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lunes, 30 de diciembre de 2019

Un recorrido por 2019




       Es hora de echar la vista atrás. No es nada nuevo, ni es la primera vez que lo hago (ni espero sea la última); llegado el final del año, toca hacer balance de los últimos 365 días, en éste caso en materia de viajes, que es lo que nos une en éste espacio. 2019 ha sido un año excepcionalmente activo: la primavera trajo un inesperado cambio laboral y con él una vorágine de viajes difícil de digerir, una sobrecarga laboral de la que aún me estoy tratando de recuperar durante las vacaciones navideñas. El año que nos deja no ha sido históricamente el año con más viajes profesionales (“solo” he tenido 22 viajes de trabajo - de hecho ha sido el año con menos viajes desde 2009, lejos de los 29 viajes profesionales del 2011 o los 27 del 2013), pero sí en el que más viajes de largo recorrido he realizado (y por lo tanto de mayor duración). El punto negativo de tanto viaje (aparte de la lógica carga – o sobrecarga – de trabajo que conllevan y el escaso tiempo que he podido pasar en casa prácticamente desde Junio) han sido los frecuentes cambios de horario y las interminables horas de aeropuerto y de vuelos. El contrapunto positivo es que tanto viaje me ha permitido conocer muchos lugares interesantes y descubrir otros que ya conocía desde otra perspectiva, la que otorga cada nueva visita a un destino ya conocido. ¿Me acompañas en éste recorrido por lo que ha sido el año que nos deja?

      Después del merecido descanso vacacional invernal, 2019 comenzó de forma pausada, según lo planificado, con viajes en territorio europeo que me llevaron a visitar Toulouse, Praga, Madrid y Lisboa durante los dos primeros meses del año, un calendario muy relajado, alternando semanas de viaje con semanas en casa. Por desgracia Lisboa salió de mi lista de destinos profesionales en Febrero y decidí aprovechar la despedida (temporal – espero) para visitar Sintra en el país vecino. Portugal es uno de mis destinos favoritos a nivel Europeo sin duda.



     Marzo continuó con éste esquema relajado, alternando semanas de viaje con semanas de “descanso” en Colonia, viajando a Londres (que también salió de mi lista de destinos profesionales – en este caso no lo echaré tanto de menos), y a Tulsa (Estados Unidos), cuna de la histórica y famosa ruta 66, el primer salto transatlántico del año que me permitió descubrir ésta pequeña localidad de Oklahoma que ofrece un reducido número de sitios interesantes, y es que Tulsa no es uno de esos sitios a los que normalmente se viaja de vacaciones, pero una visita profesional a este tipo de destinos siempre es bienvenida ya que ofrece la posibilidad de explorar un destino que de otra forma posiblemente nunca visitaría. 



     En Abril tuve la fortuna de volver a visitar la siempre atractiva e interesante Singapur, un viaje profesional de dos semanas que me permitió disfrutar de uno de mis (muchos) destinos favoritos en Asia durante unos cuantos días. Singapur suele ser un destino lanzadera para visitar otros lugares de la región, y en ésta ocasión me decanté por visitar Hong Kong. En Semana Santa M y yo nos dimos un respiro para visitar Madeira, el paraíso portugués situado en el Atlántico que no defraudó: naturaleza y paisajes de ensueño para alimentar una semana de vacaciones en la isla volcánica.








     Mayo fue el mes más tranquilo del año: solo un viaje a Madrid. Pero fue un espejismo, porque Junio me deparó un calendario de locura, con cuatro semanas viajando consecutivamente a destinos tan dispares como Madrid, Cardiff, Lindenberg (situado al sur de Alemania, en las cercanías del Lago Constanza, una zona de una belleza paisajística que bien merece una visita – o varias) o Montreal, una ciudad que ya conocía pero de la me traje una perspectiva totalmente distinta gracias al calor del sol del verano. Entre medias de tanto viaje de trabajo incluso tuve tiempo de visitar con M la localidad holandesa de Bergen op Zoom, unos días en el país vecino para recuperar energías. 






      Julio empezó como terminó Junio, con mucha actividad, visitando Bruselas, Estambul y Praga justo antes del merecido descanso estival por tierras castellanas, semanas que traté de aprovechar al máximo porque la agenda después del regreso de vacaciones no iba a dejar lugar para el descanso; En Agosto visité China (Beijing y Hainan, en la isla de Haikou, al sur del país), una visita que me permitió acercarme a un tramo desconocido de la Gran Muralla y que definitivamente me dejó uno de los mejores recuerdos del año: el tramo de Jinshanling combina tramos de muralla restaurada con otros que conservan su estado original. A esto se le añade un paisaje espectacular, con la muralla serpenteando sobre las crestas de las montañas que dominan el paisaje. Excepcional.  






     En Septiembre únicamente pasé 4 días en Colonia, los que transcurrieron entre los dos viajes que realicé a Kuala Lumpur: en el primero de ellos aproveché unos días intermedios entre las dos actividades profesionales que me llevaron allí para descubrir Phnom Penh, la capital Camboyana. Y en el segundo, me lancé a descubrir, por fin, después de tantas visitas, algo más de Malaysia, eligiendo Penang y Langkawi como pioneras en mi exploración del país más allá de las torres Petronas y la cosmopolita Kuala Lumpur. La maratón de viajes de Septiembre se cerró con una estancia profesional en Jakarta, la capital de Indonesia.







     En Octubre, despues de visitar la catedral de Colonia desde una perspectiva diferente, por fin llegó el esperado viaje de vacaciones con M a la costa Oeste de Estados Unidos, un viaje de dos semanas que nos permitió disfrutar de destinos de lo más variados (a cual más espectacular): San Francisco, Las Vegas, Death Valley, Yosemite, Mammoth Lakes, Lago Tahoe, Sacramento…un viaje del que volví encantado, pero también con ganas de regresar de nuevo porque la zona da mucho de sí y dos semanas no son suficientes para poder disfrutar de todos los atractivos que ofrece la región. Al regreso de las vacaciones apenas tuve un día de descanso en Colonia antes de embarcarme en el viaje más largo del año, de tres semanas de duración, que me llevó a Qatar y Nueva Zelanda, destino del que espero poder contarte pronto lo que pude ver en el reducido tiempo que pude pasar allí.









     El año se ha cerrado con una nueva visita a Turquía (Antalya) y a Lima en Perú en Diciembre, un viaje que me permitió descubrir la histórica y fascinante ciudadela de Machu Picchu – estate atento al blog porque en los próximos días publicaré la crónica completa del viaje, uno de los más esperados (llevaba diez años esperando poder ir, desde mi última visita a Perú, cuando el viaje a Cuzco no pudo materializarse por motivos diversos).

     Como has podido leer, ha sido un año muy movido. Lo más positivo sin duda es que todos los viajes se han desarrollado dentro de la normalidad (más o menos), sin incidentes, y que de todos ellos he podido disfrutar con salud (la mía y la de los míos), lo más importante sin duda alguna. Todo parece indicar que 2020 comenzará por los mismos derroteros que 2019 en cuanto a viajes se refiere, así que no pierdas de vista el blog porque habrá novedades y de nuevo mucha actividad. Os deseo un feliz año 2020, repleto de viajes y destinos interesantes, y mucha salud. Que no me falte nadie el año que viene, ¡que pasaré lista!



lunes, 23 de diciembre de 2019

Costa Oeste de Estados Unidos: de San Francisco a Las Vegas


        En Octubre, coincidiendo con las vacaciones escolares alemanas, M y yo nos embarcamos en un nuevo viaje por los Estados Unidos. El destino del viaje fue San Francisco, una ciudad que quería conocer desde hacía tiempo y que ya había quedado fuera de los planes del anterior viaje que me llevó a California hace ya más de 7 años, y que volvió a la lista de viajes por casualidad y merced a la agradable sorpresa (en cuanto a precio se refiere) que nos deparó nuestra búsqueda de destino vacacional otoñal cuando andábamos ocupados con éstas lides allá por el mes de Febrero (sí, ¡ésta vez llegamos a tiempo!). California es un destino de sobra conocido por M, no tanto por mí, pero por suerte M no tiene muchos reparos en regresar a aquella región siempre que surja la oportunidad. Y la oportunidad surgió. Nuestro vuelo partió de Frankfurt en la mañana del sábado, así que decidimos viajar la tarde anterior a la ciudad del Main para hacer noche allí, y de paso aprovechar para re-descubrir el centro histórico de la ciudad que se ubica a orillas del río que da nombre a la ciudad. Una visita breve pero de lo más provechosa, ya que la ciudad me brindó un atardecer espectacular y unas preciosas imágenes, ¡qué mejor manera de comenzar unas vacaciones!.



     Una vez en nuestro destino, no perdimos detalle del Golden Gate, uno de los símbolos de la ciudad, y que tuvimos la fortuna de disfrutar desde todos los ángulos posibles gracias al fabuloso tiempo que tuvimos durante nuestra visita (!y eso que cuando llegamos al mirador sobre el puente el primer día la niebla ocultaba toda visión!). Pero San Francisco ofrece muchos más atractivos: sus empinadas cuestas, los cinematográficos tranvías, la isla de Alcatraz, el muelle 39...tuvimos varios días para descubrir muchos de los rincones que atesora esta ciudad, y de los que daré buena cuenta en la crónica completa del viaje. 





     Finalizada nuestra primera parte de la estancia en la ciudad del Golden Gate (3 noches), nos dirigimos hacia nuestro siguiente destino, nada menos que la ciudad de Las Vegas. Como la distancia entre ambas ciudades es considerable, decidimos hacer el viaje un poco más ameno (aún a costa de incrementar algo la duración del viaje), y tomamos la Highway 1, la autopista que bordea la costa pacífica hasta más allá de Los Ángeles. La climatología no nos acompañó en nuestro recorrido costero, lo que limitó en parte el disfrute de los bellos paisajes que ofrece este recorrido. Al final de aquel largo día de conducción llegamos a Las Vegas, ¿qué os puedo decir de Las Vegas? Lugar hortera por excelencia, tiene en su extravagancia su mejor reclamo. Todo es posible en una ciudad en la que los límites los pone cada uno (y su tarjeta de crédito, claro). Ya sabes lo que te vas a encontrar allí, pero no por ello pierde su atractivo. Tanto M como yo habíamos visitado la ciudad anteriormente y no dudamos en hacer pasar nuestra ruta por allí tan pronto como decidimos destino vacacional. Estando en Las Vegas puedes pasear por París, Nueva York, Venecia, Atenas...todo un mundo al alcance de la mano. Visitamos la ciudad por tierra...¡y por aire! Toda una experiencia sin duda. 






      Desde Las Vegas emprendimos el regreso hacia San Francisco por el Norte, un viaje que nos llevaría a visitar varios parques nacionales en los días sucesivos, empezando por el Red Rock Canyon, situado muy cerca de Las Vegas, y el Death Valley, un lugar impresionante, como sacado de una película de ciencia ficción, con paisajes increíbles y donde la falta de planificación nos jugó una mala pasada, ya que apenas tuvimos tiempo para disfrutar del lugar como se merece. El valle combina miradores situados a varios miles de pies de altura con uno de los lugares más bajos de la tierra, y es que la cuenca del valle se ubica casi 86 metros por debajo del nivel del mar. Casi nada. Los paisajes son espectaculares, y conducir se convierte en un aliciente más del viaje en medio de tanta belleza paisajística. Desde allí continuamos hacia el norte, visitando y maravillándonos con la belleza del bosque nacional Inyo, de camino hacia Mammoth Lakes, el lago Mono y Bodie, un pintoresco pueblo histórico abandonado. El paisaje no ofrece pausas en cuanto a belleza se refiere, y si a todo ello se le añaden unas temperaturas excepcionalmente buenas para la temporada en la que estábamos, el resultado podéis imaginároslo. 







      Siguiendo nuestro recorrido hacia el Norte, llegamos al Parque de Yosemite, un icono de naturaleza en la región, con sus imponentes paredes verticales de roca blanca, frecuentadas por muchos escaladores. El parque ofrece un buen puñado de puntos interesantes, pero sin negar la belleza obvia del entorno, a mí personalmente fue el sitio que menos me impactó, posiblemente debido a la excesiva afluencia de gente durante nuestra visita (en fin de semana), las largas distancias entre los distintos puntos de interés que obligan a conducir gran parte de la jornada y el hecho de tener los itinerarios marcados (y por tanto, por donde todos íbamos). Sin duda nos faltó tiempo para descubrir más en profundidad el parque y para habernos embarcado en alguna ruta por el interior del mismo, pero el tiempo es el que es y no dio para mucho más. 





     Continuando hacia el norte llegamos al Lago Tahoe, una de las sorpresas del viaje (para mí al menos): las aguas del lago son tan cristalinas que resultan hipnóticas. Con la actividad turística que debe de tener el lago en temporada de verano, resulta difícil pensar que fuera de temporada pueda ofrecer tanta tranquilidad y belleza. Fueron los días más relajados sin duda del viaje, días que empleamos en descansar y en dejarnos seducir por la belleza sin igual de algunos de los rincones que el lago ofrece - y eso que no llegamos ni tan siquiera a darle la vuelta completa, ¡es inmenso!. Nuestra estancia en el lago Tahoe nos deparó alguna sorpresilla, aunque para descubrirla tendrás que leer la crónica completa del viaje :-). Y finalmente, y antes de regresar a nuestro punto de partida, visitamos la colorida ciudad de Sacramento, un centro histórico que se recorre fácilmente andando y que bien merece una visita. Unas horas son suficientes para descubrir las calles que otrora fueron el germen de la actual capital del Estado de California.






      Después de Sacramento aún pudimos disfrutar de una estancia de dos noches en San Francisco antes de emprender el regreso a Alemania, donde una apretada agenda de viajes de trabajo me esperaba. El viaje por los estados de California y Nevada estuvo repleto de imágenes y recuerdos, algunas de las cuales traigo hasta ti por medio de la crónica completa del viaje, a la que puedes acceder a través del menú de páginas de la derecha (si accedes mediante Pc), pinchando en el enlace AQUI, o a través del siguiente enlace (para todos los dispositivos):


¡Disfruta del viaje y hasta pronto!