Translate

jueves, 15 de junio de 2017

Egipto, tierra de misterios y faraones



       El país bañado por el que hasta hace pocos años era considerado, con sus 6700Km, el río más largo del mundo, y que merced a recientes estudios ha sido relegado a la segunda posición de tan particular ránking - por detrás del Amazonas -, ha sido el destino del viaje de Semana Santa de éste año 2017. El destino elegido fue la tierra de los faraones, de las construcciones imposibles y de los misterios que las rodean, un país con una historia tan única como fascinante. Después de considerar de nuevo la posibilidad de viajar al lejano oriente (¡esa opción está siempre presente!), M y yo decidimos darnos un respiro y elegir un destino más cercano donde pudiéramos pasar unos días de auténticas vacaciones, tratando de compensar el frenético ritmo con el que ha arrancado 2017 (y con el que prometía continuar), y de entre las opciones que barajamos y que se encontraban a pocas horas de vuelo nos decantamos por Egipto, un destino que combina a la perfección turismo cultural y de descanso, y que siempre ha estado en mi lista de prioridades, pero que como suele suceder, por unas razones u otras, no encontraba su momento.






       
      En nuestro viaje de dos semanas por tierras egipcias visitamos las siguientes localidades:


         El Cairo - Giza - Abu Simbel - Aswan - Kom Ombo - Edfu - Esna - Luxor - Hurghada

         Un viaje muy completo, con una primera semana en la que nos sumergimos de lleno en la fascinante historia del país, con un fantástico recorrido por el Nilo que nos permitió conocer de cerca la arteria que otorga vida a éstas áridas tierras, y una segunda mitad más lúdica en la que nos volvimos a sumergir, pero esta vez en las templadas aguas del mar Rojo.
        Si quieres conocer los detalles de éste nuevo viaje, te invito a que me acompañes. Puedes acceder a la crónica completa del viaje a través del menú de páginas situado a la derecha (sólo para ordenadores portátiles) o a través del siguiente enlace (para todos los dispositivos):








sábado, 10 de junio de 2017

Un breve recorrido en imágenes por el Algarve portugués


      Mayo y Junio son dos meses muy benévolos - en cuanto a días festivos se refiere - para aquellos que trabajamos y vivimos en Alemania. Con motivo de uno de esos largos fines de semana, M y yo decidimos escaparnos a la región del Algarve Portugués, al sur del país, en busca de sol y temperaturas más suaves que aquellas de las que habitualmente disfrutamos en Centroeuropa en ésta época del año. El destino elegido para pasar los cinco días del puente de finales de Mayo fue Faro, principalmente por la comodidad del viaje y los precios económicos que ofrecen las conexiones directas entre Faro y la ciudad del Rhin (en vuelos operados por Germanwings y Ryanair) Billetes en mano y con el apartamento reservado en Quarteira (con Airbnb), decidimos alquilar un coche para movernos por la zona, aunque el principal objetivo del viaje era disfrutar de unos días de playa, de la buena gastronomía portuguesa y de descanso.

Abandonamos Colonia con destino al sur de Portugal

           Una vez en nuestro destino, la climatología nos jugó una mala pasada; cuando en Colonia se registraban temperaturas por encima de los 25 y hasta los 30 grados, en el Sur de Portugal echamos de menos la ropa de abrigo (jerseys, chaquetas…) que se había quedado vigilando nuestro apartamento a miles de kilómetros. Las chanclas, bañadores y camisetas de manga corta tuvieron que esperar pacientes en el apartamento, una mejoría del tiempo que no llegó, y nuestro plan inicial de descanso y playa tuvo que ser alterado, así que nos lanzamos a descubrir la región, mapa en mano y con poco más.

      En el aspecto gastronómico, el viaje respondió a mis expectativas (M, por el contrario, no quedó contenta en absoluto): mis particulares jornadas del bacalhau no defraudaron, y pude degustar este característico producto de la cocina portuguesa preparado de distintas maneras. Como punto negativo al respecto, el largo tiempo que tuvimos que esperar en los restaurantes, tanto para almorzar como para cenar, independientemente de donde se encontraran, con un tiempo medio de espera en torno a los 30-40 minutos (llegó a ser más de ¾ de hora en Olhão, y el tiempo menor fue de 25 minutos en Quarteira) y eso que en la mayoría de las ocasiones comimos a destiempo y los restaurantes se encontraban prácticamente vacíos. Un mal servicio que no esperaba, ya que nunca hasta la fecha había tenido esa mala experiencia en ninguna de mis numerosas visitas a distintas regiones de Portugal.
Olhão
      Pequeña municipalidad con menos de 50.000 habitantes, puerta de entrada al Parque Natural da Ría Formosa, una de las consideradas 7 maravillas naturales de Portugal…después de visitar el lugar tengo mis dudas respecto a dicha consideración. El Parque Natural es conocido por ser el hogar de unas 20.000 aves durante el periodo invernal, en una zona formada por 5 islas barrera y dos penínsulas. Las mejores vistas del Parque se obtienen desde el aire, al aterrizar, y es que resulta ciertamente extraño que un Parque Natural destinado a la conservación de aves se encuentre en plena senda de descenso hacia el aeropuerto internacional de Faro. Por si ello no fuera suficiente, las vías del tren recorren gran parte el recinto “continental” del Parque; además, cientos de barcos turísticos surcan sus aguas inundando el ambiente del ruido y la polución originada por sus motores…con todo esto (aviones surcando el cielo, trenes, barcos, ruido…), la región parece cualquier cosa menos un Parque Natural.

Faro
      La capital de la municipalidad de Faro (que cuenta con unos 70.000 habitantes), destaca por su centro histórico (Vila-adentro), un recinto amurallado al que se accede por el Arco da Vila y que resulta encantador de visitar, con sus empedradas y estrechas calles, repletas de edificios tradicionales portugueses y con la catedral de Faro como principal reclamo de la ciudad.  Al margen, visitamos la zona del puerto...!y poco más! Y es que Faro, pese a ser el punto de entrada en la región del Algarve, rara vez suele ser lugar de visita para los viajeros que llegan sedientos de sol y playa a esta región del sur de Europa, viajeros que abandonan la localidad nada más llegar ya que la Ría Formosa separa Faro del océano Atlántico y sus playas…una distancia insalvable.




Loulé
       Pequeña localidad de interior donde se puede visitar su tradicional mercado de productos frescos (muy español, pero que a los turistas del resto de Europa les llama mucho la atención) y las ruinas de la fortaleza que protegió la ciudad en otros tiempos.

Quarteira, Vilamoura, Olhos de Agua y la playa de Falésia

       Tres localidades cuyo principal reclamo son sus playas. Quarteira únicamente ofrece un paseo marítimo – Avda. Infante de Sagres, con una más bien escasa oferta gastronómica – y un puerto de pesca, cuyo acceso se encuentra cerrado a los visitantes (para mi desgracia...)

Estupendas vistas desde nuestro apartamento en Quarteira, Torre 20
       Vilamoura, cuyo límite con Quarteira no está bien definido ya que ambas localidades se encuentran comunicadas, ofrece un casino (intento estéril por dotar de un aire de mayor exclusividad a la ciudad), y constituye el punto de acceso oriental de la preciosa playa de Falésia, una larga playa de casi 6 Km de longitud de fina arena dorada y aguas cristalinas. Sin embargo lo que verdaderamente hace especial esta playa son las formaciones rocosas que se alzan en su extremo occidental, cerca de Olhos de Agua: formaciones de colores ocres y rojizos que dotan de una personalidad única a esta zona del Algarve.  Desde la playa de Olhos de Agua se puede acceder a la playa de Falésia, primero subiendo por la cercana colina que sirve de límite natural a la playa de Olhos, y luego caminando por los acantilados al borde del mar que comunican ambas playas. Consejo: atentos a las mareas; nosotros pasamos por los acantilados en un sentido, pero no pudimos regresar porque la marea había subido cubriendo el “camino” entre ambas playas, por lo que tuvimos que regresar a Olhos de Agua por un camino alternativo (suerte de escaleras...) A pesar de los inconvenientes, el lugar ofrece una de las vistas más espectaculares del litoral sur de Portugal y bien merece tomar el riesgo de aventurarse a descubrir sus acantilados.  




Albufeira
       


      Localidad que se adapta a la caprichosa geografía de la zona y que se puede considerar como el verdadero epicentro turístico del Algarve portugués: decenas de restaurantes, tiendas, bares y pubs inundan sus calles, junto a los miles de turistas que alimentan la industria turística de la localidad. Albufeira supone el contrapunto, en cuanto a animación se refiere, a la tranquilidad ofrecida por Quarteira; debe de haber un punto intermedio entre ambas localidades…


Lagos
       Al sur de la localidad, en los Acantilados de Lagos, se puede disfrutar de las mejores, más hermosas y características vistas del litoral portugués. Las caprichosas formas que ofrece el escarpado litoral son el principal y más conocido reclamo turístico de la zona. Desde el mirador del faro de Ponta da Piedade se pueden hacer unos cuantos paseos sobre lo alto del acantilado para observar y maravillarse con las características formaciones rocosas que emergen del mar, dando lugar a formas fascinantes y cavidades horadadas por la fuerza del mar a lo largo de los años. En las proximidades se pueden visitar diversas playas enclavadas entre formaciones rocosas, como la Praia da Balanca o la Praia dos Pinheiros, sin duda la mejor carta de presentación de la región. Le peor, las hordas de barcas que surcan estas aguas e infestan las cavidades interiores de las cuevas, una actividad turística desmesurada que le quita mucho atractivo a este maravilloso enclave natural (que no es ni tan maravilloso ni tan natural cuando la vista solo alcanza a ver embarcaciones turísticas discurriendo entre las formaciones rocosas…una pena)









      Al final, como de costumbre, no descansamos todo lo que nos hubiera gustado...por suerte tenemos una nueva oportunidad en Junio; para la ocasión viajaremos a Reykjavik, una vieja conocida. ¡Ya veremos! Nos despedimos del Algarve con la misma imagen que nos recibió, la del Parque Natural da Ría Formosa