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Singapur, la isla bonita.

          Antes de viajar a Singapur...

       Un año después de mi última visita, me encontré de nuevo en Kuala Lumpur, justo después de mi estancia en Camboya. De nuevo el trabajo es la prioridad (y el motivo) de mi visita, pero con la llegada un día antes del comienzo de mi actividad laboral y la salida un día después de haber terminado, con destino Singapur, siempre hay tiempo para visitar esos lugares que no por ser conocidos pierden interés visita tras visita. Durante mi estancia me alojé en el Traders Hotel, situado justo en frente de las torres Petronas (145€/noche) Descubrí este hotel durante un paseo por el parque del KLCC durante mi visita del año pasado, cuando vi el anuncio luminoso de la azotea anunciando el Sky Bar, y me apunté el nombre para la siguiente visita, por si cuadraba en el presupuesto del viaje, ya que las vistas desde algunas de las habitaciones prometían ser excepcionales. Y así fue. Reservé una habitación con vistas a las torres y quedé enamorado con la elección tan pronto como abrí la puerta de la habitación y descubrí las vistas que ofrecía. La habitación (2423, para futuras referencias) es muy amplia y resultó muy cómoda y agradable. Todo preparado para hacer de la estancia una experiencia única. Un hotel con servicios a la altura de su categoría. Lo que menos me gustó fue el desayuno (poca variedad, comparado con otros hoteles de categoría similar de la zona) y, curiosamente, el Sky Bar con la piscina panorámica en la planta 32: resultó ser un espacio muy pequeño, con una temperatura excesivamente alta, y al estar abierto al público (no hace falta ser cliente del hotel para acceder y tomar una cerveza al "módico" precio de 40 RM) estaba abarrotado y no me gustó en absoluto, así que decidí tomarme esa cerveza disfrutando de las inmejorables vistas que ofrecía mi habitación, en un ambiente más relajado, fresco y disfrutando de mi música...solo eché de menos una compañía especial en ese momento, pero por lo demás... ¡Que se pare el tiempo que yo no quiero salir de aquí!




       Pese a lo apretado de mi agenda de trabajo aún tuve tiempo para disfrutar de Bukit Bintang y Jalan Alor - la bulliciosa y frenética calle donde se puede disfrutar de todo tipo de especialidades gastronómicas chinas en un ambiente de lo mas animado; el barrio chino y Jalan Petaling - la calle comercial por excelencia de Kuala Lumpur, en el barrio chino, donde se pueden encontrar todo tipo de recuerdos de la ciudad y artículos de imitación cuyo precio dependerá de tus dotes negociadoras, aunque por fortuna cada vez hay más puestos que ofrecen artículos a precios fijos; la plaza Merdaka o la torre Menara en Bukit Nanas




       La experiencia no dio para mucho mas y pronto me encontré a bordo del KLIA express (55 RM si se compra el billete en taquilla, o 44 RM si se compra en las máquinas de auto venta y se paga con MasterCard) destino al aeropuerto KLIA para continuar viaje; siguiente y último destino de esta mini-gira asiática: Singapur


  Singapur

       El vuelo de Malaysia Airlines (60 €) me llevó en poco menos de una hora desde Kuala Lumpur hasta Singapur, lugar que había estado en mi agenda de destinos por visitar durante demasiado tiempo, sin que hubiera encontrado la oportunidad de hacerlo hasta ahora (un par de intentos fallidos de visitar la zona por motivos laborales, y ante la oportunidad de hacerlo de esa forma - combinando el viaje con uno de trabajo - lo fui aplazando, aplazando hasta que finalmente se dieron las condiciones) Con el icónico hotel Marina Bay Sands como carta de presentación de la "nueva" Singapur, la noria mas alta del mundo y un legado colonial incuestionable, no veía la hora de visitar la ciudad. Si a ello se le une la muy acertada campaña de promoción turística lanzada por el gobierno local, Singapur se había convertido en una asignatura pendiente que no podía esperar más. 

La impresionante vista de Singapur desde el Gardens by the Bay (Bay East)
Singapur desde The Promontory & Marina Bay, al Este de la ciudad
      Durante mi estancia me alojé en el hotel Bencoolen Hongkong St. (145 €/noche) entre Clark Quay y Boat Quay. Al hacer la reserva del hotel me di cuenta de lo caros que son los alojamientos en Singapur. La habitación del hotel resultó ser demasiado pequeña para una estancia tan larga. El desayuno, muy, muy malo, muy por debajo del estándar habitual en Asia (yo no lo llamaría ni desayuno, por la escasa variedad de productos que ofrecía) Por lo demás, un hotel correcto, muy tranquilo, sin servicios extras (nada de gimnasio, ni spa, ni piscina ni nada), con una buena conexión a internet y situado en, a mi modo de ver después de haber explorado la ciudad durante algo más de una semana, una de las mejores zonas de Singapur, ya que está al lado de la zona colonial, se puede acceder fácilmente a Chinatown y a toda la zona de la Marina, y la zona que queda mas alejada es Orchad St., la calle comercial por excelencia, que para mí fue la menos interesante de Singapur, aunque claro, para gustos... colores. 


      Desde el momento de la llegada, Singapur me sorprendió: estás en Asia, pero no lo parece; infraestructuras muy modernas y desarrolladas, por las que circulan los coches de una forma ordenada (nada de caos circulatorio ni de cientos de motos agolpándose para ocupar el mínimo espacio libre entre coches), un ambiente con una vegetación exuberante y muy cuidada, todo muy ordenado....es como Kuala Lumpur, en cuanto a modernidad, pero mas organizado. Pese a ello, es una ciudad con una identidad propia muy marcada, una ciudad que se ha hecho con unas señas de identidad inequívocas a lo largo de los últimos años, pero que mantiene también, a duras penas, algunos espacios tradicionales de lo que debió ser el Singapur original, principalmente en la zona donde viven las minorías (que no son tal ni mucho menos): Chinatown, little india y el barrio Árabe. 



        La moneda local es el dólar singapurense, y la equivalencia es aproximadamente 1€ = 1,5$$. La tarjeta se acepta como medio de pago en casi todas partes - menos en los pequeños locales de restauración ubicados en los centros de comida, que aglutinan muchos locales en un mismo espacio, ofreciendo una variedad de opciones gastronómicas y que comparten el mismo espacio de mesas y sillas para comerlo allí mismo. También algunas pequeñas tiendas de recuerdos de Chinatown prefieren el pago en efectivo (algunas no aceptan tarjetas, y otras cobran un recargo por el uso de las mismas), por lo que resulta conveniente hacerse con un puñado de dólares locales para hacer frente a imprevistos. Una ciudad de contrastes: puedes pagar 30$$ por una hamburguesa (y muchísimo más por una cena en un restaurante de moda...), o acudir a uno de los múltiples centros de comida y hacerte con una estupenda cena "local" por una cantidad mucho menor (5-8$$) El precio de las bebidas resulta excesivo a todas luces. La famosísima cerveza Tiger se vende en los supermercados (la botella de 660ml) a cerca de 6$$, por lo que en cualquier bar o restaurante tendrás que pagar no menos de 10-12$$ (los precios se pueden disparar hasta límites insospechados en los locales "de moda"), aunque también es cierto que en algunos locales de comida de Chinatown podrás darte un respiro y refrescarte por unos 6,5 - 8$$. 



                                               La visita

      Singapur no destaca por sus templos (que apenas tiene), ni por sus ruinas, ni por sus edificios históricos (es una ciudad muy joven - fue fundada en 1819 por Sir Stamford Raffles y que el año pasado celebró su 50 aniversario como nación independiente desde que en 1965 se separara pacíficamente de Malasia, y que ha sufrido un desarrollo espectacular en los últimos 10 - 20 años), así que la pregunta es...¿por qué Singapur? Para ser honesto, para mí el viaje quedo justificado en el mismo momento en que la zona de la Marina se abrió a mis ojos. La primera impresión es simplemente indescriptible, impresionante. El Marina Bay Sands lo domina todo, y gran parte de la actividad de la ciudad gira en torno a este área de reciente construcción, que se alza sobre unos terrenos reclamados. Pero hay vida más allá de la Marina en Singapur: el río es una fuente continua de actividad, y recorrerlo es un placer. La zona colonial al sur de la ciudad y los barrios tradicionales aportan ese toque de tradición y exotismo (señas de identidad de Asia) que tal vez se eche de menos en ocasiones durante la visita a Singapur. Y no hay que olvidar que Singapur se ha convertido, por méritos propios, en una ciudad de referencia a nivel mundial para los aficionados a las compras: las boutiques más exclusivas y los diseñadores mas  internacionales se dan cita aquí, una ciudad que ofrece múltiples posibilidades para hacerse con todo lo que se desee, a cualquier precio y a cualquier hora del día (hay centros comerciales abiertos las 24h del día) , ofreciendo un mundo de posibilidades para todos los clientes. Eso sí, para eso hay que ser aficionado a las compras....digamos que esta ha sido la faceta de Singapur que menos me ha atraído y a la que menos tiempo he dedicado...


La vista, por sí sola, justifica un viaje a Singapur
                                         La zona colonial

       El barrio colonial se ubica al norte del río de Singapur; es la zona que Sir Stamford Raffles destinó en 1822 a oficinas administrativas y donde se concentra la mayor parte de los edificios históricos de la ciudad, además de los animados Clarke Quay y Boat Quay, epicentros de la oferta de ocio de la ciudad. El Padang es el corazón del distrito colonial, el lugar en el que los colonos celebraban eventos deportivos en el S XIX. En la actualidad se siguen desarrollando partidos de críquet y hockey, en un entorno sublime y disfrutando de unas vistas fabulosas de la ciudad. Frente al Padang se alza el edificio del Tribunal Supremo, el último edificio de estilo clásico construido en la isla, y la Galería Nacional. El Parque Esplanade se alza al otro lado del Padang y en él se puede visitar el monumento a Ling Bo Seng, héroe de guerra chino, aliado británico que murió torturado por los japoneses.


El Padang, con los edificios del distrito financiero al fondo
La Galería Nacional de Singapur
Monumento a Ling Bo Seng
        El barrio colonial ofrece muchísimos puntos de interés, algo bastante sorprendente si se tiene en cuenta que la ciudad fue fundada hace escasamente 200 años, cuando el británico Sir Stamford Raffles pisó tierra singapurense por primera vez, allá por el año 1819. La ciudad es un tributo en sí mismo a Sir Raffles; prueba de ello son los numerosos edificios que llevan su nombre (incluyendo la Raffles city) y las dos estatuas del fundador que se conservan en la ciudad: la primera de ellas, la original de bronce que data de 1887 y que estuvo a punto de ser fundida durante la invasión japonesa, se alza frente a la sala de conciertos Victoria, precioso edificio colonial que ha tenido varios usos desde su construcción en 1862: concebido en su origen para la representación de obras de teatro aficionado, fue sede de un hospital durante la II Guerra Mundial y la invasión japonesa, para posteriormente ser la sede de los tribunales de crímenes de guerra tras la rendición de los japoneses y finalmente convertirse en la actualidad en la sede de la orquesta sinfónica de Singapur. La segunda estatua de Sir Raffles, una copia de la original, se encuentra en el lugar del desembarco, frente a Boat Quay, y dirige su mirada hacia el distrito financiero de la ciudad. 


Teatro Victoria


Obelisco en el parque frente al Teatro Victoria

Raffles city acoge centros comerciales, hoteles y oficinas
      
      
     Frente al Raffles city se encuentra el Memorial de la Guerra Civil, un parque gobernado por cuatro columnas blancas que se alzan 70m hacia el cielo en recuerdo a las víctimas de conflicto.   
      
       Al lado del Raffles city se encuentra el Raffles hotel, un lujoso e histórico hotel inaugurado en 1887 y que ha sido declarado monumento nacional, compuesto por diversos edificios de estilo colonial y que se encuentra abierto al público (parcialmente) El hotel alberga alguno de los mejores restaurantes de la ciudad (a unos precios difíciles de entender...) y una sofisticada tienda de recuerdos donde, entre otras cosas, se pueden comprar lingotes de oro en una máquina...como el que compra un refresco, vamos...En el llamado "bar alargado" del hotel se creó en 1915 el Singapore Sling, un cóctel de color rosa que bebían las mujeres de la época y que ha llegado hasta nuestros días. No llegué a probarlo...¡y no fue por el color!




La lujosa y bellísima entrada principal del hotel Raffles
      Hacia el Oeste, en dirección a Orchard Road, se encuentra el Museo Nacional de Singapur, el más antiguo de la isla, construido en 1887; inicialmente se llamó "Museo y Biblioteca Raffles" (que raro...de qué me suena este nombre...),y sólo recibió el nombre actual en 1965 después de que Singapur declarara su independencia. A escasos pasos, y antes de adentrarnos en el Parque del Fuerte Canning, se puede visitar la Iglesia Armenia de San Gregorio el Iluminador, el primer lugar dedicado al culto católico permanente, que data de 1835. 



       El Parque del Fuerte Canning es un enorme y relajante parque en el centro de la ciudad. Se ubica sobre una colina y su parte central la ocupa el fuerte Canning (1860), un espacio militar que se mantiene activo a pesar de que del fuerte solo queda la puerta de entrada, pero las señales dejan muy claro que mejor no aventurarse a mirar lo que hay tras las rejas...¡estos singapurenses no se andan con tonterías! En el recinto se encuentra el Centro del Fuerte Canning, un espacio en el que se realizan representaciones en la actualidad, aunque en su origen fueron unos barracones. En la colina Sir Raffles construyó su residencia privada, que fue utilizada como centro oficial para la recepción de gobernadores hasta mediados del S XIX. Si se desciende la ladera del parque por el Oeste se accede al templo Chettiar, moderna construcción que reemplazó en 1984 al templo original de 1860 financiado por prestamistas indios (Chettiar) El gopuram de entrada de cinco alturas es su elemento más reseñable.




       Caminando hacia el río se llega a Clarke Quay,  una animada zona de ocio que cobra vida por la tarde y principalmente los fines de semana, con una gran variedad de restaurantes y locales de ocio en los que se puede disfrutar de un ambiente más fresco y a resguardo de las frecuentes tormentas, ya que las calles del recinto están protegidas por enormes estructuras a modo de paraguas. De Clarke Quay parten los barcos turísticos que recorren la bahía. 




       Caminando por la orilla del río hacia el Este, cruzamos el río por North Bridge Road para visitar los edificios del Parlamento, el nuevo y el antiguo. El nuevo Parlamento data de 1999, mientras que el antiguo, que en la actualidad alberga la Casa de las Artes, data de 1820 y albergó la sede del parlamento del Estado independiente desde 1962; la entrada se encuentra custodiada por una figura de un elefante del año 1871, regalo de un rey Tailandés.  

Antiguo Parlamento
Nuevo Parlamento
Edificio de la Corte Suprema, desde el puente en North Bridge Road
      En la orilla opuesta a los edificios de los parlamentos, a los pies del distrito financiero, se encuentra Boat Quay, la otra zona de ocio nocturno de la zona colonial. Los restaurantes de pescado y marisco se alternan con los pubs al más puro estilo británico en un área dedicada principalmente a los turistas y/o residentes occidentales de la isla (no se ven muchos locales en ésta zona) Las pequeñas y coloridas casas contrastan con los enormes rascacielos del distrito comercial que se alza a pocos metros. Una zona que visité casi a diario, ya que el hotel se encontraba a unos cien metros.






      Tal y como ha quedado patente hasta ahora, la zona colonial de Singapur es un auténtico tesoro por descubrir, pero por si aún no te ha convencido, ahí van unos cuantos lugares de interés más:

  • Catedral de S. Andrés: la catedral recibe su nombre del patrón de Escocia en agradecimiento a los mercaderes escoceses que costearon su construcción. El edificio actual data de 1862 y se alza sobre el mismo terreno que lo hizo la construcción original, destruida por el impacto de dos rayos (que te caiga un rayo es mala suerte, pero que te caigan dos...)
  • Chijmes: inicialmente fue la sede del convento del Sagrado Niño Jesús, fundado por un jesuita en 1854 y gestionado por monjas que daban cobijo a niños abandonados y mujeres, hasta que el convento se desplazó a las afueras de la ciudad en 1983; fue entonces cuando sus estancias se remodelaron para acoger tiendas, restaurantes y salones de fiestas, que es el uso al que se destina en la actualidad el hermoso complejo. 


  • Lau Pa Sat: fue el primer mercado de Singapur, compuesto por una estructura de hierro de forma octogonal y en cuyo interior hay numerosos restaurantes de comida asiática. La estructura es originaria de Glasgow, de donde llegó en barco en 1894. Lo mejor de estos recintos es que ofrecen un área común de mesas y sillas, y cada comensal puede elegir en qué restaurante encarga la comida...¡ideal para los indecisos! ;-)


                                             La marina 


      La zona de la Marina de Singapur es, desde mi punto de vista, la zona más icónica y espectacular de la isla. La Marina Bay se alza sobre tierras reclamadas. El hotel Marina Bay Sands es el icono de la ciudad, el punto hacia el que convergen todas las miradas y todos los objetivos; pero no es el único lugar que merece una visita: el Merlion, los teatros de la esplanada, Suntec city, el Singapore Flier y los jardines de la bahia reclaman su protagonismo en ésta zona. 


        El Merlion: esta curiosa criatura, con cabeza de león y cuerpo de pez, es el símbolo de la ciudad y como tal ocupa un puesto destacado en la zona de la Marina; su figura se alza orgullosa sobre la bahía, frente al icónico hotel en forma de barco, saludando a todo el que hasta la ciudad llega. Hace unos años el acceso a la Marina desde el mar estaba abierto, pero hoy la Shares Av. lo hace imposible, ya que constituye un dique que cierra el paso a todo aquel que quiera adentrarse en la ciudad desde el mar; así pues, a la zona de la Marina sólo acceden los barcos turísticos que parten de Clarke Quay. El Parque Merlion, situado junto al puente del Jubileo, inaugurado en 2015 con motivo del 50 aniversario de la independencia del país, es uno de los puntos de encuentro para locales y visitantes, y ofrece unas vistas espectaculares de la Marina



       Desde el Merlion se puede iniciar un recorrido de unos 6-7 Km por la bahía; se puede iniciar caminando hacia el sur al borde de la bahía, un paseo que nos lleva al One Fullerton hotel y el antiguo edificio de las autoridades portuarias, justo frente al Promontorio de la Marina Bay, un espacio abierto que ofrece unas espectaculares vistas de la bahía. 

Vista panorámica de Marina Bay desde el Promontorio

El Merlion y los teatros de la Esplanada desde el Promontorio de la bahía
Antiguo edificio de la Autoridad Portuaria de Singapur


       Continuamos nuestro paseo hacia el Este, en dirección al hotel y los jardines de la bahía. Los jardines que se alzan detrás del hotel son simplemente espectaculares: además de una vegetación exuberante y frondosa, los jardines albergan dos enormes cúpulas de cristal que acogen exposiciones: una de ellas es la cúpula floral y la otra alberga un bosque húmedo (entrada de pago) Además, se pueden hacer descensos en tirolina (para los más pequeños) o visitar el bosque de los superárboles, estructuras metálicas que simulan ser árboles y a las que se puede subir (también de pago) Todas las tardes, en torno a las 19:30h, tiene lugar un precioso espectáculo de luz y sonido en éste bosque que se prolonga por quince minutos y que ofrece unas vistas que sin duda no te dejarán indiferente...yo al menos lo recomiendo, ¡a mí me encantó!





Las cúpulas y los jardines de la bahía desde la bahía Este

Jardines de la bahía desde la azotea del hotel Marina Bay Sands
       Continuando con el recorrido, le llega el turno al hotel Marina Bay Sands, una impresionante estructura de tres torres de 55 plantas con una plataforma en forma de barco coronando el complejo. Pese a haber estado tentado de darme un capricho y alojarme al menos una noche allí (para las fechas elegidas el precio por noche era de 250€/noche, no muy superior a lo pagado por el hotel en el centro de Singapur), decidí que para mi primera visita a la isla era mejor conocer la ciudad y no "perder" uno o dos días encerrado en un hotel (por muy bonito que sea, ¡no deja de ser un hotel!), así que aplacé mi estancia en el hotel para una futura visita a la isla (como suelo decir, siempre hay que dejar algo sin hacer para justificar una nueva visita a un lugar ya visitado) En el Marina Bay Sands hotel , inaugurado en 2010, todo es de récord:
  • Es el casino independiente más costoso del mundo, con un coste total estimado de cerca de 6000 millones de dólares.
  • La plataforma de observación (de acceso público, 23$$) se ubica sobre un voladizo de 67m, el mayor del mundo.
  • La piscina de la azotea es la piscina elevada más larga del mundo, con un borde invisible de 150m y situada a 200m. de altura.

       A falta de completar la experiencia con una estancia en el futuro y poder disfrutar de las virtudes de la piscina (sólo acceden los clientes del hotel), he de admitir que las vistas desde el mirador son fabulosas. El día que subí no tenía pensado hacerlo, así que iba con mi indumentaria de turista (pantalón corto y camiseta), lo que me privó de poder acceder a los bares y restaurantes de la azotea, ya que para acceder a ellos por la tarde hay que ir, parece ser, más arreglado. 


Centro comercial del Marina Bay




Vista vertical hacia el suelo desde 200m de altura

Tromba de agua sobre Singapur
      





          Por si no hubiera atractivos suficientes, cada día (en torno a las 20:00 y 22:00h, si la lluvia lo permite... porque cuando llueve...¡llueve de verdad!), se puede disfrutar de un espectáculo de agua, luz y sonido con el hotel como escenario. Hay barcos que acercan a los pasajeros hasta la zona donde se crea la cortina de agua, pero el espectáculo se puede ver también perfectamente desde el parque Merlion, frente la hotel. 




        Singapore Flyer: abierta al público en marzo de 2008, con sus 165m de altura es la noria más alta del mundo (entrada 35$$) La noria da una vuelta completa en media hora, lo que permite disfrutar de inmejorables vistas de la ciudad en su recorrido. Las cápsulas pueden albergar hasta 28 personas, pero pasado el auge inicial de la inauguración (por lo contado por personas de allí), actualmente lo normal es que se haga el recorrido en compañía de un pequeño grupo de personas (6 -8 personas por cápsula) A la noria se puede acceder desde el hotel Marina Bay Sands, a través del puente Spire (una original estructura metálica) o desde el Parque Merlion, a través del puente del Jubileo y recorriendo parte del trazado urbano del circuito de F1 - una autentica gozada poder pasear por parte del trazado de éste circuito que desde que se inauguró, siendo el primer GP nocturno de la historia, se ha ido haciendo un hueco en el calendario de la F1 como un imprescindible. Por lo que cuentan los que viven allí, la ciudad, que de por sí es cara, se vuelve prohibitiva durante el fin de semana del gran premio.

Paseando por el trazado del circuito de F1, con los boxes a pie de la noria




Skyline de Singapur desde el trazado del circuito de F1

El Skyline de Singapur por la noche, desde las tribunas del circuito de F1




En los pasos bajo la autopista hay pianos...que funcionan y la gente los toca...
y ¡no los estropean!

El Museo del Arte y la Ciencia, en forma de flor de loto


A bordo del Singapore Flyer


El puente Spire, con la ciudad de Singapur al fondo
       Si se decide tomar el camino del circuito, se puede aprovechar para visitar los teatros de la Esplanada, del año 2002, y cuya atrevida arquitectura causó más de un debate en el momento de su apertura. El complejo alberga salas de conciertos, teatros y hasta un centro comercial. 



      Suntec city: desde el Singapore Flyer se puede llegar a Suntec city y su "fuente de la riqueza", situada al norte; lujo y riqueza por doquier...la duda es si la fuente se llama así por lo que provoca o si la riqueza ya estaba allí y la fuente se aprovechó de la situación :-) 



      Para los más andadores, recomiendo cruzar el río por la East Coast Parkway (se puede hacer andando por un carril para peatones habilitado en el margen derecho) hacia el Marina Bay Golf Course y los jardines de la bahía del Este. Desde el puente se tienen unas vistas estupendas de la Marina y la ciudad de Singpaur, pero lo mejor está por llegar...




Los jardines de la bahía Este y Singapur al fondo
         Los jardines de la bahía Este ofrecen posiblemente las mejores vistas de Singapur al atardecer, cuando la calidez del rojizo sol arroja sus últimos rayos sobre la ciudad antes de desaparecer envuelto en la bruma del horizonte; los edificios se reflejan en el agua y las luces comienzan a abrirse paso al tiempo que el sol va dando paso a una nueva noche. Un espectáculo natural difícil de describir...uno de esos momentos del viaje que se quedaron grabados en mi retina y un lugar del que me costó partir, sólo animado por la noche que, sin compasión, envolvió el lugar y le arrancó el atractivo del ocaso. Si tienes oportunidad, recomiendo esta visita sin ninguna duda; es un paseo de una hora desde el parque Merlion (si se va directamente) y además si se continua por los jardines se termina llegando a los jardines del Marina Bay Sands, completando de esta forma un recorrido muy atractivo visualmente. 





Atardecer sobre Singapur desde la Marina Barrage, la presa que une los jardines de la bahía Este con los del Marina Bay

                                 Los barrios tradicionales

       La población de Singapur se compone de chinos (en torno al 77%), indios (8%) y malays (en torno al 14%) principalmente. El uno por ciento restante lo representan europeos, americanos y árabes. No es de extrañar por tanto que haya barrios donde se agrupen las dos mayorías sociales del país, Chinatown y little india, aunque por tamaño y "ocupación" nadie diría que los indios se encuentren en clara desventaja frente a la población china. Adicionalmente, la zona norte de la ciudad alberga el barrio Árabe, donde se agrupó la comunidad musulmana en sus orígenes. Estos tres lugares son, desde mi punto de vista, una visita obligada en Singapur, ya que ofrecen la cara más tradicional, alejada de esa imagen de ciudad hipermoderna y desarrollada que le ha dado fama a nivel mundial. 

Chinatown, uno de los barrios más dinámicos y tradicionales de Singapur
          Chinatown


        Sir Stamford Raffles definió una zona para ser ocupada por la creciente comunidad china que ya por el S.XIX llegaba a la ciudad, situada entre las calles Mosque, Pagoda, Temple, Smith y Terengganu. Hoy en día estas calles siguen siendo el núcleo del barrio Chino Singapurense, pero la influencia China se ha extendido mucho más allá de los límites inicialmente fijados por el fundador de la ciudad y la influencia China se puede apreciar prácticamente en cada rincón de la ciudad, con restaurantes, negocios, locales o tiendas de recuerdos aquí y allá. Chinatown es lo que se espera de este tipo de barrios: vibrante, dinámico, multitudinario. Uno de los mejores lugares en los que encontrar productos a buen precio (y a precio fijo, ya que el regateo no es costumbre aquí), y múltiples ofertas de restauración a base de platos tradicionales de la variadísima gastronomía China a precios más que ajustados. Las calles comerciales han quedado reducidas a apenas dos o tres en torno a Mosque y Pagoda St., pero un paseo por las zonas menos frecuentadas de Chinatown es siempre recomendable.


       Chinatown conserva el aire tradicional de las "casas tienda", uno de los elementos característicos de la arquitectura tradicional singapurense: la principal característica de estos edificios, decorados en vivas tonalidades, es que en la planta baja se ubica el negocio, reservando la planta superior para la vivienda familiar.    




        Además de las innumerables tiendas de recuerdos y restaurantes, Chinatown es el "hogar" de numerosos templos, como el templo Sri Mariamman, cuya puerta de entrada está decorada con más de 70 deidades hinduistas. El recinto está rodeado por un muro sobre el que reposan figuras de vacas sagradas. Sri Mariamman es el templo hinduista más antiguo de Singapur (1827) 

Templo Sri Mariamman
        Otra de las visitas recomendadas es el templo de la Reliquia del Diente de Buda, un formidable edificio de cinco alturas (de acceso gratuito) que se distribuye de la siguiente forma:


  • Planta baja: alberga el templo principal, donde se desarrollan los oficios religiosos. Durante mi visita tuve la fortuna de asistir a uno de estos oficios; los cantos budistas impregnan el ambiente. La sensación al escuchar esos cantos con los ojos cerrados, con las campanillas y ruedas girando, es simplemente indescriptible. 


  • Segunda planta: Alberga el museo del templo, un recorrido por la vida de Buda con pasajes sobre su historia y artículos de arte de distintos lugares por los que pasó Buda en su peregrinar, según cuenta la leyenda. 
  • La tercera planta alberga el museo de la cultura budista.
  • La cuarta planta alberga la cámara sagrada donde se encuentra la reliquia del diente de Buda. Las fotografías no están permitidas, pero la sala presenta una rica y cuidada decoración. 
  • En la terraza se encuentra la pagoda de los 10000 budas (que no me paré a contar...pero sí es cierto que había muchísimas pequeñas representaciones de Buda) y la rueda de oración Vairocana, la más grande de su tipo en el mundo. 


        También merece la pena desplazarse al cercano Templo Thian Hock Heng, que templo chino más antiguo de Singapur (1839), cuyos elementos principales son los ricos ornamentos del tejado, los santuarios secundarios y los pilares de granito que soportan el tejado, con representaciones de dragones.




         Barrio Árabe - Kampong Glam

        El barrio Árabe (Kampong Glam) se ubica al norte de la ciudad, siendo el barrio étnico más pequeño de Singapur. La calle Arab Street es el epicentro de la actividad comercial de la zona, con coloridas tiendas donde se puede encontrar todo tipo de productos de artesanía islámica, siendo sin embargo las tiendas de tejidos los negocios más característicos de la zona. La comunidad musulmana se asentó en esta zona en el S.XIX, cuando el sultán Hussein Shah recibió ésta zona como parte del tratado por el que Singapur era entregado a los británicos, y decidió construir la Mezquita del Sultán, el edificio más notable de la zona. El edificio original data de 1827, pero el actual se construyó un siglo más tarde. Las cúpulas doradas y los cuatro alminares dominan el paisaje local; el edificio puede albergar hasta 5000 fieles. 



Fachada exterior de la imponente mezquita del Sultán
      La calle Bussorah es probablemente la más hermosa de la zona, una calle comercial que conduce a la mezquita del Sultán y que se encuentra jalonada de restaurantes y tiendas musulmanas. 

Bussorah Street

         El Istana Kampong Glam (sede actual del Malay Heritage Center), fue la residencia real del sultán Hussein Shah que "vendió" Singapur a los británicos, si bien el edificio actual data de 1840 y fue construido por el hijo del sultán. El recinto acogía también a las familias de los sirvientes del sultán. El tratado firmado con los británicos estipulaba que los descendientes del sultán vivirían en este palacio, al tiempo que el gobierno se comprometía a pagar una cantidad de dinero anual para su retiro. El paso del tiempo quiso que tales condiciones quedaran en papel mojado cuando las sucesivas generaciones del sultán entraron en disputas internas y el dinero comenzó a escasear, cayendo el palacio en el olvido. Fue entonces cuando el gobierno de Singapur decidió hacerse cargo del mismo, a cambio de una compensación económica para los herederos del sultán, y se estableció el Centro del Legado Malayo que se puede visitar hoy en día. 


Istana Kampong Glam en la actualidad. Curioso el cartel prohibiendo acceder al recinto con Durians,
la olorosa fruta de la región
       Little India

      Al Oeste del barrio Árabe se encentra little India, el epicentro comercial y religioso de la numerosa comunidad india de Singapur. La zona estaba ocupada inicialmente por europeos, pero la comunidad india se empezó a instalar a mediados del S.XIX, estableciendo negocios y templos, lo que originó la "salida" de la población europea. Little india es un reflejo de la sociedad india: vibrante, multitudinaria, caótica, una rica mezcla de colores y aromas que acompañan al viajero en el recorrido por Sherangon Rd. la arteria principal de Little India. La visita resulta tremendamente interesante si se realiza un domingo, ya que la comunidad india se lanza a la calle e inunda parques y tiendas, haciendo la visita muy entretenida (y agobiante en algunos momentos ante la afluencia de gente) En una sociedad machista, resulta imposible ver a mujeres disfrutando de una conversación en la calle e incluso adentrándose en uno de los múltiples y caóticos locales comerciales donde se menudea con todo tipo de artículos, siendo los artículos tecnológicos los más demandados. 



       En la zona se pueden visitar unos cuantos templos hindúes, con sus coloridas fachadas repletas de deidades. Recorriendo la Sherangon Rd. de sur a norte, el primero en aparecer es el templo Sri Veeramakaliamman, cuya construcción data de 1881, está dedicado a la diosa Kali, consorte de Siva, dios de la destrucción. A continuación se encuentra el templo Sri Srinivasa Perumal, dedicado al dios Vishnu y que data de 1854; el gopuram (puerta de entrada) de seis alturas y 20m es simplemente impresionante. Finalmente, se puede visitar el Sakya Muni Buddha Gaya, el templo de las 1000 luces, en el que se puede ver una réplica en ébano de lo que se cree es una huella de Buda, así como una rama que procede del árbol sagrado bajo el que Buda alcanzó la iluminación, según cuenta la leyenda. Justo en frente se encuentra el Templo Leong San See, cuya construcción data de 1917, y donde acuden a orar tanto budistas como taoístas. Una visita, la de Little India, en definitiva muy interesante y recomendada para tener una visión más completa del crisol de culturas que pueblan la genial ciudad de Singapur




Orchard Road

      Orchard Road es el distrito comercial por excelencia de Singapur, ubicado al Noroeste de la ciudad y bastante alejado del resto de las zonas interesantes de la ciudad. La calle ofrece multitud de alojamientos, restaurantes y sobre todo, muchos centros comerciales, inmensos, gigantescos, monstruosos...es una ciudad en sí misma, pero para ser honesto a la verdad, es la zona menos atractiva e interesante de Singapur...bien es cierto que lo escribe una persona en nada aficionada a las compras (con la excepción de algunos outlet de Estados Unidos), pero no le veo ningún interés a pasar horas y horas metido en un enorme, gigantesco, fastuoso (¿he mencionado ya que los centros comerciales son grandísimos?) donde las mismas marcas de moda se dan cita, sin aportar nada nuevo. Como curiosidad, un dato: a la altura del centro ION Orchard tuve que cruzar la calle...por un paso subterráneo, que te conduce directamente al centro comercial, y de donde tardé en salir un buen rato...cuando quise regresar al punto, en el exterior, al que quería haber llegado cuando empecé a cruzar la calle habían pasado 20 minutos...y no es ninguna exageración. 

En el centro y arriba derecha, centro ION Orchard, uno de los más grandes de la zona
       Al margen de la actividad comercial, la zona ofrece interesantes visitas y algunas buenas imágenes. La calle comercial se extiende desde Tanglin Mall hasta Plaza Singapura. Al comienzo de la calle se encuentra la Iglesia Presbiteriana de Orchard Road, un remanso de paz dentro del ajetreo que reina en la zona. Los frondosos paseos arbolados parecen querer compensar, con su toque de serenidad y armonía, el bullicio que se vive a ambos lados de la calle. Durante el recorrido, de Este a Oeste, encontraréis el elegante y colorido barrio de Pernakan Place, con sus preciosas casas multicolor que constituyen el único tramo de Orchard Road que ha desafiado al tiempo y conserva la arquitectura tradicional de las antiguas tiendas. 

Peranakan Place
Peranakan Place

     De entre los centros comerciales, además del ya mencionado ION Orchard, merecen especial atención el Tangs, fundado por un emigrante chino en 1920 y que pasó de vender sus mercancías en su humilde carro a convertir su imperio en uno de los mayores centros de Orchard Road, con su característica arquitectura tradicional china (el Amancio Ortega de Singapur, podríamos decir) Muy cerca se alza el lujoso Ngee Ann City, uno de los más lujosos y exclusivos de Singapur, siete plantas dedicadas al consumo; dos figuras de perros foo artesanales chinos, símbolo de prosperidad, guardan celosamente la entrada a éste templo del lujo. En definitiva, si tienes buena cartera (porque de barato no tiene nada...) y deseos de comprar, ésta es tu calle en Singapur. Para el resto, un par de horas bastan para conocer esta calle, descubrir algún rincón e incluso adentrarse en algún centro comercial...en mi caso principalmente ¡para disfrutar del aire acondicionado y poder huir del sofocante calor!


La característica torre del centro Tangs
Otras visitas

         El distrito financiero se alza majestuoso entre Boat Quay y el barrio Chino. Los rascacielos parecen hacer empequeñecer aún más las ya de por sí diminutas casas de Boat Quay; los edificios son simplemente espectaculares. A la belleza de los mismos se une la originalidad de aunar vegetación y construcción, ya que los amplios jardines exteriores son el elemento que más llamó mi atención de estos gigantes de hormigón y cristal. 








      Las congestionadas calles del centro parecen ser el escenario de una película de ciencia ficción los fines de semana, escenario de una secuela de peli de clase B de invasiones alienígenas o del fin del mundo, ya que las calles lucen sin coches ni transeúntes que las pueblen, una imagen cuando menos sorprendente...


        Y hasta aquí las notas de lo que fue mi viaje a Singapur, un viaje muy esperado y que no me defraudó en absoluto. Sin obviar que los principales puntos de interés de la ciudad han sido desgranados, lo cierto es que Singapur es una ciudad que invita a pasear por sus calles, la única forma posible de conocer todos esos rincones que no aparecen en las guías de viajes y que sin duda merecen ser plasmados y recordados. Y es que prácticamente cada calle del distrito colonial y financiero guarda tesoros arquitectónicos que esperan ser descubiertos por el viajero

Museo Filatélico de Singapur
Fullerton bridge




Iglesia dedicada a la Virgen de Fátima, cerca del distrito indio

Edificio de bomberos
       Como todo viaje, éste también llega a su fin, y como de costumbre, satisfecho por un viaje que discurrió según lo esperado y encantado con la experiencia de haber conocido Singapur. El aeropuerto de Singapur fue el punto de partida de un larguísimo viaje de regreso a Colonia, via Doha y Frankfurt, vuelos mucho más relajados y tranquilos que los de la ida, aunque una vez más Qatar Airways me privó de la experiencia de volar a bordo del A350, ya que de nuevo ambos vuelos fueron cambiados y operados por aparatos Boeing...Debido a la hora de salida del vuelo (en torno a la 0100am), del primer tramo del vuelo ni me enteré, ya que, sorprendentemente, Morfeo me acogió en sus brazos y sólo me dejó escapar a la llegada a Doha, donde un nuevo amanecer me dio la bienvenida, el punto y seguido perfecto para poner casi punto final a este viaje por Asia (aún faltaría el vuelo a Frankfurt y el tren hacia Colonia), a la espera de nuevas oportunidades para seguir descubriendo este continente único y especial. 

Novísima terminal del aeropuerto de Singapur 
Vuelo de Doha a Frankfurt a bordo de Qatar Airways, viendo la película "Mi gran noche", con Raphael...¡no comments!
Amanece sobre Qatar

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