Cuando en una conversación uno de los interlocutores menciona Chartres, en el receptor suelen ocurrir dos cosas: o bien que no sepa de qué hablamos o bien que identifique esta pequeña localidad francesa con su conocida catedral de Notre Dame. En cualquiera de los dos casos, en mi opinión no se hace justicia en lo que respecta a la villa de Chartres, que tiene mucho más que ofrecer al margen de su catedral, que no obstante, constituye su mayor atractivo y su principal reclamo turístico, por razones justificadas y merecidas.
La Villa
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Callejeando por Chartres |
Chartres, situada a algo menos de 100km al suroeste de París, es una pequeña localidad de unos 40000 habitantes que ofrece muchas posibilidades al visitante: el centro histórico permite al visitante sumergirse en la época medieval, ya que sus empinadas callejuelas empedradas, bordeadas por edificios medievales en muy buen estado de conservación, iglesias y parques, te transportarán (con un poco de imaginación, ¡claro!) a dicha época; los canales que bordean la zona baja de la villa son el lugar ideal para pasear al caer la tarde y guardan cierta similitud (salvando diferencias...) con ciertas ciudades belgas, y las numerosas calles peatonales repletas de comercios ofrecen al viajero la cara más moderna de una ciudad que combina tradición y novedad sin haber perdido su esencia original de lugar eminentemente religioso; y es que, la Catedral gótica de Notre Dame marca el futuro de ésta villa, al igual que marcó su pasado.
La Catedral de Notre Dame
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Vista lateral de Notre Dame |
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Fachada principal |
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Parte posterior de Notre Dame |
La catedral, construida en los SXII-XIII y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se alza imponente por encima de cualquier otro edificio de la ciudad. La catedral es un lugar de trabajo más que de culto, ya que está sufriendo un profundo trabajo de restauración y el ruido de las obras en su interior sobresale por encima del silencio que suele reinar en estos lugares sacros. Personalmente creo que la restauración que se está llevando a cabo otorga mayor luminosidad y amplitud al edificio, si bien es cierto que dicha luminosidad puede eliminar la misteriosa atmósfera interior creada por la luz que se filtra por sus afamadas vidrieras...de momento la nave transversal no se ha restaurado y permanece con la piedra oscura original; veremos si cuando se restaure esta nave siguiendo el mismo patrón que se está empleando en las naves laterales, las vidrieras, protagonistas del edificio junto con su misterioso laberinto, siguen otorgando ese halo de luz que hace de este edificio algo especial. Que cada uno juzgue a la vista de las imágenes:
La otra característica de Notre Dame es el
laberinto de su nave central, rodeado de especulaciones, historias y supersticiones en torno a su origen, significado e historia. Nada se sabe a ciencia cierta, salvo que hoy en día constituye un símbolo que identifica inequívocamente a la catedral de
Notre Dame de Chartres.
La ciudad antigua
Con la catedral como epicentro de todas las rutas y visitas turísticas a Chartres, las calles aledañas ofrecen un entramado irregular y caótico de pequeñas calles empinadas, estrechas y adoquinadas donde merece la pena "perderse" para descubrir las otras "joyas" de Chartres:
- La escalera de la Reina Berta, del SXVI:
- La iglesia de S. Aignan, del SXVI, que destaca por su interior colorista y sus amplias vidrieras:
- La Colegiata de San Andrés, cuya fachada románica marca la identidad de este edificio, convertido en museo en la actualidad:
- La Iglesia de S. Pedro, cuyo origen no se sabe con exactitud, si bien hay escritos del SVII que ya la mencionan. Frente a los mimos que recibe su vecina Notre Dame, llama la atención el abandono que presenta esta joya románica, en un estado de deterioro tal que ha obligado a poner redes para evitar que algún fragmento del techo se precipite sobre la cabeza de alguno de los "intrépidos" visitantes que deciden salir de las rutas turísticas para adentrarse en la historia de Chartres:
- La plaza del mercado:
La nueva Chartres
El epicentro de la nueva ciudad lo constituye la Place des Epards (¡quién fuera niño para haberse dado un baño en las fuentes!), desde la que se puede acceder a la plaza del General de Gaulle y a la capilla de Sta. Fe, a unos cientos de metros de Notre Dame, de donde fluyen y a donde confluyen todos los caminos en Chartres, como si de Roma se tratara.
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Place des Epards |
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Plaza del General de Gaulle |
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Capilla de Santa Fe |
El ayuntamiento, situado al sur de la ciudad, está rodeado de excavaciones, las cuales nunca dejan de sorprenderme (si excavas en una ciudad con cientos de años de historia, tal vez miles, ¿qué esperas encontrar salvo indicios de civilizaciones pasadas?)
Los canales
Los canales bordean la zona este de la ciudad y ofrecen algunas de las imágenes más llamativas del "otro" Chartres, al menos para mí. Mención especial para el parque situado al norte, cerca del Pont du Massacre, al que se accede por una puerta de madera que en absoluto invita a ser cruzada (no sabes si estas entrando en una propiedad privada o en el parque que buscabas...). Una vez dentro, un remanso de tranquilidad, murallas medievales y una invitación para un merecido descanso.
En definitiva, Chartres ha supuesto una grata sorpresa (al igual que lo fue Friburgo) y que bien merece una visita para descubrir los tesoros de su pasado.