Después de Montreal y Quebec, continuamos nuestro viaje por carretera descubriendo nuevos rincones de Canadá; si la otra entrada del blog (Otoño en Canadá, parte 1) se centraba principalmente en las ciudades, en ésta descubrirás el lado que más caracteriza al país, que no es otro que su exuberante naturaleza. Finalmente pudimos disfrutar de los colores del otoño, que se mostraron en toda su belleza y esplendor en algunos de los parques naturales que visitamos, así como en Ottawa y sus alrededores. Pero vayamos por partes; nuestro recorrido continúa visitando la catarata de Montmorency, muy cerca de Quebec, un espectacular salto de agua que con sus 83 metros de altura se erige como la catarata más alta del país, con nada menos que 30 metros más de altura que sus famosas vecinas de Niágara. Descubriremos también el Santuario de Sainte-Anne de Beaupré, a unos 15Km de las cataratas, un complejo de peregrinación religiosa muy conocido en el país; lo que más me gustó, sin duda: el entorno natural en el que se asienta el complejo y el colorido abrigo que los otoñales árboles le brindan al lugar.
A continuación te invitaré a que me acompañes en la visita al Parque Nacional Jacques-Cartier, uno de los más conocidos del país. El parque supuso toda una sorpresa para nosotros, no por su belleza natural, que también, sino por el clima y la estampa que nos mostró: saliendo de Quebec en pleno otoño, llegamos al parque bien entrado el invierno. Una máquina del tiempo en forma de carretera de 50Km de longitud, los que separan la ciudad de Quebec del parque.
En el Parque Nacional Mont Tremblant disfrutamos de la hermosa catarata del diablo, un salto de unos 15m de altura que ofrece posiblemente la cara más conocida del lugar, un resort vacacional de esquí situado a medio camino entre Quebec y Ottawa. Mont Tremblant no entraba en nuestro plan de viaje inicial, pero las circunstancias acaecidas durante el mismo nos llevaron a sustituir (de forma obligada) la visita al Parque Nacional de la Mauricie por este nuevo destino. No se cómo hubiera sido la visita a la Mauricie, pero yo quedé muy contento con Mont Tremblant.
La etapa final del recorrido nos llevó a Ottawa (pasando antes por el parque de la naturaleza Omega), posiblemente la ciudad más escénica de todas cuantas hemos visitado (incluso más que Quebec, me atrevería a decir). Con la colina del Parlamento como epicentro de la actividad de la ciudad, la ciudad ofrece espacios naturales sorprendentes a solo unos pocos kilómetros del centro, como el parque de la Gatineau, que nos dejó algunas de las imágenes del otoño más bellas de todas de cuantas pudimos disfrutar durante el viaje.
¡Pero hay mucho más! Estos son solo los titulares; si quieres disfrutar del recorrido completo, te invito a que accedas a la crónica completa del viaje (ya sabes, en el menú de páginas de la derecha para PC´s y a través del siguiente enlace para todo tipo de dispositivos). Disfruta del viaje y ¡nos vemos pronto!