Translate

jueves, 29 de diciembre de 2022

2022, resumen en imágenes de mi año viajero

 Tiempo de lectura: en torno a 10 minutos.

Tiempo para ver las fotos: todo el que quieras, ¡hay unas cuantas!   

   











       ¡Hola a todos! Sí, ya se que llevaba tiempo sin pasar por aquí, pero es que no ha habido mucho tiempo libre durante este año que nos deja, el año en el que los viajes han regresado, y con ellos, muchísimo trabajo. Nada hacía pensar en Enero que las cosas iban a cambiar como lo hicieron en las semanas posteriores: la "temida" variante Ómicron dio paso a la llamada "gripalización" del Covid, y con ello llegó la apertura de las fronteras, y con la apertura, los viajes, sin orden ni planificación alguna: básicamente durante los últimos 9 meses he viajado al son que las Autoridades marcaban en cuanto a reapertura de las fronteras. 2022 no ha sido un año récord en cuanto a viajes, pero sí en cuanto a duración y tiempo pasado fuera de casa (con las consecuencias - negativas - que ello acarrea), y es que los viajes han sido menos comparándolos con antes de la pandemia, pero de mucha mayor duración. En total he visitado 18 países (algunos en varias ocasiones), decenas de ciudades y acumulado miles de imágenes y experiencias (algunas de las cuales quiero compartir contigo). Los viajes son lo único con lo que me quedo de éste año que nos deja, porque tanto en el terreno laboral como sobre todo personal, recordaré el 2022 por motivos que distan bastante de ser alegres o positivos. Pero vamos a lo que nos interesa, que son los viajes, abróchense los cinturones que entramos en pista y ¡despegamos!

      Enero comenzó de forma muy tranquila; aún de vacaciones por España aproveché el buen tiempo navideño para visitar el norte peninsular, una joya no suficientemente valorada. Ya de regreso al trabajo, los primeros viajes profesionales estuvieron limitados a Europa, y el primer destino fue Toulouse, en Francia, una vieja conocida, tan conocida que aproveché para escaparme a la cercana Carcassone, una preciosa ciudadela medieval que me tuvo bastante entretenido durante las pocas horas que pude pasar en la localidad.



       En Febrero los viajes continuaron limitados al entorno Europeo, aunque ya se empezaban a atisbar algunos cambios en algunos países. España, República Checa y Alemania centraron la actividad viajera de ese corto mes, con visitas y celebraciones familiares/con amigos en Palencia y Stuttgart y visitas profesionales a Madrid y Praga que me dejaron algunas nuevas imágenes de dos más que viejas conocidas. Y por supuesto, Colonia como base de operaciones durante todo el año. 






      Marzo supuso el punto de inflexión en cuanto a las políticas Covid y los viajes, y desde entonces ya no ha habido descanso (literal). El primer viaje de largo recorrido tuvo a Singapur como escenario, una ciudad a la que siempre es un placer regresar y donde siempre descubro nuevos rincones (¡después de tantas visitas!). En ésta ocasión además aproveché para darme un capricho y pasé un fin de semana en el icónico Marina Bay: por una vez no era yo el que hacía fotos al edificio, si no que me alojaba en él. Una experiencia increíble pero que honestamente no creo que repita (al menos no en el corto plazo), porque el precio pagado por la estancia en dicho hotel no justifica los escasos privilegios que otorga (básicamente se limitan a entrar, en horario limitado, a la piscina infinita de la azotea). En Singapur estuve cerca de un mes, y al regresar solo quedó tiempo para hacer una visita de un día a Bélgica y Holanda, en un día que pese a ser un día de celebración, fue muy gris. 










       Abril comenzó con la primera de las tres visitas de éste año a Doha, en plenos preparativos para la celebración del mundial de fútbol. Ha resultado "interesante" ver el cambio de la ciudad a lo largo de los últimos 18 meses, cuando los trabajos para el mundial se aceleraban conforme se acercaba la fecha que todos en el país tenían señalada en rojo en el calendario. El interrogante es saber cómo va a evolucionar el pequeño país árabe ahora que su gran evento ha finalizado y las obras (masivas obras) han concluido (y con ello supongo que una gran proporción de la mano de obra habrá sido "invitada" a dejar el país...). La visita tuvo lugar durante el mes de Ramadán: una nueva experiencia (sin duda) y una lección aprendida: nunca volver en esas fechas a un país islámico conservador como Qatar







       Al regresar de Doha me fui de vacaciones de Semana Santa a Zadar, en Croacia, unas vacaciones que no resultaron en absoluto como las había imaginado antes. La verdad es que llegué al país con poco espíritu vacacional y sin nada preparado, así que fui improvisando sobre la marcha día a día. La bonita ciudad antigua da para lo que da, así que empleé la mayor parte del tiempo explorando los preciosos parques nacionales de la región (visita más que recomendable si viajas a la zona), y algunas localidades costeras que sirvieron como puntos de rodaje para recrear varias ciudades del mundo de Juego de Tronos (no son malos estos tipos de las series en localizar exteriores). La verdad es que todo lo que vi me gustó, pero el viaje me dejó un sabor agridulce por otros motivos. 












     Completé Abril con una visita profesional a Madrid, combinada con un fin de semana largo que aproveché para pasar un par de días en Palencia e ir con la familia al norte peninsular, a la preciosa Asturias. Tenemos auténticos paraísos a tiro de piedra y a veces nos empeñamos en no verlos. Y como siempre, con Colonia como punto de salida y regreso de todas mis idas y venidas (unas cuantas, como ves :-). 





      Con el mes de Mayo llegó el viaje a uno de esos países que tenía ganas de visitar y que no había visitado antes: Japón. Casi otro mes pasé por allí, la mayor parte del tiempo en Nagoya y Okinawa, con una semana adicional en Tokyo de vacaciones antes de regresar. Por aquellas fechas el país solo estaba abierto a viajeros profesionales, así que no me animé a prolongar mucho más mi estancia vacacional y moverme más al sur en la isla principal. Tampoco hubiera tenido tiempo de organizar el viaje, pero es algo que espero hacer. Una visita que no defraudó y que me dejó muchos buenos recuerdos, imágenes y experiencias.
























      A mi regreso del país del sol naciente, pasé unos días en Colonia y volví a coger las maletas, esta vez con destino a Tailandia. Pattaya, al sur de Bangkok, y la capital fueron mis destinos en ésta ocasión. Junio es mes de lluvias en la zona, así que la visita estuvo pasada por agua (mucha agua); pero a pesar de ello, tuve buenas oportunidades para explorar la zona. La zona de Pattaya me sorprendió muy favorablemente, porque tiene muchísimos sitios interesantes que se pueden visitar en moto, con el Templo de la Verdad como visita obligada en la zona (cuando vi este templo, completamente de madera y construido según los cánones tradicionales, en la Casa de Papel, supe que pronto o tarde lo visitaría, y la ocasión ha llegado en éste 2022). Y qué decir de Bangkok: refresqué un poco los recuerdos de mi anterior visita y tuve la oportunidad de descubrir nuevos rincones, así que visita redonda. De regreso a Alemania pasé unos días en Estambul trabajando, con poco tiempo para visitas en ésta ocasión (¡pero estar, estuve!).










      Julio fue el mes de vacaciones (o algo parecido, porque el trabajo no ha dado tregua), ocasión que aproveché para visitar Palencia y algún otro lugar de la geografía castellana. Al final de las dos semanas de descanso, la actividad viajera continuó con una nueva visita a Praga, la última por el momento ya que en principio la bella capital Checa ya no está en mi lista de lugares que tengo que visitar ya que terminé mi trabajo allí en Julio, así que me tomé la visita como un "hasta la próxima", con una razonable certeza de que al ser un destino muy accesible regresaré en el futuro (¡siempre que la salud me acompañe!). 





      Y aún en Julio, emprendí mi segundo viaje a Doha, como parada intermedia antes de dirigirme a Kuala Lumpur, uno de mis destinos favoritos en Asia, donde pasé la mayor parte del mes de Agosto. Kuala Lumpur fue mi primer viaje de largo recorrido y mi primer viaje a Asia (hace unos años ya de ésto...), y por ello tengo un cariño especial a éste destino, que a lo largo de los años (por fortuna he visita el país en numerosísimas ocasiones a lo largo de la última década) me ha deparado momentos estupendos, algunos de ellos en muy buena compañía. Una ciudad que no defrauda y en la que sigo descubriendo rincones desconocidos (aunque cada vez resulta más complicado). El viaje sirvió para ver que el país despierta, poco a poco, del letargo causado por el Covid, y el bullicio y la algarabía propia de éstos destinos había regresado (después de la visita a la ciudad fantasma en 2021, ver de nuevo actividad en las calles fue una muy buena noticia). Como la estancia fue larga y estuve varios fines de semana en el país, aproveché uno de ellos para escaparme a la isla Redang, en la costa oriental, un paraíso por un fin de semana que me deparó muy buenos momentos nadando con tortugas marinas, ¡qué experiencia!. Completé mi largo periplo por la región con una visita al pequeño sultanato de Brunei, un nuevo destino en mi agenda de viajes, uno de esos sitios a los que normalmente no vas de vacaciones pero que ofrece algunas visitas interesantes. Un país de contrastes, gobernado por un dictador que pasa por ser uno de los hombres más ricos y excéntricos del planeta, donde el río actúa de frontera natural entre la realidad del país (en Brunei se encuentra la ciudad flotante más extensa del mundo) y la ostentación y los lujos de quienes dicen gobernarlos. 






















      Después de un viaje tan largo, hubiera agradecido pasar un par de semanas en casa, pero la cosa se lio (como todo el año), y un par de días después de regresar de Brunei me fui a Oxford, en Inglaterra, una visita casi improvisada, y a Paris para completar un curso de formación que debía haber completado hace tiempo y que ya no podía demorar más. Mis dos semanas de "descanso", fuera de casa...¡qué año!. 





      Y con tanto viaje y casi sin darme cuenta, pues llegó Septiembre, mes destinado para mi visita anual a Islandia, uno de mis destinos favoritos. Aproveché la ocasión para dar de nuevo la vuelta a la isla, 7 años después de mi primera visita, por aquello de refrescar recuerdos y visitar nuevos lugares que quedaron fuera del viaje inicial porque el tiempo era el que era y en el primer viaje a Islandia el itinerario está casi fijado para casi todos. Esta vez me desvié en algún momento del itinerario habitual y disfruté muchísimo de la experiencia de conducir por aquellas carreteras, en ocasiones totalmente solo en medio de paisajes como sacados de otro planeta (sobre todo en las tierras altas, aunque el tiempo me jugó una mala pasada y debido a las abundantes lluvias de los últimos días me quedé sin llegar a mi destino por los caudalosos ríos generados por las lluvias, sin forma de cruzarlos - al menos no con el coche que conducía, un 4x4 pero no lo suficientemente alto como para vadear esos ríos y luchar con las corrientes). Y en Septiembre, y con un poco de suerte, pude disfrutar del maravilloso espectáculo que siempre son las auroras boreales, ¡qué maravilla si pudiera disfrutar de esas noches más frecuentemente!.




















      A mi regreso de Islandia, a mediados de mes, pasé otro par de días en Colonia y emprendí el segundo viaje del año a Tailandia, esta vez a la provincia de Chonburi, al sur de Bangkok. La zona la verdad es que no tiene muchos alicientes (quedan pocos rincones por descubrir en éste mundo cada vez más poblado y explotado), pero para un par de semanas fue más que aceptable (¡habiendo templos budistas, mercados de comida callejera y buen tiempo lo tengo hecho!).






      Y sin tiempo para descansar, al regreso a Colonia cambié de maletas y me fui al otro extremo del mundo, a Estados Unidos, donde visité Greensboro, en Carolina del Norte (que no tiene nada de nada, pero el trabajo es lo que tiene, que no siempre se viaja a sitios interesantes), y Seattle, en la costa Oeste del país, una ciudad que tenía muchísimas ganas de visitar y que no me defraudó (a pesar de las numerosas obras que se estaban realizando en la zona del puerto). El tiempo fue excepcional (en una localidad conocida por las abundantes lluvias, disfrutar de toda una semana de tiempo soleado no es algo habitual) y disfruté muchísimo de la visita al Monte Rainier, el emblemático monte que en días muy despejados se puede ver desde Seattle (¡increíble vista!). 








       A estas alturas de año, como os podéis imaginar, con tanto cambio de hora el cuerpo ya no sabía ni donde despertaba cada mañana (o noche...), y tras un par de días en Colonia, emprendí el que sería el último viaje de trabajo del año. A mediados de Octubre me fui de nuevo a Doha, tercera y última visita del año, a completar la visita más larga al país del año (dos semanas). Con poco por descubrir en la ciudad y todo listo para el mundial que empezaría solo unas semanas después, me tomé la visita de forma algo más tranquila, desde el punto de vista turístico. 








        Y de Doha, a ¡Australia! Tercer nuevo país visitado en 2022 que eleva la cifra de países visitados a 73 (ni muchos ni pocos, lo que son). En la gran isla no pude extender mi estancia todo lo que hubiera querido (pero todo tiene solución y el próximo año tendré, si no cambia nada, una nueva oportunidad) y me limité a explorar las dos ciudades que visitaba por temas profesionales (y sus alrededores, claro). Mi viaje comenzó en Brisbane, en el estado de Queensland. Una zona de playas, surf y bosques de eucalipto donde habita uno de sus moradores más queridos y amenazados: el koala. Tuve la oportunidad (por duplicado) de visitar un par de santuarios de koalas donde pude acercarme a estos increíbles marsupiales, una preciosa experiencia y posiblemente lo que más me ha marcado del viaje. La isla Moreton, Gold Coast y Sunshine Coast completaron mi viaje por esta zona de Australia, que sinceramente me encantó: Brisbane tiene un ambiente que bien merece ser descubierto. 




















       Y de Brisbane, a Sydney. ¡Cuánto tiempo queriendo visitar ésta ciudad, la famosa Opera y el puente de la bahía! Escenarios que todos vemos en las imágenes de año nuevo, y este año al menos cuando las vea pensaré que hace no tanto estaba yo por allí (he regresado hace tan solo un mes). Sydney es una ciudad situada en un entorno natural increíblemente privilegiado: costas abruptas, zonas costeras y bahías por doquier dan forma al perfil de la ciudad y los alrededores, que ofrecen visitas más que interesantes, como las famosas piscinas naturales de la costa Este, donde el baño, pese a las temperaturas - algo más frescas de lo que solía ser habitual en las fechas de mi visita, por lo que me dijeron los locales - es una experiencia obligada. Un viaje que no defraudó y que me dejó un buen puñado de recuerdos y experiencias...¡de eso se trata viajar!.


















      A finales de Noviembre, después de un largo viaje de regreso, el A380 de Qatar Airways (el viaje es una experiencia en sí misma siempre, y cuando se tiene la fortuna de viajar en clase business la experiencia es fantástica) me llevó de la primavera australiana al incipiente invierno alemán, donde la pandilla española me esperaba para disfrutar de la ya tradicional visita a los mercados de navidad alemanes, algo que recomiendo a todo el mundo porque crean una atmosfera única, y nada como disfrutar de un rico vino caliente al abrigo de la compañía de los amigos, con Bonn, Düsseldorf y Colonia como escenario de nuestra visita. 







      Pero ahí no podía quedar la cosa...como habéis visto, desde Abril los viajes se han encadenado, lo que no me ha dejado tiempo de gastar mis días de vacaciones, así que desde mi regreso de Australia he estado "oficialmente" de vacaciones (la realidad ha sido otro, pero bueno...), pero como estar de vacaciones en Colonia (aunque haya mercados de navidad) no son vacaciones reales, no me pudo la condición y me escapé una semanita a Lanzarote, en busca de sol y calor: calorcito sí, pero el sol lo vi de forma justita (no están teniendo las islas afortunadas un clima muy propicio éstos últimos meses). Ya había visitado la isla anteriormente, pero posiblemente con otros ojos, y ésta vez me dediqué a visitar las zonas volcánicas, hacer rutas de senderismo, subir a cráteres de volcanes que en otra época dieron forma a la isla y disfrutar de los increíbles paisajes que ofrece esta isla, algunos parecen sacados de otro planeta. 















      18 países. Decenas de ciudades. Muchas noches de hotel y muchas horas de vuelo. Esto es lo que ha dado de sí mi año 2022 en cuanto a viajes. Mucha salud para todos en el año nuevo y que podamos seguir disfrutando de los rincones que nos ofrece nuestro planeta mientras podamos ¡Nos vemos en el 2023!