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lunes, 13 de junio de 2016

Los Arribes del Duero


       Del mismo modo que Noviembre es el mes de la visita a los mercados navideños de Colonia, Mayo se está convirtiendo en el mes de las aventuras fluviales, de los trajes de neopreno y del turismo de montaña. Como ya sucediera en años anteriores conseguimos que las agendas de un grupo de amigos llegados de todas partes de España y Alemania (en nuestro caso) coincidieran para reunirnos en Villarino, en el Parque Natural de los Arribes del Duero, muy cerca de la frontera hispano portuguesa. Para la ocasión nos alojamos en la Casa Rural Arribes de Villarino (http://www.casaruralarribesdevillarino.es/, 30€/persona el fin de semana), un estupendo alojamiento con todo lo necesario para acoger hasta 12 personas, en seis dormitorios dobles, dos de ellos totalmente independientes del resto de la casa situados en la planta superior, y los otros cuatro en la planta principal de la vivienda (la mitad de ellos con baño propio), donde se encontraban las estancias comunes: comedor, cocina, terraza, patio con barbacoa...todo un lujo por ese precio. La excusa en esta ocasión era disfrutar de un día haciendo descenso de barrancos en la zona, pero la caprichosa climatología hizo que "mayo marceara", así que a pesar de disfrutar de un tiempo soleado y templado, sufrimos las consecuencias de las fuertes lluvias caídas en la zona durante las semanas anteriores, lo que hizo que la actividad de barrancos tuviera que ser suspendida debido al excesivo caudal en el río (el responsable de la empresa organizadora comentó a nuestro "focal point" en el grupo que no se veían ni los anclajes para las cuerdas en los márgenes del río de la cantidad de agua que bajaba), así que tuvimos que cambiar la actividad por un, a priori, más relajado paseo en piragua. Para ello nos desplazamos hasta Ciudad Rodrigo, sede de la empresa organizadora (www.turismo-activo.net), un poco alejado de Villarino, pero es que éste no era el plan inicial. Con respecto a la empresa organizadora, todo fenomenal por su parte: gestionaron el cambio de actividad de forma eficaz y nos devolvieron la diferencia con respecto al importe pagado (el descenso de barrancos costaba 30€ y las piraguas solo 20€), y hasta nos devolvieron el dinero de una plaza que al final no utilizamos en un tiempo récord, además de mostrarse muy simpáticos en todo momento (y nos mandaron las fotos del descenso que hicieron desde una piragua, algo que en otras ocasiones nunca llegamos a conseguir)



       A nuestra llegada, el ya tradicional desafío de enfundarse en el traje de neopreno y la consiguiente sesión de fotos, al término de la cual nos dirigimos en furgoneta unos kilómetros cauce arriba del río Águeda para comenzar el descenso en piragua. Las consignas de seguridad y unas prácticas de remo en seco...antesala de lo que nos esperaba en vista de nuestra destreza en el manejo del remo... Para hacer más interesante el descenso, lo hacemos en piraguas de dos ocupantes...algún osado incluso se atrevió a decir "¡estas no vuelvan ni haciéndolo a propósito!"... Lo dicho...muy atrevido. 


       En cuanto las piraguas comenzaron a salir, en orden una detrás de otra (bueno...lo de orden mas o menos...hicimos lo que pudimos), quedó claro que no iba a resultar tan fácil como presumíamos: en la primera corriente, la piragua que no volcó acabó bien en los matorrales o bien en la zona de remanso de un canal lateral que se había creado por el exceso de caudal...¡el comienzo fue todo un éxito, vamos! Y así, entre risas, vuelcos  y hasta choques contra los pilares de los puentes (sí, tal cual...¡hubo quien hasta empotró la piragua en un pilar de un puente y la dejó allí a su suerte!) discurrió nuestro descenso por el río Águeda: hubo quien demostró ser un experto en eso de descender en posición de seguridad por el río (sin piragua, claro), otros mostraron su lado más altruista y se deshacían de los remos sistemáticamente, por si alguien aguas abajo los pudiera necesitar más, y quien pasó más tiempo tratando de subir a la piragua que sobre ella. Un trayecto de apenas 5Km que seguramente en condiciones normales se podría haber hecho en unos 15-30 minutos pero que a nosotros nos llevó algo más de hora y media...por aquello de amortizar los 20€ pagados por la actividad :-) ¡Muy divertido, recomendado al 100%!





       






      Al término de tan exigente descenso, disfrutamos de la bebida y tapa en el bar del local, incluida en el precio de la actividad, nada mejor para despedirnos de Ciudad Rodrigo y poner rumbo a Villarino, donde una estupenda comida nos esperaba, a base de especialidades de la tierra: callos, cangrejos y una parrillada para poner el punto y seguido. 


Salir de la piragua finalmente fue de lo más complicado de la actividad ;-)

       Sin descanso nos dirigimos al Pozo de los Humos, situado a apenas 18km de Villarino en dirección a Masueco, y a la que se accede después de un paseo de unos veinte minutos desde el aparcamiento de coches. Con las abundantes lluvias caídas el espectáculo se antojaba formidable, pero resultó un tanto decepcionante. El salto, de unos 50m de altura, se puede ver desde dos lugares: desde uno de  ellos se "siente" más el salto de agua, y desde el otro se ve realmente, aunque en la distancia - al que fuimos, en Pereña de la Ribera. Quien había visitado primero el otro punto de observación nos comentó que no merecía la pena la caminata para lo que luego se ve. Desde donde estábamos nosotros tampoco es que se viera mucho, ya que el salto queda muy, demasiado, lejos y no se aprecia su fuerza. Y eso que iba cargado de agua...de otra forma no sé qué hubiéramos visto. Un tanto decepcionados con la vista emprendimos el regreso a la casa rural para "disfrutar" del espectáculo de Eurovision...




       Quienes pudieron prolongar la estancia un día más visitaron el salto del Pozo Airon, también en la zona, y a juzgar las fotos con las que me bombardearon parece ser que fue la opción correcta ya que parece mucho más espectacular que su vecino. 


     Para completar la experiencia, muy cerca de Villarino también se puede visitar la presa del embalse de Almendra, una auténtica obra de ingeniería que pasa por ser uno de los principales reclamos de la zona para hacer una breve parada. La presa, de 200m de altura, es la más grande de España, y el embalse uno de los de mayor capacidad de la geografía española. 


     En definitiva, un fin de semana muy completo que respondió, de nuevo, a las expectativas, y es que siempre es un placer compartir tiempo con este grupo de amigos ¡Hasta la próxima!

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