Como a comienzos de cada otoño desde hace unos años, tengo la inmensa fortuna y la oportunidad de viajar a Indonesia por motivos laborales, ocasión que suelo emplear para extender el viaje unos días y conocer alguna zona de este enorme, fascinante
y desconocido país. Esta vez, principalmente por falta de tiempo para organizar una visita a alguna de las regiones desconocidas de Indonesia, y también por pereza y por la necesidad de darme un respiro, por qué no admitirlo, después de unas semanas muy activas
desde la vuelta de las vacaciones de verano (en seis semanas visité Israel, Jordania, Suiza, Kenia y Lindenberg en el sur de Alemania, al margen de alguna escapada de fin de semana a Holanda y Koblenz), decidí tomarme el viaje como una oportunidad para conocer
algún destino en el sudeste asiático que no me obligara a cambiar de hotel y a moverme en autobús, tren o avión cada par de días. Así las cosas y por distintos motivos, acabé pasando unos días en la ciudad de Ho Chi Minh, Saigon, en Vietnam.
Los cinco días de estancia planificada quedaron reducidos a cuatro días completos en la ciudad debido a los cambios en los vuelos de ida desde Jakarta operados por AirAsia, tiempo más que suficiente para conocer la ciudad de una forma relajada
y en cierta profundidad. Por lo escuchado y leído, la belleza de Vietnam no reside en sus ciudades, y pocas cosas positivas escuché de Saigon antes de mi viaje (la mayor parte de la gente que visita la ciudad lo hace como punto de entrada o salida del país,
y por lo tanto me atrevo a pensar que no le dedican más que unas horas o un día), pero en mi opinión toda ciudad tiene algo que mostrar y decidí darle una oportunidad, y la experiencia no me ha defraudado en absoluto. Sin ser un destino turístico de primer
nivel, Saigon ofrece atractivos que esperan ser descubiertos, suficientes para ocupar unos días en la ciudad de una forma muy entretenida: el distrito 1 acoge la mayor parte de los puntos de interés, con hermosos edificios coloniales construidos
por los franceses que se muestran en la actualidad como testigos de un tiempo pasado, como el Teatro Municipal, el ayuntamiento, la oficina central de correos o la catedral de Notre Dame, por poner solo unos ejemplos. Pero el progreso se abre paso entre estos
edificios históricos, y Saigon mira al futuro decidida; prueba de ello es el edificio Bitexco, el segundo más alto del país, todo un icono de diseño y modernidad.
La historia reciente de Saigon es una historia convulsa, de guerras tanto internas como externas, guerras que han marcado de forma indeleble el carácter de sus habitantes y que han dejado lugares tan interesantes como el Palacio de la Reunificación
en la ciudad (testigo de la reunificación vietnamita después de una cruenta guerra interna), o los túneles de Cu Chi en los alrededores, vestigio de la larguísima guerra que los americanos libraron en estas tierras, una de las visitas mas interesantes (obligadas
me atrevería a decir) que ofrece la ciudad.
Y como en toda ciudad asiática no hay que olvidarse de los innumerables templos que salpican la ciudad, así como de los típicos mercados en los que es posible encontrar de todo, auténticos catalizadores de la actividad comercial local. Y todo
esto sin salir de la ciudad, que era uno de los objetivos del viaje.
Si quieres saber mas sobre la nueva ciudad de Ho Chi Minh te invito a que accedas a la crónica completa del viaje a través del acceso a la página situado a la derecha, o por medio del siguiente enlace:
De Asia al caribe; con el tiempo justo para deshacer las maletas y volverlas a organizar, a principios de Octubre me embarcaré en un viaje a Cuba, donde pretendo visitar La Habana, Viñales, Cienfuegos, Trinidad y Varadero. Un viaje del que te
mantendré informado a través de este canal, como de costumbre. Pero hasta entonces, ¡disfruta de la experiencia asiática!