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viernes, 20 de marzo de 2015

Roskilde, tras la huella de los vikingos



      En esta ocasión hablo de uno de los países más desarrollados del mundo, comprometido como pocos con la protección del medio ambiente y cuyos habitantes, según los estudios, están entre los más felices y además disfrutan de una de las mejores condiciones de vida a nivel mundial. Pongamos que además, según los mismos estudios, es el país menos corrupto del mundo, uno de los mejores para hacer negocios y el segundo país más seguro del planeta (tan sólo por detrás de Islandia - destino que también visitaré en unos meses) Poniendo todo lo anterior en perspectiva, parece una utopía...pero el país existe. Si además te digo que su territorio está compuesto por más de 400 islas, es probable que pienses que hablo de Japón. Pero si te digo que su punto más elevado se encuentra a tan sólo 173m sobre el nivel del mar (vaya, no va a ser Japón...el Fuji creo que sobrepasa ésta altura ligeramente) y que se encuentra en el viejo continente...solamente puede tratarse de Dinamarca. El que suscribe, Español expatriado al oeste de Alemania, no puede más que sentir envidia de semejante paraíso, un país que cuida como pocos a sus ciudadanos, aunque para ser fieles a la verdad también hay que decir que éstos soportan una de las mayores presiones impositivas del mundo (aunque los salarios medios van acordes con dichos impuestos, rozando los 55.000€/año...)



El parque del Tivoli, el parque de atracciones más antiguo del mundo
Esta plaza ya no existe...se la han comido las obras del metro...
      

       Dinamarca es un país que enamora, hechiza y engancha. Lo hizo la primera vez que lo visité hace ya unos años y lo sigue haciendo cada vez que tengo la fortuna de regresar. Copenhague, punta de la lanza de la cultura y esencia danesa, se encuentra entre mis ciudades favoritas de cuantas he visitado a nivel mundial, una ciudad que te recomiendo que visites y que vivas, si no lo has hecho aún, porque tiene muchísimo que ofrecer - aunque también te digo que si has esperado hasta ahora para conocerla, mejor que esperes un poco más; el motivo son las obras de metro que se están llevando a cabo en el centro de la ciudad y que deslucen bastante muchos de sus rincones más representativos, como toda obra (final estimado en Julio de 2019) Una de esas ciudades que hay que conocer a pie de calle (como la mayoría, desde mi punto de vista) Descubrirás el encanto y la belleza del parque de atracciones más antiguo del mundo, el Tívoli, junto a la animada plaza del ayuntamiento, vivirás el animado ambiente del canal de Nyhavn, una de las zonas más hermosas de la ciudad, podrás descubrir los numerosos Palacios de su centro histórico a golpe de pedal y acabarás rendido a los encantos y el embrujo de una sirena situada sobre una roca con la mirada perdida en el mar, homenaje de la ciudad y de Carl Jacobsen (fundador de la cerveza Carlsberg, otro de los símbolos daneses) a su ciudadano más famoso, Hans Christian Andersen, autor de cuentos infantiles, el de la sirenita entre otros. 




Odense, ciudad natal de H.C. Andersen
       Pero Dinamarca no es sólo Copenhague (aunque Copenhague es única); sin poder hacerle sombra a la capital danesa en ningún aspecto, hay otras ciudades que merece la pena mencionar: Odense, la ciudad natal de H.C. Andersen y cuya huella es patente en cada rincón en la tercera ciudad en importancia de Dinamarca, o Helsingør, la ciudad de Hamlet, bien merecen una visita (aunque sea breve) Otro de esos rincones que merece la pena visitar es Roskilde, localidad de apenas 50.000 habitantes que se encuentra a media hora de Copenhague. Durante los últimos cinco años y medio he tenido la fortuna de poder visitar esta región al menos dos veces al año; como todo en la vida, esta etapa llega a su fin y ante la más que probable ausencia de viajes a este país de ensueño en el futuro, he decidido escribir esta pequeña reseña sobre Roskilde, con el fin de poder mostrar y dar a conocer los encantos (pocos, pero buenos) de una ciudad que no goza de la bendición (o maldición...) del turismo de masas. 

El animado canal de Nyhavn

La ópera de Copenhague

        Roskilde es fácilmente accesible desde la estación central de trenes de Copenhague en poco más de media hora. Es una población pequeña, cuya visita no te llevará más de un día completo, así que si tienes tiempo puedes ir y volver desde Copenhague en el día. Roskilde es una ciudad residencial, pero tiene tres visitas que, a mi juicio, son imprescindibles:

  • La Catedral, declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se alza orgullosa y altiva sobre el perfil de la ciudad, con sus dos torres puntiagudas apuntando al cielo. Alberga cerca de cuatro decenas de tumbas reales en su interior, una cifra que no encuentra réplica en ninguna otra iglesia a nivel mundial. Abierta de 9 a 6 de la tarde durante la temporada estival (de 10 a 4 en invierno), su interior acoge numerosas muestras culturales, como conciertos instrumentales y exposiciones.

  • Roskilde es la capital vikinga por excelencia, y su museo vikingo, en la zona del puerto (St. Jørgensberg) es una visita obligada. El museo acoge cinco barcos vikingos originales, con cerca de 1000 años de antigüedad, que se hallaron en una excavación en los fiordos de la zona en 1962. La exposición exterior, abierta al público, muestra réplicas de barcos originales (en los que en la temporada de verano puedes incluso navegar) y desvela los secretos de estas embarcaciones, que se construyen siguiendo los métodos tradicionales (y empleando herramientas de la época) a la vista de todos, ¡una experiencia asombrosa! La zona del puerto en la que se encuentra enclavado el museo vikingo, es mi zona favorita de Roskilde, tanto en verano como durante el gélido invierno.
En invierno, navegar por los fiordos puede resultar complicado...

       Si visitas la ciudad en verano y puedes elegir, te recomiendo que lo hagas un jueves: ese día, entre los meses de abril y septiembre y entre las 6-9 de la tarde, podrás ver desfilar cientos de coches clásicos y de época, en perfecto estado de conservación; sus orgullosos dueños estarán encantados de contarte las virtudes y mejoras introducidas en éstas máquinas únicas, auténticas joyas sobre ruedas que se dejan ver semanalmente en una concentración que comenzó de forma improvisada hace tan sólo diez años. Un museo al aire libre y de entrada gratuita.



  • Recorre los fiordos en una pequeña embarcación desde el pequeño barrio pesquero de St. Jørgensberg. La belleza del entorno natural bien merece una visita (¡pero no esperes nada similar a los fiordos noruegos!)
La Catedral de Roskilde, desde el puerto de acceso a los fiordos

       Para finalizar, si tienes hambre, además de los famosos smørrebrød (o bocadillos abiertos, elaborados sobre una rebanada de pan negro con todo tipo de condimentos por encima), te recomiendo probar las costillas del restaurante The Rib House, en la calle Algade: saborearás las mejores costillas que he probado nunca en un restaurante ambientado de forma tradicional, un punto de encuentro imprescindible en la ciudad (139 DKK la ración normal, 159 DKK la grande y por 179 DKK come todo lo que te apetezca...¡la ración grande es para campeones!) Y si se te hace tarde y tienes que pasar la noche en Roskilde te recomiendo hacerlo en el hotel Prindsen y Roskilde, situado en pleno centro de la ciudad, un hotel en un edificio tradicional, alejado de los estándares ofrecidos por las grandes cadenas hoteleras que ofrecen habitaciones austeras pero con personalidad propia, en un edificio histórico y con unas opciones de restauración muy correctas.



      Disfruta de tu estancia en Dinamarca y vive uno de los mejores destinos que, en mi modesta opinión, puedes encontrar en Europa, indtil næste!

                           



viernes, 6 de marzo de 2015

Una escapada a Roma




        Roma, la ciudad eterna. La capital italiana no entraba en mis planes de viaje inmediato (si tuviera una lista de destinos, probablemente no se encontraría entre los 50 primeros de la misma...lo reconozco, no soy un apasionado de Italia), pero un buen precio en el vuelo y la ausencia de viajes de trabajo durante varias semanas forzaron la decisión de buscar una escapada a un destino cercano, por aquello de matar el gusanillo de volar, buscando el ambiente de los aeropuertos y un cambio de aires después de un par de semanas en Colonia.
La Columna de Trajano, en los foros imperiales

      Sobre Roma se ha escrito y dicho casi todo, así que se me antoja pensar que poco puedo aportar tras mi exigua estancia de cinco días en la ciudad. Hay cientos, tal vez miles, de guías publicadas, foros y blogs donde el viajero puede encontrar todo tipo de información sobre la ciudad, opciones de restauración y hoteles, así que en esta ocasión me limitaré a señalar lo que más y lo que menos me ha gustado de mi viaje a Roma. 




      Mis cinco indispensables de Roma:

         1. Vestigios romanos de la ciudad, con el Coliseo como máximo exponente de aquella época; un edificio que representa lo mejor y lo peor del ser humano, capaz de hacer uno de los más grandes ejercicios de ingeniería vistos hasta la fecha (un estadio con capacidad para 70000 espectadores) con el único propósito de ver luchar y morir hombres, haciéndolo de mano de semejantes o de animales; cuentan las crónicas que un emperador organizó unos juegos en los que lucharon 10000 hombres y 10000 animales para celebrar la victoria en una batalla. El estado de conservación no es óptimo, pero no resulta difícil imaginarse las escenas que se vivieron allí (aunque el cine también ha ayudado bastante a esta recreación imaginaria) Un imprescindible en toda visita a Roma y una de las imágenes más representativas de la ciudad; a mí al menos, es la imagen que más que me ha gustado.

Vista panorámica del interior del Coliseo

El Coliseo, visto desde el foro romano
       En la misma zona, accesible a pie, se encuentra el Foro Romano, con la vía Sacra y el Arco de Tito, el Palatino y el teatro de Marcelo, entre muchos sitios de interés. Poco queda del circo Máximo que flanquea el foro romano, y que vivió, sin duda alguna, mejores tiempos hace 2000 años. 

El foro romano y la colina del Palatino
Teatro de Marcelo
La Vía sacra y el Arco de Tito que daba acceso al foro romano
      
        2. El Vaticano, una soberbia muestra de ostentación y riqueza que contrasta con los principios de humildad y pobreza con que predica la Iglesia. El valor histórico, artístico y cultural del recinto es innegable y bien merece una larga visita. Los museos Vaticanos poseen una extensísima colección de obras de arte y antigüedades de las épocas egipcias, etruscas y romanas, entre otras, rivalizando en este sentido con museos como el British. La guinda a todo este basto patrimonio cultural la pone la Capilla Sixtina, obra maestra de Miguel Ángel, que no tenía experiencia previa en la técnica de pintar al fresco cuando recibió el encargo, y que la completó en cuatro años. Una maravilla atemporal que bien merece por sí sola una visita a Roma


Vía de la Concelliazione, el acceso a la Plaza de S. Pedro del Vaticano


       La visita se completa con la Catedral más larga de cuantas se han construido en el mundo, fundada sobre los cimientos de la iglesia de Pedro, un edificio que si bien exteriormente no llama la atención excesivamente,  esconde en su interior tesoros de una grandeza difícil de describir. Con 186,36m, es la iglesia más larga del mundo (la siguiente es la de S. Paul de Londres y la de Colonia se queda en los 134,94m, en el top 5) Dejando al margen creencias religiosas (que nunca deberían supone una barrera, si no un vínculo cultural de unión), la basílica es un punto de obligada visita por su significado histórico y su innegable belleza y grandeza.

La creación de Adán, en uno de los vanos centrales de la bóveda de la
Capilla Sixtina
La Piedad, de Miguel Angel, en la basílica de S. Pedro
       En los alrededores el tiempo se desvanece; la belleza del entorno, bañado por el río Tíber, y el castillo de Sant Angelo con los ángeles guardando el paso del puente, se encargan de dotar de un halo de misterio esta zona, donde la religión, la leyenda y la historia se mezclan y se confunden. En la actualidad el castillo alberga una colección de pinturas del Museo Nacional. 









       3. Pasear por las calles de Roma. Roma es una ciudad grande, pero los principales atractivos turísticos se encuentran más o menos agrupados, a los que se puede acceder a  pie fácilmente (si te gusta caminar, claro) A modo de ejemplo, desde la plaza de S. Pedro en el Vaticano hasta la Plaza de Venecia hay una media hora andando, y desde aquí se accede al foro romano, al Palatino y al Coliseo en tan solo 15 minutos. Aléjate de las grandes avenidas y déjate "perder" por las estrechas calles adoquinadas repletas de historia y donde se desarrolla la vida de la ciudad. Descubre a pie los grandes atractivos de la ciudad: el Panteón, la Plaza Navona, la plaza del Popolo, la Fontana di Trevi (actualmente en restauración), la plaza de la República, la Plaza de España....Todos los caminos conducen a Roma y en Roma te darás cuenta de que todos los caminos conducen a la Plaza de Venecia, así que es imposible perderse. Una ciudad en la que te puedes olvidar de los mapas, de las prisas, del tiempo...disfrútala de forma relajada, merece la pena. 

Piazza Venecia
Piazza Navona
Aspecto de la Fontana di Trevi durante mi viaje
Iglesia de Sta. María Mayor
        4. Date un capricho (o varios diarios) y déjate seducir por los productos típicos de la cocina Romana - la pasta, la pizza y las verduras frescas. Por mi experiencia, los mejores restaurantes no se encuentran en los lugares más populosos, así que busca entre las callejas esa trattoria o ese restaurante de toda la vida para probar los mejores platos. En Roma, como en Lisboa, los mejores restaurantes suelen ser aquellos cuya apariencia no te invita a entrar, pero la comida se cocina en los fogones, no en los salones de los comensales. Ameniza tu paseo por Roma con un helado de sabor imposible - variedades de sabores que no imaginarias se dan cita en muchas de las gelaterias que pueblan la ciudad. 

Iglesia de S. Juan de Letrán
Columna de Marco Aurelio

 

     



















5. Descubre la disimulada iglesia de Sta. María de los Ángeles y el barrio bohemio del Trastévere. En la plaza de la República, una pared de ladrillo de lo que aparenta ser un edificio en ruinas, oculta tras su desastrosa apariencia uno de los templos mas impresionantes de cuantos he podido ver en Roma. La amplitud de sus naves contrasta con el exterior (no parece posible que tras esa fachada se alce semejante iglesia)

Interior de la Iglesia de Sta. María de los Ángeles
Exterior de la Iglesia de Sta. María de los Ángeles, en la plaza de la Republicca
        Finalmente, cruzando el río Tíber por la parte sur de la ciudad, se accede al barrio de Trastevere, un barrio que se define a sí mismo como bohemio y que pretende seguir los pasos del barrio de Notre Dame en Paris, pero es como comparar el caudal del río Carrión a su paso por Palencia con el del Rhin a su paso por Colonia; el barrio de Trastevere no tiene ni el encanto ni la magia ni el ambiente que se respira en Notre Dame. Ni tan siquiera en sus calles se respira ese ambiente bohemio que pretenden "vender" al visitante, aunque resulta una visita agradable y en su animada plaza de Sta. Maria in Trasteverez se concentra la mayor parte de la actividad de la zona. Un consejo: en el establecimiento situado en la misma plaza, en el lateral de la iglesia y que se anuncia como Gelateria, no recomiendo tomar nada: además de no tener helados, el trato es muy poco profesional y los precios desorbitados (7,5€ por una caña de 20cl...) Sin embargo hay otros lugares mucho más auténticos y asequibles donde se puede tomar un refresco y cenar en buena compañía en la zona. 

La animada plaza de Sta. Maria in Trasteverez

       Lo que menos me ha gustado:

        1. La suciedad. No es una opinión, es un hecho: Roma es una ciudad sucia. Todo tipo de basuras pueblan sus calles: vidrios, bolsas y botellas de plástico, papeles, heces de perro que sus considerados dueños no han tenido a bien retirar y hasta ropa abandonada. Un auténtico basurero esparcido por cada calle y cada rincón de la ciudad. No será por falta de papeleras, pero la sensación de suciedad y abandono que transmite la ciudad es lamentable. 

Si las calles están sucias, mejor mirar al cielo y dejarse seducir por la luna...

         2. El servicio ofrecido por el transporte público, y me estoy refiriendo al metro, es muy pobre. A una red ciertamente escasa y deficitaria que no cubre muchos de los principales destinos de la ciudad, se une una frecuencia de servicio escasa, que origina grandes aglomeraciones, que son aprovechadas por carteristas para hacer su negocio día tras día.

           3. El tráfico y la mediocre gestión del mismo. Que Roma tiene un problema de tráfico (como la mayoría de las grandes ciudades Europeas) es bien sabido, pero la gestión que se hace del mismo tampoco ayuda a que la situación mejore. Interminables semáforos te mantendrán parado durante varios minutos como peatón...¡pero también a los coches! Los pasos libres para peatones y autos no están sincronizados, al final la gente se salta semáforos, los peatones pasan por donde no deben y todo ellos contribuye a aumentar este caos circulatorio, de difícil solución dadas las especiales características de la ciudad, limitada por el río Tíber y por su pasado histórico que hacen imposible acometer nuevas infraestructuras para mejorar los accesos y la vialidad de coches y peatones en el centro de la ciudad. 

Iglesia que alberga la Bocca della Veritá
Bocca della Veritá





















           4. Los vendedores ambulantes que pueblan la ciudad. Roma es una ciudad muy turística, y por lo tanto cabría pensar en que es normal encontrar vendedores en los sitios más turísticos buscando ganarse la vida de una forma honrada, pero lo de Roma es exagerado. No pasarán más de 100 metros en cualquier punto de la ciudad sin que veas a uno de ellos o se aproximen a ti ofreciéndote su mercancía (principalmente los palos para selfies o baterías externas para el móvil) Ni en Paris, capital turística por excelencia, he vivido semejante acoso; ofertas de tours guiados, caricaturas y pintores con esprays completan la oferta. En este caso viajar sólo es una ventaja y la mayoría de ellos no identifican en una persona sola a un potencial cliente, así que se puede pasear a gusto.

Piazza del Popolo
          5. Las catacumbas. La visita más decepcionante de cuantas realicé durante mi viaje a Roma. En una zona de difícil acceso se encuentran varias agrupaciones de catacumbas; yo visité las de S. Calixto (www.catacombe.roma.it) que por 8€ ofrecen un escueto recorrido por algunos de los túneles de las catacumbas (el 2% del recorrido excavado abierto) en varios idiomas y con una frecuencia de media hora (el mismo tiempo que dura el recorrido, explicaciones incluidas), y donde sólo transitarás por túneles vacíos excavados en roca volcánica. Mucho más interesantes las de otras ciudades como Kiev o Varsovia. Como curiosidad, la guía del viaje comentó que las catacumbas, que no sólo se empleaban para enterrar a los muertos sino donde también hay criptas y capillas, no eran utilizadas por los cristianos para esconderse de las autoridades romanas, ya que su localización era bien conocida...algo que se excava bajo tierra y que tiene entradas ocultas no cuadra en la idea que tengo de lugar público...además mi profesor de EGB me contó la historia de las catacumbas y ¡un profesor de EGB no podía estar equivocado!


Piazza della Repubblica

       Para finalizar, unos cuantos consejos para hacer de tu visita a Roma una buena experiencia:

  • Transporte del aeropuerto al centro: yo volé a Roma Ciampino. El caos de autobuses que me encontré a la llegada no lo había vivido nunca...bueno sí, el septiembre pasado con motivo del GP de Fórmula 1 de Monza. Hay varias empresas que ofrecen el servicio de transporte directo a Roma Termini con precios similares así que mi consejo es que antes de comprar preguntes a qué hora sale el próximo autobús - no te fíes de los horarios; si un autobús está completo te tocará esperar al siguiente (uno cada hora) 
  • Entrada gratis en el Coliseo. El primer domingo de mes la entrada al foro romano, el palatino y el Coliseo es gratis. Yo no lo sabía y me encontré con una enorme cola al llegar al lugar; por suerte avanzaba rápidamente y en media hora estaba dentro del recinto. En mi opinión, el Palatino y el foro romano no merecen la pena en absoluto; puedes ver lo mismo desde fuera y gratis. Sí compras la tarjeta Roma Pass podrás acceder gratis, o comprar una entrada combinada para los tres sitios (12€, válida para una única entrada a cada sitio en dos días consecutivos)
                                 
  • Compra anticipada de la entrada a los museos Vaticanos. Las colas para entrar en los museos vaticanos son casi tan famosas como los tesoros que dentro se esconden. En internet se ofrece la posibilidad de comprar las entradas para una fecha y hora concreta con un suplemento de 4€ por los gastos de gestión. Básicamente pagas por ahorrarte la cola, que se debe principalmente a los controles de seguridad que se efectúan para acceder al recinto. Cuando yo llegué había una cola de varias horas, pero cuando salí de los museos en torno a la una de la tarde apenas había cola.
                                           
  • Entrada a la basílica de S. Pedro: de entrada gratuita, la cola recorre la plaza por completo, pero avanza rápido y en unos 30-45 minutos te puedes encontrar dentro, así que no te desanimes al ver tal volumen de gente esperando que la espera merecerá la pena. 
Interior de la basílica de S. Pedro, la nave central
  • Transporte público y carteristas: las aglomeraciones en el metro son una constante. Presta toda tu atención a tus bienes. Durante uno de mis trayectos a una chica asiática que estaba justo frente a mi, al borde de la puerta y con el bolso apoyado contra el pecho, le robaron en un par de segundos (no llegué a saber qué, pero algo importante a juzgar por su expresión atónita al darse cuenta) El procedimiento que usaron es muy simple: dos jóvenes se tratan de meter en el vagón, que ya está completo, y bloquean el cierre de las puertas con el pie. Con la excusa de que las puertas no cierran abandonan el vagón con su botín; en el caso que contaba antes yo no me di cuenta de nada y sólo reparé en ello cuando alguien desde fuera les gritó que no robaran y ellas abandonaron el tren como despistadas. La sorpresa de la turista asiática fue mayúscula ya que como he dicho tenía el bolso cogido por delante, apoyado contra el pecho y cerrado...¡cómo lo hicieron en tan breve espacio de tiempo sólo los carteristas lo sabrán!

        ¡Espero que disfrutes de tu viaje a Roma! Mi crónica termina casi como lo hizo mi escapada, con una hermosa puesta de sol sobre la ciudad eterna ¡Arrivederci Roma!