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sábado, 22 de febrero de 2014

El lobo de Wall Street

      Hace unos días fui al cine (en la noche del cine Español a mí se me ocurrió ir a una sala a ver una producción americana, ¡qué desfachatez!) Para lo larga que es la película - algo más de tres horas - el contenido y la sinopsis de la misma se puede reducir en una simple frase: película predecible, de un tema explotado hasta la saciedad y que no ofrece nada nuevo. Una película más sobre el tan conocido sueño americano, donde parece que el que no se hace rico es porque no quiere, no porque no pueda, adornada con una lluvia de drogas, mujeres despampanantes, lujos y excesos, pero que en el fondo cuenta la simple historia, en primera persona, de un charlatán que desde la humildad y por necesidad se lanza a la aventura de los mercados de valores en los años 80,  consigue triunfar hasta límites insospechados (su éxito aumenta en la misma proporción en que las prácticas utilizadas para conseguir tal fin se vuelven más ilegales), para luego perderlo todo, pagar por sus errores y empezar de nuevo a ponerlo todo en marcha...¿te resulta familiar?

       A la película le sobran muchas cosas, entre ellas 80 minutos de metraje, y le falta una idea original que contar para convencer al público. Sólo Di Caprio salva esta cinta, con una buena interpretación cargada de matices y sensaciones, y el guión, que desde mi punto de vista es uno de los puntos fuertes de la película. Por el resto, nada reseñable (luego vendrán los académicos para encumbrar la cinta como la triunfadora de la edición de los Óscar 2014, pero como no soy académico me permito la licencia de expresar mi opinión aún a riesgo de que no sea compartida por muchos de los que hayan visto la película). El sello de Scorsese se insinúa en muchas escenas de la película, aunque en general yo no la incluiría en la lista de grandes éxitos de este genial director. Las drogas y el sexo como recurso fácil para llenar minutos y minutos de la cinta desmerecen un poco el resultado final.

       En definitiva, una película que no me ha aportado nada nuevo y de la que me esperaba algo más (vamos, que me podía haber ahorrado los 6€ de la entrada) Espero vencer la tentación de invertir en bolsa mañana por la mañana en cuanto abran los mercados...pero si no lo consigo, ¡ya sabréis de mi cuando me haga millonario en un par de meses!

Ice Hockey: ni fu ni fa

        Lanxess Arena (Köln). El equipo de ice hockey local, los tiburones de Colonia, se enfrentan a los osos de Wolfsburgo. Mi primer partido de hockey sobre hielo (del cual he de reconocer que no sabía ni las reglas del juego...¡un partido jugado a tres tiempos, de veinte minutos cada uno, con descansos de 18 minutos! raro, raro..) Acudí en compañía de un buen amigo, para ver cómo era eso del hockey hielo, el estadio, el ambiente...para pasar un rato agradable en definitiva. El estadio me gustó mucho. Es un estadio tipo multiusos, en el cual lo mismo te organizan un concierto, que te ponen pantallas gigantes para ver los partidos del mundial o se juegan los partidos de la liga alemana de hockey hielo.
 
        No sé si el partido era importante o no, pero el Lanxess estaba completo (algo que también se explica echando un vistazo a los más que razonables precios de las entradas, ¡parecidos a los de la liga española de fútbol!) Mas allá del resultado (los locales perdieron 0-3) y del juego desplegado (muy rápido, sin apenas interrupciones, muy dinámico en cuento a la rotación de jugadores y menos violento de lo que se suele ver en la televisión), me llamó la atención la ´frialdad´ del público alemán. Por momentos no sabíamos si estábamos en un partido o en el cine...los españoles dando guerra con los palitos para animar y los alemanes...¡no sé muy bien qué hacían los alemanes!
 
       La experiencia mereció la pena y lo pasé bien, pero he de reconocer que no creo que me saque el abono de los Kölner Haie para la próxima temporada. Y menos después de comprobar que en el último tiempo del partido no pasa el hombre del caldero vendiendo cerveza, ¡esto no pasaría en España!