Islandia. Tantos años habiendo querido visitar esta enigmática tierra de fuego y hielo y, casualidades del destino (o no), me encontré de nuevo a bordo de un avión con destino a la capital más septentrional del planeta tan sólo nueve meses después de mi primera y completa visita a uno de los lugares que mas me han fascinado de cuantos he tenido la inmensa fortuna de visitar (http://elviajerodelasnubes.blogspot.de/p/islandia-recorriendo-la-isla.html) En esta ocasión la agenda era mucho mas relajada; bien es cierto que durante la visita nueve meses atrás quedaron pocos puntos de la isla por visitar (¡de los considerados "imprescindibles" no dejamos ninguno pendiente!), pero siempre hay lugares nuevos que descubrir o redescubrir con otra mirada.
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HARPA, sede de la orquesta sinfónica islandesa y de la ópera islandesa |
En esta ocasión viajé, en muy buena compañía, en vuelo directo de Germanwings (ahora Eurowings...) desde Colonia, mucho mas confortable y puntual que en la ocasión anterior con Vueling. A bordo del A319, a la una de la madrugada el sol aún se alza sobre el horizonte. Una sensación extraña, ya que hay más claridad que la que había casi tres horas atrás cuando salimos de Colonia. Durante el vuelo pude asombrarme, fascinarme y disfrutar de la indecisión del sol, que ofreció el magnífico y único espectáculo de un atardecer continuo de tres horas de duración, un atardecer que bien podría haber sido también un amanecer, ya que el sol, lejos de desaparecer entre las nubes, parecía querer alzarse sobre el horizonte, declarando su hegemonía sobre la noche...al menos en esta época del año, a esas latitudes y a esa altitud. Ya había disfrutado el sol de medianoche anteriormente, pero en esta ocasión pude hacerlo a 11000m de altura...¿se puede pedir más?
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Medianoche y con luz, una constante durante la visita |
Finalmente, y propiciado también por el descenso del avión hacia nuestro destino final en Keflavik, el sol parece rendirse y sucumbir a su ocaso, aceptando su destino después de haber mantenido, eso sí, una igualadísima y preciosa contienda para disfrute de aquellos (pocos pasajeros) que permanecimos pegados a las pequeñas ventanas ovaladas del A319 observando el espectáculo; ventanas que como suelo decir, marcan el límite entre la realidad y la fantasía de quien mira a través de ellas con la mirada ilusionada de quien disfruta cada vuelo como si fuera el primero, algo que no deja de ser verdad en cierta medida, ya que no hay dos vuelos iguales. A mis "taitantos" años y con cientos de vuelos a las espaldas (y los que me puedan quedar, que espero sean muchos más), aún sigo encontrando motivos de ilusión en cada experiencia de viaje.
Ya instalados en nuestro coqueto apartamento en el centro de Reykjavík (alquilado a través de www.airbnb.de, al precio de 100€/noche), tiempo para descansar y emprender un fin de semana extendido que a la postre fue algo mas ajetreado de lo inicialmente esperado. En mi anterior visita a la capital islandesa pude disfrutar y descubrir sus animadas calles durante un par de días; la mayoría de los puntos de interés ya habían sido visitados, pero siempre hay algo nuevo que descubrir en una ciudad en continuo cambio como Reykjavík, y lugares ya conocidos que redescubrir con otra mirada, en otra compañía. Con la calle Laugavegur como epicentro de todos los recorridos por la ciudad, pude disfrutar de nuevo del ambiente de sus comercios, de sus animados restaurantes y bares, y de los icónicos lugares de la capital, como la catedral de Reykjavík - un modesto edificio que data de 1787 y que se alza junto al edificio del Parlamento - , el ayuntamiento, la iglesia luterana de Hallgrímskirkja - uno de los símbolos de la ciudad -, el Harpa, pasear al borde del mar...una ciudad con un encanto especial, con personalidad propia.
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Oficina del Primer Ministro |
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Catedral de Reykjavík |
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Iglesia luterana de Hallgrímskirkja
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Escultura El viajero del Sol |
A la lista de lugares visitados se unieron la Perla, un centro cultural situado en un alto, a las afueras de la ciudad y que ofrece unas de las mejores vistas de la capital desde su mirador circular exterior; en su origen era un espacio dedicado al almacenamiento de agua caliente de origen geotérmico. En la actualidad acoge un par de tiendas de recuerdos y un restaurante en su planta superior, además del ya mencionado mirador panorámico (acceso gratuito)
También visitamos la zona costera de Fjördur, al sur de Reykjavík, con su puerto pesquero y el hotel vikingo (en la calle Strandgata) como principales reclamos. Más allá de los puntos de interés visitados, en esta ocasión además contamos con la compañía de una persona casi autóctona de la isla por los años que lleva viviendo allí y de una islandesa, una experiencia impagable, ya que nos permitió descubrir un buen puñado de sitios interesantes en los que comer y tomar una cerveza en ambientes alejados de los tradicionales circuitos turísticos (¡gracias a Hildur y Carlos!) Entre ellos me quedo con el Vitabar, situado muy cerca de la Hallgrimskirkja, en la confluencia de las calles Vitastígur y Bergbórugata, donde disfrutamos de una estupenda comida (filete de ternera perfectamente preparado y con una completa guarnición y cerveza Viking de medio litro por 3100 ISK), el Svarta Kaffi, en Laugavegur 54, donde disfruté de una curiosa, sabrosa y completa cena a base de sopa servida en un pan vaciado y empleado a modo de plato hondo para la ocasión, el Kaldi bar, en Laugavegur 20b, donde sirven unas estupendas cervezas islandesas (de Akureyri), o el Sky Lounge & Bar, en la octava planta del hotel Center Hotels frente al Harpa, donde a una buena cena se le une el atractivo de unas estupendas vistas de la zona costera y portuaria de la ciudad. Sin duda toda una experiencia y un placer el haber podido disfrutar de estos lugares durante la visita.
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Strandgata |
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Viking hotel, escultura del dios vikingo Thor |
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Interior del Harpa |
Para terminar con el recorrido de los puntos visitados en Reykjavík y alrededores, un par de descubrimientos más: al Oeste de la ciudad se encuentra la península de Grotta, una zona que, además de albergar el faro que lleva el mismo nombre, también es una reserva natural de numerosas especies de aves. Debido al espacio protegido de éste área, no nos fue posible acceder al recinto ya que se encuentra cerrado del 1 de Mayo al 15 de Julio por protección de las aves (en período de cría), así que nos tuvimos que conformar con verlo en la distancia. Y finalmente, la residencia del presidente del país, una bonita construcción en medio de una península, y cuya principal característica son las impresionantes medidas de seguridad puestas en marcha a fin de garantizar la seguridad y privacidad del Primer Ministro: un cartel a la entrada del recinto junto al aparcamiento advierte de la zona que no se debe traspasar. Ni rejas, ni guardias...un simple cartel, y la gente lo obedece y no invade la propiedad. Ciertamente cuando viajas y ves este tipo de cosas te das cuenta de cuánto hemos de aprender aún de nuestros vecinos del norte; no me imagino el acceso a la Moncloa o a la Zarzuela con un simple cartel como medida disuasoria a fin de preservar la privacidad de nuestros "dirigentes"...
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Grotta |
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Las infraestructuras ferroviarias en Islandia no están muy desarrolladas; en la imagen, el tramo más largo de
vía férrea jamás construido en Islandia (Geirsgata, zona del puerto) |
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Reykjavíkurtjörn, el lago del ayuntamiento |
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Restaurante con el tradicional techo de turba, en Frakkastígur |
La excursión del fin de semana por los alrededores de Reykjavík discurrió por Reykjanes, una zona ya visitada parcialmente en Septiembre, pero que, en compañía de nuestro guía ofreció algunos puntos más de interés desconocidos hasta la fecha. El emblema turístico de esta zona es el Blue Lagoon, que no visitamos en esta ocasión (con el precio que tiene entrar, visto y disfrutado una vez, ¡más que suficiente!) Visité de nuevo la zona geotérmica de Krýsuvík - Seltún, con sus fumarolas, pozos de agua hirviendo y aromas de azufre característicos, un paisaje espectacular que no por conocido deja de sorprender y fascinar. La visita continuó en Gunnuhver, vigilado en la distancia por el faro de Reykjanes, otra zona de actividad geotérmica muy activa desde cuyos miradores y pasos elevados se tienen una vistas espectaculares de la zona. El nombre de Gunnuhver deriva del de un fantasma, Gunnu, cuya única posesión - un cazo de cocina - fue tomada por el propietario de la vivienda en la que habitaba cuando Gunnu no pudo pagar la renta. Gunnu, enfadado por haber perdido todo cuanto tenía, dejó de comer y murió. En el camino hacia el cementerio, la persona que llevaba el féretro notó que éste se volvió muy ligero, y mientras se cavaba la tumba, la gente escuchó voces que decían "no hay necesidad de cavar, no voy a estar mucho tiempo". Era el espíritu de Gunna, que al día siguiente se vengó del propietario de su vivienda, que apareció muerto con todos los huesos fracturados. Después de aquel acontecimiento, la península al completo cayó bajo el poder de Gunna: la gente enloquecía y aquellos que veían al espíritu morían. Para librar a la región de Gunna, la gente local acudió a un pastor, que les entregó una bola de hilo que debían usar par que Gunna corriera tras el cabo suelto de la bola; la bola lo conduciría a un pozo del que no podría salir. Aún hay gente que dice escuchar los gritos de Gunna corriendo tras el cabo suelto de hilo.
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Gunnuhver y el faro de Reykjanes |
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Seltún |
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Seltún |
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Gunnuhver |
Para reponer fuerzas, nada mejor que otro de esos platos típicos locales, una estupenda sopa de langosta (¡exquisita!), acompañada del tradicional pan con mantequilla islandesa, en Grindavik, en el restaurante Bryggian, en un modesto local situado frente al muelle. Y para terminar el recorrido antes de emprender el regreso a Reykjavík, visita al puente ente continentes, una de esas curiosidades que quedaron pendientes en la primera visita a la isla, principalmente por falta de tiempo. El puente se asienta sobre los bordes de las placas Americanas y Eurasiáticas, que se separan a razón de dos centímetros al año. El puente, que no deja de ser una turistada, permite al visitante poner sus pies sobre dos "continentes" (al menos geotectónicamente hablando) casi al tiempo...pude visitar el continente americano y regresar al europeo al menos 4 veces en unos pocos segundos...el tiempo que me llevó saltar de una placa a la otra, lo que tardé en cansarme de andar dando saltos sobre el puente como un chiquillo (la edad....)
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Grindavík |
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Con la energía proporcionada por la sopa de langosta, soportar el puente entre las placas tectónicas estaba "chupado" |
La experiencia concluyó con una formidable cena organizada por los familiares de nuestra anfitriona islandesa a base de langosta y asado de cordero, regado con estupendos caldos de la Ribera del Duero, un menú digno de un restaurante con estrella Michelín, pero en un ambiente mucho mas entretenido e informal.
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Aeropuerto de Kéflavik, 0200am, aún con luz y con el sol asomando entre las nubes al despegar |
Con una hora de retraso salimos de Reykjavík, en torno a las dos de la mañana hora local, con la claridad inundando el ambiente. Tan pronto ascendimos por encima de las primeras nubes, el amanecer se mostró ante nuestros ojos (había cambiado los asientos al otro lado de la cabina respecto a los ocupados durante el vuelo de ida, con la esperanza de disfrutar de un espectáculo similar al disfrutado durante el vuelo de ida...¡y así fue!), y en esta ocasión fue el amanecer quien nos acompañó durante las tres horas de recorrido hasta nuestra llegada a Colonia, de regreso a la monotonía del día y la noche en sucesión continua. El viaje terminó como empezó: mirando a través de aquellos "óvalos mágicos", disfrutando del espectáculo y de la compañía de la persona que me acompañó durante el fin de semana y que se sentaba a mi lado, dando forma a esta nueva entrada del blog, y comenzando, como de costumbre, a planificar la próxima escapada de vacaciones (¡que de viajes de trabajo ya voy servido!)...de momento aún sin definir, ¡pero algo llegará antes de la temporada de viajes de Otoño - Hakuna Matata!
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Vista de uno de los glaciares de Islandia al amanecer desde el avión |