Roma, la ciudad eterna. La capital italiana no entraba en mis planes de viaje inmediato (si tuviera una lista de destinos, probablemente no se encontraría entre los 50 primeros de la misma...lo reconozco, no soy un apasionado de Italia), pero un buen precio en el vuelo y la ausencia de viajes de trabajo durante varias semanas forzaron la decisión de buscar una escapada a un destino cercano, por aquello de matar el gusanillo de volar, buscando el ambiente de los aeropuertos y un cambio de aires después de un par de semanas en Colonia.
|
La Columna de Trajano, en los foros imperiales |
Sobre Roma se ha escrito y dicho casi todo, así que se me antoja pensar que poco puedo aportar tras mi exigua estancia de cinco días en la ciudad. Hay cientos, tal vez miles, de guías publicadas, foros y blogs donde el viajero puede encontrar todo tipo de información sobre la ciudad, opciones de restauración y hoteles, así que en esta ocasión me limitaré a señalar lo que más y lo que menos me ha gustado de mi viaje a Roma.
Mis cinco indispensables de
Roma:
1. Vestigios romanos de la ciudad, con el Coliseo como máximo exponente de aquella época; un edificio que representa lo mejor y lo peor del ser humano, capaz de hacer uno de los más grandes ejercicios de ingeniería vistos hasta la fecha (un estadio con capacidad para 70000 espectadores) con el único propósito de ver luchar y morir hombres, haciéndolo de mano de semejantes o de animales; cuentan las crónicas que un emperador organizó unos juegos en los que lucharon 10000 hombres y 10000 animales para celebrar la victoria en una batalla. El estado de conservación no es óptimo, pero no resulta difícil imaginarse las escenas que se vivieron allí (aunque el cine también ha ayudado bastante a esta recreación imaginaria) Un imprescindible en toda visita a Roma y una de las imágenes más representativas de la ciudad; a mí al menos, es la imagen que más que me ha gustado.
2. El Vaticano, una soberbia muestra de ostentación y riqueza que contrasta con los principios de humildad y pobreza con que predica la Iglesia. El valor histórico, artístico y cultural del recinto es innegable y bien merece una larga visita. Los museos Vaticanos poseen una extensísima colección de obras de arte y antigüedades de las épocas egipcias, etruscas y romanas, entre otras, rivalizando en este sentido con museos como el British. La guinda a todo este basto patrimonio cultural la pone la Capilla Sixtina, obra maestra de Miguel Ángel, que no tenía experiencia previa en la técnica de pintar al fresco cuando recibió el encargo, y que la completó en cuatro años. Una maravilla atemporal que bien merece por sí sola una visita a Roma.
|
Vía de la Concelliazione, el acceso a la Plaza de S. Pedro del Vaticano |
La visita se completa con la Catedral más larga de cuantas se han construido en el mundo, fundada sobre los cimientos de la iglesia de Pedro, un edificio que si bien exteriormente no llama la atención excesivamente, esconde en su interior tesoros de una grandeza difícil de describir. Con 186,36m, es la iglesia más larga del mundo (la siguiente es la de S. Paul de Londres y la de Colonia se queda en los 134,94m, en el top 5) Dejando al margen creencias religiosas (que nunca deberían supone una barrera, si no un vínculo cultural de unión), la basílica es un punto de obligada visita por su significado histórico y su innegable belleza y grandeza.
|
La creación de Adán, en uno de los vanos centrales de la bóveda de la
Capilla Sixtina |
|
La Piedad, de Miguel Angel, en la basílica de S. Pedro |
En los alrededores el tiempo se desvanece; la belleza del entorno, bañado por el río Tíber, y el castillo de Sant Angelo con los ángeles guardando el paso del puente, se encargan de dotar de un halo de misterio esta zona, donde la religión, la leyenda y la historia se mezclan y se confunden. En la actualidad el castillo alberga una colección de pinturas del Museo Nacional.
3. Pasear por las calles de Roma. Roma es una ciudad grande, pero los principales atractivos turísticos se encuentran más o menos agrupados, a los que se puede acceder a pie fácilmente (si te gusta caminar, claro) A modo de ejemplo, desde la plaza de S. Pedro en el Vaticano hasta la Plaza de Venecia hay una media hora andando, y desde aquí se accede al foro romano, al Palatino y al Coliseo en tan solo 15 minutos. Aléjate de las grandes avenidas y déjate "perder" por las estrechas calles adoquinadas repletas de historia y donde se desarrolla la vida de la ciudad. Descubre a pie los grandes atractivos de la ciudad: el Panteón, la Plaza Navona, la plaza del Popolo, la Fontana di Trevi (actualmente en restauración), la plaza de la República, la Plaza de España....Todos los caminos conducen a Roma y en Roma te darás cuenta de que todos los caminos conducen a la Plaza de Venecia, así que es imposible perderse. Una ciudad en la que te puedes olvidar de los mapas, de las prisas, del tiempo...disfrútala de forma relajada, merece la pena.
|
Piazza Venecia |
|
Piazza Navona |
|
Aspecto de la Fontana di Trevi durante mi viaje |
|
Iglesia de Sta. María Mayor |
4. Date un capricho (o varios diarios) y déjate seducir por los productos típicos de la cocina Romana - la pasta, la pizza y las verduras frescas. Por mi experiencia, los mejores restaurantes no se encuentran en los lugares más populosos, así que busca entre las callejas esa trattoria o ese restaurante de toda la vida para probar los mejores platos. En Roma, como en Lisboa, los mejores restaurantes suelen ser aquellos cuya apariencia no te invita a entrar, pero la comida se cocina en los fogones, no en los salones de los comensales. Ameniza tu paseo por Roma con un helado de sabor imposible - variedades de sabores que no imaginarias se dan cita en muchas de las gelaterias que pueblan la ciudad.
|
Iglesia de S. Juan de Letrán |
|
Columna de Marco Aurelio |
5. Descubre la disimulada iglesia de Sta. María de los Ángeles y el barrio bohemio del Trastévere. En la plaza de la República, una pared de ladrillo de lo que aparenta ser un edificio en ruinas, oculta tras su desastrosa apariencia uno de los templos mas impresionantes de cuantos he podido ver en Roma. La amplitud de sus naves contrasta con el exterior (no parece posible que tras esa fachada se alce semejante iglesia)
|
Interior de la Iglesia de Sta. María de los Ángeles |
|
Exterior de la Iglesia de Sta. María de los Ángeles, en la plaza de la Republicca |
Finalmente, cruzando el río Tíber por la parte sur de la ciudad, se accede al barrio de Trastevere, un barrio que se define a sí mismo como bohemio y que pretende seguir los pasos del barrio de Notre Dame en Paris, pero es como comparar el caudal del río Carrión a su paso por Palencia con el del Rhin a su paso por Colonia; el barrio de Trastevere no tiene ni el encanto ni la magia ni el ambiente que se respira en Notre Dame. Ni tan siquiera en sus calles se respira ese ambiente bohemio que pretenden "vender" al visitante, aunque resulta una visita agradable y en su animada plaza de Sta. Maria in Trasteverez se concentra la mayor parte de la actividad de la zona. Un consejo: en el establecimiento situado en la misma plaza, en el lateral de la iglesia y que se anuncia como Gelateria, no recomiendo tomar nada: además de no tener helados, el trato es muy poco profesional y los precios desorbitados (7,5€ por una caña de 20cl...) Sin embargo hay otros lugares mucho más auténticos y asequibles donde se puede tomar un refresco y cenar en buena compañía en la zona.
|
La animada plaza de Sta. Maria in Trasteverez |
Lo que menos me ha gustado:
1. La suciedad. No es una opinión, es un hecho: Roma es una ciudad sucia. Todo tipo de basuras pueblan sus calles: vidrios, bolsas y botellas de plástico, papeles, heces de perro que sus considerados dueños no han tenido a bien retirar y hasta ropa abandonada. Un auténtico basurero esparcido por cada calle y cada rincón de la ciudad. No será por falta de papeleras, pero la sensación de suciedad y abandono que transmite la ciudad es lamentable.
|
Si las calles están sucias, mejor mirar al cielo y dejarse seducir por la luna... |
2. El servicio ofrecido por el transporte público, y me estoy refiriendo al metro, es muy pobre. A una red ciertamente escasa y deficitaria que no cubre muchos de los principales destinos de la ciudad, se une una frecuencia de servicio escasa, que origina grandes aglomeraciones, que son aprovechadas por carteristas para hacer su negocio día tras día.
3. El tráfico y la mediocre gestión del mismo. Que Roma tiene un problema de tráfico (como la mayoría de las grandes ciudades Europeas) es bien sabido, pero la gestión que se hace del mismo tampoco ayuda a que la situación mejore. Interminables semáforos te mantendrán parado durante varios minutos como peatón...¡pero también a los coches! Los pasos libres para peatones y autos no están sincronizados, al final la gente se salta semáforos, los peatones pasan por donde no deben y todo ellos contribuye a aumentar este caos circulatorio, de difícil solución dadas las especiales características de la ciudad, limitada por el río Tíber y por su pasado histórico que hacen imposible acometer nuevas infraestructuras para mejorar los accesos y la vialidad de coches y peatones en el centro de la ciudad.
|
Iglesia que alberga la Bocca della Veritá |
|
Bocca della Veritá |
4. Los vendedores ambulantes que pueblan la ciudad. Roma es una ciudad muy turística, y por lo tanto cabría pensar en que es normal encontrar vendedores en los sitios más turísticos buscando ganarse la vida de una forma honrada, pero lo de Roma es exagerado. No pasarán más de 100 metros en cualquier punto de la ciudad sin que veas a uno de ellos o se aproximen a ti ofreciéndote su mercancía (principalmente los palos para selfies o baterías externas para el móvil) Ni en Paris, capital turística por excelencia, he vivido semejante acoso; ofertas de tours guiados, caricaturas y pintores con esprays completan la oferta. En este caso viajar sólo es una ventaja y la mayoría de ellos no identifican en una persona sola a un potencial cliente, así que se puede pasear a gusto.
|
Piazza del Popolo |
5. Las catacumbas. La visita más decepcionante de cuantas realicé durante mi viaje a
Roma. En una zona de difícil acceso se encuentran varias agrupaciones de catacumbas; yo visité las de
S. Calixto (
www.catacombe.roma.it) que por 8€ ofrecen un escueto recorrido por algunos de los túneles de las catacumbas (el 2% del recorrido excavado abierto) en varios idiomas y con una frecuencia de media hora (el mismo tiempo que dura el recorrido, explicaciones incluidas), y donde sólo transitarás por túneles vacíos excavados en roca volcánica. Mucho más interesantes las de otras ciudades como
Kiev o
Varsovia. Como curiosidad, la guía del viaje comentó que las catacumbas, que no sólo se empleaban para enterrar a los muertos sino donde también hay criptas y capillas, no eran utilizadas por los cristianos para esconderse de las autoridades romanas, ya que su localización era bien conocida...algo que se excava bajo tierra y que tiene entradas ocultas no cuadra en la idea que tengo de lugar público...además mi profesor de EGB me contó la historia de las catacumbas y ¡un profesor de EGB no podía estar equivocado!
|
Piazza della Repubblica |
Para finalizar, unos cuantos consejos para hacer de tu visita a Roma una buena experiencia:
- Transporte del aeropuerto al centro: yo volé a Roma Ciampino. El caos de autobuses que me encontré a la llegada no lo había vivido nunca...bueno sí, el septiembre pasado con motivo del GP de Fórmula 1 de Monza. Hay varias empresas que ofrecen el servicio de transporte directo a Roma Termini con precios similares así que mi consejo es que antes de comprar preguntes a qué hora sale el próximo autobús - no te fíes de los horarios; si un autobús está completo te tocará esperar al siguiente (uno cada hora)
- Entrada gratis en el Coliseo. El primer domingo de mes la entrada al foro romano, el palatino y el Coliseo es gratis. Yo no lo sabía y me encontré con una enorme cola al llegar al lugar; por suerte avanzaba rápidamente y en media hora estaba dentro del recinto. En mi opinión, el Palatino y el foro romano no merecen la pena en absoluto; puedes ver lo mismo desde fuera y gratis. Sí compras la tarjeta Roma Pass podrás acceder gratis, o comprar una entrada combinada para los tres sitios (12€, válida para una única entrada a cada sitio en dos días consecutivos)
- Compra anticipada de la entrada a los museos Vaticanos. Las colas para entrar en los museos vaticanos son casi tan famosas como los tesoros que dentro se esconden. En internet se ofrece la posibilidad de comprar las entradas para una fecha y hora concreta con un suplemento de 4€ por los gastos de gestión. Básicamente pagas por ahorrarte la cola, que se debe principalmente a los controles de seguridad que se efectúan para acceder al recinto. Cuando yo llegué había una cola de varias horas, pero cuando salí de los museos en torno a la una de la tarde apenas había cola.
- Entrada a la basílica de S. Pedro: de entrada gratuita, la cola recorre la plaza por completo, pero avanza rápido y en unos 30-45 minutos te puedes encontrar dentro, así que no te desanimes al ver tal volumen de gente esperando que la espera merecerá la pena.
|
Interior de la basílica de S. Pedro, la nave central |
- Transporte público y carteristas: las aglomeraciones en el metro son una constante. Presta toda tu atención a tus bienes. Durante uno de mis trayectos a una chica asiática que estaba justo frente a mi, al borde de la puerta y con el bolso apoyado contra el pecho, le robaron en un par de segundos (no llegué a saber qué, pero algo importante a juzgar por su expresión atónita al darse cuenta) El procedimiento que usaron es muy simple: dos jóvenes se tratan de meter en el vagón, que ya está completo, y bloquean el cierre de las puertas con el pie. Con la excusa de que las puertas no cierran abandonan el vagón con su botín; en el caso que contaba antes yo no me di cuenta de nada y sólo reparé en ello cuando alguien desde fuera les gritó que no robaran y ellas abandonaron el tren como despistadas. La sorpresa de la turista asiática fue mayúscula ya que como he dicho tenía el bolso cogido por delante, apoyado contra el pecho y cerrado...¡cómo lo hicieron en tan breve espacio de tiempo sólo los carteristas lo sabrán!
¡Espero que disfrutes de tu viaje a Roma! Mi crónica termina casi como lo hizo mi escapada, con una hermosa puesta de sol sobre la ciudad eterna ¡Arrivederci Roma!