Harbin. Posiblemente el nombre de ésta localidad no os diga
nada a muchos de los que estáis leyendo estas líneas, pero si os digo que en esta
localidad situada al norte del gigante asiático se construye cada año una impresionante ciudad de hielo, tal
vez el recuerdo de algunas de las imágenes que cada año se difunden en los
informativos en torno al mes de enero sobre el evento lleguen a vuestra memoria.
Esas imágenes son las que me llevaron a plantearme hace unos años una visita a
este lugar, visita que confiaba llegaría tarde o temprano (como casi todo en la
vida). Mi cuñado también vio esas imágenes y en enero de 2019 comenzó a tomar
forma la posibilidad de viajar a la ciudad de hielo en Enero de 2020. A mi
hermana tampoco hace falta animarla mucho para hacer las maletas, casi tan poco
como al resto de la pandilla española, y sin darnos cuenta la propuesta de
viajar a Harbin se había convertido en una realidad. Como quien organiza un
viaje de fin de semana al norte de la provincia de Palencia, nos encontramos
preparando un viaje al gigante asiático. Con Harbin como excusa perfecta para
un nuevo viaje de grupo, decidimos completar la experiencia china con unos días
en Shanghai, una de las ciudades más pobladas del planeta.
En esta primera entrada sobre el viaje te cuento lo que
dieron de si nuestros días en Shanghai (sí, me temo que para ver las
espectaculares imágenes de Harbin vas a tener que esperar unos días más), una
ciudad que tiene en el bund su mejor carta de presentación: una sucesión de
edificios a cual más impresionante que parecen cobrar vida propia al atardecer,
cuando las luces dan vida y calidez a la frialdad del acero y el cristal. Con la
Perla de Oriente como referente de la ciudad (y casi del país, en cuanto a
edificios representativos se refiere), los otros edificios construidos
posteriormente (la Perla marcó el inicio de la expansión hacia el cielo de la
ciudad de Shanghai, allá por el año 1994) se tienen que conformar con superarla
en altura, porque en belleza y espectacularidad no tienen nada que hacer.
Pero hay vida más allá del bund y de la Perla en Shanghai; calles
comerciales (parece mentira que China fuera – o sea, según ellos – un país comunista,
porque el consumismo que se respira supera con creces lo que te puedes
encontrar en Estados Unidos), templos centenarios o jardines tradicionales,
como los de Yuyuan, ofrecen motivos más que suficientes para llenar la agenda
de varios días en la ciudad China.
Shanghai está bañada por el rio Huangpu; en las cercanías de
la ciudad se pueden visitar varias poblaciones que hicieron del agua su modo de
vida. Nosotros visitamos Zhujiajiao, localidad conocida como la “Venecia de
Shanghai”, una preciosa localidad surcada por varios canales navegables, con
numerosos edificios construidos según los cánones de la arquitectura
tradicional china. Durante el día los comercios y negocios locales marcan la
pauta en las calles interiores de la zona histórica, y durante la noche los
canales cobran vida con multitud de farolillos rojos, para iluminar de una forma
única la noche de la localidad.
Si quieres conocer todos los detalles de nuestro viaje a
Shanghai, te invito a que leas la crónica completa del viaje, accediendo a la
misma a través del menú de páginas situado a la derecha (si accedes a través de
Pc), seleccionando el enlace AQUÍ, o a través del siguiente enlace:
En breve llegará la crónica completa del viaje a Harbin, un
lugar único y mágico, como podrás comprobar. Pero hasta entonces, espero que disfrutéis del viaje a Shanghai. ¡Hasta pronto!
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