El último viaje profesional del año (menudo añito de viajes...) me llevó a visitar Lima en Diciembre, el cuarto salto transatlántico del año. Hace justamente diez años de mi primera visita a Lima, también por motivos profesionales. En aquella ocasión, el viaje surgió de manera totalmente improvisada y de una semana para otra (literalmente) me vi cogiendo un vuelo con destino a la capital peruana. Aquella premura en la organización del viaje me privó de visitar uno de esos lugares que siempre he querido visitar (soy un amante de las piedras, ¡qué le vamos a hacer!), y me prometí que si volvía a tener la oportunidad de viajar a aquellas latitudes, no desaprovecharía la oportunidad (por segunda vez) de visitar Machu Picchu. A pesar de que las condiciones de éste último viaje profesional del año no eran las mejores (con otra actividad profesional en Turquía la semana previa a mi viaje, sin posibilidad de ampliar la duración de mi estancia en Perú y con una agenda de viajes desde las vacaciones de verano que no me ha dado respiro), decidí lanzarme y cumplir la promesa que me hice a mí mismo hace 10 años, y tan pronto como se confirmó mi viaje a Lima me puse a organizar la visita a la ciudadela Inca. Las condiciones bajo las cuáles se visita Machu Picchu hoy en día son mucho más restrictivas que las que había hace tan solo unos años atrás (el precio del turismo de Instagram - por fortuna no tengo ni cuenta), lo que hace pensar que en este tipo de lugares, cuanto antes se visite, mejor (por lo que pueda pasar). Visitar Machu Picchu requiere tiempo...y dinero, mucho dinero. Llegar a Aguas Calientes no es barato, y todo está orquestado para sacar el máximo rédito económico a un emplazamiento que simplemente está allí porque los Incas decidieron vivir en un lugar privilegiado. Pero la visita bien merece cada euro que emplees en visitarlo (al menos a mí me ha compensado), pero de los costes te hablo en la crónica completa del viaje.
La primera parada de mi viaje fue Cuzco, punto de partida y final de casi todas las excursiones a Machu Picchu. Cuzco es una preciosa ciudad cuyo centro histórico mantiene toda la esencia de su pasado colonial; la porticada Plaza de Armas es el epicentro de la actividad turística y muestra los mejores ejemplos de las construcciones hispánicas, como la Catedral o la Iglesia de la Compañía de Jesús, dos bellísimos ejemplos de construcciones coloniales. En los soportales de la plaza y las calles adyacentes la actividad es vibrante, con multitud de restaurantes, hoteles y albergues para todos los bolsillos. Una localidad que bien merece una visita.
Desde Cuzco se puede llegar a Ollantaytambo en autobús; Ollantaytambo es lo más parecido a una ciudad Inca en la actualidad. La pequeña localidad se ubica en un enclave privilegiado, rodeado de montañas y construcciones incaicas que sobreviven al paso del tiempo amarradas a las pendientes montañosas, una localidad donde el tiempo parece haberse detenido: es un placer caminar por sus pedregosas y estrechas callejuelas regadas por los canales que usaban los incas para transportar el agua tiempo atrás, contemplar la actividad local y dejarse seducir por la gastronomía local en uno de los muchos restaurantes de la Plaza de Armas. Ollantaytambo es una localidad de paso para la mayor parte de los viajeros que llegan desde Cuzco y se apresuran a tomar el tren con destino a Aguas Calientes, pero una pausa en el camino (antes o después de visitar Machu Picchu) será muy reconfortante para el viajero por todo lo que la localidad puede ofrecer.
La penúltima parada antes de llegar a Machu Picchu es Aguas Calientes (también conocido como Machu Picchu Pueblo), a donde se puede llegar desde Ollantaytambo en tren (la opción más cara y segura), o en autobús (mucho más barato y peligroso). Aguas Calientes no ofrece mucho, la verdad. Ubicado en un enclave privilegiado, rodeado de montañas, el pueblo es un sitio de paso para los visitantes de Machu Picchu y todo ha sido creado para satisfacer la demanda turística: el pueblo es un conglomerado de restaurantes, hoteles, bares y oficinas de servicios turísticos que apenas dejan sitio para que los habitantes locales desarrollen su actividad al margen de Machu Picchu (si es que hay alguien en Aguas Calientes que no viva de la ciudadela Inca).
Para acceder a la ciudadela aún hay que tomar un autobús que emplea una media hora en recorrer la zigzagueante carretera que lleva a las puertas de Machu Picchu. Pero cuando llegues allí y veas frente a ti la ciudadela y la grandeza del entorno natural en el que se ubica sabrás que cada minuto y cada euro empleado en llegar hasta aquel recóndito lugar ha merecido la pena. El enclave en el que se asienta Machu Picchu es simplemente único. Ésto, y la calidad de las construcciones que han llegado hasta nuestros días demuestran que estamos hablando de una civilización diferente; aún hoy es un misterio saber cómo se construyó semejante ciudad en un entorno tan inaccesible, y la función y significado de muchos de los edificios que allí se alzaron. Machu Picchu está rodeado de misterio, de secretos sobre la vida y la cultura de una civilización sobre la que, me aventuro a decir, no sabemos apenas nada. Al margen de ésto, el enclave es soberbio. En la zona se pueden hacer unas cuantas excursiones opcionales (incluidas en la entrada, en función de cuál hayas comprado), y cada una de ellas ofrece una visión única y distinta de un enclave sin igual. Sin duda uno de esos sitios de los que no quieres moverte, pero al final hay que hacerlo. El único consuelo es la esperanza de volver de nuevo en el futuro, con la lección aprendida, y es que hay unas cuantas cosas a tener en cuenta si te embarcas en ésta aventura, consejos y datos que desarrollo en la crónica completa del viaje (¡ahora no tienes más remedio que leerla!).
Si quieres saber más sobre el viaje o cómo organizar una visita a Machu Picchu por libre, te invito a que leas la crónica completa del viaje, a la que puedes acceder a través del menú de páginas situado a la derecha de la página (si accedes con un Pc), a través del siguiente enlace pinchando AQUI, o a través del siguiente enlace (si accedes desde cualquier dispositivo):
Ya sabes...¡disfruta del viaje y hasta pronto!