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¡Equipados a la última moda! |
El mar. La mar. El reino de Poseidón (Neptuno en la mitología romana) Recuerdo que de pequeño veía las aventuras del comandante Cousteau en la televisión cómodamente sentado (o tumbado) en el sofá, y pese al innegable atractivo de las imágenes no recuerdo haberme planteado dar el salto al otro lado de la pantalla para vivir las misma aventuras y conocer aquellos maravillosos mundos sumergidos que la televisión mostraba (siempre me atrajo más el aire que el agua) Pero las personas cambiamos con el tiempo...¡vaya si lo hacemos! El germen, la semilla de éste nuevo proyecto surgió en los cayos de Florida, donde tuve la oportunidad de disfrutar de una inmersión de snorkel en aquellas cristalinas aguas (más o menos, porque la verdad es que disfrutar disfruté bastante poco de la experiencia, más preocupado de lichar contra las corrientes con mis más que limitadas habilidades nadadoras que de disfrutar de la belleza del fondo coralino) Javi se encargó tiempo después de regar esa semilla hasta que me decidí a hacer realidad el proyecto, para descubrir el mundo submarino toda vez que la tierra y el aire habían sido, en cierta medida, conquistados a mi manera (sobre volar...o cómo hacer realidad un sueño)
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El equipo cargado en el carro para llevarlo hasta la barca |
Después de sopesar varias opciones para realizar el curso que me permitiera bucear en aguas abiertas (Gran Canaria, Colonia y Pedreña eran las candidatas), la balanza se decantó definitivamente y sin dudas hacia la opción de Pedreña cuando mi amiga Bea, para mi sorpresa, me confirmó que se apuntaba a la "aventura". Con las fechas (mediados de mayo) y el centro de buceo (http://buceopedrena.es/es/) decididos, sólo faltaba ponerse manos a la obra para obtener la titulación PADI.
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Equipado con el cinturón de plomos para la primera inmersión en el mar |
Antes de la práctica...la teoría. Tuve que leerme el manual (con cinco módulos interminables...un poco aburrido, pero necesario - para los más "cómodos", hay una película con la teoría, un DVD que forma parte del material del curso) antes de mi mini gira asiática de abril, porque el plan inicial era completar el curso en tres días sólo un par de semanas después de regresar de la gira, con la multi aventura de Torla entre medias (Ordesa, a los pies de los pirineos) El curso incluye una inmersión en aguas confinadas (una piscina de toda la vida, para entendernos), el complemento de teoría y el correspondiente examen y cuatro inmersiones en aguas abiertas (en el mar)...ambiciosa agenda, pero el hecho de vivir en Alemania condicionó el desarrollo del curso.
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¡Al agua! como los profesionales...¡de espaldas! |
El primer día de curso se desarrolló según lo planeado: complemento de teoría y primer contacto con el equipo de inmersión en una piscina. Había leído que la primera respiración con el equipo de buceo bajo el agua no se olvida...y puedo confirmar que seguramente sea así. La sensación de respirar bajo el agua resulta extraña, anti natural me atrevería a decir, pero fascinante a la vez, la puerta de entrada a un mundo de sensaciones y estímulos nuevos, un entorno desconocido que espera ser explorado. Como único "pero" a esta primera jornada, la temperatura del agua de la piscina, muy fría para mi cuerpo, y es que desde el momento de meterme en el agua ya tenía frío...así que dos horas después ¡no sentía nada!
La agenda para los siguientes dos días era muy apretada: reconocimiento médico en el centro de buceo, examen teórico (superado con éxito gracias a los resúmenes de Bea y el repaso de la noche anterior) y las inmersiones en el mar. Pero cuando todo se planifica con tanto detalle...lo normal es que algo falle, y en esta ocasión falló lo más importante: las condiciones del mar. Las inmersiones en el mar no tienen nada que ver con la realizada en la piscina: la visibilidad es menor, hay corrientes, la presión del agua sobre el cuerpo, el neopreno, un entorno desconocido...todo cambia. El mar de fondo en una ocasión, las corrientes en otra y el inoportuno mareo de uno de los ocupantes de la barca que compartió su desayuno con los peces de la isla de Mouro (yo...) hicieron que los planes se trastocaran y solo pudiéramos completar dos de las cuatro inmersiones previstas. En todo momento quedó patente que nuestra seguridad y comodidad a la hora de realizar la inmersión y llevar a cabo los ejercicios exigidos para obtener la titulación, así como para obtener la confianza y habilidades necesarias para realizar buceo recreativo en aguas abiertas eran lo mas importante para nuestros instructores, Pedro - el responsable del centro - y José, que demostraron una paciencia y flexibilidad infinita durante todo el curso.
Así las cosas, finalmente Bea y yo completamos el curso por separado (una pena, porque realizarlo con un amigo es mucho mas entretenido) Durante la semana de vacaciones que pasé en España en Agosto aproveché para acercarme de nuevo a Pedreña y completar las inmersiones pendientes - tres en dos días-, completando todos las pruebas necesarias, incluyendo el temido ejercicio de colocación y vaciado de agua de la máscara bajo el agua, que solo fui capaz de realizar en la última inmersión (jugando al limite...) Objetivo cumplido (con más dificultades de las inicialmente previstas, para ser sincero) y ya impaciente por dar continuidad al curso con una inmersión recreativa, de la que daré buena cuenta, cuando se produzca, por este mismo canal.
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Una de las pruebas: quitarse el regulador, encontrarlo y volver a respirar por él |
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¿¡Qué necesidad hay de inundar la máscara de agua!? casi me cuesta el curso... |
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Aquí con mi compañera de inmersión |
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Otra de las pruebas, respiración en flujo continuo |
Mis últimas líneas de esta breve entrada, como si de una entrega de premios se tratara, son para los agradecimientos: en primer lugar para mi buena amiga Bea, por su hospitalidad durante los días que duró el curso y por haberme acompañando en la aventura. Y en segundo lugar para el personal del centro de buceo Pedreña en general y para Pedro y José en particular, por su profesionalidad, flexibilidad y complicidad durante el curso, ofreciendo soluciones, una sonrisa amable y palabras de animo cuando las cosas no iban según lo esperado y la cabeza jugaba malas pasadas a 9 metros de profundidad.
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Empezando por las señoritas, Bea, Jose, Pedro y Dani (yo) en el centro de buceo Pedreña |
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¡Curso superado! ¡Nos vemos en el fondo! |