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domingo, 31 de diciembre de 2017

Adios a un buen 2017...a la espera de un mejor 2018


  Lo primero es lo primero…uno, dos, tres, cuatro, cinco ……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..bien, ¡parece que estamos todos! Llegados a estas alturas del año, a algo más de cinco horas de recibir al 2018, es inevitable hacer balance, y lo más importante es contar con salud y con todos nuestros seres queridos y amigos. Desde este prisma, el año que ahora termina ha sido un buen año, sin altibajos emocionales, en el que he gozado de buena salud y con solo un par de “pérdidas” (personas a las que consideras amigos y que se alejan – o las alejas – de tu vida cuando compruebas que no eran realmente tales...au revoir!), así que el balance en este sentido es más que positivo. En cuanto a viajes se refiere, de las 53 semanas del año he estado fuera, viajando (bien por motivos personales o profesionales) 33 de ellas. Un año muy exigente en este sentido. 





      Este año, al no haber tenido la oportunidad de cruzar el atlántico, la dispersión geográfica ha sido menor que el anterior, y podría decir que ha sido el año de oriente (próximo y medio), visitando numerosos destinos en este área (Egipto, Israel, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Azerbaijan), sin olvidarme del lejano oriente, un destino habitual en los últimos años. Despido 2017 habiendo visitado un total de 23 países (algunos de ellos en varias ocasiones), con 6 nuevos sellos en mi pasaporte (Azerbaijan, Egipto, India, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Omán, una cifra inferior a la del año pasado – 10), viejos conocidos visitados regularmente (principalmente destinos europeos) y los tradicionales y anhelados destinos asiáticos (Malaysia, Tailandia e Indonesia en esta ocasión) 





     Con tal bagaje viajero, no es de extrañar que haya pasado cientos de horas en aeropuertos y a bordo de aviones (a principios de año me planteé contabilizar las horas que paso viajando a lo largo del año, por curiosidad, pero fue una idea fugaz que deseché de inmediato), horas que, con excepción de los vuelos de regreso de Egipto (uno en abril y otro en agosto) transcurrieron sin incidencias reseñables. Ya en destino, todos los viajes (con excepción del pequeño accidente sufrido en Tailandia) se desarrollaron según lo esperado, y sirvieron para engrosar la lista de recuerdos, imágenes y sensaciones que me acompañarán a lo largo del camino: la magia e indescriptible belleza de las auroras boreales en el norte de Europa, la fascinación que despiertan los paisajes islandeses, las enigmáticas construcciones del antiguo Egipto de los faraones, el magnetismo que emana de los templos budistas tailandeses, el asombro que se siente al situarse a los pies de los edificios más altos del mundo, las reflexiones que surgieron paseando por las calles de Bangalore…un torrente de emociones que espero tengan continuidad en 2018, un año que nace cargado de retos e incertidumbres, ilusiones y sueños por cumplir, anhelos y esperanzas, recuerdos por descubrir. Veremos lo que dan de sí las próximas 53 semanas…mientras lo descubrimos, os deseo un feliz año 2018, ¡mucha salud y felicidad! Si quieres, nos encontramos aquí el año que viene. ¡Feliz 2018!






miércoles, 27 de diciembre de 2017

Visitando el centro-oeste de Inglaterra: Liverpool, Manchester, Crosby, Chester y el distrito de los lagos


     La zona centro-oeste de Inglaterra fue el destino de nuestra última semana de las vacaciones otoñales de este año. Comenzamos nuestro viaje en Liverpool, localidad que fue una agradable sorpresa, ya que a los numerosos rincones interesantes de la ciudad se une un ambiente de pubs y clubs de música que sin duda le otorgan una personalidad única a la ciudad, orgullosa de sus vecinos los Beatles, pero dispuesta a demostrar que cuenta con motivos más que suficientes como para erigirse por sí misma en un destino turístico de primer nivel en la isla.  La zona del puerto, declarada Patrimonio de la Humanidad, es un recorrido por el pasado y el presente de la ciudad, recorrido que tiene en el mar el nexo de unión.



     En los alrededores de Liverpool, descubrimos la playa de Crosby, con sus enigmáticas figuras humanas desperdigadas y semienterradas poblando el arenal, y la localidad medieval de Chester, una de las plazas medievales en mejor estado de conservación de cuantas pueden verse en la isla.

     Ya en Manchester pudimos descubrir algunos de esos sitios curiosos que toda ciudad tiene, como las bibliotecas John Rylands y Chetham, disfrutamos de la noche de los fuegos (Bonfire Night) y nos maravillamos con los paisajes del distrito de los lagos, al norte de la ciudad. Un recorrido de lo más completo que dio mucho de sí.


     Si quieres saber qué puede ofrecer ésta region de Inglaterra, te invito a que visites la crónica completa en el menú de páginas de la derecha (versión web), o a través del siguiente enlace (para todos los dispositivos, en versión móvil):




miércoles, 13 de diciembre de 2017

Dubai, una semana en la capital de oriente medio


          El penúltimo destino vacacional del año 2017 nos ha llevado hasta Dubai, un destino un tanto atípico para unas vacaciones de una semana de duración. Sin duda éste ha sido el año de oriente medio: después de Egipto y Qatar, todas las opciones pasaban por visitar los Emiratos y su ciudad emblema, Dubai, un destino que se ajustaba a nuestros deseos de viaje (un sitio cálido y no muy lejos de Alemania), un destino a priori relajado, aunque al final, como de costumbre, la semana se pasó en un abrir y cerrar de ojos y el tiempo no nos cundió tanto como habíamos pensado en un principio. 


      Dubai es una ciudad que se puede "conocer" en un par de días (también hay gente que dice "conocer" ciudades como Londres, Nueva York o Berlín en un fin de semana...para gustos), que es lo que la gente hace habitualmente aprovechando una escala en el país de camino o de regreso a algún otro destino más lejano, pero que también permite unas vacaciones más largas sin que se llegue a tener la sensación de que se trate de un destino monótono en absoluto. Uno de los inconvenientes de pasar unas vacaciones largas en Dubai es el económico: si te dejas llevar, no hay cartera que no sea emiratí que aguante el desenfrenado ritmo de vida y los precios ridículamente altos que todo tiene en Dubai. Aunque también hay opciones para los europeos de a pie. 



     Con el Burj Khalifa y el Burj Al Arab como máximos exponentes de lo que significa la marca Dubai hoy en día, la ciudad que resultó de la unión de Deira y Bur Dubai  se presenta como una ciudad en continuo crecimiento, crisol de culturas y escaparate de todo lo mejor (y lo peor) que el dinero del petróleo puede comprar: la ciudad de los récords (todo parece estar hecho para batir un nuevo récord y lograr el récord de apariciones en el libro Guinness...la cuadratura del círculo) es referencia mundial a nivel arquitectónico, un auténtico laboratorio en el que los arquitectos pueden dar rienda suelta a su imaginación (si alguien lo imagina y se puede construir, se hará en Dubai) Pero hay mucho más: la ciudad antigua conserva el encanto de un pasado pesquero reciente, mientras que la zona de la marina ofrece la cara más nueva de la ciudad, alejada del bullicio de los numerosos centros comerciales, rascacielos y atestadas autopistas. Un destino interesante que merece la pena visitar al menos una vez con calma. Si quieres saber qué puede ofrecer Dubai, te invito a que visites la crónica completa en el menú de páginas de la derecha (versión web), o a través del siguiente enlace (para todos los dispositivos, en versión móvil):




       

sábado, 11 de noviembre de 2017

Doha: una breve - pero interesante - toma de contacto con Qatar

      
      Doha, la capital del estado de Qatar, fue el destino de un nuevo viaje de trabajo a principios de Octubre. Recién llegado de Jakarta (tal cual), y después de disfrutar de algo más de doce horas de descanso en casa, me puse de nuevo rumbo a Frankfurt para volar a Doha, una escala habitual en mis viajes a Asia pero un país que nunca había visitado ya que hasta la fecha nunca había pasado el control de pasaportes que marca el límite entre ese territorio apátrida en un aeropuerto y el territorio nacional del país del que se trate. Como de costumbre, volé con Qatar Airways, aunque en esta ocasión el nivel de confort no fue el habitual ya que los retrasos en la entrega de los nuevos A350 por parte de Airbus hicieron que la ruta entre Frankfurt y Doha se cubriera con aviones de la compañía brasileña LATAM, cuyo confort en cabina poco tiene que ver con el que ofrece la compañía de bandera del país árabe. 


      La península que ocupa el país, de 180Km de largo por 75Km de ancho, tiene una extensión ligeramente inferior a la de la provincia de Salamanca y es el hogar de algo más de 2,5 millones de personas (que se concentran mayoritariamente en torno a la capital), de los cuales en torno a 250.000 son nacionales cataríes. Del mismo modo que sucediera en otros países de la zona, la suerte (y la riqueza) les sonrió hace unas décadas, cuando comenzaron las explotaciones (y exportaciones) del petróleo y sobretodo del gas del país, lo que les ha llevado a convertirse en un tiempo récord en uno (si no el más) de los países más ricos del mundo y un referente en oriente medio por su saber hacer diplomático (aunque la situación actual y el bloqueo iniciado por otros países de la zona diga lo contrario) y su abierta mentalidad (el 90% de su población lo conforma gente llegada de todos los rincones del mundo) Poco queda de aquel pueblo que se ganaba la vida con la recolección de perlas; la situación de los cataríes ha mejorado mucho desde entonces, como aprendí durante mi visita de mano de un expatriado que reside en el país desde hace una década, pero sobre esto escribiré más adelante. 


       La puerta de entrada en el país es el Hamad International Airport, un novísimo aeropuerto inaugurado en el año 2014, actualmente sobredimensionado, ya que tiene capacidad para triplicar las operaciones que se llevan a cabo actualmente (pero es que los planes de la compañía de bandera del país pasan por duplicar su ya extensísima flota de aviones en los próximos 5 años) El edificio cuenta con todo lo que se puede esperar: el vestíbulo central es el punto de acceso a los pasillos donde se encuentran las puertas de embarque y alberga tiendas de todo tipo, restaurantes y zonas de ocio. Para acceder a las puertas más lejanas incluso hay unos monorraíles automáticos internos que recorren los largos corredores que parten del vestíbulo central. El único punto negativo es la conexión WiFi en la terminal, que si bien gratuita, no funciona todo lo bien que podría esperarse: el proceso de registro es tedioso y hay zonas donde simplemente no hay conexión, y si vas andando en busca de tu puerta de embarque lo más normal es que pierdas la conexión en algún momento y tengas que volver a pasar por el proceso de registro. La escultura de un oso con una lámpara en la cabeza ocupa el lugar de honor del lado aire de la zona de pasajeros, una escultura que anteriormente se encontraba en el edificio Seagram de Nueva York pero que fue comprada por la familia real catarí por algo menos de 7 millones de dólares en una subasta…¡no hay como tener dinero para no saber en qué gastarlo!



      Para la ocasión me alojé en el hotel Oryx Rotana (130€/noche), situado cerca del aeropuerto, más conveniente por motivos profesionales. Buen hotel, con una habitación muy amplia y todo novísimo, lo esperado de un hotel de esta categoría: desayuno variado y de muy buena calidad (exquisito diría, al igual que el buffet de la comida, excepcional), buena conexión WiFi y mucho espacio en la habitación, todo lo necesario para pasar una semana de una forma muy cómoda alojado allí – aunque por desgracia no tuve siquiera tiempo de ver ni la piscina ni el gimnasio. Como de costumbre con este tipo de alojamientos, el problema es que no hay muchas cosas cerca (ni para ver, ni para salir a cenar), aunque siempre se puede coger un taxi para ir al centro (sorprendentemente el precio de los taxis es muy barato, unos 10-15 QAR – 3 ó 4€ al cambio), que no queda muy lejos (Doha no es muy grande) Sin duda para la próxima visita elegiré un hotel más céntrico para poder explorar la zona a conciencia ya que en ésta ocasión, aunque la visita fue muy reconfortante desde el punto de vista profesional, también fue muy exigente y no dejó tiempo para conocer la ciudad (y ésta vez, debido a la sobrecarga de trabajo y viajes, así como al hecho de que seguramente tendré que regresar a la ciudad a lo largo de 2018, decidí no prolongar la estancia; habrá mejores ocasiones en el futuro) Así las cosas, únicamente pude dar una vuelta por los (pocos) lugares representativos que ofrece la ciudad el ultimo día de mi estancia, una vez finalizada la actividad profesional y antes de regresar a Colonia a la mañana siguiente.




       Al ocaso de aquella ultima tarde de estancia en la ciudad me acerqué a la zona del Corniche (el paseo que discurre bordeando la costa) hasta el puerto Dhow, desde donde se tienen posiblemente las mejores vistas del skyline de la ciudad (parece que está muy lejos, pero en menos de diez minutos en coche uno se planta en medio de aquella maraña de rascacielos) Mas allá del centro (construido en terreno ganado al mar y reservado casi en exclusiva a los hoteles y edificios empresariales), la ciudad continua su expansión mar adentro: islas artificiales, siguiendo el modelo marcado por Dubai, están destinadas a ser el refugio de los millonarios, turistas adinerados y excéntricos de turno cuando se hayan completado los trabajos de construcción, ya que actualmente solo hay tierra y algunas grúas en la zona. 

Museo de Arte Islámico, El Corniche - Doha
       Al margen del centro, el interés se centra en los alrededores del antiguo zoco (que no es tal, ya que es una construcción nueva, imitando las antiguas construcciones tradicionales de la zona, eso sí) El zoco Waqif es el lugar de encuentro de los expatriados (los cataríes no frecuentan estos lugares tan poco exclusivos…), una sucesión de comercios de especias, telas y recuerdos, así como de restaurantes, sin duda uno de los lugares más animados y vistosos de la ciudad.  





       Enfrente se puede ver una enorme escultura denominada “la perla” (qué derroche de imaginación), tributo al artículo que sustentó la mediocre economía del país hasta la aparición del gas y el petróleo, así como el centro islámico de Qatar, sin duda el edificio más representativo de la ciudad. Y poco más. El resto del territorio de Doha está ocupado por centros comerciales (muchos, y grandísimos), parques, jardines y palacios reales. 



      La única tarde que tuvimos “libre”, mi compañero de trabajo y yo quedamos con un antiguo compañero de aquel que vive y trabaja en Doha desde hace años. De primera mano pude conocer algunos detalles ciertamente curiosos sobre la vida en Doha, una cárcel de oro, pero cárcel al fin y al cabo. Todos los negocios que hay en el país son propiedad o están controlados, en mayor o menor medida, por el estado. Según nos contó, los habitantes del país se podrían dividir, siempre según su opinión, en tres categorías:

     - Los cataríes, que obviamente son los que mejor viven. Desde el momento en el que nacen reciben dinero del estado. No es de extrañar que cuando alcanzan la mayoría de edad son todos ricos, muy ricos. A partir de ese momento, y dependiendo de su puesto en la escala social (cuánto de cerca están emparentados con la familia real o la clase alta), reciben un puesto de trabajo y un sueldo acorde a su posición. A modo de ejemplo nos comentó que hay cataríes que, debido a los problemas de aparcamiento en el centro y porque no les gusta mucho andar, aparcan sus lujosos coches a la puerta de la oficina en la que trabajan; la multa por aparcar mal es de unos 200€/día, lo que significa que al final del mes pagan unos 4000€ en multas, y parece no importarles mucho porque lo siguen haciendo día tras día. No es difícil imaginar que sus sueldos, aún estando en el escalón medio/bajo de la clase social catarí (de otra forma no trabajarían en una oficina), les permiten hacer frente a estas multas sin inmutarse (la multa por saltarse un semáforo en rojo es de…¡1500€! – escrito en los carteles al lado de los semáforos, ¡sin trampa!)


      - Los expatriados “cualificados”, aquellos que gozan de una cierta holgura económica en el país, lo que les permite vivir muy por encima de las posibilidades que tendrían en sus respectivos países de origen, pero cuya libertad está un tanto comprometida ya que incluso para salir del país necesitan el permiso de sus empleadores (sin él, las fronteras del país están cerradas para ellos) 

     - Los expatriados “no cualificados” que se dedican a la construcción y similares: no es difícil imaginar que las condiciones de vida de este grupo distan de ser lo que se considera “normal”, a pesar de ser los verdaderos artífices de la espectacular transformación del país en las últimas décadas. El empleador retiene el pasaporte del expatriado mientras dure su contrato (increíble, pero según nos contó, cierto) Las personas viven hacinadas en pisos compartidos a las afueras de la ciudad sin ningún tipo de seguro social o ventajas: a las primeras de cambio te pueden echar del país. Pese a todo, el grupo más numeroso de la población (cuesta imaginar cómo serán las condiciones de vida en sus países de origen cuando prefieren este tipo de vida, rodeados de un lujo y riquezas que nunca podrán alcanzar) 

      Por supuesto, esta es la opinión de un expatriado del grupo 2 en Qatar, pero más o menos encaja con lo que pude ver durante mi visita de una semana de duración, hablando también con la gente de la compañía a la que fui a visitar en Doha


      Una visita turística muy breve, pero suficiente para hacerme una idea de la ciudad y la sociedad catarí, y para sentar las bases para una futura visita, algo mejor planificada y con más tiempo espero, en el futuro, suficiente también para establecer algunas similitudes y diferencias con Dubai, el próximo destino puramente vacacional del que disfruté en compañía de M a finales de Octubre, pero eso os lo contaré, con mucho más detalle (todo el que otorga el haber pasado una semana completa de vacaciones en la capital de oriente medio, un destino en el que la mayoría de las personas emplean, como mucho, un par de días o tres en conocer) en una futura entrada. ¡Hasta la próxima!


sábado, 28 de octubre de 2017

Chiang Mai, la rosa del Norte - Tailandia


         La siguiente parada en mi viaje por Tailandia de este año me llevó hasta Chiang Mai, un popular destino de mochileros que está tratando de hacerse con una identidad propia, alejado de la imagen de turismo barato y de escasa calidad que le dio fama. La ciudad se ha esforzado por cambiar esta imagen, y los boutiques-hotel proliferan en la ciudad. Siguen siendo alojamientos muy económicos (comparados con el estándar europeo), pero ofrecen servicios de mucha mayor calidad. La ciudad, unas cincuenta veces más pequeña que Bangkok, cuenta con prácticamente el mismo número de templos budistas que ésta, lo que da idea de la importancia que la localidad tuvo en tiempos pasados. Así, es prácticamente imposible pasear por esta enorme ciudad sin tropezarse con un templo. 


       Pero Chiang Mai es mucho más. La cercana Doi Suthep ofrece numerosos puntos de interés en un entorno privilegiado y muy cerca de la ciudad, con mención especial para Wat Pha Lat, el templo de la roca, y Wat Phra That Doi Suthep, referente religioso de la zona. 



      Los alrededores de la ciudad esperan a ser descubiertos: Borsang, el pueblo de las sombrillas tailandesas, o Sankampaeng, con sus aguas termales, ofrecen una visión bien distinta del país. Y qué decir de Doi Inthanon, donde se encuentra la montaña más alta del país y en cuyas laderas se puede disfrutar de espectáculos naturales sorprendentes y mágicas construcciones en la cima de la montaña. Chiang Mai ofrece la combinación perfecta de naturaleza y turismo urbano, todo un tesoro que espera a ser descubierto. 




      Si quieres sabes todos los detalles de lo que deparó mi estancia en Chiang Mai, te invito a que accedas a la crónica completa del viaje a través del menú de páginas situado a la derecha (para portátiles) o a través del siguiente enlace (para todo tipo de dispositivos)







lunes, 16 de octubre de 2017

Chiang Rai, el lejano norte de Tailandia

       
        Un domingo a finales de septiembre. Hacía frío afuera, y la oscuridad se había apoderado del ambiente. Por más que miraba, no acertaba a ver nada. A través de la ventana apenas podían distinguirse los diminutos cristales de hielo que se habían formado por las gélidas temperaturas del exterior, iluminados de forma intermitente por el resplandor de una luz blanca que se apagaba y se encendía de forma repetitiva. Me puse cómodo en el asiento, me recosté, me eché una manta encima y dejé que una película tras otra desfilaran ante mis ojos (hasta tres seguidas) Podría haber sido un domingo en cualquier lugar, pero sucedió a 40000 pies de altura a bordo de un A350 viajando de Frankfurt a Doha, el comienzo de un nuevo viaje a Asia. Un nuevo viaje profesional que me llevaría hasta Jakarta, y puestos a hacer un viaje tan largo, me debatí entre prolongar el viaje o darme un respiro y regresar lo antes posible a casa para descansar y coger fuerzas para afrontar el final de año…pero me gusta viajar, me apasiona volar, y aunque la decisión se hizo más difícil que en otras ocasiones, al final decidí aprovechar el viaje y prolongar mi estancia en la zona; después de mirar unas cuantas opciones, finalmente me decidí por viajar al norte de Tailandia, a Chiang Mai y Chiang Rai, un destino que se podía combinar más o menos bien con Jakarta y a precios asequibles para la escasa antelación con la que decidí organizar el viaje. 

       La primera parada del viaje fue Chiang Rai, una pequeña localidad (pese a todo la más poblada del Norte del país) que ofrece un puñado de sitios interesantes que descubrir, tanto en la ciudad como en los alrededores. Como de costumbre, hubo sitios que quedaron sin descubrir, principalmente por falta de organización por mi parte (no tuve el tiempo suficiente para preparar el viaje) más que por falta de tiempo en el destino. Un par de días en Chiang Rai que dieron mucho de sí; si quieres conocer los detalles del viaje y lo que te espera en el Norte de Tailandia, puedes acceder a la crónica completa a través del menú situado a la derecha de la pagina principal (en ordenadores) o a través del siguiente enlace (para todo tipo de dispositivos)



domingo, 3 de septiembre de 2017

Saqqara, Memphis y Dahshur, los orígenes del antiguo Egipto


      Como suele suceder, después de tanto tiempo esperando conocer Egipto, me he encontrado de nuevo en el país de los faraones tan solo 4 meses después de mi primera visita (Egipto, tierra de misterios y faraones), la ocasión ideal para, con el recuerdo del viaje anterior aún fresco, tratar de descubrir algunos de los lugares en los alrededores de El Cairo que quedaron pendientes en la anterior visita por falta de tiempo, ya que si bien el motivo fundamental del viaje era profesional, la agenda de actividades se presentaba más liviana que lo acostumbra a ser cuando viajo por trabajo, tiempo libre que exprimí al máximo para completar mi experiencia Egipcia. 

      Para la ocasión volé con Lufthansa desde Frankfurt (el vuelo era un poco más caro que el de Egyptair, pero después de la horrible experiencia vivida con la compañía de bandera Egipcia en la visita anterior, me prometí no volver a volar con ellos siempre que me fuera posible, y de momento lo he conseguido – ¡punto para Dani!); servicio a bordo correcto (sin lujos), con la ya conocida y sorprendentemente reducida oferta de entretenimiento a bordo (con las posibilidades que ofrece el sistema de WiFi a bordo y lo poco que lo están desarrollando: apenas una decena de películas) En la aproximación a El Cairo pude disfrutar de unas fabulosas vistas, con uno de los objetivos del viaje a la vista, la pirámide de Djoser en Saqqara al fondo. 



    Para la ocasión me alojé en el ya conocido hotel Novotel Cairo Airport (130€/noche), principalmente para estar cerca del sitio de trabajo durante mi estancia en Cairo y evitar los monumentales atascos que sufre la ciudad a diario. Habitación muy amplia, y los ya consabidos problemas de los hoteles en Egipto: el personal apenas habla inglés, el servicio de habitaciones deja mucho que desear, la conexión WiFi es muy limitada y lenta…en esta ocasión a los inconvenientes conocidos se sumó el hecho de que se estaba desarrollando en El Cairo el mundial de vóley sub-23, y varias de las selecciones participantes se hospedaban en el hotel, con lo que las instalaciones estaban prácticamente tomadas por “gigantes” de distintas nacionalidades.  Pese a todo, fue una estancia agradable y tranquila. 


      El plato fuerte de las visitas turísticas quedó reservado para el final de la estancia, ya que la tardía hora de salida del vuelo de regreso a casa al día siguiente de terminar la actividad profesional me permitiría pasar prácticamente un día extra en la ciudad. Antes de eso, hice un par de visitas a alguna zona de la ciudad que no pude visitar en Semana Santa, como la zona de la Ciudadela, al sur del barrio árabe, una ciudad amurallada rodeada de preciosas mezquitas, la cara más impactante del Cairo islámico







       Además pude volver a visitar de nuevo El Cairo copto y descubrir edificios que no había podido visitar anteriormente ya que se encontraban cerrados (de nuevo el problema con los horarios en Egipto…que en pleno mes de Agosto todo cierre a las 1600h sorprende, pero sorprende más que a las 1830 ya sea completamente de noche…) A la cabeza de ellos, la Iglesia Ortodoxa de S. Jorge, dedicada al que se cree fue un soldado romano que desafió al Emperador Diocleciano allá por el S.III por su defensa del cristianismo, desafío que le causó la muerte. Venerado por los cristianos de Oriente Medio desde hace mucho tiempo, S. Jorge ha contado con una iglesia en su nombre en el lugar en el que se asienta la iglesia actual desde el S.X, aunque el edificio actual data del S.XX, una estructura circular en tributo a la forma de la torre romana del S.I sobre la que se asienta. Sin duda uno de los edificios más impactantes de la zona. El resto de la visita me llevó a recordar aquellos rincones de los que ya había podido disfrutar con M cuatro meses atrás, como la sinagoga de Ben Ezra, la Iglesia de Sta. Barbará, la iglesia suspendida o la iglesia de S. Sergio y S. Baco, cuya cripta sirvió de lugar de hospedaje a la sagrada familia durante su peregrinar por tierras Egipcias. 

Exterior de la iglesia de S. Jorge, El Cairo copto
Acceso a la iglesia suspendida, El Cairo copto




Interior de la iglesia de S. Sergio y S. Baco, El Cairo copto

Interior de la iglesia de S. Jorge, El Cairo copto
     Al margen de estas dos breves visitas al distrito copto e islámico de El Cairo (curiosamente distritos vecinos en la megápolis africana), la visita a la ciudad me llevó a descubrir caminando unos cuantos rincones a donde los turistas difícilmente llegan (al menos no vi ninguno durante esas caminatas), la única forma de descubrir El Cairo más auténtico, con todo lo que ello conlleva, positivo y negativo. Una visita muy recomendable, aunque posiblemente no apta para todos los viajeros.





      El objetivo, turísticamente hablando, era visitar Saqqara, Memphis y Dahshur, al sur de El Cairo. Decidí contar con los servicios de un taxista local que me llevó de regreso al hotel una noche después de una de esas visitas a la ciudad que antes he relatado, ya que me pareció muy serio, buen conductor (algo totalmente inusual en El Cairo, así que había que aprovecharlo), y que pese a acordar un precio de antemano, iba siempre con el taxímetro puesto (al menos al final pude comprobar que el precio real de un viaje desde el barrio islámico hasta el aeropuerto es de menos de 50 EGP – pese a que difícilmente conseguirás que alguien te lleve por menos de 100 EGP) Se ofreció a hacer el trayecto hasta Saqqara, Memphis y Dahshur por 500 EGP, y como me pareció un precio justo decidí no entrar en el habitual juego del regateo (la misma excursión en el hotel me la ofertaron por ¡¡140$!!)

      En la fecha y hora acordada, allí se encontraba el taxista “prudente” esperando a la puerta del hotel. La primera visita fue la necrópolis de Saqqara (80 EGP, entrada general al complejo), una de las más importantes y antiguas de Egipto, situada unos 30Km al Sur de El Cairo. El desarrollo de Saqqara como necrópolis vino de la mano del crecimiento de la vecina Memphis como capital del antiguo imperio. En su periodo de máximo apogeo, se estima que Saqqara llegó a cubrir un área de 7Km de Norte a Sur, pero finalmente fue perdiendo protagonismo, quedó abandonada y la mayor parte de sus construcciones quedaron sepultadas por la arena del desierto, con excepción de la pirámide de Djoser, una pirámide escalonada que sirvió de modelo para el resto de pirámides que se construyeron en Egipto desde entonces, y que data del S.XXVIII A.C (así que la joya cuenta con cerca de 5000 años de historia…¡casi nada!) De hecho, la pirámide de Djoser marcó un hito en cuanto a la forma de construir tumbas, ya que hasta entonces las tumbas eran subterráneas. Imhotep, el responsable de la innovadora construcción, decidió usar piedra en lugar de adobe y construyó seis mastabas superpuestas. La estructura está siendo sometida a un complejo y largo proceso de restauración, proceso que se inició desde el mismo momento en que fue re-descubierta. Una visita muy interesante, interés que aumenta exponencialmente con la ausencia de turistas en la zona, lo que permite disfrutar del complejo sin agobios. 



      La pirámide de Djoser es el epicentro de un complejo que alberga muchas otras construcciones funerarias, cuyo estado de conservación no es tan envidiable – muchas pirámides difícilmente se identifican como tal, ya que más bien parecen un montón de piedras apiladas sin ningún tipo de orden. Una de las que mejor conservadas están es la pirámide de Unas, cuya tumba está cubierta por columnas verticales adornadas con textos en forma de jeroglíficos destinados a proteger al rey en su viaje a la otra vida. Estos textos son los más antiguos que se conservan en una cámara funeraria. Afortunadamente, y en contra de lo que dicen algunas guías de viajes, la tumba se puede visitar, una suerte poder disfrutar de la cuidada y rica decoración de la cámara funeraria. Adyacentes a la pirámide de Unas se encuentran las construcciones menores donde los familiares del rey fueron enterrados, tumbas que presentan una rica decoración en sus paredes, adornadas con coloridos relieves. 

Panorámica de la necrópolis de Saqqara

Cámara funeraria de la pirámide de Unas





      En el recinto se pueden visitar otras construcciones, aunque cada una de ellas conlleva el pago de una cantidad adicional. Yo decidí visitar la tumba de Mereruka, situada al norte del complejo (50 EGP), a la que se llega en coche (el recinto no está pensado para ser recorrido andando, como puede hacerse en Gizá, lo que le resta cierto encanto a la visita) El complejo está formado por 33 cámaras, la entrada permite visitar varias tumbas reales (incluyendo una dentro de una pirámide), entre las que se encuentra la tumba de Mereruka, que destaca por las pinturas que adornan sus muros (es una tumba subterránea) y por la representación a tamaño real del rey, saliendo de una falsa habitación. Para mi desgracia coincidí durante la visita con un grupo de turistas alemanes sin ningún respeto ni por la cultura ni por los demás: chavales de entre 12-17 años corriendo y gritando por el recinto, muchos de ellos sentados sobre las escaleras que dan acceso a la estatua de Mereruka, sin que sus padres o los guías hicieran o dijeran absolutamente nada para evitar tan bochornoso espectáculo. El punto negativo a una visita que podía haber sido mucho más placentera.




Curioso jeroglífico: ¿tenían coches en la antiguedad?




      Al Noroeste del recinto se encuentra el Serapeum (100 EGP), a priori uno de los monumentos más singulares de cuantos se pueden encontrar en Saqqara: es una tumba subterránea dedicada a los toros sagrados Apis. El Serapeum lo componen una serie de largos túneles a los lados de los cuales se abren las cámaras que albergan cada uno de los 25 gigantescos sarcófagos de granito, con un peso superior a las 70 toneladas cada uno de ellos; cómo se las arreglaron para llevar esos bloques hasta allí aún resulta un misterio. El sitio no recibe muchas visitas (no me extraña, con el precio que tiene en relación a otros puntos turísticos del país), así que tuve que hacer la visita en compañía del “guardián de la llave” de la tumba – lo que significa que nada de fotos. Una visita totalmente prescindible, desde mi punto de vista. 

      Concluida la visita a Saqqara, nos dirigimos a Memphis, a unos pocos kilómetros al Norte, para visitar el museo al aire libre de la ciudad (40 EGP, abierto de 0800h a 1600h diariamente) Memphis fue la capital del antiguo Egipto, también durante la mayor parte de la época de los faraones. Fundada en torno al año 3100 A.C., fue el centro comercial y administrativo de la época (la capital religiosa era Thebas, actual Luxor), una época de esplendor de la que apenas quedan vestigios, ya que todos los edificios se han desvanecido. Pero el turismo es el turismo, y los egipcios saben cómo sacar partido a lo que tienen, así que crearon este museo en torno a una única pieza, una colosal estatua de Ramsés II sin piernas que yace en un pabellón construido al efecto. Otra de las piezas maestras que se pueden observar en el recinto es una esfinge de 18 toneladas, la más grande encontrada hasta la fecha (sin contar la gran esfinge de Gizá, ¡claro!) Y poco más. Otra de esas visitas de segunda categoría, totalmente prescindibles para viajeros con tiempo limitado y que tienen pensado visitar Luxor






       La última parada del recorrido me llevó a Dahshur (40 EGP, abierto de 0800h a 1600h diariamente), un remoto campo de pirámides que tiene una gran importancia en cuanto a la historia que rodea la construcción de las pirámides. Las pirámides de Dahshur fueron construidas después de las de Saqqara, y antes de las de Gizá. La entrada al recinto permite visitar dos pirámides: 


  • La pirámide doblada, la primera que no siguió el patrón de pirámide escalonada iniciado por la construcción de Djoser. Pese a su antigüedad, conserva gran parte del recubrimiento original. El interior de la pirámide no se puede visitar.

  • La pirámide roja, la segunda en tamaño de todo Egipto, solo por detrás de la gran pirámide de Gizá. El interior de la pirámide se puede visitar, por medio del acceso situado en la cara Norte de la misma, siendo éste el gran atractivo de la visita y sin duda, el punto álgido de la jornada. Un corredor de unos 70m, con un profundo desnivel, conduce a una cámara intermedia. Conforme se va progresando en el descenso, el olor se va haciendo más y más intenso, un fuerte olor a azufre acompañado de una fuerte sensación de humedad. Siendo deportista habitual (…), llegué al final del recorrido empapado en sudor…¡y eso que el camino era descendente! Después de la primera cámara se accede por medio de un estrecho pasadizo de unos 8-10m de longitud a la segunda, desde la que hay que subir por medio de una estructura de madera creada al efecto unos 8m para acceder a la cámara funeraria donde se encuentra el sarcófago de piedra; pese a las trampas y distracciones creadas por los arquitectos, los secretos de sus tumbas han quedado al descubierto (al menos parcialmente) El interior de la cámara presenta una arquitectura muy original, y una decoración que, sin ser comparable a la que se puede ver en la pirámide de Unas, sí es mucho más rica que la que se puede observar en el interior de las pirámides de Gizá. En ésta ocasión la visita justificó por si sola la excursión a esta región al sur de El Cairo, una recompensa en forma de experiencia única: poder disfrutar del interior de una gran pirámide en completa soledad, lejos del bullicio, algarabía y multitud que rodea el acceso a la gran pirámide de Keops. Experiencia absolutamente recomendable (pero no apta para claustrofóbicos…el pensamiento de cómo puede ese sencillo túnel soportar todo el peso de las piedras que tiene encima, y lo que sucedería si una sola de esas piedras colapsara rondó mi cabeza, de forma instantánea eso sí, porque de haber seguido pensándolo seguramente no hubiera llegado al final del recorrido)




      Una nueva semana en Egipto que no dio más de sí. Me quite la espinita de poder visitar esos lugares que quedaron pendientes en mi primera visita a El Cairo, si bien he de reconocer que esperaba algo más de alguno de ellos (principalmente Memphis) Objetivo cumplido, satisfecho con la experiencia vivida y con el desarrollo de la actividad profesional que me llevó allí, solo faltaba emprender el regreso a casa vía Frankfurt, de nuevo con Lufthansa a bordo de un A321, y de nuevo con problemas en el viaje de regreso, esta vez por la cierre del aeropuerto de Frankfurt debido a una tormenta que hizo que nos desviaran a Stuttgart, donde esperamos nuestro turno para regresar de nuevo a Frankfurt - con todos los problemas y el caos que reinaba en Frankfurt, llegué a Colonia con solo 3 horas de retraso (vamos, igualito que con Egyptair…) Por delante la temporada de viajes de otoño, viajes que me llevarán a visitar destinos europeos (Madrid, Toulouse – 2 veces, Hamburgo), de oriente medio (Dubai – en dos ocasiones, Tel Aviv y Doha, aún por confirmar) y Asia (Indonesia y Tailandia) Un final de año apretado, viajes de los que espero dar buena cuenta a través de este canal. Abróchense los cinturones, ¡que despegamos! ¡Hasta la próxima!