani en caida libre!









     
      El plato fuerte de nuestra estancia en Hurghada fue un viaje en barco que nos llevaría a visitar el "hogar" de los delfines en alta mar y hacer tres salidas de snorkel en diferentes arrecifes de la zona, con equipo de snorkel, desayuno y comida a bordo incluidas (65€) El viaje comenzaba a las 05:30h (¡qué locura! ¡Al menos el amanecer mereció la pena!) y tras un par de horas de navegación por las ¿tranquilas? aguas del mar Rojo, nuestro guía anunciaba la presencia de delfines, así que tocaba ponerse las aletas para lanzarse al agua y nadar en compañía de estos simpáticos mamíferos. Con el fin de evitar asustarlos o herirlos, el barco permaneció a una distancia prudencial de los delfines, así que había que nadar hacia ellos... ¡en mar abierto y con olas! (ese día hubo mucho aire y el mar estaba revuelto...) ¡Qué os voy a contar de la experiencia! Yo no había desayunado y ya llegaba un tanto mareado por el movimiento del barco con las olas, pero me lancé decidido al agua y nadé con todas mis fuerzas hacia los delfines, que parecía que cada vez se encontraban más lejos (me sentí como Frodo tratando de arrojar el anillo al volcán ese, al que parecía que nunca llegaba) Después de conseguir reunirme con el grupo, me encontré sin fuerzas y tremendamente nervioso por la situación (no soy buen nadador, y la mezcla de las olas, en mar abierto, el mareo previo, la imposibilidad de meter la cabeza debajo del agua - esa sensación que ya había experimentado buceando y que creía haber superado), me llevó a abandonar el lugar por el que los delfines estaban pasando junto a mí (a juzgar por las fotos que saqué, porque la verdad es que yo solo les vi en la superficie), con muchísima tristeza por no poder realizar una actividad tan única como especial por mi, ahora sí finalmente aceptado, miedo cerval al agua. Me subí al bote con otros dos que ya se encontraban allí al haber corrido la misma suerte que yo y dejamos el lugar en dirección al barco, con mucha preocupación porque M seguía allí y la situación me parecía peligrosa. Pero M se desenvuelve como pez en el agua en ese ambiente (¡nunca mejor dicho!) y disfrutó de la experiencia de una forma absolutamente fascinante, incluso repitió cuando finalizada la excursión oficial nuestro guía Alex se lanzó de nuevo con M y dos personas más a nadar con los delfines. Siendo honesto, sentí mucha envidia al ver las fotos y escuchar el relato de M, que había nadado junto a delfines salvajes en alta mar, y muchísima tristeza al comprender que tenía que por finalizada mi experiencia como buceador: mi miedo al agua no me dejaría disfrutar del buceo. En aquel barco, el Mr. O, decidí no seguir adelante con la inmersión de buceo en el mar Rojo con la que tan ilusionado estaba. 










       Después de aquello, navegamos hacia aguas más tranquilas y realizamos tres excursiones de snorkel en diferentes zonas: terminé un tanto decepcionado con la experiencia; las bondades sobre el mar Rojo de las que tanto había oído hablar no fueron para tanto: ni el agua era tan clara como imaginaba (al menos aquel día y en aquellas zonas, pese al increíble color que presentaba el mar desde el barco), ya que la visibilidad estaba reducida a unos 10-15m, ni la variedad de colores en corales y peces eran tal (nada comparable al mar de Komodo en Indonesia) Pese a todo, la experiencia fue muy agradable (mareos aparte...), aunque me alegré de poner el pie en tierra en torno a las 16:00h, después de pasar 10h a bordo luchando contra los mareos...y eso que después de la experiencia con los delfines el mar estuvo en calma y el barco apenas se movió. Definitivamente no soy un lobo de mar...




Nuestro barco, el Mister O



       Nuestros días de descanso en Makadi pasaron como un suspiro. Las cinco noches que pasamos en el Jaz Makadina se evaporaron y sin dar crédito por lo rápido que habían pasado esos días nos encontramos preparando las maletas para regresar a casa. Nuestras vacaciones terminaron en el momento en el que abandonamos el hotel para dirigirnos al raquítico aeropuerto de Hurghada, en transfer privado organizado por el hotel, ya que es la única forma de acceder al aeropuerto, situado a unos 30 Km, cuando se viaja por libre

       Ya en el aeropuerto, Egyptair se encargó de que regresáramos de vacaciones con un mal sabor de boca y con mucho menos dinero en la cartera, al haber tenido que hacer frente a gastos extra (una noche en El Cairo y un vuelo de regreso a casa, ya que no pudimos tomar nuestro vuelo de regreso con Lufthansa pese a contar con un colchón de 6 horas de espera entre ambos vuelos en el aeropuerto de El Cairo...) Con 24h de retraso conseguimos finalmente llegar a Colonia, dando por finalizado un viaje excepcional, pero con dos aspectos claramente negativos: los servicios prestados por Egyptair (con la que posiblemente nunca repetiré), y la actitud de los egipcios hacia el turismo en general, un acoso continuo del que mentalmente resulta difícil escapar y que llega a afectar en ciertas ocasiones al disfrute del viaje. 



El vuelo se retrasó por baja visibilidad...en fin, ¡Egyptair se tiene que mirar la vista!
       Un viaje muy esperado que, echando la vista atrás ahora que han pasado unas semanas desde nuestro regreso y superada la mala experiencia del viaje de regreso, respondió a las expectativas depositadas y del que disfruté muchísimo. Sin apenas tiempo de descanso emprendí el viaje por motivos laborales a Malaysia e India, y a mi regreso de la mini gira asiática M y yo comenzamos a preparar el viaje de las vacaciones de otoño, un viaje que aún está en el aire porque parece que una vez más, y pese a los meses que todavía quedan para la fecha, llegamos tarde a la compra de los vuelos a juzgar por los precios de los mismos... ¡ya veremos dónde terminamos! ¡Hasta la próxima!


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