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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Las islas Lofoten, el paraíso nórdico

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     Las islas Lofoten son un archipiélago compuesto por más de 2000 islas situadas a unos 200 Km por encima del círculo polar ártico en Noruega; bañadas por cálidas corrientes marinas, las islas gozan de un clima mucho más benévolo de lo que su situación geográfica podría sugerir. Junto al turismo, la principal actividad económica de las islas la constituye las pesca del bacalao (los secaderos de bacalao proliferan en prácticamente cada localidad de las islas). Las Lofoten entraron en mi radar de viajes hace un par de años, pero el viaje solo ha podido hacerse realidad en Septiembre de éste año, una vez que las restricciones a los viajes se suavizaron (al menos para viajes intra-europeos). Vaya por delante que el viaje me ha dejado un sabor un tanto agridulce, no tanto por la innegable e incuestionable belleza de la zona, sino por la adversa climatología que nos acompañó, para nuestra desgracia, durante casi todos los días del viaje, lo que nos impidió disfrutar del entorno tanto como nos hubiera gustado. Y es que con sol, todo cambia: los cielos grises nos mostraban un paisaje bonito, sin duda, pero a la luz del sol ese mismo paisaje era como sacado de una postal, con aguas de intenso color azul y preciosas formaciones montañosas emergiendo de las profundidades del mar. Y es que si el tiempo siempre es un factor importante en todo viaje, cuando el viaje es a un destino de naturaleza, la climatología se vuelve aún más determinante. Nos llovió todos los días (menos el último, claro...), algunos días no dejó de llover prácticamente en todo el día, y en otros pudimos disfrutar de momentos de sol (los menos), que tratamos de aprovechar tanto como pudimos, momentos suficientes para comprobar de primera mano por qué éstas islas son tan conocidas, apreciadas y visitadas en el norte de Europa, momentos que sembraron el germen para una futura visita con la esperanza de gozar de un mejor clima (al fin y al cabo, no son tan inaccesibles...¡y las islas nos deben una!). 

       Nuestro viaje comenzó realmente al norte de las islas Lofoten, en Andenes, que no forma parte de las Lofoten como tales, pero adonde fuimos con la esperanza de poder avistar ballenas, actividad que no pudimos completar por los fuertes vientos que llevaron a la empresa organizadora a cancelar todas las excursiones durante varios días. Sabiendo que la excursión no se iba a realizar (nos enteramos nada más aterrizar), empleamos el día de viaje hasta Andenes para descubrir un poco la zona, haciendo paradas por el camino y realizando, entre fortísimos vientos, nuestra primera ruta improvisada de senderismo de media montaña. Tuvimos que improvisar sobre la marcha, pero no se nos dio nada mal la improvisación, la verdad. Ya en Andenes, la noche nos regaló un espectáculo de auroras boreales: mágicas, enigmáticas, cautivadoras.





       Desde Andenes nos dirigimos hacia el sur, y ya en la carretera E10, que es la que conecta todas las islas por medio de puentes y túneles, nuestra primera parada fue Svolvaer, epicentro turístico del norte de las islas, conocida por su actividad pesquera (bacalao) y el lugar elegido como nuestra base para explorar la zona: visitamos la pintoresca localidad de Henningsvaer (conocida como la Venecia del norte...¡otra más!), completamos rutas de senderismo y visitamos algunas de las playas más hermosas, románticas y misteriosas de Noruega en las cercanía de Leknes.







       Y de Svolvaer, la capital del norte de las islas, nos desplazamos a Reine, el epicentro del sur, más concretamente a Hamnoy, localidad que pasa por ser la imagen más conocida de las islas Lofoten, con sus características cabañas rojas suspendidas en pilones de madera mirando al mar, en una de las cuales nos alojamos durante tres noches para explorar la zona: pudimos disfrutar de vistas que enamoran y de los colores del otoño, en pleno apogeo durante nuestra visita en la zona, visitamos el pueblo que tiene posiblemente el nombre más corto del mundo y el tradicional y fotogénico pueblo pesquero de Nusfjord. Sin duda, atractivos no le faltan a la zona; hubo mucho más, y aún así...¡nos quedaron tantas cosas pendientes!










       Espero haberte dado motivos suficientes para que me acompañes en el viaje y accedas a la crónica completa; si quieres conocer todos los detalles, te invito a que accedas a través del menú de páginas situado a la derecha (si accedes a través de un ordenador o versión web), haciendo click AQUI o pinchando en el siguiente enlace:

Islas Lofoten

       Permanece atento, porque Noruega fue solo el punto de partida de un mes muy viajero, al que siguieron destinos como Irlanda, Inglaterra y Estados Unidos en Octubre ¡Hasta pronto!