Monte Bromo
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Candi Singosari |
El sonido de la melodía del móvil marcó el
punto de partida de un día que me llevaría, con elevadas dosis de incertidumbre
y aventura, a uno de los destinos más esperados del viaje, el Monte Bromo (que
por cierto, ¡no sé por qué se llama monte cuando en realidad es un volcán!) A
las 07:00am, puntual a su cita, el taxista me esperaba en la puerta de mi hotel
en Malang. Un alivio el comprobar que estaba allí, temí que hubiera cambiado de
idea por la noche. La primera parada, en el camino hacia Cemoro Lawang, era el
templo Candi Singosari, situado en la cercana localidad de Lawang, a 12Km al norte de
Malang. La entrada al templo es gratuita (como de costumbre, te tienes que
registrar en el libro de acceso y te pedirán un donativo…) El templo data del
año 1304, aunque si bien la estructura del templo sí llegó a completarse, los
escultores no terminaron su trabajo y sólo la parte superior del complejo tiene
paneles grabados. El templo no llamó mi atención (para un neófito como yo, no
resultó muy impactante desde el punto de vista visual), así que en algo más de
media hora había terminado mi visita y regresé al coche para iniciar el largo
camino a Cemoro Lawang.
Al regresar al coche
los problemas comenzaron. El taxista había confundido Lawang, donde nos
encontrábamos, con Cemoro Lawang, a donde debería llevarme según lo acordado el
día anterior. Después de emplear todo tipo de excusas para justificar su
aparente error (que no podía ser tal ya que yo le había mostrado un mapa del
lugar y él había escrito Cemoro Lawang en su cuaderno), me dice que me lleva si
le pago 4 veces lo acordado…obviamente, y por principios, no accedo y de pronto me encuentro en
mitad de la nada y lo peor, sin transporte para llegar al Bromo y con una
maleta de 15Kg. Decido acudir a una agencia de viajes local, con la esperanza
de encontrar una solución y sobretodo alguien que hablara inglés. Ni una cosa
ni la otra. Después de un par de intentos empleando el traductor de google para
comunicarnos, decido abandonar la agencia, ya que no me proporcionaban ninguna
solución y el tiempo corría. Segundo plan de emergencia: llamé al hotel en el
que me había hospedado en Malang, ya que había leído que tenían coches de
alquiler a disposición de los huéspedes. Desgraciadamente no tenían
disponibilidad inmediata de coches, que era lo que yo necesitaba (¡no quería
esperar todo un día en Malang y perder un día en el Bromo!), así que como
último recurso decidí acercarme a un hotel a probar suerte, y vaya si la hubo. El
personal de recepción no hablaba inglés muy bien, pero me permitieron usar su
conexión de internet (después de explicarles lo sucedido con el taxista), que
empleé para tratar de alquilar un coche en el aeropuerto de Malang, sin éxito
ya que no hay empresas de alquiler en el pequeño aeropuerto. Finalmente decidí
solicitar un taxi al hotel para ir, con taxímetro, al Bromo por una ruta
alternativa más corta (60Km viajando hacia el este, frente a los 130Km de las
carreteras generales, que te llevan hacia el norte, luego hacia el este y de
vuelta al sur) A la llegada del taxista le explico por dónde quiero ir, y aunque asintió con la cabeza en realidad no tenía ni idea, ni de inglés ni de la
ruta que le mostraba en mi tableta. Un par de cambios de sentido y finalmente tomamos el
desvío necesario para viajar hacia el este. ¡Por fin estoy en ruta! Sigo
controlando la ruta con el mapa precargado y todo parece ir bien hasta que a
20Km del destino nos para la mafia indonesia que controla el Bromo (¡ahora ya
no me quedaba ninguna duda de su existencia!): un hombre corpulento, rodeado de sus secuaces, detuvo el taxi a la entrada de una pequeña población, obligándome a bajar del taxi, al que envió de regreso a
Malang. A mí me "invitó" a alquilar uno de sus 4x4 o una de sus motos para llegar a mi destino final
(a un precio abusivo, por supuesto, pero llegados a ese punto no tenía muchas
opciones) La otra opción que me plantea el capo es ir andando ("son sólo 20Km",
me dice con una sonrisa burlona en el rostro) Viajando sólo y con una maleta a
cuestas, tenía poco margen de actuación…así que me decanté por la opción mas obvia: la moto
(¿sorprendido? ¡Yo también!) Me dicen que no hay ningún problema por la maleta
("ya veremos", pensaba yo), y de pronto me encuentro montado en una moto, con la
maleta apoyada sobre el manillar y el pecho de un indonesio de 1,60m, ataviado
con un gorro de lana, del que sólo asomaban los ojos (y el gorro de lana) por
encima de la maleta y que no hacía más que indicarme que me echara más hacia
delante en la moto para que pudiera controlarla mejor en los terrenos arenosos
por lo que íbamos…¡la situación ridícula del viaje! Después de unos kilómetros por carretera, mi escolta particular se desvió para tomar un camino (por llamarlo de
alguna forma) que discurría por un monte, muy arenoso y bacheado, donde la moto
derrapaba continuamente o incluso se quedaba atrapada en la arena, aunque en
ningún momento me bajé de la moto…tenía agarrada la maleta con todas mis
fuerzas, ¡como para bajarse! Mi amigo indonesio había decidido tomar una ruta más corta para acceder al Bromo, pero que no constituye en absoluto el acceso principal al mismo, que se puede realizar por carretera normal...pero en esa situación y sabedor de las dotes lingüísticas de mi "chófer" en la lengua de Shakespeare, poco podía hacer...salvo agarrarme, vivir la experiencia y confiar en llegar a mi destino final.
El indonesio se lo
estaba pasando en grande por aquellos caminos de tierra, y yo he de reconocer
que de puro absurda la situación me hizo gracia, y al fin y al cabo iba a
llegar al Bromo pronto (¡o eso esperaba!) Después de uno de los giros
izquierdas apareció el Monte Batok, ¡magnífica visión!
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El Monte Batok, con el mar de arena rodeándolo |
Pero aún nos quedaba
atravesar el mar de arena, ya que el hotel se encontraba en el borde superior
del labio del cráter de la caldera de Tengger al otro lado. Al mar de arena lo
llaman así con mucho sentido: una inmensa superficie de arena negruzca,
procedente de diferentes explosiones del volcán, que pese a los esfuerzos del
indonesio por controlar la moto en tan complejo terreno, acabaríamos probando
después de derrapar y caer (sin mayores consecuencias que terminar rebozado en arena) "Welcome to Bromo!" Me dijo mientras reía. Sin más
contratiempos (ya había cubierto el cupo por aquel día), llegamos al hotel en
Cemoro Lawang, con buena parte del día aún por delante para descubrir la zona.
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El mar de arena, con el cráter del Monte Bromo humeante al fondo |
Ya en el hotel, regentado
por un aprendiz de Vito Corleone (con el cual guardaba cierto parecido, no sólo
físico - en versión Indonesia, claro - si no también en los gestos y forma de
hablar - o eso me pareció a mí) me dio la bienvenida y me explicó las distintas
opciones de excursiones y tasas de acceso al Bromo. En aquel momento no reservé
nada, ya que primero quería hacerme una idea de las distintas opciones
disponibles (algo que recomiendo, ya que al final del día los precios
bajan...de las 150.000 IDR para el tour en jeep al amanecer, el precio se quedó
en 100.000 IDR; y de las iniciales 350.000 IDR para acceder al Bromo en coche
en fin de semana, al final solo pagué 200.000 IDR). Las tasas de acceso al
Bromo las marca la mafia de la zona, ya que no están reguladas por el gobierno,
y dependiendo de con quien hables la cantidad varía (por supuesto los locales
están exentos de pagar en la práctica...). El "personal" que controla
el acceso me explicó que para excursiones en coche compartido la tasa por coche
es de 450.000 IDR (125.000 IDR por persona si viajas sólo en coche
compartido). Al intentar comprar el ticket, me pregunta si me
alojo en uno de los hoteles de la zona, y al decirle que sí me contesta que no
hay tickets, que no me lo vende... D. Vito se encargaba del resto. Si accedes a
pie o en uno de "sus" ojeks, tampoco hay tasa. Que cada cual juzgue
como llamamos a esto en Europa.
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Vista del Bromo, el Batok y el mar de arena desde la privilegiada posición del hotel Cemara Indah |
Las tres actividades
que puedes hacer en la zona las puedes hacer por libre, incluso andando y sin
necesidad de contratar ninguna excursión o pagar por transporte:
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Mapa del Monte Bromo, con los distintos atractivos de la zona |
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Escalera de acceso al Monte Bromo, con el mar
de arena y el templo hindú a sus pies |
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El Monte Batok, visto desde lo alto del Bromo |
Mar de arena y monte
Batok: lo puedes recorrer por completo (unos 8Km de extremo a extremo) o
parcialmente para tener una mejor vista del monte Batok y el Bromo juntos. La
sensación de andar por este desierto negro tienes que experimentarla por ti
mismo, pero es altamente recomendable (mejor si llevas zapatillas cerradas, no
de tela, para andar más cómodo) En tu recorrido verás el templo hindú, que solo
se abre para celebraciones puntuales, y es que éste lugar tiene un marcado
significado religioso para la gente oriunda de la región.
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El templo hindú situado en el mar de arena, al pie del Bromo |
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Detalle del templo hindú |
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A los pies del Monte Batok |
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Recorriendo el mar de arena |
Mirador de Pananjakan:
el mejor punto para disfrutar del amanecer en la zona, a 2706m de altitud. El
tramo hasta el primer mirador (5Km desde el hotel Cemara Indah) discurre por
carretera y un pequeño tramo de escaleras para llegar al mirador. A partir de
ahí, si se desea subir a lo alto, hay que continuar por un camino bien
señalizado con una fuerte pendiente que salva el desnivel hasta lo alto del
monte. Espectaculares vistas de la caldera de Tengger te acompañarán durante la
ascensión, con el volcán Semeru apareciendo progresivamente en el horizonte y
haciéndose cada vez más presente a medida que asciendes. Una ruta de algo menos
de dos horas en subida (y hora y cuarto en bajada)
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Vista general desde un punto en la subida al mirador de Penanjakan |
Monte Bromo
Una vez instalado en
la “suite” del hotel y después de refrescarme tras la aventura en moto (nunca
mejor dicho, porque el agua caliente no funcionó durante toda mi estancia…), me
puse en marcha, equipo de treking en mano, para asaltar la cima del Monte Bromo
y explorar la zona. Un par de movimientos de cabeza para apartar a los
insistentes conductores de ojeks que te ofrecerán sus servicios para llevarte a
la base del monte (parecen no entender que a algunas personas nos gusta andar y
sobre todo, hacer las cosas por nosotros mismos) y me encontré en la entrada al
mar de arena, con 3Km por delante antes de acceder a la escalera de subida al
cráter del volcán (aunque yo creo que hay menos distancia en realidad) Una
larga ascensión por medio de escaleras y ¡voilá!, la bestia se muestra con toda
su belleza:
La sensación que se experimenta en el borde del cráter del volcán
Bromo es indescriptible: el rugido que sale de sus entrañas, en aparente estado
de calma, es notorio; espesas nubes de humo surgen del fondo del cráter,
cambiando la perspectiva del volcán en función de su densidad y de hacia dónde
se desplazan, y el fuerte olor a azufre que impregna la zona, junto con la
visión del monte Batok y del mar de arena hacen de este lugar un sitio del que
es difícil bajar. Pero al final, tendrás que hacerlo.
En la zona amanece muy
pronto, en torno a las 5am. Así que para evitar un madrugón mayor del que de
por sí es necesario si quieres abordar la cima del Pananjakan para el amanecer,
decidí contratar la excursión en jeep, sólo para la subida y ahorrar algo de
tiempo. A las 3:15am la caravana se pone en marcha, atravesando el mar de arena
y ascendiendo por una empinada carretera hacia los distintos miradores. Muchos
coches se quedan en el primero de ellos, desde donde verás algo parecido a
esto:
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Vista general desde el Senuri Point, el primer mirador accesible fácilmente por carretera |
Si optas por subir al
segundo mirador, desde lo alto tendrás la siguiente vista:
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Vista del amanecer desde la cima del Pananjakan |
Como puedes comprobar, no hay mucha diferencia entre el primer o el segundo mirador (por supuesto cambia la perspectiva, pero los tres iconos son claramente visibles desde cualquiera de las posiciones entre ambos miradores); además el camino entre ambos está lleno de espacios desde los que podrás observar el maravilloso panorama alejado de las multitudes que se agolpan en los miradores. El amanecer en fin de
semana puede resultar una pesadilla por los centenares de jeeps que se agolpan
en la zona a la misma hora para ver amanecer (no es ninguna exageración...ésta
es la prueba, atasco de jeeps aparcados en la mar de arena tras el amanecer)
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Cientos de jeeps aparcados en el mar de arena, mientras la gente sube en manada
al cráter del Bromo |
Por ello, y para
evitar el atasco de bajada y porque con estas excursiones solamente ves 5min
del amanecer, cuando para mí lo interesante es permanecer después y poder
apreciar el amanecer completo y las distintas tonalidades que adopta el paisaje
conforme el sol gana altura e intensidad en su brillo, decidí quedarme allí y
bajar tranquilamente andando, sin prisas. Otro de esos sitios de los que no
querrás moverte, ¿quién querría moverse de un lugar en el que contemplas estas
vistas?
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Esperando el amanecer en Pananjakan |
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Amanecer del volcán Semeru humeante |
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Preciosa imagen (al menos a mí me lo parece) del mar de arena cubierto por una bruma de niebla, con los montes Batok, Bromo y volcán Semeru como testigos |
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La bruma que cubre el mar de arena limitada por el cráter del Tengger, con Cemoro Lawang en lo alto |
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A medida que avanzaba el día, la bruma se iba disipando para dejar al descubierto el mar de arena |
Pero por desgracia el
tiempo vuela en tan grata compañía y tenía que abandonar este increíble paraje
para poner rumbo al último destino de esta primera toma de contacto con
Indonesia: Bali. Para ello contraté un coche privado que me llevó de Cemoro Lawang a Malang (500.000
IDR) de donde salía mi vuelo a Denpasar (aunque la opción más cómoda y
económica hubiera sido ir a Surabaya y volar desde allí... ¡pero cuando
organicé el viaje no lo sabía!)
Me despido de Java con
un "hasta luego", dejando atrás increíbles paisajes e inimaginables
templos budistas, con la inquietud y expectación propia de quien viaja a un
lugar desconocido por primera vez: Bali.
Bali
Con dos horas de
retraso, el avión de la compañía Wings Air aterriza en el aeropuerto de
Denpasar en la isla de Bali, un aeropuerto moderno y con todas las comodidades...nada que ver con
lo experimentado en Java. El contraste es notable y por momentos piensas que
estás en un país distinto: amplias avenidas de varios carriles (atestadas de
motocicletas y coches, ¡eso no cambia!), templos y símbolos hindúes a cada
paso, la religión mayoritaria en Bali, y un paisaje caracterizado por las
terrazas donde se cultiva arroz, un espectáculo digno de observar.
En Bali hay dos
volcanes, pero la última erupción data de hace 30 años, así que mi cuaderno de
viaje se iba a centrar en visitar los templos hindúes más relevantes y algunos
de los rincones más llamativos de la isla; una primera toma de contacto con la
cultura hindú, una completa desconocida para mí hasta ahora. Las playas, una
vez más, quedan fuera de mi ruta por voluntad propia (tal vez en el futuro con mi licencia de buceo en aguas abiertas...)
Establecí mi centro de
operaciones en Ubud, localidad turística del interior de Bali. Los precios, en
Bali en general y en Ubud en particular, son más propios de un país Europeo que
de Indonesia. Durante mi estancia en Bali decidí contratar un coche con
conductor para moverme, ya que no disponía de mucho tiempo y esperaba ganar
algo de tiempo evitando perderme. De las muchas compañías que ofrecen
éste servicio, me decidí por Ubud Taxis básicamente por dos motivos: me
permitieron establecer mi itinerario libremente y accedieron a recogerme antes
de la hora habitual para aprovechar mejor las horas de sol (07:30am en lugar de
las 08:30am habituales). En cuanto al precio, parece ser algo bastante pactado
en la isla: 50€ por coche y día, incluyendo la gasolina y las tasas de
aparcamiento en los distintos lugares (que suelen ser de 5.000 IDR, así que no
era un dineral). La experiencia fue en general positiva, aunque el segundo día
el conductor no era muy experimentado, conducía muy despacio (una tónica en
toda Indonesia) y al menos dos veces tuvimos que volver sobre nuestros pasos
porque se había equivocado de ruta; "vaya", pensé yo, "¡para eso me había
alquilado un coche directamente en el aeropuerto!"
De entre los muchos
lugares de interés que ofrece Bali, por falta de tiempo (el tiempo, ¡siempre
escaso en cualquier viaje!), me decidí por los siguientes, sabiendo que dejaba
fuera lugares muy interesantes (de los que espero dar buena cuenta en mi
próxima visita a Indonesia):
Arrozales de
Tegallalang, situados a unos 15km al noreste de Ubud se encuentran estos
arrozales que sin ser los más espectaculares de la isla, ofrecen unas bonitas
vistas. Consejo: mejor ir por la tarde, cuando el sol baña con su luz el valle
en el que se encuentran, ya que a primera hora de la mañana ofrecen un aspecto
un tanto sombrío, lo que desluce la vistosidad del mar de espigas verdes
moviéndose al son del viento. Son visibles desde la carretera.
Gunung Kawi (15.000
IDR, que incluye el sarong que te prestan a la entrada para la visita del
templo): a unos 7km de los arrozales de Tegallalang se haya este templo, al
cual se accede por medio de una larga escalera, bordeada por espectaculares
arrozales, que te llevará hasta el lecho del río. En este paradisíaco enclave
se halla uno de los monumentos más antiguos de Bali, y sin duda uno de los más
llamativos. Se trata de 10 templos excavados en la roca, con una altura de unos
7-8m. La mayoría de ellos están agrupados en torno a dos conjuntos, pero hay un
templo solitario (que llaman el templo oculto, y con razón, ya que no hay
indicaciones para acceder a él y para encontrarlo tendrás que aventurarte por
las terrazas de arroz, siguiendo un pequeño sendero que hallarás al inicio de
las escaleras). En el complejo podrás visitar otros templos menores. Yo estuve
a primera hora de la mañana y fue un auténtico acierto, ya que disfruté de éste
mágico lugar prácticamente en solitario.
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Uno de los complejos excavados en la roca en Gunung Kawi |
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Arrozales en Gunung Kawi |
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El otro gran complejo de Gunung Kawi, con cuatro templos más excavados en la roca |
- Pura Kehen (15.000
IDR, incluyendo el sarong que te prestan para visitar el templo): a 12Km de
Gunung Kawi se encuentra este templo, una versión en miniatura del templo
madre, Pura Besakih, construido sobre las terrazas de una colina con una
entrada que sin duda llamará tu atención. En la última terraza podrás ver un
meru con 11 tejados y varios tronos de oración dedicados a distintas
divinidades, como Brahma, Shiva y Vishnu.
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Acceso a Pura Kehen, desde el interior |
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Vista general de Pura Kehen sobre la colina |
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Detalle de uno de los templos |
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El meru de once tejados |
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Pura Kehen |
Pura Besakih, o
templo madre (15.000 IDR, no incluye el sarong, que tendrás que comprar/alquilar
por separado), es el templo más importante de Bali, compuesto por 23 templos
independientes, pero todos ellos en el mismo complejo, de los cuales el más
importante es Pura Penataran Agung. Si accedes por la entrada principal, verás
una oficina de información turística nada más abandonar el aparcamiento: no
acudas a ella, ¡es un timo! Yo estaba alertado tanto por el conductor como por
mi guía de viajes, ya que en este templo se producen continuos abusos y timos
por parte de gente que trata de convencerte de que sin un guía privado no puedes
acceder al recinto. Aun sabiendo que no es cierto, lógicamente si veo una
oficina de información turística dentro del recinto pienso que es algo
“oficial” y “controlado”. Nada más lejos de la realidad; al preguntar te
explican que el acceso sin guía está restringido y que solo puedes acceder con
un guía local, mientras otro tipo te pide el billete y sigilosamente lo oculta
bajo el mostrador. Fue en ese momento cuando saltaron mis alarmas y les exigí
el ticket, que tras algunos momentos de discusión conseguí recuperar, mientras
rechazaba su oferta de visita y emprendía mi marcha en solitario. Por supuesto,
en otro de los accesos al templo otro de estos personajes, al verte solo, te
tratará de cortar el acceso: simplemente ignórale y sigue adelante con tu
visita. Son unos timadores y por eso tampoco te pondrán problemas si detectan
que sabes de qué va el tema. Lo único que debes respetar son los templos que
están cerrados o en los cuales se están llevando a cabo celebraciones (aunque
no todos los turistas – que no viajeros – lo respetan)
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Vista general de Pura Besakih con sus 23 templos independientes |
Construido en seis
niveles a lo largo de la colina, se accede al mismo a través de la escalera
central (¡sólo reservada a los fieles! Por respeto a la religión hinduista, los
visitantes no debemos ascender por ella, aunque para muchos turistas la
tentación de hacerse una foto en este fabuloso enclave supera el respeto que
muestran por la cultura y las tradiciones balinesas). Al templo se puede
acceder por una de las escaleras laterales que lo bordean y que dan acceso a
otros templos del complejo.
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La escalera de acceso principal a Pura Penataran Agung |
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Puerta de acceso al templo principal |
Al llegar a la terraza superior, una puerta da
acceso al templo principal. Algunos templos se encuentran cerrados a los visitantes,
pero estos están claramente identificados con un cartel que prohíbe su acceso.
En algunos otros te encontraras personas que simplemente te dicen que no puedes
acceder, pero es mejor no hacerles mucho caso y continuar con tu visita
ignorándolos (tu entrada te permite acceder a todos los templos que están
abiertos y en los cuales no se están llevando a cabo ceremonias), ya que solo
lo hacen para tratar de conseguir un dinero fácil: a cambio de una módica
cantidad se ofrecen a acompañarte en la visita para que puedas acceder al
recinto: si los templos están cerrados a los visitantes, no podrás acceder a
ellos ni solo ni acompañado, así que mejor no dejarse embaucar.
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Vista de uno de los templos de Pura Besakih |
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Otro de los templos en Pura Besakih |
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Ceremonia en el templo principal, visto desde el exterior del recinto
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Vistas desde el mirador |
Si te aventuras más
hacia el norte del complejo, ascendiendo la colina, llegarás a un mirador con
unas bonitas vistas (y eso que había neblina en el ambiente), y si continuas
más hacia arriba encontrarás otro templo, más antiguo que Pura Besakih, que se
alza majestuoso sobre la colina con una entrada que no te dejará indiferente.
Este otro templo no pertenece al mismo complejo, pero la entrada es libre (si
está abierto) El pequeño paseo merece la pena.
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Entrada al otro templo sobre Pura Besakih |
Penelokan, que
significa “lugar para mirar”, hace honor a su nombre, ya que desde esta
localidad tendrás unas excelentes vistas del lago Batur y del volcán Batur, de
1717m de altura, a cuya cima se puede acceder sin dificultad en unas 4 horas de
marcha. La última erupción de éste volcán data de hace 20 años, así que está
relativamente tranquilo, y nada hace presagiar que entrará en erupción nuevamente
ya que no se ha mostrado muy activo en los últimos 60 años. Si decides explorar
el volcán por tu cuenta, de nuevo te encontrarás con otra facción de la mafia
indonesia, en este caso la balinesa, que te exigirán que vayas acompañado por
uno de sus guías, de la asociación HPPGB, incluso si has contratado la
excursión con otra agencia o la quieres hacer por tu cuenta…una vez mas no te
quedará mas remedio que acceder a sus abusivas condiciones, ¡pero no dejes que eso te amargue la excursión!
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Lago y volcán Batur, desde Penelokan |
Pura Ulun Danu Beratan
(20.000 IDR, no se necesita sarong), conocido popularmente como templo flotante
o templo del lago. Se encuentra al Noroeste de la isla de Bali. Es un templo
hinduista-budista que data del SXVII, dedicado a la divinidad del agua, Dewi
danu, como no podría ser de otra forma. El templo, al que no se puede acceder
(te tendrás que conformar con verlo por fuera), está construido sobre pequeños
islotes, de forma que se encuentra completamente rodeado de agua. El marco es
incomparable y las vistas del templo con su silueta reflejada en el agua y las
montañas al fondo (lamentablemente con abundantes nubes durante mi visita) son
indescriptibles.
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Detalle del complejo de Pura Ulun Danu Beratan |
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En Pura Ulun Danu Beratan |
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Pura Ulun Danu Beratan |
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Pura Ulun Danu Beratan |
Los arrozales de
Jatiluwith (15.000 IDR, 5.000 IDR más por el coche), se extienden a lo largo de
una carretera de algo menos de 20Km de longitud. Durante el trayecto podrás
deleitarte con la vista de las espectaculares terrazas de arroz centenarias,
reconocidas por la UNESCO. Yo me adentré por uno de los caminos en un mirador
para tratar de comprender mejor cómo funciona el sistema de riego y apreciar
mejor la grandiosidad del paisaje. Recomendable ir con un día soleado (durante
mi visita estaba nublado, y era un poco tarde, así que no observé el mismo
brillo que observé en los arrozales de Gunung Kawi.
Pura Taman Ayun
(15.000 IDR, no se necesita sarong), o palacio del rey, se encuentra a unos 18Km
al sur de Ubud. Es un pequeño templo, al que no podrás acceder, ya que la
entrada para los visitantes se limita a poder recorrerlo por el exterior
bordeando su perímetro. Unos cuidados jardines completan el recinto. La verdad
es que podía haber prescindido de la visita, no me aportó nada nuevo y fue
decepcionante pagar una entrada sólo para ver el recinto por fuera sin acceder
al mismo.
Pura Tanah Lot
(30.000IDR) es sin duda uno de los destinos más populares al sur de la isla de
Bali. Para los balineses, el templo es uno de los más importantes, un lugar de culto. El momento
de máximo apogeo de visitantes es al atardecer. Yo preferí evitar las
multitudes y fui al final de la mañana, y aun así el número de gente era
excesivo. El complejo está formado por tres templos construidos al borde de un
acantilado, sobre un islote y sobre el mar, cada uno con sus peculiaridades.
Una vez más no necesitaras sarong para esta visita, ya que no podrás acceder a
los templos, cuyo acceso está limitado a los fieles para oración. Cada templo
tiene un significado y unas características. Los más llamativos - los que me gustaron más - son
el primero y el tercero, por el enclave en el que están localizados.
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El más pequeño de los tres templos de que se compone Pura Tanah Lot |
Yo accedí
por la entrada lateral, así que el último que vi fue el que normalmente todo el
mundo ve al entrar al recinto por la entrada principal, después de sortear las
huestes de vendedores que tratarán de alargar tu visita y la lista de gastos
antes de tu entrada en el recinto. El templo principal se encuentra mar adentro.
Por fortuna durante mi visita la marea estaba aún baja y pude bordear el templo
hacia el sur, una perspectiva que la gente no suele tener, aunque la marea no
tardó en subir y tuve que abandonar mi privilegiado lugar de observación si no
quería terminar con todo el equipo mojado. Una visita recomendable, aunque
demasiado comercializada, como ocurre con todos los destinos mayoritariamente
turísticos.
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El templo construido sobre el mar, en Pura Tanah Lot |
Mi visita a Bali no
dio, desgraciadamente, para mucho más. Una corta visita a Ubud y el encuentro
fortuito con algunas celebraciones de fieles y celebraciones funerarias (convenientemente
explicadas por el conductor del último día de mi visita a Bali) completaron mi
visita. Muchos lugares quedaron en el tintero, pero regresé satisfecho
de lo que había visto, vivido y aprendido allí.
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Rito funerario |
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Ofrendas en Bali |
Sin tiempo para mucho
más, comenzó mi largo viaje de vuelta, que me llevaría de Bali a Jakarta en un
vuelo de la compañía Air Asia, para volver a tomar en Jakarta un vuelo de
Malasia Airlines de regreso a Frankfurt vía Kuala Lumpur. De Frankfurt a
Colonia, de Colonia a Dusseldorf, de Dusseldorf a Madrid y de Madrid a
Palencia; 36 horas después de mi salida de la paradisíaca Bali me encontraba en
el corazón de tierra de campos, donde los campos de trigo (ya recogido en ésta
época del año) sustituyen a los verdes arrozales balineses; donde los sencillos
e históricos templos románicos reemplazan a los espectaculares y castigados
templos hinduistas y budistas; donde el cocido castellano y el lechazo dan el
relevo al arroz y al pollo. Una experiencia más en el zurrón de los viajes,
nuevas imágenes que alimentan mi memoria y el recuerdo de un destino, Indonesia, que me ha convencido y
del que espero poder seguir disfrutando en futuros viajes. Y de nuevo, ese
sentimiento agridulce.
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