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viernes, 21 de febrero de 2020

Harbin, el reino del hielo en China


       
      Harbin es una enorme localidad industrial de más de 5 millones de habitantes situada al Norte del gigante asiático, bañada por los gélidos vientos siberianos. Harbin es una ciudad relativamente nueva, ya que se fundó como ciudad en 1898, una nueva urbe creada para dar cobijo a los trabajadores rusos del tren Transmachuriano que se construía por aquellos tiempos. La ciudad, que pasó a formar parte definitivamente de China a mediados del S. XX, conserva la esencia del germen ruso del que nació. Abundan las muestras arquitectónicas de marcada reminiscencia rusa, como la Catedral de Santa Sophia, el ejemplo más representativo. Ya en la calle Zhongyang, la calle más comercial de la ciudad, se suceden las tiendas con motivos rusos, que ponen a la venta de turistas (la mayoría) y locales (los que menos) matrioskas y vodka como si de una calle comercial de Moscú se tratara. 


        Pero aunque llamativo y único, no es el carácter ruso de la ciudad China lo que nos llevó hasta allí. Ubicada por encima de los 45º de latitud Norte, la ciudad es conocida por gozar del clima más frío y los inviernos más largos de entre todas las grandes ciudades chinas. El clima condiciona la actividad y el día a día en ésta localidad, y gracias a éstas condiciones climatológicas invernales extremas, con temperaturas que pueden llegar a desplomarse hasta los -38º, se desarrollan desde el año 1963 varios festivales de hielo y nieve en distintos emplazamientos de la ciudad, festivales que atraen a millones de turistas anualmente, la mayoría locales, aunque algunos occidentales ya nos vamos dejando ver, todavía en número reducido, por aquellas latitudes. La calle Zhongyang se convierte en un improvisado museo al aire libre de auténticas obras de arte esculpidas en hielo, una calle en la que, a pesar de las gélidas temperaturas reinantes, hay numerosos mercados de comida callejeros, bastante frecuentados por los turistas (y nosotros dimos buena cuenta de ellos también, !por supuesto!). 





      Pero el grueso de las exposiciones y los festivales de hielo y nieve se desarrollan en la cercana Isla del Sol; durante el día disfrutamos de las impresionantes esculturas realizadas en nieve: soberbias obras de arte realizadas en un elemento tan frágil y difícil de trabajar como es la nieve compactada. El grado de detalle de las esculturas, algunas de un tamaño descomunal, es simplemente difícil de imaginar si no es está frente a una de estas magníficas obras de arte. El recinto también alberga unas cuantas pistas de nieve y hielo por las que deslizarse, para hacer las delicias de los más pequeños (!y de muchos otros no tan pequeños!). Un museo al aire libre de lo más divertido, ¿quién dijo que los museos eran aburridos?. 





      Y al caer la tarde, no hay que dejar de visitar la ciudad de hielo, también ubicada en la Isla del Sol, el verdadero reclamo turístico de la ciudad y el  motivo por el que un grupo de 7 españoles nos lanzamos a visitar ésta septentrional región de China. La ciudad alberga una colección única de una impresionante y efímera muestra artística: los artistas emplean el hielo como único material para componer sus creaciones. Auténticas joyas abocadas al peor de los destinos en unos meses, cuando el sol comience a aumentar la temperatura de la región. Edificios y pequeñas esculturas se alternan en este espacio de ensueño, donde se cuida hasta el más mínimo detalle, como toda creación artística merece. Todo, sin excepción, hecho únicamente de hielo: torres, catedrales, trenes, templos...todo cabe en el imaginario de los artistas, simplemente impresionante. 




      Pero si lo que has visto hasta ahora te ha fascinado (¡y no es para menos!), lo que viene a continuación es !para quitar el habla!. A partir de las 4 de la tarde los edificios y las esculturas, fabricadas a partir de los bloques de hielo que se extraen del río Shonghua que recorre la ciudad, cobran una nueva dimensión: las luces dan vida a estas muestras inertes de agua solidificada y la ciudad de hielo de Harbin justifica el por qué año tras año millones de personas se desplazan hasta allí y soportan bajísimas temperaturas, solo por el placer de disfrutar de la experiencia. Pese a que durante nuestra visita estábamos en torno a los -18 grados, el frío ni se siente, pasa a un segundo plano en medio de tanta "excitación"; el tiempo parece esfumarse en medio de un marco tan incomparable, y las cámaras de fotos (sobreponiéndose a los efectos de las bajas temperaturas en muchos de los dispositivos) tratan de capturar el entorno, una empresa harto complicada, porque como suele pasar, poco tienen que ver las imágenes con la apreciación real de los ojos de quienes hemos tenido la fortuna de disfrutar de la visita. 






      Si quieres acceder a la crónica completa del viaje y al completo reportaje fotográfico sobre la ciudad del hielo que he preparado exclusivamente para ti, te invito a que accedas a la misma a través del menú de páginas situado a la derecha (versión web), pinchando AQUI o a través del siguiente enlace:


      Sin duda, un viaje que no puedo sino recomendar a todos quienes quieran vivir una experiencia distinta en un entorno muy exigente pero también muy gratificante. Abrigaros bien, porque algunas fotos, solo con verlas, ¡transmiten frío! ¡Hasta pronto!



viernes, 7 de febrero de 2020

Shanghai, la Perla de Oriente



      Harbin. Posiblemente el nombre de ésta localidad no os diga nada a muchos de los que estáis leyendo estas líneas, pero si os digo que en esta localidad situada al norte del gigante asiático se construye cada año una impresionante ciudad de hielo, tal vez el recuerdo de algunas de las imágenes que cada año se difunden en los informativos en torno al mes de enero sobre el evento lleguen a vuestra memoria. Esas imágenes son las que me llevaron a plantearme hace unos años una visita a este lugar, visita que confiaba llegaría tarde o temprano (como casi todo en la vida). Mi cuñado también vio esas imágenes y en enero de 2019 comenzó a tomar forma la posibilidad de viajar a la ciudad de hielo en Enero de 2020. A mi hermana tampoco hace falta animarla mucho para hacer las maletas, casi tan poco como al resto de la pandilla española, y sin darnos cuenta la propuesta de viajar a Harbin se había convertido en una realidad. Como quien organiza un viaje de fin de semana al norte de la provincia de Palencia, nos encontramos preparando un viaje al gigante asiático. Con Harbin como excusa perfecta para un nuevo viaje de grupo, decidimos completar la experiencia china con unos días en Shanghai, una de las ciudades más pobladas del planeta.

     En esta primera entrada sobre el viaje te cuento lo que dieron de si nuestros días en Shanghai (sí, me temo que para ver las espectaculares imágenes de Harbin vas a tener que esperar unos días más), una ciudad que tiene en el bund su mejor carta de presentación: una sucesión de edificios a cual más impresionante que parecen cobrar vida propia al atardecer, cuando las luces dan vida y calidez a la frialdad del acero y el cristal. Con la Perla de Oriente como referente de la ciudad (y casi del país, en cuanto a edificios representativos se refiere), los otros edificios construidos posteriormente (la Perla marcó el inicio de la expansión hacia el cielo de la ciudad de Shanghai, allá por el año 1994) se tienen que conformar con superarla en altura, porque en belleza y espectacularidad no tienen nada que hacer.






     Pero hay vida más allá del bund y de la Perla en Shanghai; calles comerciales (parece mentira que China fuera – o sea, según ellos – un país comunista, porque el consumismo que se respira supera con creces lo que te puedes encontrar en Estados Unidos), templos centenarios o jardines tradicionales, como los de Yuyuan, ofrecen motivos más que suficientes para llenar la agenda de varios días en la ciudad China.





     Shanghai está bañada por el rio Huangpu; en las cercanías de la ciudad se pueden visitar varias poblaciones que hicieron del agua su modo de vida. Nosotros visitamos Zhujiajiao, localidad conocida como la “Venecia de Shanghai”, una preciosa localidad surcada por varios canales navegables, con numerosos edificios construidos según los cánones de la arquitectura tradicional china. Durante el día los comercios y negocios locales marcan la pauta en las calles interiores de la zona histórica, y durante la noche los canales cobran vida con multitud de farolillos rojos, para iluminar de una forma única la noche de la localidad.





      Si quieres conocer todos los detalles de nuestro viaje a Shanghai, te invito a que leas la crónica completa del viaje, accediendo a la misma a través del menú de páginas situado a la derecha (si accedes a través de Pc), seleccionando el enlace AQUÍ, o a través del siguiente enlace:


    En breve llegará la crónica completa del viaje a Harbin, un lugar único y mágico, como podrás comprobar. Pero hasta entonces, espero que disfrutéis del viaje a Shanghai. ¡Hasta pronto!