La última frontera. Un viaje a Nueva Zelanda, el país situado en las antípodas de España, representa para muchos viajeros el Everest de todos los viajes posibles, el no va más. Un territorio lleno de misterios y con una identidad cultural muy arraigada (y conocida fuera de las fronteras de éste atractivo país). Para un español, no se puede ir más lejos dentro de éste planeta cada vez menos azul al que llamamos tierra, aunque sí se puede ir a muchos destinos a los que se tarda mucho tiempo más en llegar. Y es que llegar a Nueva Zelanda es tan "sencillo" como tomar un vuelo a Doha (unas 6 horas) y desde allí un vuelo directo a Auckland, que en unas 17 horas te lleva al país soñado. Nueva Zelanda es siempre un destino atractivo, qué duda cabe, aunque sólo sea por la lejanía del mismo y las remotas posibilidades que la mayoría de la gente tiene para visitarlo. Mi particular Everest se llama sin embargo Rapa Nui (o Isla de Pascua), que pasa por ser, a día de hoy y desde hace mucho tiempo, mi viaje soñado. Pero por motivos profesionales me vi en la situación de tener que visitar Nueva Zelanda (¡bendito problema!), y a pesar de que no pude extender mi visita prácticamente nada por motivos de agenda, al menos pude pasar un par de fines de semana en el país, tiempo que aproveché para hacerme una idea (muy general) de lo que el país ofrece.
Mi recorrido comenzó en la isla Norte, en Auckland, una ciudad que me sorprendió muy favorablemente, una de esas ciudades que, según pude comprobar hablando con viajeros de aquí y allá durante mi estancia, la gente prescinde en visitar, lo que es un error desde mi punto de vista ya que ofrece alicientes más que suficientes como para justificar al menos pasar un par de días en la ciudad.
Ésta carita tenía yo tan solo un par de horas después de aterrizar, tras un vuelo de 17 horas. |
Desde Auckland me dirigí hacia Rotorua, una zona conocida por la actividad geotérmica que se concentra en la región. Abundan los parques y zonas de actividad geotérmica, ofreciendo cada uno de ellos particularidades, pero que también comparten un común denominador: paisajes pintados con colores increíbles, fruto de cuentos o miles de años de actividad volcánica. Las vistas que ofrecen algunos de estos lugares son simplemente increíbles, hipnóticas. La oferta es abundante, como verás en la crónica del viaje.
Finalizada mi estancia en la isla del Norte, me dirigí a Christchurch, en la isla del sur, una localidad que cobró relevancia internacional recientemente por distintos motivos, ninguno de ellos motivo de alegría. A pesar de que los terremotos son frecuentes en Nueva Zelanda, en Junio del año 2011 la localidad sufrió un terremoto de 6,3 grados que afectó terriblemente a la ciudad. La fuerza del terremoto no fue excesiva, pero la cercanía del epicentro del mismo hizo que la actividad se saldara con cerca de 200 muertos y numerosos daños estructurales en muchos de sus edificios históricos, huellas de destrucción que aún hoy en día, casi 9 años después del desastre, son palpables. Pero la ciudad se recupera poco a poco de tanta destrucción y los alrededores albergan verdaderas maravillas paisajísticas, obras maestras de la naturaleza de las que pude dar buena cuenta durante las excursiones que hice con mi compañero de viaje, un experto en la región.
Y es que el principal atractivo de Nueva Zelanda no reside en sus ciudades, sino en sus paisajes. Montañas, valles, volcanes, caudalosos ríos, glaciares, verdes prados, playas desiertas de arena negra...todo tiene cabida en un país que ha hecho de la naturaleza la mejor de sus embajadoras; y es que la fortuna de recorrer parte del país en coche, como hice, permite disfrutar a cada paso de una imagen, de un recuerdo, de una postal del país en definitiva. Los trayectos no se miden en kilómetros, sino en horas, las de conducción y las que empleas en las múltiples paradas que te abordan a lo largo del trayecto para simplemente disfrutar de dos de las mejores cosas de las que se pueden disfrutar: tiempo a tu aire y naturaleza en estado puro.
No fue una estancia larga, pero sí dio para unas cuantas imágenes y visitas, actividades de las que doy buena cuenta en la crónica completa del viaje, a la que puedes acceder, como de costumbre, a través del menú de páginas situado a la derecha en la página principal (si accedes mediante Pc), haciendo "click" AQUÍ, o a través del siguiente enlace:
Ya sabes...¡disfruta del viaje y hasta pronto!
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