Los parques de atracciones siempre me han gustado (y lo siguen haciendo) Después de una temporada demasiado larga sin acudir a uno de ellos (desde que fui al Six Flags en Los Ángeles, uno de los mejores parques de montañas rusas del mundo, hace ya cuatro años) no había regresado a uno de estos "templos" de la diversión. Muy cerca de Colonia se encuentra Phantasialand, un parque de sobra conocido por M (aunque no tanto por mí - ¡pero volveré pronto! Espero...), que puede ser una buena opción para una escapada poco planificada, aunque resulta un tanto caro (45€ la entrada), así que explorando las posibilidades cercanas nos decidimos a ir a Efteling (https://www.efteling.com/en), en Holanda, a unos 200Km de Colonia. La carta de presentación del parque era buena y a priori ofrecía alicientes mas que suficientes para disfrutar de un día de diversión en un ambiente distinto, así que recién aterrizado de Zürich nos fuimos hacia Efteling a comprobar de primera mano las virtudes de este parque.
El parque tiene dos puntos débiles: accesos y horarios. El parque se encuentra prácticamente dentro de la localidad de Kaatsheuvel, y los accesos, al menos el día de nuestra visita, demostraron no estar a la altura del numero de visitantes que recibe este parque (altísimo para mi sorpresa) Tardamos algo mas de media hora en recorrer los últimos 500m que dan acceso al aparcamiento del recinto (10€/coche), sin saber muy bien cuál fue la causa de la demora, porque una vez dentro el aparcamiento estaba correctamente gestionado y el tráfico fue fluido. Una lección aprendida para posibles futuras visitas: tratar de ir con tiempo. El otro punto negativo se refiere al horario: que un sábado a mediados de septiembre el horario del parque sea de 10:00 a 18:00 resulta sorprendente, más aun teniendo en cuenta la afluencia de gente (que como ya he dicho fue toda una sorpresa, ya que no esperaba tantísima gente en el recinto) Una hora de cierre totalmente inapropiada.
Pero Efteling ofrece también muchos puntos positivos que justifican la visita; para empezar, el parque está muy bien cuidado, ofrece amplias zonas arboladas y resulta un autentico placer el pasear por el recinto, que es un verdadero vergel y mucho más grande de lo que pudiera parecer; de hecho no pudimos visitar el recinto completamente (en parte también debido a las colas que tuvimos que hacer para montar en las atracciones, de entre 20 y 45 minutos) y nos tuvimos que conformar con dar un pequeño paseo por la zona más infantil del parque. Al
margen del entorno, a pesar de que el parque no ofrece atracciones de primer nivel, sí cuenta con un buen puñado de atracciones en las que pasar un rato más que entretenido (aunque sea cortito, porque las atracciones son muy pequeñas y la duración difícilmente
supera los 90s) en buena compañía, como son:
- Joris en de Draak, una montaña rusa de madera en la que los dos coches compiten por cruzar en primer lugar la linea de meta (el bando azul ganaba sistemáticamente al rojo), una de las atracciones más divertidas y de mayor duración de todo el
parque.
- Baron 1898, la nueva incorporación de la temporada en el parque, una montaña rusa con una caída vertical de 37m que te llevaran al corazón de un mina que encierra secretos muy oscuros...¿te atreves a descubrirlos? La atracción estuvo cerrada buena parte de la tarde por avería, pero finalmente conseguimos probarla...y ¡descubrir los secretos de los mineros!
- De Vliegende Hollander, una de las atracciones más cuidadas del recinto (estéticamente hablando), una montaña rusa de agua que realiza parte de su recorrido sobre raíles y otra parte sobre el agua, con una cuidada ambientación y que recuerda a la atracción de los Piratas
del Caribe de Disneyland.
- Python, una montaña rusa tradicional, con loopings, giros y todo lo necesario para una buena descarga de adrenalina...concentrada, ¡eso sí!
- Bob, una original atracción a modo de coche de bobsleigh que discurre por una pista, sin carriles que lo guíen (a modo de tobogán de parque acuático), de lo más original del parque.
Al margen de las montañas rusas, el parque ofrece amplias zonas para el relax (incluyendo un hermoso lago con barcas para pasear) y la restauración (tipo buffet y comida rápida, pero a unos precios muy ajustados para tratarse de un parque de atracciones),
así como un mirador (La Pagoda), que te elevará hasta una altura de 45m desde la que se puede observar el parque al completo (más o menos, porque los frondosos arboles ocultan la mayor parte del parque) y una más que extensa área dedicada al entretenimiento
de los mas pequeños, una zona que apenas visitamos por falta de tiempo (el tiempo de espera en las atracciones limitó de forma considerable nuestro tiempo para explorar otras áreas)
Para finalizar la experiencia, el parque ofrece un espectáculo de sonido, luz y agua al cierre (18:15 y 18:45), de una duración de unos 12 minutos y que resultó ciertamente sorprendente y visualmente muy atractivo;
hubiera sido mucho más espectacular al atardecer o incluso por la noche, pero como ya comenté, el horario de apertura no es uno de los puntos positivos del parque.
Una visita más que recomendable si te encuentras por la zona y eres un apasionado de los parques temáticos, una forma diferente de pasar un día en Holanda.
Holanda nos despidió con un precioso atardecer a nuestra espalda |