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sábado, 5 de febrero de 2022

Irlanda, un viaje por el centro/sur de la isla

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       Las últimas vacaciones de otoño en 2021 (¡anda que no ha llovido desde entonces! bueno...no tanto si vives en España, pero muchísimo si vives en Colonia...) las pasamos en Irlanda, un viaje que quedó pendiente allá por Abril de 2020, cuando con todo planificado y comprado la pesadilla que aún vivimos comenzó y dio al traste con nuestro plan de viaje. Pero todo pasa (aunque algunas cosas tarden más de lo que a muchos nos gustaría) y en Octubre pudimos retomar el viaje que dejamos pendiente 18 meses atrás. Irlanda es un país forjado en torno a mitos y tradiciones, a leyendas creadas en torno a los diminutos y escurridizos habitantes de sus frondosos bosques, un país con un abrumadora historia de la que son testigos los restos de numerosas fortificaciones que vieron mejores tiempos en el pasado, un país de verdes paisajes y abruptas costas, un país pequeño pero completito. 

     En ésta ocasión nos centramos en el sur de la isla; nuestro viaje empezó en la siempre atractiva Dublín, capital del país y una vieja conocida tanto para M, que vivió allí una temporada, como para mí, por ser lugar frecuente de viajes de trabajo hace unos años. Dublín es una pequeña gran ciudad: es de tamaño reducido y sin embargo tiene de todo (lo que incluye la fábrica museo de uno de sus productos más internacionales, la cerveza Guiness): animadas calles, pubs (muchos pubs irlandeses...¿obvio, no?), faros aislados en mitad del mar, una viva actividad nocturna, historia...un buen comienzo para el viaje y para recordar aquellos lugares que ya conocíamos (aunque también hubo lugar para conocer nuevos rincones, sobre todo por mi parte). 








        Desde Dublín atravesamos el país de Este a Oeste y nos plantamos en Galway, una animada localidad donde la estancia se nos quedó corta, no tanto por la ciudad en sí (que también) si no por los numerosos atractivos de los alrededores, entre los que destaca, como no podría ser de otra forma, los acantilados de Moher, una de las atracciones naturales más visitadas y conocidas de la isla, y razones no le faltan; te lo cuento todo en la crónica completa del viaje. Pero también visitamos lugares con historia, puentes de los deseos y parajes naturales de increíble belleza en la zona. 









       Y de Galway nos fuimos a Cork, en el sur; si Galway fue la sorpresa positiva del viaje, Cork representó la decepción. Con solo deciros que no tomé ni una sola foto en Cork (¡ni una sola!) os hacéis una idea...una localidad industrial sin ningún tipo de encanto ni atractivo: triste, gris, aburrida. Por suerte los alrededores ofrecieron unas cuantas visitas que salvaron la estancia en la zona, como el castillo de Blarney, la Roca de Cashel, una fortificación medieval que te hace trasladarte a la época de los caballeros y las justas, la colorida localidad de Kinsale o la curiosa Cobh con sus "casas naipe".










       Si quieres saber algo más sobre el viaje, te invito a que accedas a la crónica completa a través del menú de páginas situado a la derecha (si accedes a través de la versión web), haciendo click AQUI o en el siguiente enlace:

Un recorrido por el centro/sur de Irlanda

 

      ¡Disfruta del viaje y nos vemos pronto!


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