La entrada a la ruta está situada entre Cardaño de Arriba y Cardaño de Abajo; un par de kilómetros después de tomar el desvío de la carretera hay un aparcamiento en el margen izquierdo de la carretera. La ruta es muy sencilla (en ésta ocasión iba gente novel en el grupo, en cuanto a lo que a actividades al aire libre se refiere, y por eso escogimos esta ruta) y está bien señalizada. Son unos tres kilómetros de ascensión continua (el desnivel es de unos 300m en 3km, así que a alguno se le puede hacer un poco más dura de lo esperado), comenzando en torno a los 1300m de altitud. Antes de llegar a la mitad del recorrido hay un desvío a la izquierda que te lleva a un refugio de montaña en una ascensión de un kilómetro de longitud.
La silueta del Espigüete, con sus 2400 metros de altura, te acompañará durante todo el recorrido. La recompensa final es una cascada natural de unos 12 metros de altura, alimentada por el agua procedente del deshielo de las neveras cercanas y por los arroyos que recogen el agua de lluvia. La cascada tiene agua todo el año, pero la mejor época para visitarla es en primavera con el deshielo. Curiosamente, la poza de agua a la que vierte la cascada su flujo de agua no siempre es visible, ya que en ocasiones desaparece por la porosidad del terreno. Si te gustan las emociones fuertes te puedes incluso dar un baño en las gélidas aguas de la poza.
Para reponer fuerzas después de la excursión, lo mejor es comer en alguno de los muchos restaurantes que se encuentran en los pueblos aledaños: excelente calidad, buen precio y por lo general buen servicio y trato familiar, ¿qué mas se puede pedir? Nosotros optamos por ir a Ruesga y..¡vaya si repusimos fuerzas!
La próxima semana doy un pasito más y me voy a Chamonix...próxima parada: el ¡Mont Blanc!