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¡Despertar con esta vista es un auténtico lujo! |
Sol. Agua. Montaña. Una combinación de elementos que prácticamente asegura el éxito de cualquier actividad que se desarrolle en estas condiciones. Si a ello se le añade el entorno único de los Pirineos y se le suma un grupo numeroso de gente, de buena gente, el resultado es un completo fin de semana de esos que no se olvidan, aunando naturaleza, deporte y diversión, mucha diversión. La excusa en esta ocasión era realizar rafting en el río Ara, uno de los más atractivos, si no el más, de cuantos rafting se pueden hacer en nuestra península. Después de un par de intentos fallidos para bajar el tramo alto (en una ocasión no fue posible por falta de agua y en otra por exceso...), la tercera intentona se presentaba como la oportunidad de lograr lo que hasta entonces se me había resistido. Y es que el Ara es un río salvaje, sin presas que lo regulen (afortunadamente), un río que se alimenta de las aguas procedentes del deshielo y de las lluvias, lo que añade una elevada dosis de incertidumbre a la actividad. El punto de encuentro con el grupo de intrépidos llegados de distintos puntos de la península (Palencia, Valladolid y Granada) fue Torla, una hermosa localidad oscense enclavada a los pies de los Pirineos en un paraje de extrema belleza, siendo además la puerta de entrada al Parque Natural de Ordesa. Torla tiene muchos atractivos, pero el ambiente nocturno para salir a tomar algo no es su punto fuerte, así que tuvimos que organizar la fiesta en el apartamento alquilado para la ocasión...¡una buena preparación para la actividad del día siguiente!
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De celebración...¡nunca es tarde! |
El rafting se inicia a la altura del camping de Ordesa, situado a poco menos de un kilómetro al norte de Torla, que también fue el punto de encuentro con la empresa organizadora, eseraventura (www.eseraventura.com) Hay que decir que la organización por parte de la empresa dejó bastante que desear, ya que no ofrecen un lugar en el que cambiarse y ponerse el neopreno (imprescindible para afrontar el rafting en las turquesas y gélidas aguas del Ara); el aparcamiento al borde de la carretera se convierte en un vestuario improvisado, el punto de partida que marca el inicio del descenso hacia el río. El descenso en rafting entre Torla y Broto, con rápidos de categoría 4, sólo es posible si la profundidad del río en la zona de referencia, donde miden la profundidad las empresas organizadoras, está entre 1,6 y 2,2 metros, siendo 2,0 metros la cota óptima. 1,8m el día del descenso, ¡vamos allá!
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El grupo de intrépidos listos para la diversión |
Equipados y tras recibir las consignas de seguridad, ¡toca comenzar la actividad! El hipnótico color del agua del río, potenciado por el sol que no faltó a la cita, invitan a un chapuzón en cualquier momento, chapuzón para el que no necesitarás salir de la barca ya que las olas de los rápidos y los saltos del río se encargarán de llevar el agua hasta ti. El tramo entre Torla y Broto, de cinco kilómetros, es una continua sucesión de rápidos y saltos en los que sin duda disfrutarás y lo pasarás en grande. Tras salvar una presa a pie, que no es tal, el río ofrece varios rápidos de categoría cuatro que pondrán a prueba tus dotes para remar al tiempo que el río se abre paso entre los estrechos cañones en un entorno espectacular. Tres horas de descenso que te sabrán a poco: tres horas de diversión, de naturaleza y de actividad, con baño y descenso en posición de emergencia por uno de los saltos (actividad voluntaria) incluido. Hasta la fecha, el mejor rafting del que he podido disfrutar, ¡recomendable 100%!
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En uno de los rápidos del tramo, ¡conseguimos salvarlo con éxito! |
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Al atractivo de la actividad se une un entorno espectacular |
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Afrontando el descenso de un rápido en posición de emergencia sin barca |
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Antes de ser 'tragado' por el rápido...¡sacié mi sed en la inmersión! |
Concluida la actividad llega el momento de reponer fuerzas...¡y vaya si lo hicimos! En el restaurante asador "la cocinilla" (www.apartamentostorla.com), de Torla, disfrutamos de una estupenda comida (caracoles, ensalada y chuletón de buey) en su fantástica terraza con vistas a la montaña. Y es que el lugar, además de una buena cocina ofrece un servicio excepcional, así que fue uno de los "descubrimientos" de la escapada. Si tienes oportunidad de visitar la zona no olvides reservar tiempo para darte un auténtico homenaje en este asador.
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¡Excepcional chuletón para reponer fuerzas! |
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Los cangrejos los llevaron "puestos" los palentinos |
Después de una frugal comida, nada mejor que un paseo por Torla y sus alrededores para descubrir algo que ya habíamos intuido - la belleza del lugar - y algo que nos recordaron estando allí: que los pastos son para las ovejas, ¡no para las personas! Total, por un saltito de nada...
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Preciosa estampa de la iglesia de Torla, una pequeña muestra de la belleza del lugar |
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¡Un clásico que no puede faltar! |
Al día siguiente, aprovechando el buen tiempo y atraídos por la belleza del entorno y un intenso cielo azul que invitaba a salir a descubrir el Parque Natural de Ordesa, nos lanzamos a una de las actividades más afamadas de la zona. En el Parque Natural de Ordesa, a unos 9km de Torla, se inicia en sendero que conduce a la conocida "cola de caballo", un salto de agua situado al final de un camino que termina en un circo montañoso semicircular. La ruta, de 17Km en total y que salva un desnivel de 600m, discurre en su primera parte por un terreno boscoso, sombrío y sin espacios abiertos, un sendero en continua ascensión (si bien la ascensión es ligera y se cubre con facilidad) La ruta está bien señalizada y no resulta excesivamente exigente desde el punto de vista físico (¡salvo si decides hacerla a paso de legionario y haces el recorrido de vuelta en una hora y media!)
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Cascada de la cueva |
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Cascada del estrecho, un espectáculo natural de luz y agua |
Durante el camino podrás deleitar la vista con espectaculares saltos de agua, como "la cueva" y "el estrecho", cascadas de las que podrás disfrutar aproximadamente una hora después de comenzar la ruta. A medida que el camino avanza y asciende, la senda se va abriendo progresivamente, hasta llegar al punto más espectacular de la ruta (al menos para mi), las gradas de Soaso, saltos de agua escalonados que ofrecen lugares inmejorables para disfrutar de un tentempié durante la subida y disfrutar de un bocadillo de chorizo (Palentino) digno del mejor restaurante, ¡cómo se disfruta la comida en un entorno así y en buena compañía!
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Las gradas de Soaso, uno de los puntos fuertes de la ruta |
Finalizada la ascensión el circo se muestra ante nuestros ojos, pero aún habrá que caminar durante una media hora más por la llanura antes de poder acceder al salto de la "cola de caballo" El esfuerzo ha merecido la pena, aunque en esta ocasión no todos los que comenzamos la subida llegamos al final del recorrido.
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"La cola de caballo" |
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¡Reto superado! |
Un descenso de plusmarca y de nuevo a reponer fuerzas en "nuestro" restaurante preferido. Para mi supuso el final del fin de semana, de nuevo al volante para cubrir los 500km hasta Madrid (un paseo comparado con los 1400km que había conducido unos días atrás para llegar a Torla desde Colonia) donde tocaba trabajar el lunes. Para el resto del grupo, los más afortunados, un día más de disfrute en este paraíso de la naturaleza al pie de los Pirineos. Una nueva sorpresa (la enésima) de las maravillas que ofrece nuestro país y que en ocasiones no valoramos como merece.