A estas alturas del año no puedo evitar escuchar, como casi todos los años, la canción de "un año más", incluida en uno de los mejores álbumes que, desde mi modesta e inexperta opinión, ha visto la luz en este país, que no es otro que "Descanso dominical" de Mecano. Se trata de hacer balance, desde el punto de vista más objetivo posible y siempre dentro de la subjetividad propia de cada individuo, de lo acontecido en el año que nos deja. Los medios se esmeran en recoger las noticias que lo fueron a lo largo del año (aunque a estas alturas parezcan hechos sucedidos un lustro atrás), los momentos más llamativos sucedidos en todos los ámbitos sociales (deportivos, económicos, prensa rosa); se trata en definitiva de recordar aquellos momentos que pasarán a la historia, aquellos que nos hicieron llorar, los que nos emocionaron y los que nos hicieron reír, curiosamente los que menos solemos recordar a pesar de su indudable importancia. Luego cada cual analiza sus propias experiencias para poder decir aquello del 2014 fue un buen o un mal año.
En mi caso, a falta de unos días para la finalización del año, calificaría el 2014 como un año de transición, como ya lo fuera el 2013, que ha pasado sin pena ni gloria. Un año que para bien o para mal, ha discurrido dentro de una cierta normalidad (o rutina) y que me atrevo a afirmar que no recordaré en el futuro ligado a ningún evento significativo de mi vida.
Entre las cosas positivas sin duda destacaría el hecho de terminar el año con todos mis seres queridos y conocidos a éste lado de la tenue línea que separa la vida de la muerte. En el lado negativo, aquellos "amigos" que se alejaron, personas que no entendieron la idea (mi idea) de lo que es la amistad y desaparecieron de mi vida como humo que se evapora.
Un año que me ha llevado a recorrer decenas de miles de kilómetros, a pasar innumerables horas perdido en aeropuertos, aviones, carreteras y hoteles, interminables momentos de reflexión, de música y de intrascendentes charlas de aeropuerto, un año en el que he tratado de compartir con todos aquellos que así lo han querido algunos de esos viajes y experiencias vividas en este pequeño espacio de la red.
En el 2014 he realizado en torno a 36 viajes que me han llevado a visitar una veintena de países distintos y decenas de ciudades, algunas de ellas en varias ocasiones. De todos ellos lo mejor son las experiencias y los momentos vividos que alimentan mi memoria. Lo peor, la soledad que en ocasiones acompaña aquellos recuerdos, la invitada que todo anfitrión desea que no aparezca, el factor que me ha hecho replantearme la idea de si merece la pena seguir viajando.
Y mientras el sol se pone en el ocaso del 2014 nuevas ilusiones y proyectos se amontonan en mi cabeza, sin reparar en que al final lo que somos, lo que hacemos, los propósitos y lo que nos sucede no son más que la consecuencia de nuestra actitud hacia lo que nos rodea, hacia la vida que vamos construyendo (o destruyendo) día tras día.
Mis últimas líneas las quiero emplear en desearos un nuevo año colmado de salud, amor y trabajo, en ese orden, que es el que la vida me ha enseñado que es el que merece la pena considerar.
¡¡FELIZ 2015!!