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sábado, 15 de diciembre de 2018

Indonesia (Parte 5): Templos y cataratas de Bali; llamas azules del volcán Ijen



      Una nueva visita a Indonesia, y una nueva oportunidad para (re-) descubrir algunas zonas del país. El turismo no entraba en la agenda del último gran viaje de larga distancia del año, pero merced a una serie de acontecimientos imprevistos, me encontré a una semana de viajar al sudeste asiático sin planes a la vista. Con el tiempo como principal enemigo corriendo en mi contra para la preparación del viaje, me decanté por la opción más cómoda para pasar unos días adicionales en el país, y me decanté por visitar de nuevo Bali y cumplir con una ilusión que llevaba tiempo rondando mi mente, el volcán Ijen, situado al este de Java. 

      En Bali me mantuve alejado de los centros turísticos de sol y playa y empleé mi tiempo en la isla en visitar algunos de sus muchos templos; algunos de ellos ya conocidos, y otros nuevos; muchas sorpresas agradables y también, por qué no decirlo, alguna decepción. Aprovechando la temporada de lluvias, también decidí visitar algunos de los abundantes saltos de agua que tiene la isla, una faceta nueva de Bali que no conocía hasta la fecha. Y entre templos y cascadas, miradores y rutas de senderismo rodeado por la exuberante vegetación de la isla transcurrieron mis días en el autodenominado "último paraíso de la tierra".










     Pese a todo, Bali fue solo el complemento perfecto de un viaje que tenía su principal razón de ser en el extremo oriental de la vecina Java: el volcán Ijen. Ijen es uno de esos lugares mágicos que cautivan con solo leer sobre ellos, así que imaginaros la sensación de poder estar allí y vivir la experiencia en primera persona. Atendiendo a los números, Ijen es "solo" uno de los más de 100 volcanes activos con los que cuenta Indonesia; poderse adentrar en las entrañas de un volcán activo constituye, por sí mismo, un motivo suficiente para justificar el viaje, pero es que además Ijen es uno de los pocos lugares en el mundo en los que puede verse la noble sangre de la tierra fluyendo por las heridas de la bestia adormecida en forma de hechizantes llamas azules, un espectáculo sin parangón en su categoría. Con la luz del día, Ijen muestra varias caras, cada una hermosa a su manera: un escenario dantesco por un lado, cuna de una durísima actividad minera de sulfuro, un escenario dominado por los humos tóxicos que emanan de las entrañas del volcán y los colores amarillentos que deja el sulfuro al solidificar en la superficie; y las fabulosas e inigualables vistas que se tienen desde el labio superior del cráter por otro lado, un paisaje que debe su razón de ser a las diferentes erupciones volcánicas sucedidas en la zona, la última hace menos de 20 años. 






       Si quieres leer más sobre este fascinante viaje, te invito a que accedas a la crónica completa del mismo a través del menú de páginas de la derecha (para PC´s), o a través del siguiente enlace (para todos los dispositivos):





     Espero que disfrutes del "viaje" tanto como yo lo he hecho viviéndolo y recordándolo para llevarlo hasta ti.