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domingo, 3 de septiembre de 2017

Saqqara, Memphis y Dahshur, los orígenes del antiguo Egipto


      Como suele suceder, después de tanto tiempo esperando conocer Egipto, me he encontrado de nuevo en el país de los faraones tan solo 4 meses después de mi primera visita (Egipto, tierra de misterios y faraones), la ocasión ideal para, con el recuerdo del viaje anterior aún fresco, tratar de descubrir algunos de los lugares en los alrededores de El Cairo que quedaron pendientes en la anterior visita por falta de tiempo, ya que si bien el motivo fundamental del viaje era profesional, la agenda de actividades se presentaba más liviana que lo acostumbra a ser cuando viajo por trabajo, tiempo libre que exprimí al máximo para completar mi experiencia Egipcia. 

      Para la ocasión volé con Lufthansa desde Frankfurt (el vuelo era un poco más caro que el de Egyptair, pero después de la horrible experiencia vivida con la compañía de bandera Egipcia en la visita anterior, me prometí no volver a volar con ellos siempre que me fuera posible, y de momento lo he conseguido – ¡punto para Dani!); servicio a bordo correcto (sin lujos), con la ya conocida y sorprendentemente reducida oferta de entretenimiento a bordo (con las posibilidades que ofrece el sistema de WiFi a bordo y lo poco que lo están desarrollando: apenas una decena de películas) En la aproximación a El Cairo pude disfrutar de unas fabulosas vistas, con uno de los objetivos del viaje a la vista, la pirámide de Djoser en Saqqara al fondo. 



    Para la ocasión me alojé en el ya conocido hotel Novotel Cairo Airport (130€/noche), principalmente para estar cerca del sitio de trabajo durante mi estancia en Cairo y evitar los monumentales atascos que sufre la ciudad a diario. Habitación muy amplia, y los ya consabidos problemas de los hoteles en Egipto: el personal apenas habla inglés, el servicio de habitaciones deja mucho que desear, la conexión WiFi es muy limitada y lenta…en esta ocasión a los inconvenientes conocidos se sumó el hecho de que se estaba desarrollando en El Cairo el mundial de vóley sub-23, y varias de las selecciones participantes se hospedaban en el hotel, con lo que las instalaciones estaban prácticamente tomadas por “gigantes” de distintas nacionalidades.  Pese a todo, fue una estancia agradable y tranquila. 


      El plato fuerte de las visitas turísticas quedó reservado para el final de la estancia, ya que la tardía hora de salida del vuelo de regreso a casa al día siguiente de terminar la actividad profesional me permitiría pasar prácticamente un día extra en la ciudad. Antes de eso, hice un par de visitas a alguna zona de la ciudad que no pude visitar en Semana Santa, como la zona de la Ciudadela, al sur del barrio árabe, una ciudad amurallada rodeada de preciosas mezquitas, la cara más impactante del Cairo islámico







       Además pude volver a visitar de nuevo El Cairo copto y descubrir edificios que no había podido visitar anteriormente ya que se encontraban cerrados (de nuevo el problema con los horarios en Egipto…que en pleno mes de Agosto todo cierre a las 1600h sorprende, pero sorprende más que a las 1830 ya sea completamente de noche…) A la cabeza de ellos, la Iglesia Ortodoxa de S. Jorge, dedicada al que se cree fue un soldado romano que desafió al Emperador Diocleciano allá por el S.III por su defensa del cristianismo, desafío que le causó la muerte. Venerado por los cristianos de Oriente Medio desde hace mucho tiempo, S. Jorge ha contado con una iglesia en su nombre en el lugar en el que se asienta la iglesia actual desde el S.X, aunque el edificio actual data del S.XX, una estructura circular en tributo a la forma de la torre romana del S.I sobre la que se asienta. Sin duda uno de los edificios más impactantes de la zona. El resto de la visita me llevó a recordar aquellos rincones de los que ya había podido disfrutar con M cuatro meses atrás, como la sinagoga de Ben Ezra, la Iglesia de Sta. Barbará, la iglesia suspendida o la iglesia de S. Sergio y S. Baco, cuya cripta sirvió de lugar de hospedaje a la sagrada familia durante su peregrinar por tierras Egipcias. 

Exterior de la iglesia de S. Jorge, El Cairo copto
Acceso a la iglesia suspendida, El Cairo copto




Interior de la iglesia de S. Sergio y S. Baco, El Cairo copto

Interior de la iglesia de S. Jorge, El Cairo copto
     Al margen de estas dos breves visitas al distrito copto e islámico de El Cairo (curiosamente distritos vecinos en la megápolis africana), la visita a la ciudad me llevó a descubrir caminando unos cuantos rincones a donde los turistas difícilmente llegan (al menos no vi ninguno durante esas caminatas), la única forma de descubrir El Cairo más auténtico, con todo lo que ello conlleva, positivo y negativo. Una visita muy recomendable, aunque posiblemente no apta para todos los viajeros.





      El objetivo, turísticamente hablando, era visitar Saqqara, Memphis y Dahshur, al sur de El Cairo. Decidí contar con los servicios de un taxista local que me llevó de regreso al hotel una noche después de una de esas visitas a la ciudad que antes he relatado, ya que me pareció muy serio, buen conductor (algo totalmente inusual en El Cairo, así que había que aprovecharlo), y que pese a acordar un precio de antemano, iba siempre con el taxímetro puesto (al menos al final pude comprobar que el precio real de un viaje desde el barrio islámico hasta el aeropuerto es de menos de 50 EGP – pese a que difícilmente conseguirás que alguien te lleve por menos de 100 EGP) Se ofreció a hacer el trayecto hasta Saqqara, Memphis y Dahshur por 500 EGP, y como me pareció un precio justo decidí no entrar en el habitual juego del regateo (la misma excursión en el hotel me la ofertaron por ¡¡140$!!)

      En la fecha y hora acordada, allí se encontraba el taxista “prudente” esperando a la puerta del hotel. La primera visita fue la necrópolis de Saqqara (80 EGP, entrada general al complejo), una de las más importantes y antiguas de Egipto, situada unos 30Km al Sur de El Cairo. El desarrollo de Saqqara como necrópolis vino de la mano del crecimiento de la vecina Memphis como capital del antiguo imperio. En su periodo de máximo apogeo, se estima que Saqqara llegó a cubrir un área de 7Km de Norte a Sur, pero finalmente fue perdiendo protagonismo, quedó abandonada y la mayor parte de sus construcciones quedaron sepultadas por la arena del desierto, con excepción de la pirámide de Djoser, una pirámide escalonada que sirvió de modelo para el resto de pirámides que se construyeron en Egipto desde entonces, y que data del S.XXVIII A.C (así que la joya cuenta con cerca de 5000 años de historia…¡casi nada!) De hecho, la pirámide de Djoser marcó un hito en cuanto a la forma de construir tumbas, ya que hasta entonces las tumbas eran subterráneas. Imhotep, el responsable de la innovadora construcción, decidió usar piedra en lugar de adobe y construyó seis mastabas superpuestas. La estructura está siendo sometida a un complejo y largo proceso de restauración, proceso que se inició desde el mismo momento en que fue re-descubierta. Una visita muy interesante, interés que aumenta exponencialmente con la ausencia de turistas en la zona, lo que permite disfrutar del complejo sin agobios. 



      La pirámide de Djoser es el epicentro de un complejo que alberga muchas otras construcciones funerarias, cuyo estado de conservación no es tan envidiable – muchas pirámides difícilmente se identifican como tal, ya que más bien parecen un montón de piedras apiladas sin ningún tipo de orden. Una de las que mejor conservadas están es la pirámide de Unas, cuya tumba está cubierta por columnas verticales adornadas con textos en forma de jeroglíficos destinados a proteger al rey en su viaje a la otra vida. Estos textos son los más antiguos que se conservan en una cámara funeraria. Afortunadamente, y en contra de lo que dicen algunas guías de viajes, la tumba se puede visitar, una suerte poder disfrutar de la cuidada y rica decoración de la cámara funeraria. Adyacentes a la pirámide de Unas se encuentran las construcciones menores donde los familiares del rey fueron enterrados, tumbas que presentan una rica decoración en sus paredes, adornadas con coloridos relieves. 

Panorámica de la necrópolis de Saqqara

Cámara funeraria de la pirámide de Unas





      En el recinto se pueden visitar otras construcciones, aunque cada una de ellas conlleva el pago de una cantidad adicional. Yo decidí visitar la tumba de Mereruka, situada al norte del complejo (50 EGP), a la que se llega en coche (el recinto no está pensado para ser recorrido andando, como puede hacerse en Gizá, lo que le resta cierto encanto a la visita) El complejo está formado por 33 cámaras, la entrada permite visitar varias tumbas reales (incluyendo una dentro de una pirámide), entre las que se encuentra la tumba de Mereruka, que destaca por las pinturas que adornan sus muros (es una tumba subterránea) y por la representación a tamaño real del rey, saliendo de una falsa habitación. Para mi desgracia coincidí durante la visita con un grupo de turistas alemanes sin ningún respeto ni por la cultura ni por los demás: chavales de entre 12-17 años corriendo y gritando por el recinto, muchos de ellos sentados sobre las escaleras que dan acceso a la estatua de Mereruka, sin que sus padres o los guías hicieran o dijeran absolutamente nada para evitar tan bochornoso espectáculo. El punto negativo a una visita que podía haber sido mucho más placentera.




Curioso jeroglífico: ¿tenían coches en la antiguedad?




      Al Noroeste del recinto se encuentra el Serapeum (100 EGP), a priori uno de los monumentos más singulares de cuantos se pueden encontrar en Saqqara: es una tumba subterránea dedicada a los toros sagrados Apis. El Serapeum lo componen una serie de largos túneles a los lados de los cuales se abren las cámaras que albergan cada uno de los 25 gigantescos sarcófagos de granito, con un peso superior a las 70 toneladas cada uno de ellos; cómo se las arreglaron para llevar esos bloques hasta allí aún resulta un misterio. El sitio no recibe muchas visitas (no me extraña, con el precio que tiene en relación a otros puntos turísticos del país), así que tuve que hacer la visita en compañía del “guardián de la llave” de la tumba – lo que significa que nada de fotos. Una visita totalmente prescindible, desde mi punto de vista. 

      Concluida la visita a Saqqara, nos dirigimos a Memphis, a unos pocos kilómetros al Norte, para visitar el museo al aire libre de la ciudad (40 EGP, abierto de 0800h a 1600h diariamente) Memphis fue la capital del antiguo Egipto, también durante la mayor parte de la época de los faraones. Fundada en torno al año 3100 A.C., fue el centro comercial y administrativo de la época (la capital religiosa era Thebas, actual Luxor), una época de esplendor de la que apenas quedan vestigios, ya que todos los edificios se han desvanecido. Pero el turismo es el turismo, y los egipcios saben cómo sacar partido a lo que tienen, así que crearon este museo en torno a una única pieza, una colosal estatua de Ramsés II sin piernas que yace en un pabellón construido al efecto. Otra de las piezas maestras que se pueden observar en el recinto es una esfinge de 18 toneladas, la más grande encontrada hasta la fecha (sin contar la gran esfinge de Gizá, ¡claro!) Y poco más. Otra de esas visitas de segunda categoría, totalmente prescindibles para viajeros con tiempo limitado y que tienen pensado visitar Luxor






       La última parada del recorrido me llevó a Dahshur (40 EGP, abierto de 0800h a 1600h diariamente), un remoto campo de pirámides que tiene una gran importancia en cuanto a la historia que rodea la construcción de las pirámides. Las pirámides de Dahshur fueron construidas después de las de Saqqara, y antes de las de Gizá. La entrada al recinto permite visitar dos pirámides: 


  • La pirámide doblada, la primera que no siguió el patrón de pirámide escalonada iniciado por la construcción de Djoser. Pese a su antigüedad, conserva gran parte del recubrimiento original. El interior de la pirámide no se puede visitar.

  • La pirámide roja, la segunda en tamaño de todo Egipto, solo por detrás de la gran pirámide de Gizá. El interior de la pirámide se puede visitar, por medio del acceso situado en la cara Norte de la misma, siendo éste el gran atractivo de la visita y sin duda, el punto álgido de la jornada. Un corredor de unos 70m, con un profundo desnivel, conduce a una cámara intermedia. Conforme se va progresando en el descenso, el olor se va haciendo más y más intenso, un fuerte olor a azufre acompañado de una fuerte sensación de humedad. Siendo deportista habitual (…), llegué al final del recorrido empapado en sudor…¡y eso que el camino era descendente! Después de la primera cámara se accede por medio de un estrecho pasadizo de unos 8-10m de longitud a la segunda, desde la que hay que subir por medio de una estructura de madera creada al efecto unos 8m para acceder a la cámara funeraria donde se encuentra el sarcófago de piedra; pese a las trampas y distracciones creadas por los arquitectos, los secretos de sus tumbas han quedado al descubierto (al menos parcialmente) El interior de la cámara presenta una arquitectura muy original, y una decoración que, sin ser comparable a la que se puede ver en la pirámide de Unas, sí es mucho más rica que la que se puede observar en el interior de las pirámides de Gizá. En ésta ocasión la visita justificó por si sola la excursión a esta región al sur de El Cairo, una recompensa en forma de experiencia única: poder disfrutar del interior de una gran pirámide en completa soledad, lejos del bullicio, algarabía y multitud que rodea el acceso a la gran pirámide de Keops. Experiencia absolutamente recomendable (pero no apta para claustrofóbicos…el pensamiento de cómo puede ese sencillo túnel soportar todo el peso de las piedras que tiene encima, y lo que sucedería si una sola de esas piedras colapsara rondó mi cabeza, de forma instantánea eso sí, porque de haber seguido pensándolo seguramente no hubiera llegado al final del recorrido)




      Una nueva semana en Egipto que no dio más de sí. Me quite la espinita de poder visitar esos lugares que quedaron pendientes en mi primera visita a El Cairo, si bien he de reconocer que esperaba algo más de alguno de ellos (principalmente Memphis) Objetivo cumplido, satisfecho con la experiencia vivida y con el desarrollo de la actividad profesional que me llevó allí, solo faltaba emprender el regreso a casa vía Frankfurt, de nuevo con Lufthansa a bordo de un A321, y de nuevo con problemas en el viaje de regreso, esta vez por la cierre del aeropuerto de Frankfurt debido a una tormenta que hizo que nos desviaran a Stuttgart, donde esperamos nuestro turno para regresar de nuevo a Frankfurt - con todos los problemas y el caos que reinaba en Frankfurt, llegué a Colonia con solo 3 horas de retraso (vamos, igualito que con Egyptair…) Por delante la temporada de viajes de otoño, viajes que me llevarán a visitar destinos europeos (Madrid, Toulouse – 2 veces, Hamburgo), de oriente medio (Dubai – en dos ocasiones, Tel Aviv y Doha, aún por confirmar) y Asia (Indonesia y Tailandia) Un final de año apretado, viajes de los que espero dar buena cuenta a través de este canal. Abróchense los cinturones, ¡que despegamos! ¡Hasta la próxima!